Logo de Margen   Periódico de Trabajo Social y Ciencias Sociales
Edición electrónica

Edición N° 25 - otoņo 2002

Reflexiones sobre la poblacion sin techo

Por:
Lic. Cristina Codnia
Lic. Vanesa Perez Regueira
Lic. Marta Miranda
*
(Datos sobre las autoras)


Este trabajo surge cómo respuesta a las reuniones de grupo con el equipo de psicólogos del BAP. Allí, se planteó el poder escribir respecto a las cuestiones referidas a las hipótesis del trabajo en la calle, resignificando la teoría en función de nuestra experiencia y práctica en la calle durante la noche de los fines de semana y feriados.; las estrategias y técnicas de abordaje, así cómo la denominación de los Sin Techo en general.

No resulto fácil escribir estas cuestiones, evitando y repudiando lo que puede ser una elaboración o producción teórica de una realidad que pertenece a un otro que está en situación de calle, inmerso en ella, vive y se encuentra (a sí) en la calle...

Intentaremos entonces no pormenorizar datos que hagan de esa realidad una fábula, una ficción, intentando lo que desde la experiencia pudimos aprender de la denominada población “ Sin Techo”, y desde ahí reflexionar para las pautas propuestas.

Desde nuestra formación estamos preparados a “ desarrollar la escucha” y al acercarnos a un Sin Techo se nos impone la imagen, entonces, solo la escucha? No, la mirada a esa imagen de desamparo, abandono, miseria y exclusión. Escenas que nos remiten a seres solitarios, nómades actuales, aunque compartan un espacio con otro que se ubica en sus mismas condiciones. Los encontramos durmiendo en las plazas, veredas, refugiados en guardias de hospitales, estaciones de ferrocarriles ....
Otros se hallan en sus precarias viviendas de cartones y diarios. Estas escenas, aunque repetidas nos provocan asombro, compasión, malestar y varios interrogantes. Su aspecto , vestimenta, harapos , algo del orden primitivo ( escaras o suciedad = deshechos) nos hablan de la desaprensión que resulta de la precipitación de las pérdidas que se desencadenaron: vínculos, hábitos, afectos y pertenencias o propiedades ...

Resulta importante crear en el contacto con esa persona un espacio donde no se irrumpa en su realidad violentándola, sino como espacio promotor de posibilidades truncadas.

Abordar una persona en situación de calle no es fácil: Cómo reaccionará? Sabrá porqué la despertamos o sacamos de su ensimismamiento? Aquí es dónde desde nosotros surge la empatía y el respeto para no irrumpir , corromper o violentar esa realidad que una demanda nos solicita entrevistar.

En éste punto debemos distinguir entre una demanda propia o ajena:

En el primer caso tendríamos que considerar: Por qué recurre a nosotros? Qué lo motivó a plantear la demanda? Sólo un lugar para dormir o una manta para cubrirse del frío? Solicita satisfacer esa necesidad o se desea algo más ? En la espera o recurrencia de llamados, nos encontramos con Juan, Mario o Zulma. Entonces el Sin Techo deja de ser un rótulo o un N.N. para inscribirse cómo sujeto nominado.

En el segundo caso interviene un tercero por aquellos que "nada piden": un vecino o transeúnte accidental que se compadece, teme o molesta por registra ésta escena. En éste caso nuestro acercamiento a ése Sin Techo es una intromisión confirmada algunas veces por el rechazo , la molestia o la negativa a conversar, dónde recurre la ausencia de demanda.
En otros casos, nuestra intervención genera algún registro de su situación, en dónde queda expuesta por nuestra presencia su condición de carenciado, excluido o marginado. La demanda ajena puede generar entonces un cuestionamiento del que nada podía pedir. Pensamos entonces que los “ Sin Techos” están en un “Sin Lugar”, nómades actuales y contemporáneos que viven y duermen en la calle, no pudiendo evitar el ser registrados y demandados por otros que cuestionan cómo se puede soportar esta realidad: dormir sin techo, sin casa, sin lugar propio. Rotulados cómo indigentes, carentes de recursos dónde alimentarse, vestirse o tener un lugar dónde vivir han perdido los recursos psicológicos adecuados para una vida social.
A veces un poco de humor o una expresión referida a las cosas corrientes de la vida sirven cómo estrategia para desdramatizar ésta situación y comenzar a adentrarnos en su historia desde su presente. La empatía, la mirada, y la escucha es lo necesario para comenzar a poder pensar en cómo es que llegan a ésta situación?. En algunos el desencadenante es la pérdida de trabajo, lazo libidinal que liga al individuo en la sociedad y lo incorpora a la realidad humana. A ésta pérdida le suceden otras: separación de su pareja, abandono de sus hijos, migraciones desde la Provincia a la Capital con la ilusión de encontrar trabajo que les permita vivir en mejores condiciones. Terminan así, distanciándose o perdiendo vínculos familiares, afectivos y culturales.
Deterioro, abandono, expulsión y repulsión de una institución y una sociedad .Estos padecimientos resignifican vivencias traumáticas infantiles: padres y/o abuelos adictos al alcohol, violentos, con trastornos psiquiátricos dónde ya han padecido un abandono o abuso, quedando entrampados en ésta marca identificatoria que no cesa con su implacable repetición.

Consecuencia de esto en los adultos mayores el alcoholismo es otro de los factores que con sus estragos físicos y psíquicos conducen a la pendiente de la marginación y en los adultos jóvenes la adicción a sustancias, se observa en ambos rangos generacionales conductas autodestructivas y trasgresoras. Desconectados de sus semejantes se retraen sobre sí mismos. El desvalimiento, la desvalorización, la apatía en aumento, la falta de motivación y la pérdida de un proyecto de vida conducen a éstos sujetos a la cronicidad.

Acá es donde el sin techo debiera pensarse como un " sin lugar" pero como un" singular": un caso diferente a otro, “no tiene techo o propiedad”, pero le es propia su historia y la realidad donde se sitúa. Sin Techo que puede comenzar a hablar de lo que tiene o le falta.

Desde allí debemos realizar un diagnostico diferencial, ya que no es lo mismo el que padece cronicidad , del que solicita alojamiento para poder bañarse, afeitarse, dormir y dar una dirección en el trabajo donde deberá presentarse.

Se trata de dos urgencias diferentes: simbólica y real. La primera tendiente a la resocialización : salir de la calle, volver a trabajar, volver a tener las posibilidades que perdió, aquellos que se encuentran temporalmente en situación de calle. Atraviesan crisis familiares y/o laborales pero no están sumergidos en la cronicidad , pues han conservado ciertos lazos sociales y afectivos manteniendo trabajos precarios que los sostienen en sus necesidades mínimas. La situación de calle se presenta egodistónicamente, hay angustia y cuestionamiento.

La segunda tiene que ver con lo real :el borde entre la vida y la muerte. Son numerosos casos en los cuales trabajamos conjuntamente con el SAME, abordando como primera medida la instancia psico-física. Aquí los crónicos, empobrecidos en sus recursos psíquicos debido a la no elaboración de pérdidas y situaciones traumáticas padecidas, no registran angustia ni plantean demanda asistencial alguna.

Por su identidad, sus elecciones, su historia, intentamos desde nuestro trabajo abordar cada caso en particular donde la irrupción de nuestra intervención no caiga en el orden de la “ corrupción “ : no corrompa , dañe o pervierta la realidad que le pertenece, por eso habría que pensar que si bien no tiene techo, algo tiene, por lo cual debemos respetarlo.

Desde este lugar, se puede promover ( mover a favor y no en contra) diversos recursos con la finalidad de incentivar la formación de lazos sociales, que el encuentro le permita salir del aislamiento, reencontrándose a sí con sus capacidades, con un poder hacer. ...

La población Sin Techo no solo pertenece a la denominada franja de riesgo social, sino también a la que ha sido y presenta sus derechos vulnerados. Aquí nos detenemos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos pensando en un “ Sin Techo”, pudiendo describir como indispensable el pensar en su realidad para que se intente respetar sus derechos ante nuestra intervención:

  1. Libertad, Igualdad y Fraternidad.

  2. Previsión de la discriminación.

  3. Derecho a la vida y a la libertad.

  4. Previsión de la esclavitud.

  5. Nadie será sometido a torturas.

  6. Reconocimiento de Persona Jurídica.

  7. Igualdad ante la Ley.

  8. Derecho de amparo.

  9. Nadie podrá ser detenido, preso o desterrado arbitrariamente.

  10. Derecho a la Audición Legal.

  11. Toda persona es inocente mientras no se pruebe su culpa

  12. Derecho a la vida privada, honra, reputación.

  13. Libertad de inmigración.

  14. Derecho de asilo

  15. Derecho a una nacionalidad.

  16. Libertad de casamiento. Protección de la familia.

  17. Protección a la propiedad

  18. Libertad de conciencia y de religión

  19. Libertad de expresión

  20. Libertad de reunión y asociación pacifica

  21. Derecho al sufragio universal

  22. Derecho a la seguridad social

  23. Derecho al trabajo a un salario justo y a formar sindicatos.

  24. Derecho al descanso, tiempo libre y vacaciones.

  25. Derecho a la asistencia social

  26. Derecho a la educación

  27. Libertad de vida cultural.

  28. Derecho a un justo orden social e internacional.

  29. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad

  30. Nadie podrá suprimir alguno de estos derechos.

La indiferencia de la sociedad frente a los Sin Techo y sus derechos le otorga un lugar de desecho y de objeto. Es aquí dónde nuestra intervención debe operar cómo corte de la exclusión en dónde quedaron entrampados ( que se perpetúa en la compulsión repetitiva). El devenir en sujetos les es posible cuando promovemos en ellos un registro de la diferencia , ahí es dónde surge la posibilidad del cambio.



* Datos sobre la autora:
* Lic. Cristina Codnia
* Lic. Vanesa Perez Regueira
* Lic. Marta Miranda

Volver al inicio de la Nota


Volver al sumario Avanzar a la nota siguiente Volver a la portada para suscriptores