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Edición digital

Edición N° 53 - otoño 2009

ATENEO

Algunas puntuaciones acerca del lazo y de la intervención

Por:
Diana Mosto
* (Datos sobre la autora)


Muchos años y muchas idas y venidas me han llevado a pensar ¿de qué hablamos cuando decimos que trabajamos o tratamos de trabajar artesanalmente? Por supuesto que no realizamos artesanías, creo que estamos de acuerdo en esto. ¿Qué queremos decir con terapéuticas no estandarizadas?

Nuestro hospital fue planteado desde su inicio, con el supuesto de que dentro de una red, ofrecía terapéuticas a corto plazo (Hospital de Emergencias Psiquiátricas). Quedando dentro de la red otras instituciones que atenderían a los pacientes a más largo plazo. Pero el constante no lugar a la hora de las derivaciones nos pone ante la realidad que el sistema no funciona. Por otro lado nos encontramos con situaciones que por su grado de complejidad desbordan las terapéuticas pensadas para tratarlos.
Frente a esto, algunos de nosotros (equipos interdisciplinarios) que quizás nos corrimos del ideal de eficiencia ( me refiero al giro cama), nos pusimos en juego, con el deseo de crear espacios donde el existir de cada paciente cobrara un nuevo significado, propiciando que se ubique como sujeto -y no objeto- entre otros sujetos. Que se trabajara caso por caso, a fin de respetar la singularidad. Esto implicó, que no fuera lo mismo una internación para unos como para otros, que no fuera lo mismo medicar a todos los que se internan o a aquellos que lo necesitaran, que no fueran los mismos tiempos de internación para todos, que no todos los pacientes necesitaran un seguimiento post internación, que no todos necesitaran los mismos recursos y aunque fueran los mismos no del mismo modo la forma de acceso a ellos. Siempre y cuando hubiera alguien que estuviera dispuesto a alojar, a soportar y ayudar a reducir el malestar.

Entonces, ¿de qué estamos hablando?

Simplemente creo que es una apuesta ética a escuchar al otro, permitiendo y acompañando al paciente a que construya su verdad, dándole la chance que pueda hacer otro cosa que aquello que lo hace padecer, recuperando o manteniendo la posibilidad de inscribirse y participar en la red social. Para esto el equipo terapéutico dispone de distintas ofertas. Una de ellas es la del trabajador social “que siempre es representante de la función paterna, puesto que cuando hay una demanda de lo social es que existe demanda de recomposición del lazo social que está fallado, roto o inexistente en relación directa con la función paterna.” (Marchevsky)

La cultura y su estructura produce como efecto que la mayoría de las crías humanas puedan ser sujetadas, alojadas en un mundo simbólico, pero no hay garantías de que esto ocurra. Al ser humano no le alcanza con la satisfacción de sus necesidades biológicas, necesita que operen otras funciones, necesita de alguien que desee algo de él. Se identificará a lo que esa persona quiera de él (función materna). Luego con la aparición de una terceridad (función paterna) permitirá que pueda despegarse y comenzar a valerse por si mismo, si esa terceridad no interviene, al sujeto le será dificultoso avanzar y quedará en un lugar de objeto de lo que ese otro quiere.

Este primer lazo es fundante para el sujeto. Según cómo se ordene esto será la posibilidad de que el sujeto pueda simbolizar y avanzar en el mundo de la cultura. Entonces el hombre es social por cultura no por naturaleza, generándole bienestar y malestar al sujeto. Y es en el lazo con el otro que una intervención es posible, y en tanto tomamos un valor particular es que nuestra intervención tiene efecto (transferencia). Lugar del que nos tenemos que advertir, ya que nuestra practica dejará marcas, tengamos o no un saber explícito sobre aquello en lo que trabajamos (el paciente jugará con nosotros ese otro lugar original, y nosotros también pondremos en juego nuestros lazos.)

A modo de ejemplo, que me ha llevado a reformular mi práctica dentro de la institución ya desde hace unos años, quiero contarles la historia de M.

M se encuentra en tratamiento en el hospital de forma ambulatoria desde su última internación en el 2003, atendida por un equipo interdisciplinario formado por profesionales de la sala de internación que le han ofrecido un seguimiento ambulatorio a largo plazo, en contradicción con la reglamentación del hospital; que plantea internaciones breves y tratamientos acotados por tratarse de un hospital de Emergencias.

M ha transitado 5 internaciones en el hospital.

Ingresa en todas las internaciones salvo la última, traída por su padre, con quien convivía, junto a sus hijos, la esposa de éste y sus hermanos.

M y un hermano menor son hijos del primer matrimonio del padre, su madre está fallecida, habiéndose suicidado cuando M tenía 4 años. Se pudo saber por los relatos del padre que su madre tenía mejor vínculo con su hermano y que incluso M era maltratada por ella.

M tiene 3 hijos, dos varones y una mujer. Se encuentra separada y desvinculada de su marido desde que se embaraza de su hijo menor. Si bien todos sus hijos fueron reconocidos por el padre este desconoce la paternidad del último. Su hija no convive con ella, ya que por decisión judicial está a cargo de los abuelos paternos, luego de que estos denunciaran maltratos de M hacia ésta.

M llegará a su primera internación y a las siguientes pidiendo justicia para ella y sus hijos.

“Leí en el diario que me como a mis hijos” Piensa que ellos están en peligro.

“Mi hija hacía todo lo que yo hacía, eso me molestaba”,

“No tengo parámetro para ser madre”

“Si mi madre estuviera viva, sería mi vida muy distinta”,

“Estoy internada porque mi madrastra tiene un terapeuta amigo”

“Ella tiene a su madre que la ayuda”

El ser humano, sujeto, se constituye en un lazo, la cría humana se identifica a lo que esa persona, en función materna, quiere de el. Luego como dije antes la aparición de la terceridad permitirá poner un límite que al mismo tiempo habilita a transitar el camino de la cultura. Ya que de no mediar separación, no hay constitución de un sujeto.

M seguirá pidiendo justicia (terceridad) que la salve de la alienación, a ella y a sus hijos. Pero la justicia la devolverá al lugar de objeto, la Inhabilitará, dará la tenencia de sus hijos a los abuelos paternos (hija) y a su madrastra (hijos). Regulando solo y de forma ineficiente su situación económica. Ya que no resguardará sus bienes...

De este modo llega a su última internación, había perdido su departamento, el padre la ayudaba económicamente pero de forma insuficiente, ya que este no contaba con el buen pasar que había tenido luego de muchos negocios malogrados y varias internaciones en el hospital Borda. M estaba al cuidado de sus hijos varones, por que su madrastra nunca se había ocupado de ellos a pesar de la decisión judicial. Estaba desvinculada de su marido.

Ingresa por orden judicial, descompensada, hostil y agresiva. Especialmente desconfiada con la función del trabajador social: “Por tu culpa perdí a mis hijos”.

¿Cómo intervenir, con una paciente que me era totalmente hostil? ¿Cómo construir un lugar diferente, cómo alojarla?

Durante esta internación M. No recibirá ayuda ni visitas de su familia. Sus hijos quedan al cuidado de los abuelos paternos que permanentemente amenazarán con institucionalizarlos. Es desalojada. El aparato Judicial, no logra dar respuestas a la problemática de M., parece como que no hay salida. La Inhabilitación, la no posibilidad de hacerse cargo de sus hijos y de su vida. Vuelta al lugar de objeto, que M parece repetir hasta la locura. (Repite las inscripciones de ese primer lazo, con la madre)

Pero M comenzará el trabajoso camino del tratamiento.

Donde encontrará un equipo de profesionales que la escucha, la acompaña, la aloja.

Hay que pensar en una estrategia de tratamiento que no incluya solo que alcance una compensación relativa que la externe. (Devolviéndola al lugar de objeto de deseo de otro – regla institucional). Propiciando que M se ubique como sujeto implicado en su pedido. El equipo le dará lugar a ese pedido de orden, ante el exceso de la descompensación creando un espacio donde ella cobre un nuevo significado, en su singularidad.

Se decide entonces continuar el tratamiento y acompañamiento de M luego del alta. Inaugurando un nuevo tiempo, donde M no quede nuevamente aplastada por terapéuticas estandarizadas, carátulas judiciales, diagnósticos, etc.

Al momento actual M. Se encuentra viviendo con sus hijos varones, con un seguimiento y subsidio del programa de fortalecimiento de vínculos. Ha retomado no sin dificultad la relación con su hija. Recibe una Pensión por Incapacidad y la ayuda de un tío paterno.

En relación a su situación judicial, ha firmado el divorcio, y se encuentra realizando un juicio por alimentos a su ex marido, pero lo más importante es que ha logrado que finalmente y luego de varios pedidos sea levantada su Inhabilitación.

Lamentablemente hace una semana M. Tuvo una nueva crisis, que a pesar de intentar manejar esta situación por fuera de la internación no se pudo realizar. Pero no me voy a detener en qué la descompensó, sino en sigue teniendo un equipo que la escucha y acompaña en su tratamiento y en la vida.

“...Produciendo inscripciones necesarias para que el sujeto detenido en su tiempo instituyente, pueda continuar su camino.......”

Bibliografía

  • Graciela Essebag; Un lugar diferente.

  • Lic. Nys Bassi; Niños y adolescentes: efectos del malestar en la cultura

  • Stella Maris Gulian; El juego y su interpretación

  • “Menores infractores y libertad asistida”

  • Lic. Rodolfo Iurno; En el Hospital....



* Datos sobre la autora:
* Diana Mosto
Hospital de Emergencias Psiquiátricas Torcuato de Alvear, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina

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