SUMARIO Nº 8
The Thanksgiving Day. ¿El día del Pavo en USA?
Germán Rozenmacher: "Cabecita negra"
Entrevista a Angela Davis
Homilía: 40 aniversario de la muerte de Camilo Torres
Brigadas Ramona Parra. Una experiencia de arte popular
Cuentos. Por Carlos Sagasti
Poemas de Raúl González Tuñón
Juglares poetas: Daniel Viglietti
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Juglares poetas

Daniel Viglietti


"Cómo me cuesta afinar la guitarra, organizar las seis cuerdas unidas, abrir camino cantando a la vida"

Entrevista a Daniel Viglieti en Chile (en http://www.culturaenmovimiento.cl)
Yo empecé a hacer música en la segunda mitad de los 50 y allá por el 56, el 57, ya escribía mis propias cosas, con letra y música mía. Eran canciones paisajísticas, había necesidad de cantar nuestra tierra tras mucho furor con el folclorismo argentino, en ese entonces. Eran canciones de amor, muy líricas. Pero la revolución Cubana, y la realidad de un Uruguay que se empobrecía más y más, la revolución cubana, digo, cuando irrumpe en 1959, aquel primero de enero en que América Latina mostraba que podía hacer su propia historia sin necesidad de traducirla ni del ruso ni del chino...aquella revolución nos cambió mucho a todos. Mis preocupaciones sociales, mi pensamiento de izquierda se fue profundizando y empezaron a nacer otras canciones.

Canción para mi América
Dale tu mano al indio
Dale que te hará bien
Y encontrarás el camino
Como ayer yo lo encontré

Dale tu mano al indio
Dale que te hará bien
Te mojara el sudor santo
De la lucha y el deber

La piel del indio te enseñará
Toda las sendas que habrás de andar
Manos de cobre te mostrarán
Toda la sangre que has de dejar

Es el tiempo del cobre
Mestizo, grito y fusil
Si no se abren las puertas
El pueblo las ha de abrir

América esta esperando
Y el siglo se vuelve azul
Pampas, ríos y montañas
Liberan su propia luz

La copla no tiene dueño
Patrones no más mandar
La guitarra americana
Peleando aprendió a cantar

Entre ellas "Canción para mi América", aquella que dice "dale tu mano al indio" y que divulgaron en Chile mis amigos Isabel y Ángel Parra.

Es cierto que en esa etapa era poco lo que se había hecho en el terreno de la canción llamada popular en materia de trabajar sobre poetas. A mí me fascinó el cubano Nicolás Guillén y escribí varias sobre algunos textos suyos por cierto muy musicales, muy llenos de ritmo. Como si esos poemas hubieran soñado ser canciones. Me matan si no trabajo, Ronda, Cantaliso en un bar...
En el inicio de los 60 empecé a componer sobre poemas de Federico García Lorca, Rafael Alberti, género que irían frecuentando con sus diferentes enfoques gentes valiosas como Paco, Joan Manuel, el propio Ángel. Eso se fue volviendo una moda facilista.

Bastaba con tomar a un poeta mayor y acercarle una cancioncita más o menos repetible para volverse "musicalizador de poetas". Hubo mucha mediocridad, mucho oportunismo. Prefiero no dar nombres, es un tema complejo.
Yo sinceramente traté de hacerlo muy en serio y aprendí mucho de esas experiencias. Me marcó mucho un trabajo que hice con gente de teatro sobre poemas de César Vallejo, el notable poeta peruano. En varias ocasiones trabajé directamente con escritores.
Están esos primeros ejemplos de discos compartidos entre cantor y escritor tuve experiencias directas con escritores, los primeros ejemplos de discos compartidos con poetas, en mi caso en los 60 junto al uruguayo Juan Capagorry.
Actuábamos y grabamos juntos el ciclo "Hombres de nuestra tierra". Luego hice "dúos" así con Eduardo Galeano, Juan Gelman, Circe Maia, y en muchas ocasiones con Mario Benedetti, con quien grabé el fonograma "A dos voces".
Ellos leen sus textos y yo canto mi letra y mi música y se producen encuentros, complicidades, a veces contrastes.
Pero en mis composiciones sigo trabajando con mi propia letra, hace muchos años que no compongo sobre poesía ajena. Es como que el escritor o el poeta si tú quieres, sin compararme con los que nombré, creció dentro del músico que siempre he sido.

Milonga de andar lejos
Qué lejos está mi tierra
y, sin embargo, qué cerca
es que existe un territorio
donde la sangre se mezcla.

Tanta distancia y caminos,
tan diferentes banderas
y la pobreza es la misma,
los mismos hombres esperan.

Yo quiero romper mi mapa,
formar el mapa de todos,
mestizos, negros y blancos
trazarlo codo con codo.

Los ríos son como venas
de un cuerpo entero extendido
y es el color de la tierra
la sangre de los caídos.

No somos los extranjeros,
los extranjeros son otros
son ellos los mercaderes
y los esclavos, nosotros.

Yo quiero romper la vida
cómo cambiarla quisiera
Ayúdeme, compañero
Ayúdeme, no demore
que una gota con ser poco...
con otra se hace aguacero.