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Edición N° 32 - verano 2004

¿Continuidad o ruptura?
El Acogimiento Familiar como dispositivo de intervención

Por:
María José Maciel
*
(Datos sobre la autora)


En las siguientes líneas me interesa poder problematizar y pensar las ideas que subyacen al acogimiento familiar en tanto dispositivo de intervención, pues considero que muchas veces se cae en el error de pensar que por ser el acogimiento familiar el dispositivo que vino a reemplazar en cierta medida (pues aún conviven ambos dispositivos) la tan criticada institucionalización del los niños en los ya conocidos macro institutos, no habría espacio para el cuestionamiento o una mirada crítica hacia este nuevo dispositivo de intervención. Si bien es cierto que este dispositivo conlleva un avance en tanto se enmarca en la Declaración Internacional de los Derechos del Niño propiciando el cumplimiento del derecho que tiene todo niño de crecer en el seno de una familia, también es cierto que este mismo dispositivo puede ser utilizado bajo la lógica normativa característica de la visión asistencialista del “menor en riesgo” (propia de la Ley del Patronato de Menores).

Hogares pequeños han reemplazado a grandes institutos creyendo que se desinstitucionaliza, se reproducen con pocos actores las mismas escenas, incluso facilitadas por la mayor privacidad. Las mismas escenas, tal vez, de las que se creyó sustraer al niños al institucionalizarlo. ¿Será su fatalidad acaso no poder encontrar una diferencia? O peor ¿no servirá para aplacar las conciencias de los defensores de los derechos del niño?” 1

Lo que aquí propongo es invitar al lector a problematizar y discutir algunas de las cuestiones que subyacen al acogimiento familiar como dispositivo de intervención con el fin de que podamos visualizar la convivencia de lo viejo y lo nuevo en un mismo dispositivo. Un dispositivo cargado de complejidad y de diversos significados y usos. Estoy convencida que vale la pena deconstruir para comprender la esencia y la carga ideológica que hay detrás de los dispositivos de intervención.


...hacia atrás en la historia

Si bien el concepto de Acogimiento Familiar tal como lo conocemos hoy es reciente en nuestro país, siendo utilizado por primera vez por el organismo Nacional CONNAF 2 en el Programa de Familias Cuidadoras (ex Pequeños Hogares) en el año 1998, el acogimiento familiar es ante todo una práctica social privada, muy antigua y arraigada en numerosas culturas. En la práctica colectiva, encontramos sociedades que desde la antigüedad cultivaban el valor de asumir la crianza de los niños cuando sus padres estaban imposibilitados de hacerlo, particularmente quien se hacía cargo era la familia extensa. Este tipo de acogimiento familiar es propio de las sociedades tradicionales, “Estas sociedades tradicionales estaban fundadas en un principio de cohesión social, que se insertaba en las propias condiciones de la sociedad, las relaciones entre los hombres se constituían de una manera orgánica, es decir el vínculo social se presentaba como natural” 3

Aún en este tipo de sociedades existían problemas relacionados a la integración primaria de los sujetos, aunque cabe señalar que éstos no eran considerados “problemas” para sus pobladores. La desafiliación 4, como ruptura en las redes de integración primaria al decir de Castel constituía la problemática social. Serán las mismas fallas de la sociabilidad primaria las que movilizarán las potencialidades de la comunidad. Castel va a decir que re-afilian a los individuos desestabilizados solicitando recursos económicos y relacionales del ambiente familiar, local o ambos. “La integración amenazada se reconstituía sobre una base territorial, y en el marco de las interdependencias generadas por esa inscripción” 5.

Lejos de ser una práctica privada...

Es en el marco de la Modernidad donde cobrarán sentido los dispositivos de intervención bajo una lógica normativa signada por los postulados de la Ilustración. A partir de aquí se construye un saber acerca del hombre. La ciencia y la razón darán sustento a la intervención. La familia como estamento primario, necesario y básico para la constitución de la sociedad, será el blanco para la detección de disfuncionalidades o patologías que ameritarán la intervención profesional. La construcción de un ideal de familia se propondrá como forma de garantía de un orden relacionado con el naciente Estado Moderno.

Parto de la idea de que la intervención en lo social remite al “conjunto de dispositivos de asistencia y de seguros en función de mantener el orden o la cohesión de lo que denominamos sociedad” 6, es decir, que el fin último de toda intervención será abordar la problemática de la integración social.

El acogimiento familiar supone la existencia de motivos suficientemente fundados para sacar a un niños de su núcleo de origen. La Convención en su art9 autoriza en virtud del interés superior del niño a que sea separado de sus padres en casos extremos. El art20 de la misma ley, garantiza que: “los niños temporal o permanentemente privados de su medio familiar, o cuyo interés exija que no permanezcan en ese medio, tendrán derecho a la protección y asistencia especial del Estado”.

El niño, la familia de origen, la familia cuidadora y el equipo técnico son los actores que construyen y son parte de este dispositivo de intervención. El equipo técnico- profesional (en tanto representa la cara visible del Estado) vendría a mediar entre la familia de origen (biológica) y la familia cuidadora, mediará entre estos dos espacios a la vez que se intromete en los mismos. ¿De qué modo se intromete? En la familia de origen en tanto la irrupción que genera la institucionalización del niño en un pequeño hogar 7 y el posterior control que se realiza sobre la familia (en su cotidianeidad, sus hábitos y costumbres) a fin de modificar las causas que dieron origen a la separación del niño y lograr la restitución del niño a su familia originaria. Por otro lado, se intromete en la familia cuidadora en tanto la misma debe aceptar y predisponerse para abrir sus puertas a los ojos del equipo técnico-profesional que supervisará sus comportamientos (dentro de los criterios de evaluación para la selección de familias cuidadoras en el Programa de Pequeños Hogares del Consejo Nacional de la niñez, adolescencia y Familia se contempla como central la apertura de las mismas a la supervisión de los técnicos).

Del mismo modo esta intervención implica la elucidación de los datos complejos que llevan a que un niño se vea privado de su derecho de vivir con su familiar de origen. Esto remite a la “construcción de una lógica del acontecimiento” 8 que estará fuertemente marcada por el marco conceptual de dicha intervención. Con esto quiero decir que la construcción del acontecimiento estará impregnada de representaciones y construcciones simbólicas propias de los sujetos de la intervención. Sería prudente para este fin considerar la complejidad de la situación familiar a partir de las construcciones de sentido de la propia familia y no únicamente del equipo técnico interviniente. Por esto considero que la construcción del acontecimiento podría estar sujeta a las representaciones de las familias de origen, las familias cuidadores y el equipo técnico-profesional.

Dos miradas...Familia sustituta vs. Familia acogedora

Estos dos términos remiten a una mismo dispositivo de intervención pero en ellos subyace una lógica y una ideología muy diferente.

Cuando pienso en familia sustituta automáticamente pienso en los términos “reemplazar”, “cambiar”, “sacar por otro”. Si pienso en sustituir es porque algo debe ser reemplazado en tanto no funciona. La palabra “funciona” me remite a la Teoría Funcionalista en tanto lo que interesa es identificar la disfuncionalidad en la familia. Para esto inicialmente se establecen parámetros a fin de definir lo funcional y lo disfuncional, en este caso podríamos pensar en la existencia de un “modelo de familia ideal” 9 único y legítimo, con roles 10 y funciones pre establecidos.
Es decir que siguiendo esta concepción tendríamos de un lado las familias de origen que serían aquellas consideradas disfuncionales o desviadas y del otro lado las familias cuidadores quienes portarían la cara de la familia funcional, del deber ser.

Si nos conducimos aún más atrás en la historia podríamos esbozar diciendo que en términos positivistas las familias de origen vendrían a representar lo patológico, aquello que a través de la ciencia se podrá “curar”. “A través de esta intervención se buscará introducir en estas familias la idea de familia, padre, madre e hijos que tendrán funciones cada vez más estrechas y hacia allí se dirigirán las prácticas del cuerpo, de la mente y del contexto” 11.

Esta concepción de sustitución es peligrosa en tanto nos remite a la polarización buena- mala cayendo en estigmatizaciones y etiquetas difíciles de modificar a la hora de la intervención. Sin duda que estas palabras contienen una carga de poder muy significativa, en tanto rótulos, etiquetas que si bien son construidas socialmente en la intervención pueden ser sustentadas o, lo que implicaría un mayor desafío deconstruidas.

En mi búsqueda de una definición de acogimiento familiar llegué a la que utiliza la Fundación Emmanuel que dice: “Acogimiento es brindar un espacio en familia, por el tiempo que sea necesario, a niños que por diversas circunstancias no puedan vivir con su familia, favoreciendo, desde un marco de respeto a su identidad, la recomposición con su orígenes”.

-“brindar un espacio en familia” en tanto el mismo significa una actitud de escucha hacia el niño, despojada de prejuicios y rótulos, abierto a aceptar diferencias y comprender el significado y la singularidad del niño y su familia

-“favoreciendo, desde un marco de respeto a su identidad, la recomposición de sus orígenes”, identidad que se construye en los ámbitos de intercambio y reciprocidad a partir de la cotidianeidad del sujeto donde el mismo es protagonista. La intervención desde esta mirada tendrá que ver con la recreación del vínculo, el sustento de pertenencia, el fortalecimiento de la identidad, la reconstrucción de interacciones, el rearmado de relaciones, la memoria, etc.

La fundación Emmanuel al referirse a las familias acogedoras utiliza el término de familias complementarias, familias que ponen a disposición de otras familias, lo que éstas no pueden ofrecer momentáneamente a sus hijos, sin querer, desde un juicio crítico, reemplazar o sustituir, son familia que añaden y suman sus posibilidades a las de la familia de origen.

El sujeto de la intervención

Una primer manera de concebir al sujeto de la intervención es tomarlo como objeto en tanto se lo aísla, separa de las coordenadas temporo- espaciales donde el mismo se constituye como tal. La familia es considerada una esfera autónoma y todo lo que allí suceda, será producto de desviaciones de sus integrantes, para lo cual la solución será sacar al niño de este espacio para “desarmarlo” y moldearlo en el seno de una familia ideal. (Esto se asemeja al viejo dispositivo de guerra, desarmar al enemigo, a ese “otro” para reconstruirlo). Es ejemplificadora la idea del “torno” recogida por Donzelot, en tanto significa una forma de ingreso a un nuevo mundo, a un orden diferente y opuesto del que se provenía. En este caso la familia acogedora brindaría la posibilidad de darle un nuevo rumbo a la vida de este sujeto. Sería algo así como “borrón y cuenta nueva”.

En esta línea podríamos pensar en aquellas intervenciones donde el acogimiento familiar es comprendido y utilizado a modo de “ubicación familiar” 12 la cual se centra sobre el niño y no sobre el conjunto de su contexto socio-familiar, como si el niño existiera solo, generalmente la acción se centra en salvaguardar el bienestar del niño, minimizando la acción con la familia de origen. Por esto se dice que la ubicación familiar es utilizada como una medida de “tapón” con el riegos de que se transforme en una simple institucionalización, dado que difícilmente tiene en cuenta el ensamble que debe existir entre las posibilidades de la familia acogedora, las necesidades del niño acogido y la realidad de la familia de origen. El desarraigo y el juicio crítico no es una gran preocupación para la ubicación familiar.

Este modo de entender el acogimiento implica también una transferencia de “poderes” (desplazamiento de los derechos y deberes de la patria potestad hacia la familia acogedores) que lleva un mensaje implícito: uno puede y el otro no, uno ejerce el poder y el otro queda excluido.

El concepto de restitución, que para la Ley significa colocar un objeto en el lugar del que ha sido extraído, y reparar los daños que en tanto ha sufrido, remite a una idea de objeto y habría que preguntarse si tal conceptualización puede ser utilizada para lo humano, “cuando el objeto en cuestión es un sujeto, la complejidad de la situación deja entrever los límites de la ilusión reparadora del derecho” 13

En contraposición podemos pensar en el sujeto de la intervención como un sujeto Histórico Social. Esto implicaría pensar la intervención a partir de la comprensión y de la elucidación de los significados y las representaciones de los sujetos de la intervención. Donde el niño y su familia dejen de ser comprendido como sujetos a moldear y pasen a ser considerado como portadores de historia social, de cultura, de relaciones interpersonales. Facilitando desde la intervención la reconstrucción de la historia del niño, donde el pueda participar activamente de estas vicisitudes.

Entiendo que cada niño y cada familia debe ser comprendido en su singularidad, por lo que no se trata de seleccionar “familias perfectas” sino simplemente el encuentro de una familia “tal”, para “tal” chico, que tiene “tal” papás biológicos, resulta indispensable apartarse de la idea de ver a las familias como buenas o malas.

Transitoriedad vs. Permanencia

El acogimiento no es una solución definitiva, más bien es una medida transitoria hasta tanto se pueda determinar la definición más adecuada para cada niño” 14

Si bien este dispositivo fue pensado para que el niño estuviera transitoriamente en la familia acogedora, nos encontramos en la práctica con niños que llevan 5 o 6 años viviendo en un Pequeño Hogar. Esto nos interpela de distintos formas:

En primer lugar qué consecuencias trae para estos niños que no siendo adoptados por estas familias viven en un constante “como si” que los condiciona y los interpela en tanto individuos, sobre todo en lo que tienen que ver con la construcción de su identidad. ...¿Podríamos pensar entonces que se estaría dando un especie de seudo adopción por parte de éstas familias?

En segundo lugar nos interpela en tanto profesionales a re pensar que papel están jugando los diagnósticos en la concreción de egreso de estos niños. Esto no lleva a re pensar el instrumento en sí y cómo este es utilizado a favor o en contra de un posible egreso. ¿Será acaso que nunca hubo un proyecto que se propusiera desde el inicio la reubicación del niño?

En tercer lugar me pregunto si esto no se estaría pareciendo a los niños que viven en institutos durante toda su niñez. ¿Acaso no se dijo que todo niño tiene derecho a tener una familia definitiva y que este dispositivo de intervención iba a tener el carácter de transitorio?.

Cronificar el acogimiento puede favorecer de una u otra manera, el depósito o la exclusión del hijo por la familia de origen y la apropiación por parte de la familia acogedora. La familia acogedora llevada por el deseo de tratar al niño acogido “como si fuera su propio hijo”, puede transformar esta vivencia de pertenecer y ser pertenecido como sinónimo de propiedad.
Esto se relaciona con las motivaciones que mueven a una familia a ser acogedora de un niño. Se observa que no son pocos las familias que se acercan con una actitud “redentora” de querer salvar a un niño, otras donde el niño es tomado como eventual solución de los problemas de los adultos o la creencia de que la compañía de un niño va a solucionar la angustiosa y solitaria existencia del adulto.
Estas motivaciones deben ser trabajadas profundamente en tanto que podrían tener serias consecuencias para los niños. Nuevamente, por esto creo que es de suma importancia elucidar las representaciones en torno al significado del acogimiento, tanto para las familias que se postulan a serlo como para el conjunto del imaginario social.


Contexto de crisis...

Estamos viviendo un contexto de crisis, en tanto pérdida de los espacios de socialización, caída abrupta en las condiciones de vida acompañada por los procesos de fragmentación y exclusión social, nos encontramos frente a una población sumamente heterogénea, “la familia como institución se encuentra atravesada por una serie de nuevas cuestiones de orden social, económico, político e histórico, la familia es una realidad no homogénea, (...)” 15 . Encontramos aumento de uniones consensuales, mujeres solas con hijos, hogares formados por parejas homosexuales, hogares ensamblados, familias formadas por padres separados que comparten la tenencia de sus hijos y conviven con ellos en sus respectivos domicilios la mitad de la semana, familias que no comparten la unidad de vivienda, etc.

Esto interpela directamente el dispositivo de acogimiento familiar en tanto hoy las familias cuidadores presentan realidades tan complejas como las que atraviesan a las familias de origen. Con esto quiere decir que la franja que separaba a la familia cuidadora de la familia de origen se torna cada vez más estrecha al punto de desaparecer ¿Con esto qué quiero decir?... Que si antes teníamos de un lado la “familia idea” (papá con trabajo, mamá en casa y los chicos jugando) y del otro lado la “familia problema”, hoy tenemos en la familia cuidadora un papá desocupado, una mamá con suerte ocupada en algún trabajo informal, hijos de distintas uniones y podríamos seguir con otras características más.
Esto rompe con el modelo hegemónico de lo normativo en tanto no es posible seguir posicionándose en los parámetros previamente descriptos. Es ejemplificador lo que esta sucediendo con el Programa de familias cuidadores (ex Pequeños Hogares) del Consejo de la Niñez, Adolescencia y Familia, el cual entre los requisitos de las familias cuidadores se dice: “el marido deberá contar con una actividad rentada teniendo estabilidad económica y buenos antecedentes laborales o bien gozar de beneficios previsionales. El ama de casa no podrá ejercer otra actividad laboral” 16.
Hoy ¿podemos hablar de estabilidad económica? ¿Podemos seguir pensando en familias donde un solo miembro de la pareja conyugal trabaje? Esta claro que esto dista mucho de la situación que vivimos actualmente los argentinos.

En la práctica concreta nos encontramos con familias cuidadoras en las que el marido esta desocupado y es la mujer quien provee de sustento económico. Estas familias probablemente al momento de la inscripción en el programa contaban con un trabajo remunerado y hoy están dentro de la gran franja de desocupados. Habría que preguntarse entonces que estamos priorizando a la hora de seleccionar a las familias cuidadoras. Una posibilidad sería la que desarrollan los profesionales en donde actualmente yo realizo mis prácticas, éstos frente a esta dificultad planteaban que para ellos era prioritario evaluar el vínculo que se establecía entre la familia cuidadora y el niño, más allá de las condiciones reales de existencia de la misma (económico-sociales).

Hacia delante...

Tal vez la intervención en lo social no implique agregar si sacar nada sino solamente hacer ver (...) y acaso permita que ese otro recupere historicidad, ubicándolo en el lugar de la verdad” 17

Sería prudente abrir el abanico de la lectura frente al abordaje de estas situaciones familiares, dando paso a la manifestación de las singularidades de cada sujeto y cada familia. Considerando al sujeto de nuestra intervención inserto en un entramado de relaciones complejo y desigual.

Si bien este dispositivo estaría un paso más adelante en relación a los cuidados a la niñez, sobre todo si se considera que aún hoy hay niños viviendo en macro institutos y sigue vigente e implementándose la Ley del Patronato de Menores, el riesgo de caer en viejas posturas esta aún presente.
Hay que salir de la lógica de la estigmatización de estas familias en tanto buenas y malas y poder trascender el análisis a fin de comprender la problemática en el marco de la complejidad que merece. Sería pertinente preguntarnos de que modo podríamos abordar la intervención a partir de la desmitificación de estos rótulos, reconstruyendo la lógica de la intervención a partir de elucidar con las familias y desde el imaginario social los significados y las representaciones en torno a lo que significa el acogimiento familiar.

¿Continuidad o ruptura?

Tal vez sea conveniente dejar de lado las dualidades “continuidad o ruptura”, “buena o mala”, “mejor o peor” para empezar a pensar en términos de proceso. Como intenté haber mostrado a través del presente ensayo este dispositivo implica tanto continuidad como ruptura, el estar más próximos a una u otra orilla dependerá del marco teórico e ideológico de quien lo ejecute.

La cuestión central debe pasar por la pregunta constante como motor de la práctica, pues nada esta definido para siempre. Es conveniente que podamos analizar la intervención desde diversas lecturas y desde los diversos sujetos de la intervención a fin de construir y de-construir en la medida en que sea necesario.

Bibliografía

  • Wainerman Catalina, Estudios Demográficos y Urbanos. El colegio de México. 2000

  • Luna Matilde y Jorge Giglio, Acogimiento Familiar Respuesta social y de Estado en el cuidado de la Infancia. Lumen Humanitas, 2001

  • Carballeda Alfredo, La intervención en lo Social, Paidos, 2002

  • Carballeda Alfredo. Las familias en los albores del nuevo milenio, capitulo 2: Las políticas sociales y la esfera de la familia, crisis de legitimidad y representación.

  • Castel, Robert “La metamorfosis de la cuestión social” cap I.

  • Fundación Emmanuel, Revista n° 11/12, año 1997.

  • Fundación Emmanuel, “Conceptualizando el Acogimiento Familiar”.

  • CONNAF. Departamento de Pequeños Hogares, material bibliográfico sobre el Programa.

  • Alfano, Adriana, “La familia como Institución y las instituciones de la Familia, nov 1998.

  • Apuntes de Cátedra Carballeda “La intervención en lo Social”, año 2003.

  • Jelin, Elizabeth. Pan y Afectos. Editorial: Fondo de cultura Económica. Año 1998.


NOTAS

1 Alfano Adriana, “La familia como institución y las instituciones de la familia”, año 1998

2 Consejo Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia.

3 Carballeda, Alfredo. Los discursos del desorden de los cuerpos y del orden de la sociedad.

4 “Hay desafiliación cuando el conjunto de las relaciones de proximidad que mantiene un individuo sobre la base de su inscripción territorial, que es también su inscripción familiar y social, tiene una falla que le impide reproducir su existencia y asegurar su protección” (Robert Castel, la metamorfosis de la cuestión social. capitulo I).

5 Castel, Robert. La Metamorfosis de la Cuestión Social.

6 Carballeda, Alfredo. La intervención en lo Social. Editorial Paidós. 2002. capitulo .4 página. 91

7 Cuando nombro pequeño hogar estoy haciendo referencia al hogar de las familias cuidadoras.

8 “en tanto búsqueda de una secuencia lógica que de sentido a lo que se presenta como demanda y a su vez plantee la posibilidad de respuesta a partir de determinados dispositivos para la acción”. Carballeda. La intervención en lo Social. Ed: Piados. Año 2002. capitulo 4 página. 94

9 “familia ideal: familia nuclear y neolocal, es decir caracterizada por la convivencia de un matrimonio monogámico y sus hijos, que conforman su propio hogar en el momento del matrimonio, donde sexualidad, procreación y convivencia coinciden en el espacio “privado” del ámbito doméstico”. Jelin, Elizabeth. Pan y Afectos. Editorial: Fondo de cultura Económica. Año 1998.

10 Estos roles remiten a la interacción entre la persona y el sistema en el que está viviendo, son roles universales y homogéneos en tanto no tienen en cuenta la diversidad cultural o social, donde todo aquello que difiera del comportamiento establecido, de la norma social es considerado disfuncional, es decir que atenta contra la integración del todo social

11 Carballeda “La intervención en lo Social”, Paidos, año 20002

12 Es una medida proteccional por la cual un niño es retirado de la familia de origen o excluido por la misma, dada su dificultad de cumplimentar los deberes que emana del ejercicio de la patria potestad. (material brindad por la Fundación Emmanuel sobre acogimiento familiar)

13 Jorge Giglio,”Acogimiento Familiar”, capitulo 5, editorial Lumen Humanitas, año 2001

14 Luna, Matilde y Jorge Giglio, “Acogimiento Familiar, respuesta social y de Estado en el cuidado de la Infancia”, Lumen Hvmanitas, 2001

15 Carballeda, “La familia en los albores del nuevo milenio”

16 Requisitos para las familias cuidadoras. Programa de Familias Cuidadoras del CONNAF.

17 Carballeda “La intervención en lo Social”, Paidos, año 20002



* Datos sobre la autora:
* Por María José Maciel
Estudiante de Trabajo Social. Facultad TS. Universidad Buenos Aires

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