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Edición electrónica

Edición N° 27 - primavera 2002

VIOLENCIA SOCIAL

Secuestro de la subjetividad

Por:
Dr. Alberto Daniel Mendes
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(Datos sobre el autor)


“El conflicto (Polemos) es padre de todas las cosas”

Heráclito de Efeso (Grecia, Siglo VI A.C.)


 
A. Gramsci decía, hace medio siglo que el valor de un acto de conocimiento, no radica sólo en la trascendencia del aporte, sino en la apropiación que los hombres hagan de él. Por eso, y revisando la concepción individualista del trabajo intelectual en que hemos sido formados, expreso mi reconocimiento a numerosos interlocutores, reales e imaginarios, que con el aporte de sus hipótesis, análisis y críticas, me posibilitaron el ordenamiento de este trabajo

El nacimiento del ser humano se inicia a través de la violencia. Una violencia caracterizada por la brusca alteración de la armonía del mundo intrauterino. Esta armonía se restablece paulatinamente merced a los cuidados que le prodigan los compañeros humanos. Estas secuencias, frustración - gratificación, displacer - placer, marcarán el desarrollo del psiquismo humano y, paradójicamente, promoverán su estructuración.

Tanto en la primera como en la segunda infancia, se repetirá esta dialéctica entre los movimientos tendientes al hedonismo, a la búsqueda del placer , y al acomodamiento de los mismos a las normas que propone el microsistema social que configura la familia.

Asimismo, la capacidad de discriminación o de diferenciación se desarrolla también a partir de la incorporación de otras experiencias vitales, tales como el ejercicio de los roles, las diferencias sexuales y el sistema de creencias, valores e ideales que promueve la matriz familiar.

El niño, entonces, no sólo aprende a responder a la actitud de sus padres, sino aprende también a utilizarlos como modelo de la manera que se debe responder.

Es así cómo desde el propio sistema familiar se ofrecen los elementos para configurar diversos patrones de conducta y, por ende la propia identidad.

La familia es la estructura social en la que el sujeto accede como tal al mundo del lenguaje y a las relaciones que ésta determina en la relación con los otros. Es el espacio donde se produce la primera interpretación de la realidad, y depende, obviamente, de cómo es percibida - traducida e interpretada por sus propios cuidadores.

Es la pertenencia al único grupo social que no se elige, que está constituido y que nos constituye como individuos, y que, en función de la trama del cuidado biológico y la maduración, nos permite establecer los primeros vínculos sociales.

El sistema familiar, que ha edificado su propia característica, por el atravesamiento de su propia historia, sus orígenes, sus tradiciones, sus creencias y códigos, trata de perpetuar su identidad, para seguir reconociéndose como tal.

Para ello, apelará a diversos movimientos homeostáticos, o conductas de reacomodamiento, a medida que van sucediéndose los diferentes ciclos vitales, apelando a todo su potencial de plasticidad. Al igual que los monos que se hicieron humanos, al igual que los aristócratas del Il Gattopardo, de Lampedusa, que querían que todo cambiara para que nada cambie, las familias caen en un punto que es la paradoja de la evolución: necesitan acomodarse para permanecer iguales, conservando su identidad, y la acomodación los transforma en algo diferente.

El hombre, entonces, paradojalmente, ha tenido que reacomodarse a través de sucesivas crisis, para poder perpetuar su identidad. Y este proceso funcional le ha permitido desarrollar mayor complejidad, favoreciendo el crecimiento, el cambio y la creatividad.

Pero solamente con la estabilidad del sistema social y la libertad de expresar su subjetividad, es posible el crecimiento y la creatividad, en un proceso de reacomodamiento que no vulnere la identidad.

VIOLENCIA

“El siglo XX no es tan sólo una época caracterizada por guerras de terribles consecuencias, sino la época de valorización y racionalización ideológica de la violencia en gran escala” (1)

La violencia se presenta frecuentemente en nuestra sociedad como una manifestación de la búsqueda de un cambio de estructuras. Mientras los valores clásicos que habían regido la conducta del hombre, quedan reformuladas de un modo dramático, el proceso de redistribución del poder se presenta como una necesidad impostergable.

En su libro “Eros y Civilización”, Herbert Marcuse, dice:

….”La excusa de la escasez, que ha justificado la represión institucionalizada desde su principio, se debilita en tanto el conocimiento y el control del hombre sobre la naturaleza, le dan los medios para satisfacer las necesidades humanas con un mínimo de esfuerzo. La pobreza que prevalece en vastas áreas del mundo ya no se debe principalmente a la pobreza de recursos humanos y naturales, sino a la manera como éstos son distribuidos y utilizados”. ”Si la sociedad no puede usar su creciente productividad para reducir la represión (porque tal cosa destruiría su statu quo), la productividad debe ser vuelta contra los individuos y llega a ser en sí misma un instrumento de control universal”.

La pretensión, en este trabajo, es la de detenernos a pensar, entonces , en cierto tipo de violencia.

Dice Ives Michaud. “La violencia es el homicidio, la tortura, los golpes, y los hechos, las guerras, la opresión, la criminalidad, el terrorismo, etc. …pero ¿Cómo establecer a partir de estos hechos tan dispares una definición de su naturaleza? “ (2) ¿ Cómo abstraer rasgos compartidos? ¿Qué es lo que se incluye en estas categorías? Precisamente en el proceso de inclusión- y su reverso, la exclusión consiguiente- quedan los vestigios de la concepción de violencia, de la predilección por el control y la descalificación de ciertos fenómenos y procesos sociales en detrimento de otros.

“El terror de los enfoques objetivos - dice Michaud - es el no ver que, sin tomar en cuenta sus referencias normativas, la idea de violencia carece de sentido..”

De hecho, reivindicar el uso de la violencia es recuperar el ejercicio de algo que sólo es repudiado en los discursos, puesto que todo poder requiere un cierto recurso a la violencia.

La historia está colmada de ejemplos donde las pautas eran establecidas por el sistema de poder. Y cómo toda divergencia de dicha pauta era considerada como insensatez o irracionalidad, adscribiendolo al concepto de locura o delito, y proponiendo conductas de censura, descalificación o exclusión. (3)

En el siglo XVII se instituye en París un reglamento, que servía a las necesidades de tipo social y que tiene incidencias hasta fines del siglo XVIII. : “Los hijos de artesanos y otros habitantes pobres de París, menores de 25 años, que trataren mal a sus padres, o las muchachas que hubieren sido seducidas, deberán ser encerrados. Los muchachos en la Bicêtre, las jóvenes en la Salpetrière. Deberá tomarse esta medida a petición de los padres, o si estos hubieran muerto, de los parientes próximos o del párroco. Los hijos rebeldes serán retenidos hasta que los Directores lo consideren prudente”

Lo que se dio en llamar “anormalidad” eran, en esencia, manifestaciones de conductas que se apartaban de la “norma” pautada como adecuada o conveniente, y que eran, implícitamente disidencias, diferencias y diferenciaciones

Lo que en realidad se plantea es el límite de la violencia que puede ser tolerado y admitido. Y cuánto más se abstrae este aspecto, más se pierde el contexto en el que cualquier ejercicio de violencia adquiere su sentido, en relación al proyecto en que está inserto.

“Es quizás la carta que Einstein escribió convocando a hombres de prestigio responder sobre qué podía hacerse para evitar nuevas confrontaciones bélicas como la Primera Guerra Mundial, la que da la pauta de una actitud nueva frente a problemas hasta entonces reservados a estadistas y políticos. Sigmund Freud (4)en su respuesta parece en principio entenderlo así y se extraña de haber sido elegido como interlocutor para este problema, pero superada esa indecisión, se interna con decisión y pasión en la propuesta de responder a los interrogantes que se le proponen.

Esta contestación de Freud se constituye en cierto modo ejemplar que anticipa la nueva clase de discursos. En primer lugar, la pregunta acerca de qué hacer para prevenir nuevos conflictos bélicos mundiales, se convierte en un interrogante acerca de sus causas. En segundo lugar, las causas de la guerra se ven desplazadas por otras más abstractas en relación a las causas de la violencia. Es decir que estas causas aparecen como clave de todas las manifestaciones de una supuesta violencia. Y a la vez la agresividad, como ingrediente indispensable, deriva en estudio de las causas de la agresividad. Y en esa tarea Freud recurre a la biología -Darwin -, a la antropología - Frazer - , y, por supuesto a la disciplina que él mismo fundó, el psicoanálisis, anticipando la seudopredisposición interdisciplinaria que se va a imponer en este tema.

Esta seudointerdisciplina va apareciendo a través de múltiples discursos, que son divulgados – como las teorías de los conductistas, los etólogos y de autores como Henri Laborit, Erich Fromm, Hannah Arend, Desmond Morris, Robert Ardrey , Richard Dawkins -,tendrán indudable repercusión en medios científicos, intelectuales, en las políticas culturales y por supuesto en los medios masivos de comunicación, reproductores por excelencia de discursos hegemónicos.

Si bien es cierto que también influyen insistentemente en el imaginario mítico social, cabe preguntarse cuánto le deben a su vez, y en qué medidas responden a la necesidad de poner a la violencia fuera de lo social. Como toda reproducción de estaseudointerdisciplinariedad, obedece a un discurso de poder que los constituye y los soporta. (5)

Según estadísticas brindadas por el Instituto de Investigaciones sobre la Paz, que es la fuente independiente más reconocida en materia de información sobre armas y desarme en el mundo, entre 1970 y 1976 los Estados Unidos exportaron a los países en desarrollo 12.303 millones de dólares y la URSS 11.057 millones. En tercer lugar, Reino Unido y Francia, figuraron también como exportadores. El comercio de armas entre los países industrializados y las naciones no desarrolladas fue denunciado igualmente por ese Instituto, cuyo director afirmó en un artículo publicado en 1977 en el semanario New Scientist, que el mismo crece incesantemente, a un ritmo cada vez mayor. Señaló, además que, de 1945 a 1976,el mundo vivió 133 guerras, el 95% ocurrió en países del Tercer Mundo, y casi siempre, las armas procedieron de los países industrializados.

Hay un dato interesante sobre uno de los países exportadores de violencia: desde 1960 a 1970 el crecimiento demográfico en Estados Unidos fue del 13%. Mientras que la criminalidad aumentó en 176% ; es decir que entre este índice y aquel hay una relación de 14 a 1

Este análisis elemental sobre la carrera armamentista, y sus consecuencias inmediatas y futuras en el campo de la violencia., no deja dudas que la capacitación de boinas verdes, que está sucediendo en Colombia,- y ahora en la Prov. de Córdoba- con la figura del narcotráfico, para ejercer cierto control social ,intenta el desdibujamiento de las fronteras, y como una nueva manera de postergar los verdaderos conflictos (miseria, pobreza, marginación, mortalidad infantil, vivienda, salud, educación, etc.)

Pero hay otra reflexión formulada en 1979,en el seno de las Naciones Unidas, por el Papa Juan Pablo II, y que determina fehacientemente la importancia de lo consignado anteriormente y de las causas a erradicar: enumeró los Derechos Humanos contenidos en la Declaración Universal que consideró más importantes, entre ellos ”El derecho a la vida; a la libertad y a la seguridad de la persona; el derecho a los alimentos; al vestido: a la vivienda; a la salud; el derecho a la libertad de expresión; a la educación y a la cultura; el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; el derecho a la propiedad y al trabajo, en condiciones equitativas de trabajo y a un salario justo; el derecho de reunión y asociación y el derecho a la libertad de movimiento, a la nacionalidad y residencia, y a participar en la libre elección del sistema político del pueblo a que se pertenece” y acotó: “Una grave amenaza contra tales derechos es la distribución desigual de los bienes materiales en situaciones marcadas por la injusticia y el daño social. Subsisten como factores de perturbación las terribles diferencias entre los hombres y los grupos excesivamente ricos, por una parte y por otra la mayoría numérica de los pobres, e incluso de los miserables, privados de alimento, de posibilidades de trabajo y de instrucción, condenados en gran número al hambre y las enfermedades”

Pero el camino marcado dentro de la misma Iglesia, fue mas claro y comprometido. En ocasión del sesquicentenario de la batalla de Maipú, el Episcopado de Chile produjo una Pastoral”: ..Esto no es fácil, ya que quienes poseen el poder social, político y económico sufren de una inercia colectiva; tienden a no entregar la participación efectiva y justa a todos…. Habrá tanto más violencia cuanto mayor resistencia opongan aquellos grupos privilegiados, para que hagan comunes los beneficios que hoy día son patrimonio de ellos, porque cada derecho usurpado es una forma de violencia que engendrará la represalia…y finalizó .No siempre la violencia es injusta..”

Hoy, los excluidos, enfrentando aquella inercia, luchan solidariamente a través de piquetes autogestivos ,por esos derechos conculcados

En síntesis, se ha configurado el Síndrome de Espartaco: Nos rebelamos: luego existimos..

VIOLENCIA SOCIAL

Es importante detenernos en la definición de Violencia Social, propuesta por el Consejo de Europa, para poder resignificar el contenido de este trabajo:

“Toda acción u omisión cometida en el seno de una sociedad que menoscaba la vida o la integridad física. Incluso, la libertad del otro, y que causa serio daño para el desarrollo del hombre y a su proyecto social”

Si bien el título de este trabajo se refiere a Violencia Social y Salud Mental, debe destacarse que estos aspectos no se encuentran limitados al abordaje exclusivamente desde el área de la Salud Mental, Es innegable que los efectos sobre la subjetividad, son importantes, acentuados y generadores de malestar emocional

A partir de este concepto, entendemos que desde las instituciones a las que pertenecemos (educación, salud, justicia, etc.),ejercemos violencia social cuando reiteramos mecanismos de control ,censura ,exclusión ,castigo ,medicalización, etc.

Ello nos compromete a realizar una permanente revisión crítica de nuestras propias prácticas. Y lo que es más importante aún, el riesgo de persistir en discursos hegemónicos al servicio del statu quo, que posibilitan perpetuar situaciones de Poder y Saber, que omiten, en sinceros esfuerzos de conceptualización, a la propia realidad social.

Guthmann (5), pag. 226) nos advierte que :

  • todos los discursos sobre la violencia se insertan en políticas de control social, lo admitan o no. Y que la teoría de la racionalidad que ellos producen se elabora en función de aquello que debe ser controlado, prevenido y neutralizado

  • para ese diseño prevalece ampliamente la descalificación de todo lo que altera un orden de primer nivel (en verdad, secundario),el de la seguridad social, que puede llamarse policíaco.
    • La alteración de ese orden depende y se articula con otro orden (en realidad de primer nivel)-a menudo ocultado e ignorado - que es un orden político de distribución de poder.

    • Cualquiera sea la importancia reconocida a los problemas de orden político, son los problemas de seguridad, paz social, y/ o consenso consentido o impuesto, llevan a que el orden policíaco esté subordinado. Si se pretende conservar este segundo nivel, hay que reforzar el primero.

    • Lo fundamental no es erradicar la violencia, sino encauzarla, controlarla

    • El objetivo (no explícito) es confirmar y ratificar descalificaciones que permitan aislar, marginar las acciones y los comportamientos, desde una perspectiva pretendidamente científica

    • A partir de criterios principistas y normativos -diferencian lo normal de lo anormal, lo civilizado de lo bárbaro, lo sano de lo patológico, lo cuerdo de lo delirante,lo social de lo inadaptado, lo racional de lo irracional, lo sensato de lo irreflexivo, etc.

    • Al pretender que la violencia es inherente a lo social, se intenta naturalizarla, evitando ligarla a un social temporal, histórico, provisional. Una vez aceptada como universal e inevitable, sólo se trata de dominarla, discriminando cuál es aceptable y cuál no lo es.

    • Todos los discursos, no sólo los políticos, hacen esta discriminación, pero no pretenden teorizar acerca de génesis y causas de la violencia. El discurso científico les permite disfrazar lo político que habitan esas teorías

    • Aseverar que la violencia es inherente a lo social, o postular cualquier otra teoría universal acerca de las causas de la violencia (como lo hacen Bataille , Girard, los etólogos - instintivistas - etc.)., resulta nivelador. De tal modo que nada puede ser discriminado como intolerable, y va a requerir una teoría ad-hoc que permita señalar lo que debe serlo.

    • Establecer que la violencia es inherente a lo social no significa que todo comportamiento esté afectado por ella, sino que su emergencia es natural en ciertas circunstancias. No diferencian ese natural a partir de la política, sino desde las prácticas científicas, ignorando en qué medida esas prácticas están también insertas en las prácticas políticas.

    • Como el interés es descalificar no las violencias, sino ciertas violencias(que deben ser controladas),esta discriminación debe ser legitimada por la ciencia (la que establece qué es y qué no es natural).

    • Como todos coinciden en la desacreditación de la violencia delictiva común, y que depende del orden policíaco, se satisface la inquietud masiva por la tranquilidad pública y la seguridad urbana. Inquietud que, en cierto sentido, se fomenta…

    • Aún si en Weber la violencia está ligada al ejercicio legítimo del poder, la violencia aparece siempre como ruptura de un equilibrio (inestable),la paz social, como fracaso de un diálogo (cuando mueren las palabras).. El Poder y el Estado, su instrumento, no son cuestionados

Conservar el orden social en beneficio de una determinada distribución de poder, es meta de todos los discursos del Orden. Y siempre contribuirán a establecer un control útil al control social, a los dispositivos de represión jurídica y policiales, basado en prácticas científicas debidamente validadas

Los discursos de control establecen una cierta división del trabajo. Las opresiones económicas son asunto de la economía, la violencia en la educación de la pedagogía; los problemas de salud física y mental, asunto de médicos, saniraistas o políticas de salud.

Y de esta manera, la relación entre causas de violencia y efectos como los referidos, apenas se plantea.

Todos estos fenómenos deben ser abordados ,analizados y ejecutados con praxis multidisciplinarias y multisectoriales, que garanticen la transversalidad, posibilitando, de esta manera reformular, transformar y, si fuera posible, disolver el discurso hegemónico del control social. Pero todo esto apunta a sostener un tono desmiticatorio, y nos compromete a una revisión crítica de nuestras propias prácticas.
Sabemos que las normas que regulan el bienestar mental son tanto socioculturales como político económicas.

Fundamentalmente, la influencia del modelo sociocultural actual, un capitalismo salvaje por su daño, por su penetración y por el debilitamiento de las tramas sociales y solidarias, funciona como factor predisponente de potencialidad patógena

Esta potencialidad patógena se despliega en la dimensión simbólica en la cual el sujeto mas que elegir, resulta elegido y más que desear, responde a la demanda social.

La enorme diversidad de estímulos que ofrece la cultura promueve, paradojalmente, un sujeto pasivo, muchas veces marcado por la soledad hecha de desamparo, desasosiego crónico, embotamiento y hastío que contribuyen a un desinvestimiento global de la realidad y a un sentimiento de vacío.

La base de una construcción de “una identidad personal” es su reconocimiento intersubjetivo. Este se basa en la permanencia y la delimitación respecto del universo simbólico del grupo social a que se pertenece, así como la posibilidad de localización concreta en el proceso productivo. Sabemos que la tarea productiva no sólo produce el objeto, sino que se produce el propio trabajador ¿Cómo inciden entonces en la imagen de sí mismo las características de la actividad laboral que desempeña y la valoración que la sociedad hace de ella? O lo que es más grave: ¿Cómo incide la pérdida de este lugar?

En estas condiciones se produce lo que podríamos denominar un avasallamiento del Yo. Sus dispositivos de adaptación y manejo de la realidad se verían superados, quedando la negación y la evasión como únicos mecanismos para sobrellevar tal situación” (10)

Paulo Freire se refiere a este fenómeno: “El desprecio a sí mismo y a los de su condición proviene de la interiorización de la opinión que los sectores dominantes tienen sobre ellos. Escuchan tan a menudo decir que no sirven para nada, que no pueden cambiar, que son haraganes e improductivos, que acaban por convencerse de su propia incapacidad" (11) Se ha gestado una nueva patología, con estricta causalidad con el modelo socioeconómico neoliberal.

Analicemos algunos espacios del sistema que debemos reformular

Reforma Psiquiátrica

La categoría de Salud Mental es aquella referida al campo psíquico que da cuenta del registro subjetivo de la propia existencia, que no se agota en su percepción consciente y que la cualifica en forma singular. Integra los factores ligados a procesos de orden bilógico, a vínculos interpersonales, a la organización social y a los procesamientos intrapsíquicos. Es un fenómeno complejo, producto de una construcción bilógico - socio - histórico - cultural

La cuestión de las incumbencias y los límites del campo de la Salud Mental, al igual que los factores ajenos que en ella intervienen, no es nueva. En su “Historia de la locura en la época clásica”, Michel Foucault consideró que la psiquiatría como especialidad estudiosa de los problemas relativos a la salud mental, en su nacimiento, no lo hacía desde los problemas planteados por la enfermedad, sino por las tensiones sociales que el individuo portador de patología generaba a la sociedad, la que intentaba resolver esas tensiones a través del encierro del paciente para desembarazarse de “todos los desviados que ofenden la moral y la razón”

El enfrentamiento entre paradigma médico y paradigma antropológico - socio - cultural es uno de los desafíos que hoy merecen ser resueltos en al campo de la Salud Mental (6)

Durante años, la ley de Internación Psiquiatrica, pergeñada en la época de la dictadura militar, trasladó el tutelaje militar sobre los ciudadanos al tutelaje judicial.

La mejor inspiración en el modelo Panóptico, que refería Foucault, se encuentra ejecutada en el espíritu de estas leyes, convalidando, a veces , la privación ilegítima de la libertad, y el silenciamiento de la palabra a través de una Psiquiatría represiva. (modelo que valida científicamente cierto control social)

La perpetuación de espacios manicomiales, fundamentalmente de excluidos y desafiliados, sin posibilidad de reinserción social, van engrosando las poblaciones de secuestrados institucionales

Los procesos de transformación en el campo de la Salud Mental, el privilegio de la atención primaria, la prevención y la producción de instrumentos sociales y técnicos necesarios, que inauguren un modelo de atención en la comunidad, y para la comunidad, obligan a pensar en redes de atención, incluyendo las redes sociales a las redes asistenciales, en un nuevo episteme, que implica una metodología de convergencia y de articulación de ambas redes. Y fundada en la ética del sujeto y el respeto de sus plenos derechos.

Los criterios de peligrosidad siguen vigentes, sin reformulación alguna desde la época de Pinel. El Código Civil y el Código Penal aún esperan, casi dos siglos después, su reformulación del criterio “ científico - psiquiátrico ”

Las instituciones neuropsiquiatras para pacientes inimputables, además de no brindar la terapéutica indispensable para una reinserción saludable, no garantizan la externación, etiquetando cono peligroso a perpetuidad al ciudadano que enfermera y cometiera un delito

En los hospitales psiquiátricos y centros de salud mental, la enorme demanda de pacientes excluidos (desafiliados, es decir con efectos más severos que la exclusión, sin cobertura social, con secuelas de situaciones de desamparo, etc.) genera un fenómeno de control social desde la psiquiatría, ya que a través de manuales diagnósticos donde sé psicopatologizan todas las conductas, sé psiquiatriza la demanda - en el fondo de carácter social - , y se estigmatiza como patológica esa demanda, cuya causalidad es socioeconómica y sé medicaliza la pobreza. Ejercicio sutil de violencia…

Pero habría que detenerse a analizar la gestación de ciertos fenómenos patogénicos generados por la aplicación del modelo económico neoliberal:

De hecho, el caudal de confianza y de solidaridad, están severamente debilitados

“Pero debemos subrayar la significación de este funcionamiento psíquico, inserto en la estructura socioeconómica. Dicho carácter es un producto social, que si bien denuncia la crueldad del racionalismo capitalista, resulta, en última instancia, funcional a él, en tanto neutraliza el potencial transformador propio de todo ser humano y crea las condiciones psíquicas propias para la sobreexplotación.

Un ser desvalorizado, negado en sus derechos y necesidades, con aspiraciones sólo inmediatas, dispuesto a hacer sin pensar, proporcionando mano de obra barata a cambio de mera sobrevivencia, cuyas rebeldías están condenadas a agotarse en actuaciones impulsivas, sin poder transformador, y, lo que resulta mas claro, condenado a no aprender de la experiencia, es decir a no descubrir por sólo el hondo significado social que encierran sus experiencias cotidianas. Es por eso un hombre sometido, anulado en su capacidad de pensar, crear y transformar.

“Podemos así postular una complementariedad entre alienación social y el empobrecimiento del funcionamiento psíquico. El segundo surge como consecuencia del primero, pero a su vez lo refuerza y reproduce, presentándolo como un hecho natural y por lo tanto inmutable,

“¿Cuál sería la estrategia adecuada para revertir esta realidad?"

“Si la génesis del carácter social que hemos descripto se encuentra en las condiciones concretas de vida, trabajar en una estrategia clínica individual, partiendo de categorías preestablecidas, implicaría una complicidad con la medicalización de un conflicto, cuya raíz es socioeconómica Sólo cabe el trabajo grupal y comunitario, para que los sujetos recuperen su capacidad de pensar la realidad y actuar sobre ella” (10)

Adolescencia y transgresión a la ley

Internacionalmente existe abundante material de investigación que sugiere que es injusto y poco realista negar que los adolescentes en conflicto con ley son producto de sus condiciones de crianza y de su entorno social.

Las investigaciones extranjeras demuestran que es posible lograr su crecimiento y el abandono de comportamientos transgresores de la ley cuando reciben la ayuda adecuada

Si bien las aspiraciones de la sociedad parecen satisfacerse cuando se proponen políticas duras, las medidas que tienden exclusivamente a imponer restricciones o sanciones severas obturan la posibilidad del cuerpo social de comprender cabalmente las dimensiones del problema de la transgresión a la ley por los adolescentes.

Las decisiones que sólo limitan los derechos de los adolescentes en conflicto ignoran las diferencias esenciales entre estos jóvenes transgresores y los adultos e impiden trabajar en la construcción de la responsabilidad por los propios actos en edades que aún es posible hacerlo. El encierro, el trato carcelario abortan todas las posibilidades de recuperación

Violencia Social y Política

La falta de tradición democrática, el conflicto entre democracia y autoritarismo, y , con frecuencia el dominio de una concepción violenta y hegemónica de la política, instalaron formas de violencia individual y colectiva y formas institucionales de violencia social y política, que ha tenido en los atentados de la embajada de Israel y en la AMIA, y en los mecanismos de impunidad y silencio, un registro grave en la sociedad civil

El antisemitismo y otras formas de marginación y exclusión social son parte de nuestra historia y de la Argentina actual, que convocan a una obstinada reflexión crítica y una fuerte voluntad ética para remover sus causas

Violencia Social y Educación

Durante las dos últimas décadas en la Argentina, el discurso estatal propició la interpretación de la realidad como una suerte de mundialización del progreso, una realidad globalizada que produce efectos supuestamente irreversibles en la constitución de la sociedad y en una suerte de proceso natural que hace abstracción de los poderes y las relaciones de fuerza que impulsan esta “nueva realidad”. Mirada así, la realidad social sólo parece posible pensarla en términos de pequeñas modificaciones que atenúen o disminuyan los impactos de las desigualdades y que actúen en forma paliativa y compensatoria sobre los sectores “excluidos” y “marginados”. De este modo, el crecimiento de la pobreza y la desocupación han sido presentados por el discurso estatal como “un costo social no deseado” de ese proceso de globalización

Frente a los grupos sociales sobre quienes recaen las consecuencias de la pobreza y la desocupación, el Estado encara una doble acción complementaria: asistencialista y represiva Esta doble acción no está presidida por la idea de atender las “necesidades básicas insatisfechas”, sino por la preocupación por preservar el orden social frente a la aparición de un nuevo sujeto peligroso: ”los pobres desocupados

La existencia de grupos sociales designados eufemísticamente por ese mismo discurso estatal y algunos discursos académicos como los que viven por “debajo de la línea de pobreza”, los “excluidos”, los “marginales”, constituye una de las condiciones de funcionamiento de las formas actuales de la gobernabilidad.

Las instituciones educativas y los agentes educadores no quedan al margen de este nuevo enfoque del Estado, ya que su función básica ha sido y es garantizar una parte de las condiciones de gobernabilidad a través de la adecuada socialización y adecuación de los sujetos al orden social. Esto ha implicado, históricamente, el ejercicio de un tipo de violencia simbólica tendiente a contradecir las tendencias y significados que aparten a los sujetos de una definición preestablecida de “normalidad”

En la situación actual, la preocupación por un nuevo sujeto peligroso también se manifiesta en las escuelas, en particular en aquellas designadas como “escuelas suburbanas” y “marginales”. Una de las preocupaciones es denominada –en forma exageradamente abarcativa -, como “la violencia en las escuelas”

Frente a esta equívoca definición del problema, existe una gama de respuestas de explicación y acción que oscilan entre una psicologización y una pedagogización de la lectura del fenómeno. Lo que queda excluido aquí, nuevamente, son las condiciones de violencia estructural que definen las condiciones de vida de las familias de esos alumnos sometidos a límites intolerables de pobreza, de manipulaciones y presiones por parte de partidos y organismos oficiales en su calidad de desocupados.

Poner en discusión los significados asociados a la situación de pobreza, en especial la peligrosidad y la violencia de las que serían portadores los hijos de los pobres en las escuelas, es indispensable para entender –y reformular - la escuela y la educación, y para repensar las relaciones con quienes - por su misma pobreza y falta de empleo - son víctimas de la violencia que se ejerce desde el Estado

Este análisis me permite recordar una pintura de Goya, Saturno alimentándose de sus propios hijos, que precisamente, estaba expuesta en una escuela, en la sala de Profesores…

Todo lo expuesto, nos lleva a abrir algunas reflexiones referidas a las consecuencias del discurso del neoliberalismo (capitalismo salvaje), matriz del discurso hegemónico basado en el Orden y también, trasladado al sistema familiar y a las instituciones

Mercado Común de Ideales

La familia asume, en efecto, un papel determinante en el mantenimiento del orden social; en la reproducción, no sólo biológica, sino también social, es decir, de la reproducción de la estructura del espacio y de las relaciones sociales.

Es el “sujeto” principal de las estrategias de reproducción de la trama simbólica, para su ubicación en la otra trama social.

Y aquí aparecen elementos de infiltración, de contaminación, subliminales a veces, explícitos otras veces, destinados a debilitar la trama social y a desdibujar la identidad, como un ejercicio de Violencia, a través de las instituciones del Sistema

Ya no es necesario sostener la maternidad en función del lugar del padre. No sólo éste puede sustituirse, sino que también no es imprescindible la presencia real para dicho sostén Puede decirse que lo que importa es la función simbólica (el nombre del padre), pero deberíamos atrevernos a pensar cuál es el efecto donde se carece de la presencia, no de la Ley, de las tablas de la Ley, sino de un personaje, al estilo de Moisés, que las exhiba y las sostenga.

Por supuesto que este fenómeno va mas allá de la presencia o ausencia real. El sistema de modelos identificatorios que algunas familias promueven, es independiente de la presencia física del padre, o del tipo de convivencia, o si se trata de familias matrilineales.

Tiene que ver con un déficit, y del que se apropia eficazmente el aparato de control, proponiendo un nuevo Orden. , con nuevas matrices identificatorias

Esta ausencia de referencias identificatorias, con el vacío de un deseo depositado en el futuro de los hijos, y, por lo tanto, del estímulo para el crecimiento en función de un ideal adulto, valorado y simultáneamente referido a otros modelos sociales, se encuentra en severa crisis (por lo tanto, la matriz del lazo exogámico y promotor de una individuación socialmente consensuada, también queda afectada)

El narcisismo de los padres queda a mitad de camino para gestar la pretensión de emular, competir u oponerse, no se promueve, a través del deseo, la ilusión de la completud narcicística.

En esta crisis, que obliga, desde la desocupación del varón, y a la subocupación laboral de la mujer, a una reformulación de roles.

Pero desde lo social, se emite un nuevo discurso: La completud del ser a través de la valorización de un poder sostenido en la posesión y en la capacidad de adquisición (Cuánto mas tengo, mas soy o más respeto genero). - o más posibilidades sociales adquiero.

El lazo que comienza a establecerse se realiza ya no con un ideal, con un referente, con un modelo, con un personaje, real y familiar (o ficticio, a través de una historia o de un mito)

El bien, el objeto, la posesión, la apropiación y su tenencia o su consumo pasa a constituir una forma de relación que el sistema promueve.

Ya no importante ejercer un rol socialmente valorado. Independientemente de ello, lo importante es triunfar: aprobar, no aprender; ganar dinero para ser alguien: en un momento histórico de alta desocupación, lo importante es tener el bien del trabajo, no importa en qué. Del goce de ser alguien al goce de tener algo (tener para ser)

El Otro no aparece exigiendo, estimulando o prohibiendo, aunque sea en aras de la transferencia del ideal de la completud a través de los hijos. Aparece desdibujado, no portando las tablas de la Ley o del deseo, sino alienando en el sostén de un bien que garantice su reconocimiento social y su inclusión en el sistema.

Se promueve, entonces, un mismo significante para todos. Desaparecen los valores que tradicionalmente han promovido la búsqueda de la subjetividad.

Aparece Un Mercado Común de Ideales. Y aparece una ley - del Mercado -

La neurosis, entonces, no es la misma de hace 50 años: el llamado conflicto subjetivo entre los ideales y las pulsiones. Ese topos freudiano sólido, ya no nos sirve para el abordaje de ciertas patologías (denominadas del postmodernismo, emergentes, etc.)

Nos encontramos con un individuo habitado por la falta, a la cual no cubren los valores, y se encuentra directamente confrontada con os objetos susceptibles de rellenar esa falta.

Habiéndose abortado ese camino, es lógico que la ilusión promueva la idea que el objeto pueda ser intercambiable y pueda sustituirse, sin mayor duelo, por otro igualmente consolidador de la estima

De esta manera, se gesta la primera semilla para disolver la trama social y ejercer el poder desde este nuevo mecanismo de control social:

El modelo de la exogámia, del intercambio para el enriquecimiento, para la consolidación de un ideal y de un logro, fuera de la satisfacción primaria del seno materno no es indispensable.

Las prohibiciones y/ prescripciones que regulan la convivencia, y el establecimiento de nuevos lazos sociales y que vehiculizan la relación del sujeto con el mundo social, son devaluadas.

La familia, en crisis, incorpora valores del mundo exterior, que van omitiendo el sistema de criterios culturales o ideológicos, que, con su subjetividad, le confieren identidad a la matriz familiar, y a la posibilidad de identificarse como perteneciente a la misma.

La ideología es monopolizada por el Gran Transmisor del Otro (TV, diarios, propagandas, etc.) Se desdibuja la tradición y la transmisión oral, la historia de la familia rememorada por ciertos hechos, el reconocimiento generacional, el origen de la familia, la experiencia vivida como grupo o de alguno que podría ser referente.

Se desdibuja definitivamente la posibilidad de normativizar la experiencia y darle un sentido de realidad.

El viejo(ése es el término), no aparece como sinónimo de experiencia o sabiduría. La historia es tan vertiginosa que resulta nimia su consideración. Mas bien, se transforma en un objeto que estorba (ocupa lugar, no produce, no puede sostener los nuevos valores.) El propio sistema propone en transformarlo en objeto, desechable, apilable, recluíble como todo lo que refiera a la historia y a la subjetividad

La historia, entonces, que representa el lazo que promovía con el pasado, la subjetividad de la familia, su identidad y su propia historia y, del lazo social, a través de la historia y su proyección en el futuro, son declaradas desechables

La violencia que se ejerce a través de este reproductor de ideología y estrategias sociales, es la fórmula que atenta contra la diferenciación. La confrontación generacional que nutre a la identidad, queda aniquilada

El futuro con Un Mercado Común de Ideales, surge como alternativa.

Para ello, promueve un contexto donde propone la forma de llenar el vacío de todo esto. (pero nunca transmitido como mandato o deseo, es decir sin dictar

El ruido oculta la ausencia…. ¿Qué ausencia? Las de las interrogaciones, las de las dudas, las de las incertidumbres. La angustia del ser (o la angustia de no ser)

Copular para relacionarse, tener para ser, para sentir que la vida está en movimiento, buscar la respuesta más que detenerse en la pregunta, aprobar aunque no se aprenda, trabajar en algo para no estar fuera del circuito, ser más operativo que analítico, ejecutar mas que programar, pasan entonces a ser valores de esta postmodernidad, que, al ser estimulados como ideales para lo que Filloux denominaría Personalidad Básica de esta cultura, pasan a ser transmitidos como posibilidad aceptable de conducta, y, por lo tanto, de lazo social deseable y exitoso

La Tabla lo único que exhibe ahora es sólo un catálogo de virtudes o capacidades. Catálogo de objetos, de bienes, de posesiones

Breve, exitoso, sin interrogaciones que remitan a la castración, a la finitud, al vacío y a la angustia.

Entonces el acto sustituye a la palabra, eros a tanatos, la perentoriedad a la angustia. Y hasta se permite, desde un discurso neoliberal y economicista pautar el tiempo, los valores y los encuadres terapéuticos de las demandas en la atención, globalizando, homogeinizando y desconociendo la historia individual y la peculiaridad de cada ser (terapias breves, exitosas, sin el goce del dolor de la historia y que acalle la verdad anulando al síntoma)

El consumo podría ser entonces, una forma compulsiva de ser, es la evidencia del discurso propuesto para ejercer la identidad, es la externalización de la confusión entre el deseo y la necesidad

Esta es la matriz identificatoria que propone el discurso del Orden, a través de un discurso hegemónico y con la ideología del neoliberalismo como fuente filosófico - económica

Y esta es la violencia social más perversa: sutilmente, se afecta la construcción de la subjetividad, y, por lo tanto de consenso (evitando así el disenso)

Lazo Social

La imposibilidad de concebir la preeminencia de lo colectivo por sobre lo individual, promueve la desestimación de los lazos de horizontalidad y reciprocidad, obturando así la constitución de la matriz social: imposibilitando también la reformulación de las propias bases: social, jurídica, laboral, familiar, educativa, política.

Tanto el discurso religioso como el jurídico (así como también algunas corrientes psicoanalíticas)son los principales sostenes de ese no cuestionamiento, funcionando como subrogados del discurso hegemónico.

Como sucede en la psicosis, donde cada parte es tomada como totalidad en sí misma, impidiendo la dialectización entre fragmentos y totalidad. El lazo social está así manejado, ya que para obtener la seguridad de inclusión en la cultura, se paga el precio de la renuncia a una singularidad que corre el riego de ser censurada. En otros momentos de la humanidad, cuando la pluralidad se manifestaba en las diferentes modalidades culturales, era posible “un fracaso”, una forma “fallada”, ya que la transformación se operaba mediante el intercambio de las mismas que la diferencia garantizaba.

¿Qué sucede con una forma que asegura su hegemonía negando esa diferencia? Se obtura la imaginarización de lo colectivo como manifestación de una pluralidad y la articulación entre sus diferencias, proponiendo alguna de esas partes como modelo ideal para la homogeneidad. Lo forcluído es entonces, el lazo social que se traduce en relaciones de competencia y conflicto

La funcionalidad de la forclusión

En un texto de Foucault dice: “Las relaciones de poder penetran en los cuerpos”: se explica de qué manera las relaciones de poder pueden penetrar materialmente en el espesor mismo de los cuerpos, sin tener que ser sustituidos por la representación de los sujetos; es como si el poder hiciera blanco en los cuerpos, y no porque anteriormente se haya internalizado en la conciencia

El efecto sobre el cuerpo no es entonces nada menos que el mecanismo privilegiado para convertirlo en el instrumento por excelencia, mediante el cual se ejercerá una dominación enmascarada en discursos que no lo nombran, que lo forcluyen.

Esta ausencia…¿no es también la evidencia de un cuerpo social silenciado, que obtura los lazos de reciprocidad e intercambio en aras de una incestuosa acumulación?

“Entre cada punto del cuerpo social, en una familia, entre un maestro y su alumno, entre el que sabe y el que no sabe, pasan relaciones de poder que no son la proyección pura del Gran Poder sobre los individuos; Son mas bien el suelo movedizo y concreto sobre el que ese poder se incardina, las condiciones de posibilidad de su funcionamiento “ (7)

Del mismo modo cómo se silencia el cuerpo - el cuerpo social. El cuerpo en la psicosis, el cuerpo en la sexualidad -, se omiten los discursos que evidencian las relaciones de fuerza que hacen posible esa estructura de poder. Se crea, entonces, una imagen de imposibilidad de transformación (abstrayéndose sus interrelaciones y formas de subversión) y que sólo asegura la perpetuidad del sistema

“Pero a partir del siglo XIX tuvo lugar un fenómeno absolutamente fundamental: el engranaje, la imbricación de dos grandes tecnologías de poder: la que tejía la sexualidad y la que marginaba la locura” (7)

“Somos la única civilización que basó su superioridad en la exclusión de la diferencia: para esto creó el burdel y el manicomio, con la ilusión de encerrar en uno, la mercantilización del sexo que circula en su exterior, y la ficción de la monogamia, y en el otro, el grito de quienes pretenden desenmascarar lo absurdo de creer en un discurso verdadero” (7)

Estas instituciones aseguran la continuidad de las otras: No hablar del cuerpo. No ocuparse sobre la posibilidad de articulación de los lazos sociales. Silenciar la locura y la sexualidad, constituye la base de la funcionalidad del sistema. Esta superioridad se construye para justificar sus propios fantasmas

La perversión consiste, entonces, en la denegación de que “aquello que excluyen” les pertenece, es promovido y atraviesa los cuerpos por medio de las diferentes formas de dominación y control que ejercen

Las enfermedades de este post - modernismo (patologías emergentes) tienen relación estricta con lo planteado, y es imposible funcionar sin estar sometido al cotejo de lo adecuado y deseable

Y este discurso del Orden, de la homogeneidad, que desestima el disenso, ejerce, de manera cotidiana y sutil, una violencia social, como el consabido modelo del autoritarismo, ” donde el que tiene la verdad es porque tiene el poder “.

En un Mercado Común donde la flexibilidad ética transforma en desaparecidos a los Ideales

“La verdad, es decir, qué hacer y a quien apoyar, y prestar solidaria ayuda, no surgirá de la confrontación de ideas o verdades, sino de una verdad política, oculta tras esos emblemas.

“Toda verdad, incluso si es universal y también si puede ser expresada en una fórmula abstracta de tipo matemático, debe su eficacia al ser expresada en los lenguajes de las situaciones concretas particulares. Si no es expresable así, es una abstracción bizantina o escolástica, buena para el solaz de los rumiadores de frases” (9)

Surgirá de una toma de posición en las innumerables confrontaciones que surcan horizontal, vertical y transversalmente cada sociedad. Como dice Marcel Detienne “ es posible preguntarse si la verdad, en tanto que categoría mental, no es también solidaria de la vida material y de la vida social”(8)

Referencias Bibliográficas

(1) Heller, Agnes: Instintos, Agresividad y Carácter. Ed Península, Barcelona, 1980, 2da ed, pag21

(2) Michaud, Ives, La Violencia, Ed PUF, París, 1986, pág 3

(3) Mendes Alberto,
Violencia y Maltrato Infantojuvenil. Ed. Pensamiento Judicial, BsAs 1998 Mendes Alberto. Méndez M, Cultura y locura, Ed Libros de la Cuadriga, BsAs, 1994
Mendes Alberto, Burone M y otros; Fin de siglo, globalización, neoliberalismo y violencia social,en El Impactode la violencia, Ed. Letra Viva, 1999

(4) Freud, Sigmund Obras Completas tomo 22, Amorrortu Ed. Bs.As. 1982, pag. 183

(5) Guthmann Gerardo Saberes de la Violencia y Violencia de los Saberes Ed Nordan Comunidad

(6) Mendes Alberto, Soriano R, Lazzari A. Mendez J. Propuestas en salud Mental para una ciudad de complejidad creciente Vertex,BsAs,2000

(7) Foucault Michel :
“Vigilar y castigar”, Ed. siglo XXI,17a Ed. Bs.As., 1994
“La vida de los hombres infames” Ed. de La Piqueta, Madrid, 1990
“La historia de la locura en la época clásica”,FCE,México,2ª ed,1976
“Las palabras y las cosas”, Ed. Planeta,Barcelona,1985
“El discurso del poder”, Folios Edic, México, 1983
“Historia de la sexualidad” Ed. Siglo XXI,13ª ed.México.1986

(8) Detienne Marcel ,Los maestros de la verdad en la Grecia Arcaica, prefacio pag 7 Ed Taurus, Madrid 1983

(9) Gramsci A., Cuadernos IX, frag. 63

(10) Giorgi, Victor, Vínculo, marginalidad, salud mental Ed. RocViva, 1990, Uruguay

(11) Freire, Paulo , Concientización y Lenguaje ”culto” y lenguaje “popular”, seminario El Proceso Educativo , con Ana Quiroga, San Pablo, Brasil, setiembre 1985, Ed. Cinco

(12) Beccaria, Luis: El debilitamiento de los mecanismos de integración social, en Sin Trabajo, de UNICEF/Losada, 2da Ed., 1997

(13) Sarlo B., ”Escenas de la vida post - moderna”, Ed. Ariel, Bs.As., 1994

(14) Lêvi Strauss, “Estructuras elementales del parentesco”, Ed. Planeta, Barcelona, 1985

(15) Guattari, Felix : “Las tres ecologías”. Ed .Pre-textos, Valencia ,1996

(16) Engels, Friedrich: ”El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado” Ed.Planeta,Barcelona,1986

(17) Rozitchner ,León : “Freud y los límites del individualismo burgués”, Ed Siglo XXI, BsAs, 1972

(18) Moffatt Alfredo : “Psicoterapia del oprimido”, Ed. Alternativas, Bs.As., 1984

(19) Alberti Blas M .- Méndez María L.: ”Antropología. psicología y psicoanálisis”, Ed. Tekne, Bs. As. , 1987

(20) CEPAL-UNICEF .”Pobreza crítica en la niñez”, Chile,1981



* Datos sobre el autor:
* Dr. Alberto Daniel Mendes

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