Edición N° 18 - invierno 2000
(para el hemisferio sur)

Cuestión social, familia y Trabajo Social

Por:
Lic. Eloísa Elena de Jong


2 - ARGENTINA Y EL MUNDO CAPITALISTA: ECONOMÍA, CULTURA Y FAMILIA.

Desde la idea de que la economía ha marcado y encasillado las relaciones sociales es significativo considerar el lugar otorgado a la familia en esas relaciones sociales, en el contexto de nuestros países periféricos, teniendo en cuenta que ésta, considerada "célula básica de la sociedad", debe facilitar la formación del mercado.

Es importante considerar como las relaciones del mundo capitalista han tenido recorridos diversos en el desarrollo diacrónico y sincrónico de nuestras sociedades, donde tiempos y espacios diferentes han dado lugar a la tensión entre homogeneidad y diversidad, entre dependencia y autonomía, mas allá de los patrones generales de comportamiento regulados y esperados socialmente desde los sectores hegemónicos al servicio del capital.

La sociedad argentina, al igual que otros países latinoamericanos, ha tenido un desarrollo particular en el contexto de la modernidad, a partir de una historia marcada por fuertes procesos de integración - desintegración en relación al desarrollo de la modernización técnico instrumental donde se entrecruzan lo tradicional y lo moderno, lo autóctono y lo occidental en términos del desarrollo capitalista, donde también la dimensión cultural ha marcado un largo proceso de entramados en el que el disciplinamiento modernizante ha implicado altos costos sociales, económicos y políticos en la ruptura entre lo material y lo simbólico, entre lo esperado hegemónicamente y lo deseado desde la sustantividad subjetiva y social, donde interjuegan permanentemente el deseo emancipatorio y el pensamiento y lugar subordinado en las relaciones de producción del mundo capitalista.

Se podría decir que desde el inicio del Estado de Bienestar hasta la década del setenta se podía asociar la integración material y simbólica desde los mitos del desarrollo modernizante, como dice Hopenhayn, en tanto bajo la idea de incorporación creciente y masiva al trabajo era posible pensar en el acceso a servicios universales como la vivienda, la salud, la educación que predominaba en este modelo de Estado. Esto permitía sustentar la idea de una integración creciente, movilidad social ascendente, mayor participación política en los destinos de la sociedad lo que traía aparejada la idea de integración de los núcleos familiares donde los hijos, en generaciones sucesivas, iban a acceder a mejores niveles de ingreso y participación en la riqueza de la sociedad y donde los grandes movimientos políticos, organizados alrededor del eje articulador del trabajo, estaban incentivados en la posibilidad de lograr la configuración de un modelo de progreso nacional y popular, en el sentido de independencia nacional y de incorporación masiva del conjunto del pueblo en las decisiones y beneficios del sistema o en la transformación del sistema hacia la construcción del socialismo.

La familia argentina no escapó a los cánones del desarrollo modernizante capitalista, en términos de la configuración de un lugar que se legitimó desde la razón de ser del sistema, siendo soporte de las relaciones de producción, de la división entre lo público y lo privado, del mundo doméstico y el mundo social, de la división sexual del trabajo según géneros, legitimándose los procesos de integración social en los que quedó casi siempre pendiente la marginación histórica, que se fue generando desde la colonización y desde un pensamiento hegemónico colonizado, a partir de incorporar una mirada etnocentrista europea en la configuración de la latinoamericanidad, que dio lugar a largos procesos de disciplinamiento social a pesar que desde sus inicios se dieron movimientos contradictorios entre las miradas dependientes precapitalistas y capitalistas, y los movimientos nacionales y populares emancipatorios desde una "matriz autónoma de pensamiento nacional" que, como expresa Alcira Argumedo, también se manifiestan en ensayos políticos, en la literatura, en el folcklore, en otras formas del arte, de expresiones culturales y políticas.

Los procesos de dominación desde el descubrimiento y colonización fueron posibles desde una mirada que suponía "una autoridad fundada en la creencia de la desigualdad natural entre los hombres" que generó la idea de los procesos civilizatorios en tanto los indígenas, los negros, los gauchos, los mestizos son considerados desde el pensamiento europeo una "raza inferior", por lo tanto pobres mas allá de lo económico : en lo cultural, en lo político y en lo social, no dándose generalmente en nuestras tierras las relaciones simétricas entre ricos y pobres en la sociedad artesanal - premoderna, salvo en aquellos casos en que se produjo una adaptación a la vida familiar y social donde el lugar era el de "criados y siervos" que servían a las familias de los señores. "La pobreza aparecía como una condición pedagógica para disciplinarlo al trabajo y como una condición política para la aceptación de la autoridad de la elite".

Mientras en Europa se producía la revolución política francesa y la revolución económica industrial en nuestras tierras recién al tiempo comenzaron los procesos de liberación de los colonizadores españoles y las luchas económico políticas por la formación del Estado - Nación, que tenían vinculación con el acontecer europeo, pero llevó medio siglo de luchas internas para su configuración, dándose un capitalismo tardío propio de las sociedades atrasadas según el pensamiento técnico instrumental dominante, sin poder comprender un espacio y tiempo diferente.

En este entrecruzamiento histórico entre colonización, sociedad artesanal y sociedad capitalista modernizadora se consolida una idea de familia desde una moralidad conservadora que garantice el orden social dominante donde la familia es el núcleo fundante que debe preservar las divisiones sociales para el progreso, centrada en un patriarcado y regulada a la vez por la división de linaje, división económica, cultural y social que pretendía impedir la mezcla de ricos y pobres, rubios y negros, europeos y autóctonos siempre ligado a una idea de pobreza "la pobreza es un status social y , como tal, un invento de la civilización", según Abram Swaan. Si bien el autor hace un desarrollo respecto de la pobreza en términos económicos de propiedad, considero que la pobreza aquí estuvo ligada a la propiedad no solo en términos económicos sino también en términos sociales y culturales desde una mirada extranjerizante. Sin embargo no hay que dejar de incorporar las diversas formas que adquirió la vida familiar en el proceso de colonización especialmente en los sectores populares menos regulados por un deber ser moral y religioso donde un "complejo y variado sistema de hábitos sociales incluyó consensualidad, ilegitimidad, exogamia, produciendo sujetos de derecho al margen de la normatividad y del discurso oficial". Al producirse la crisis del imperio español e iniciarse el proceso de liberalización de las relaciones sociales surge desde lo normativo en 1824 un "proyecto de ley sobre divorcio y separaciones voluntarias que mantenía la separación eclesiástica de la Iglesia, autorizando al poder secular ordinario para intervenir en le conciliación de los matrimonios desavenidos"

Este análisis es importante a los efectos de poder trascender la mirada homogeneizante de la familia en la trayectoria histórica sin dejar de considerar los modelos hegemónicos pero donde también se dieron "imágenes populares propias de lo familiar que constituyeron el sentido común de las clases subalternas", que hasta hoy recorren nuestra trayectoria histórica tensionando el ser (materialidad) y el deber ser (mandato simbólico) que desde un imaginario social hegemónico tiende a homogeneizar en tanto "el sentido de separación....de diferente es una experiencia extremadamente confusa".

La revolución industrial dio lugar a la configuración de un modelo nuclear de familia que posibilitara los procesos de producción para la acumulación del capital. La división social y sexual del trabajo va conformando funciones y roles en el núcleo familiar donde el hombre "debe ser" proveedor económico y la mujer "debe ser" quien garantice la reproducción biológica y social de la especie como soporte del grupo y del trabajo doméstico asentado esto en su condición de "maternidad", permitiendo al hombre participar libremente de los procesos de producción económica en el mercado, donde además los niños y los jóvenes ocupan un lugar determinado desde la educación para la reproducción del sistema. Este modelo familiar se asienta a la vez en relaciones biológicas parentales desde un matrimonio monogámico. (padre - madre - hijos).

La familia como una de las esferas privadas básicas de la sociedad desde este sistema económico "está regida de manera racional, previsible y calculable"..... "racionalmente adaptada a un fin". Sin embargo "la sociedad debe ser entendida como dependiente a la vez del sistema y del mundo de la vida, sin poder ser enteramente ni lo uno ni lo otro, según Habermas".

Desde esta mirada entran en tensión el "deber ser" esperado por el sistema y "el ser" configurado desde el mundo de la vida de los sujetos, donde opera su condición de sujeto individual, familiar y social, donde se da otra tensión entre autonomía y dependencia en relación al modelo esperado y legitimado socialmente y la configuración familiar particular de una sociedad, de un sector cultural, de un grupo étnico y la expresión singular de todo grupo pero "no hay duda sobre la cuestión de que el trabajo ocupó un lugar de relevancia en la organización de las estrategias familiares y colectivas de amplios sectores de la sociedad argentina".

En la configuración de la familia argentina se produce un fuerte impacto a partir de la organización del Estado y especialmente desde la substanciación del proyecto de la Generación del 80 y desde el pensamiento de la Iglesia Católica como instituciones organizadoras de la vida de la sociedad.

A partir de la Generación del 80 se instala en la Argentina un modelo capitalista liberal en lo social y económico que tiene como marco al positivismo, que a la vez se entrecruza con los preceptos conservadores de una moral religiosa, que se da a pesar de los enfrentamientos entre liberales y clericales.

El surgimiento del liberalismo en la Argentina es producto de un largo proceso histórico donde se entrecruza un modelo hegemónico económico, político, social y cultural extranjerizante y las luchas por un proyecto nacional y popular. Desde allí se configura la división capital - trabajo a partir de la construcción de la categoría de pobres como inadaptados a un sistema de orden posibilitador del progreso, en tanto : "La generación del 80......llevaba un sello ideológico invariable : eran liberales, admiraban el pensamiento de Alberdi, aborrecían la anarquía y el despotismo, creían en las virtudes de la educación, deseaban abrir el país a los capitales, los hombres y las ideas del exterior para colocar a la Argentina en el ritmo del progreso contemporáneo", descalificando todo lo que obturara ese progreso y valorando todo lo que se hubiera hecho en función de asegurarlo, como la guerra con Paraguay, durante las presidencias de Mitre y Sarmiento (1862 - 1874), la lucha contra los caudillos y el posterior exterminio indígena en la Campaña al Desierto de Julio Roca en 1879.

El triunfo del modelo liberal tiene sus orígenes en el mismo proceso de configuración de las luchas emancipatorias, en la tensión centro - periferia, puerto - interior, donde "roto el vínculo colonial, pronto se hizo evidente que la dominación española no había creado resquicios para la formación de una clase dirigente criolla, capaz de suplantar con su liderazgo y legitimidad el control político territorial ejercido por la corona"....... "Las provincias.....son símbolos de resistencia frente a los continuados esfuerzos de Buenos Aires por concentrar y heredar el poder político del gobierno imperial" ...... "La derrota de la Confederación Argentina.....fue el hito crucial que permitió a los sectores dominantes porteños nacionalizar la llamada revolución liberal y organizar el Estado"..... "ligando el interior a la economía portuaria con un proyecto de país inspirado en la experiencia europea y norteamericana.....La Generación del 80 encontró en la Constitución de 1853 su fundamento, donde tierra, trabajo y capital pondrían en marcha esa máquina del progreso que era el Estado. Este orden excluía a los sujetos que podían obstruir el progreso lo que expresa claramente Sarmiento como Civilización o Barbarie en su libro Facundo, así se legitimaban como ciudadanos a determinados miembros de la sociedad.

A partir de este proceso Zimmermann ubica el inicio de la cuestión social entre fines del Siglo XIX y la Primera Guerra mundial. Esto da cuenta que la configuración del Estado Nación y la relación capital - trabajo como sistema liberal con una economía de mercado nos ubica como país en otro tiempo y espacio de desarrollo en relación a los procesos europeos a partir de lo explicitado anteriormente.

El enfrentamiento entre clericales y liberales en esta etapa se centraba fuertemente en quien preservaba la autoridad en relación a la configuración del orden moral a partir de la educación de los individuos. "El propósito central de la Iglesia fue la preservación del orden social"....... "La Iglesia pretende orientar la acción de los trabajadores".

La Encíclica Rerum Novarum (León XIII - 1891) "tuvo entre nosotros una gran difusión constituyendo la matriz de la acción social de los católicos argentinos", combatiendo por un lado el pensamiento de anarquistas y socialistas que surge con las grandes corrientes inmigratorias y por otro el pensamiento liberal donde las libertades básicas tuteladas por el Estado, como la libertad de culto, la libertad de pensamiento y la intervención del Estado en el terreno educativo, especialmente después de la Ley Saenz Peña, son cuestionadas por entender que la Iglesia es quien debe garantizar el orden moral, es quien debe educar en los valores siendo la educación adoctrinamiento por lo que debe estar a su cargo.

En el complejo entramado que se entreteje entre el Estado liberal, la Iglesia, el pensamiento de socialistas y anarquistas y el pensamiento nacional y popular en el marco de las relaciones entre capital y trabajo la familia argentina se ve atravesada hegemónicamente por la moral religiosa conservadora donde hasta hoy "el hombre es la autoridad del hogar, el jefe de familia y es responsable de la provisión de recursos económicos mediante el trabajo, la mujer le debe obediencia y afecto garantizando el cuidado y crianza de los hijos........" (esto fue expresado, no textualmente, en la fórmula de casamiento en Noviembre de 1999, en la Catedral de la ciudad de Paraná - Entre Ríos) donde este orden moral presupone funciones y roles al servicio de un orden social determinado, que da sustento al sistema fundado en la desigualdad social natural Sin embargo junto a este pensamiento hegemónico dentro de la Iglesia se constituyeron grupos de resistencia comprometidos con la liberación de los pobres y oprimidos, especialmente a partir del Concilio Vaticano II con el Papa Juan XXIII, como fue el gran movimiento de los Sacerdotes para el Tercer Mundo, que comprometió desde Obispos hasta laicos en una evangelización desde el profundo contenido social del Nuevo Testamento. Muchos de ellos fueron perseguidos y masacrados en la última dictadura militar. Sin embargo aún se puede visualizar a cristianos comprometidos con lo social a través de diversos grupos religiosos.

Los reclamos que la Iglesia hizo, ante la constitución del Estado por una legislación del trabajo donde se atenuara la miseria tenía como fin garantizar el orden y paz para que la familia pueda cumplir con funciones y roles asignados en cuanto a procreación y socialización de sus hijos en un orden consagrado, evitando disturbios y tensiones sociales que iban en aumento ante los masivos procesos inmigratorios, la concentración urbana, la formación de zonas de marginación por pobreza pero siempre desde el pensamiento de la Encíclica papal de 1891, ya mencionada, donde "la desigualdad social es natural e inevitable"..... "el sufrir y padecer el inherente a la condición humana"..... "las clases sociales no son enemigas sino que se requieren y necesitan"...... "no se debe perjudicar al capital"...... "es necesario poner a salvo la propiedad privada conteniendo al pueblo dentro de su deber". Esto pone en evidencia que la disputa de poder entre la Iglesia y el Estado liberal era de carácter político, en términos de hegemonía en la configuración de la ideología dominante porque no se discute desde la Iglesia el orden capitalista que pone al trabajo al servicio de la propiedad privada del capital, donde las relaciones desiguales se trasladan al ámbito privado familiar, que se expresan en la relación hombre - mujer, en el soporte de la economía doméstica, en la distribución de roles y funciones según género, constituyendo la familia su lugar como depositaria central de la reproducción social de la vida según el orden hegemónico posibilitador del progreso. El modelo que se consolida con el capitalismo va rompiendo lazos de solidaridad comunitarios en nombre de las libertades y derechos individuales que devienen del principio de propiedad privada, y la sociedad dominante "al no tener un lugar donde depositar la responsabilidad social por las conductas individuales, concentra a ésta en la familia como instancia privilegiada".

En la sociedad capitalista liberal burguesa, occidental y cristiana, se transforma a la familia por excelencia, en el lugar de depositación de la responsabilidad social por la conducta de sus miembros, produciéndose la división entre el mundo público ligado al trabajo y el mundo privado de la familia.

Se va rompiendo la idea de familia extensa, con relaciones parentales o no y que están ligadas fundamentalmente a las formas de producción de la sociedad artesanal donde no se da la división tajante entre el mundo social y el mundo doméstico, entre lo público y lo privado.

En la materialidad del proceso en Argentina se fueron sosteniendo formas de relación que dieron lugar a variantes de la familia nuclear y extensa, relaciones familiares y comunitarias con lazos afectivos fuertes en la composición de los diversos sectores poblacionales : población urbana y rural, población inmigrante y autóctona, población marginada estructural y población incorporada al sistema productivo, población del centro de las ciudades y de la periferia o barrios, donde se entrecruzan valores culturales tradicionales y modernos resultando formas heterogéneas de configuración familiar. Sin embargo el modelo nuclear se hegemoniza a través de lo instituido socialmente desde lo jurídico normativo que se trasunta en un orden legal, educativo, médico higienista, que disciplina en el control social desde los presupuestos del liberalismo positivista civilizatorio. Esto da lugar a una "discordancia entre los órdenes imaginario, simbólico y real que produce los síntomas característicos de las patologías familiares"

En nuestra realidad argentina se ha dado permanentemente la tensión entre lo uno y lo múltiple como el modelo familiar esperado, autosuficiente, perdurable en la historia, con vínculos indisolubles, soporte del progreso social e individual, y la multiplicidad de formas que la familia ha ido adquiriendo para subsistir como tal en el pasado y en el presente, donde se entrecruzan los mandatos socio - culturales, los mandatos familiares, las formaciones y costumbres étnicas, las posibilidades de acceso a bienes y servicios, la reproducción de la relación centro - periferia con las características propias del país de los argentinos, el espacio ocupado en la división del trabajo, lo popular tradicional y lo moderno......dando lugar a una multiplicidad de formas familiares pero siempre entrecruzado con ese mandato económico, político, social y cultural hegemónico de una familia que debe ser autosustentable, instalando una idea de lo normal y lo patológico.

Sin embargo en la trayectoria histórica de la organización del Estado y del mercado las relaciones económicas, políticas, sociales y culturales fueron cambiando siendo soportes o no para la configuración de una familia capaz de cumplir con los roles y funciones impuestos socialmente.

La crisis de 1930 por la saturación de productos en el mercado va a dar lugar mas tarde a la conformación del Estado de Bienestar, que esencialmente surge para evitar el avance del socialismo. Este Estado adquirió en la Argentina entre 1943 y 1955 rasgos particulares, con la formación del movimiento peronista y el Estado Social soporte de los derechos sociales, que parte de la doctrina peronista y son elevados a rango constitucional en 1949, que busca asegurar los derechos del trabajador a través de un salario justo y políticas sociales universales a partir del desarrollo de la economía nacional en un proceso de industrialización que permita la sustitución de importaciones y el desarrollo de una política de pleno empleo.

Perón constituye un Estado fuertemente intervencionista que regule las relaciones entre capital y trabajo en función del interés de la nación, y en lo que a familia se refiere hace una fuerte crítica al Estado liberal considerándolo como suma de individuos aislados que desconoce toda comunidad intermedia entre el Estado y las personas recuperando el lugar central del sujeto trabajador, la primacía del sujeto y su integración teniendo en cuenta la diversidad del ethos cultural pero sustenta una mirada conservadora en cuanto a la familia. La reforma constitucional "tiende a la defensa de los intereses de la familia del trabajador..... y llegar a la verdadera solución que consiste en establecer para el obrero, padre de familia, las condiciones de trabajo y las retribuciones que extingan la necesidad de que la esposa y los hijos se desarraiguen del hogar o tornen difícil la atención normal del mismo y la educación de los niños", reproduciendo la división entre lo privado y lo público, entre el mundo doméstico y el mundo social, entre el trabajo doméstico y el trabajo productivo, entre el trabajo del hombre y el trabajo de la mujer. Eva Perón sin embargo marca un hecho sin precedentes en la defensa de la participación política de la mujer en la vida de la sociedad, creando el Partido Peronista Femenino y la Rama Femenina del Partido Justicialista, dándole un lugar central en las "organizaciones libres del pueblo" y por último logrando legalmente la incorporación del voto femenino. Es el período de la historia nacional que marca fuertemente a la sociedad argentina por la defensa del trabajo como valor inalienable y posibilitador del progreso del conjunto de la sociedad adquiriendo rango constitucional el derecho a trabajar, el derecho a una retribución justa, el derecho a la capacitación, a las condiciones dignas de trabajo, a la preservación de la salud, a la protección de la familia, al bienestar, a la seguridad social, al mejoramiento económico, que genera una real integración de los trabajadores en lo material y lo simbólico, en lo social y en lo político, en la familia y en la sociedad.

Perón generó también el desarrollo de una burguesía nacional, salvaguardando el interés general pero no consideró los intereses contradictorios entre capital y trabajo donde la burguesía nacional termina aliándose a las oligarquías liberales nacionales y al capital extranjero en defensa de sus intereses de clase, sumándose a esto los sectores medios que en Argentina han tenido mucho peso en la consolidación de la ideología dominante de orden y progreso, desde una mirada capitalista burguesa y descalificatoria de las trayectorias históricas de los sectores populares por retardatarios y haraganes, sectores medios que caracteriza muy bien Arturo Jauretche en "El medio pelo de la sociedad argentina". La alianza entre la oligarquía y la clase media constituyen factores políticos decisivos en la unión entre la partidocracia liberal y los militares para la producción del golpe cívico militar de 1955.

Sin embargo la defensa de las conquistas político sociales alcanzadas durante este período que reivindicaron el ethos socio - cultural de los trabajadores, de los sectores empobrecidos, se continúa, se sostiene y se fortalece en la resistencia peronista durante los 18 años de exclusión política del peronismo con su líder exiliado, donde se vuelve a reproducir la tragedia de la sociedad argentina con los sucesivos exilios históricos de los defensores de la nación y del pueblo que estaban al servicio de la construcción de un país autónomo e independiente mas allá de los intereses del sistema mercantilista y capitalista y de la división internacional del trabajo tratando de trascender el eje de la acumulación del capital que desconoce los costos sociales individuales, grupales, sectoriales y nacionales, historia que nos lleva en la tensión inclusión - exclusión, integración - desintegración dentro del mundo capitalista, a terribles luchas, masacres que terminan con los 30.000 desaparecidos en la última dictadura militar, donde el proyecto hegemónico del capitalismo avanzado se impone arrasando los sectores defensores del trabajo y de la autonomía nacional, desestructurando y destruyendo toda forma de organización popular y nacional, desestructurando y desgarrando también lo mas profundo que son los vínculos afectivos en la vida familiar, donde quedó demostrada la habilidad del sistema para someter al orden sin ningún tipo de valorización de la condición humana. Es una historia que se repite desde los inicios de la colonización con formas y dimensiones diferentes. La sociedad argentina se fue configurando siempre en tensos procesos de inclusión - exclusión, signada por exterminios, masacres y desapariciones desde un pensamiento hegemónico validado como único posible.

Podríamos preguntarnos ¿por qué en el actual contexto le va a interesar al capitalismo el trabajo como condición humana ? ¿Es realmente posible humanizar el capitalismo ?. Es importante analizar la cuestión social hoy para poder analizar la tensión entre lo posible y lo deseable, en un tiempo de "repliegue de las fuerzas populares" como plantea Alcira Argumedo. Al capitalismo no le va a interesar el trabajo como condición humana de realización pero 500 años de avances y retrocesos , de luchas y resistencias están grabados en la memoria colectiva, no pueden haber desaparecido como plantea la misma autora.

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