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Edición N° 23 - primavera 2001

DESIGUALDADES EN LA CIUDAD:

Una recuperación de la mirada sobre lo urbano

Por:
Mariana Chaves
*
(Datos sobre la autora)


Introducción
Los procesos de globalización y fragmentación construyen una geografía de la desigualdad que debe ser analizada y cuyo estudio «descubre» las nuevas dinámicas territoriales que plantea el cambio en el régimen de acumulación; permitiéndonos abordar las «nuevas» desigualdades en la ciudad.

Este trabajo tiene tres objetivos:

  1. Brindar de forma general un panorama de los estudios que posibilitan la lectura de las desigualdades en la ciudad;

  2. particularmente interesa abrir el debate en torno a la importancia de la mirada sobre lo urbano en las ciencias sociales y específicamente en el trabajo social; y

  3. singularmente, y a modo de ejemplo, se analizarán situaciones de la ciudad de La Plata.

Se intentará así ofrecer algunas herramientas para leer en las formas espaciales los procesos sociales contemporáneos; se trabajan las nociones de ciudad como bien de uso complejo, segregación, fragmentación y expoliación urbana. Todo ello ubicado en la discusión sobre las ciudades periféricas en el capitalismo de la era informacional y la articulación de lo global y lo local.

El trabajo social es una disciplina ligada a la ciudad, ha surgido y crecido en el seno de las ciudades, ha trabajado y trabaja en medio de las problemáticas de los habitantes de las ciudades. Debe pues explicarla, o por lo menos tomarla en cuenta para su práctica profesional. De aquí que este texto siga una estructura didáctica para su desarrollo, ya que se ambiciona introducir autores y conceptos de los estudios urbanos en el ámbito del trabajo sociali.

La urbanización creciente del territorio nacional es un hecho: en 1991 el 85% de la población de Argentina era urbana. El avance de la concentración metropolitana es una hipótesis ya comprobada: como ejemplo, la Región Metropolitana de Buenos Aires -RMBA- ya abarca Ciudad de Buenos Aires, primera, segunda y tercera corona del conurbano; concentra el 35 % de la población nacional y el 53% del PBI, y además tiene como núcleo a la ciudad de Buenos Aires que es una de las diez aglomeraciones más grandes del mundo.
La polarización social crece y crece: la evolución de la brecha de ingresos entre el 10% más pobre y el 10% más rico de 1990 a 1999 es del +57% a nivel nacional, del 57,5% en el Gran Buenos Aires y del 127% en la ciudad de BA. Es en este contexto que debemos recuperar, como cientistas sociales, la mirada sobre lo urbano.


¿Qué mirar?
Si yo contara que existe un "algo" -llamémoslo así provisoriamente-, donde vive la mayor parte de la población del mundo; donde se aglomera la mayor cantidad de gente una al lado de la otra, reproduciéndose como especie, como cultura y como sociedad. Todos juntos, llenos de conflictos y de soluciones, de luchas, esperanzas, sueños. Toda la vida transcurre en este "algo".

Un "algo" en donde se invierte la mayor cantidad de capital, donde se reúnen las direcciones ejecutivas de los bancos, las financieras, las empresas privadas y también las públicas.
Un "algo" que representa en sí mismo un elemento importante en la reproducción y acumulación del capital.
Un "algo" donde se concentra el poder político; cerca uno de otro los ámbitos legislativos, ejecutivos, judiciales. La mayor acumulación de expedientes y formularios que se puedan imaginar.

Un "algo" donde se centralizan la mayor cantidad de instituciones de formación: guarderías, jardines, escuelas, polimodales, universidades, terciarios; y también otras instituciones: hospitales, salitas, clínicas, cárceles, institutos de menores, geriátricos, etc. Un "algo" donde convergen redes viales, cloacales, eléctricas, de agua y de gas; miles de caños, de cables, de antenas y de señalizaciones.

Ese "algo", como ya debe ser obvio, es la ciudad. Debemos pues estudiarla, y no porque la sola abundancia de elementos justifique la mirada, sino porque es en estos territorios en los que históricamente se confrontan o interpenetran -incluso visualmente por sus concreciones en el paisaje urbano- tres lógicas o sentidos: la de la acumulación de capital, la de la acumulación del poder político y la de la reproducción de la vida humana (Coraggio, 1997:37). Esto es lo que debemos mirar.

Recuperando miradas.
Se han realizado investigaciones sobre la ciudad desde principios de siglo, y aunque un poco aislados, desde antes también. Como sucede con todo, cuando pasa el tiempo se va produciendo historia, o por lo menos, un racconto de lo hecho hasta el momento, un anecdotario de los trabajos realizados o más seriamente una sistematización del conocimiento producido, y también, una clasificación por escuelas, corrientes teóricas, alineamientos ideológicos, origen disciplinar o nacionalidad. Pero no es objeto de este escrito rememorar el recorrido de los estudios sobre la ciudad (recomiendo sí su lectura para saber de dónde venimos ya que siempre esto explica algo del presente)ii. El objetivo en esta sección será pasar revista a algunas herramientas conceptuales que se han producido en ese transcurso y que posibilitan analizar las desigualdades en la ciudad contemporánea, capitalista y latinoamericana.

Y estas tres últimas palabras no son casuales. Porque las explicaciones son en un momento para un momento, en un lugar para un lugar, tiempo y espacio definidos, con las especificidades y las generalidades que podamos encontrar, porque es importante contextualizar en lo global y también, aunque parezca redundante, contextualizar en lo local.

Pero empecemos por el principio: ¿qué es la ciudad?.
La ciudad es resultado de un proceso de producción (Topalov, 1979). Es, por lo tanto, objeto de consumo material y simbólico. Pero no sólo eso, la ciudad es parte indispensable en el proceso de producción capitalista. Y no como elemento previo, sino que la dialéctica de la producción de la ciudad conlleva la reproducción del capital y la reproducción del espacio que le es necesario.

Utilizaré una extensa cita del investigador francés Christian Topalov (1979) para aclarar esta noción en términos del proceso de producción capitalista,

La ciudad constituye una forma de la socialización capitalista de las fuerzas productivas. Ella misma es el resultado de la división social del trabajo y es una forma de desarrollada de la cooperación entre unidades de producción. En otros términos, para el capital el valor de uso de la ciudad reside en el hecho de que es una fuerza productiva, porque concentra las condiciones generales de la producción capitalista.
Estas condiciones generales a su vez son condiciones de la producción y de la circulación del capital, y de la producción de la fuerza de trabajo. Son además, el resultado del sistema espacial de los procesos de producción, de circulación, de consumo; procesos que cuentan con soportes físicos, es decir, objetos materiales incorporados al suelo (los inmobiliarios).

Este sistema espacial constituye un valor de uso específico, diferenciado del valor de uso de cada una de sus partes consideradas separadamente, es un valor de uso complejo que nace del sistema espacial, de la articulación en el espacio de valores de uso elementales.

Llamaré a esos valores de uso complejo, efectos útiles de aglomeración.
En resumen, como sistema espacializado de elementos, la ciudad es una forma de socialización capitalista de las fuerzas productivas. Es el primer elemento de la tesis, el primer término de la contradicción.

Efectivamente hay una contradicción, puesto que cada uno de los elementos del sistema que constituye la ciudad es un proceso autónomo el cual tiene como base un objeto inmobiliario que es un producto y que circula de modo independiente a los otros. Algunos de estos elementos son mercancías producidas por el capital (p.20).
(Otros no), la ciudad no es una mercancía como lo es la materia prima: ningún polo de acumulación controla la formación de los valores de uso complejo. En cambio el capital puede reproducir las mercancías necesarias para su valorización. Por esta razón, hablaré de formación y no de producción de efectos útiles de aglomeración (p.27)

Entonces Porque los medios de producción son privados, porque las relaciones de producción son capitalistas, los valores de uso complejos urbanos están formados por un proceso ciego, sin sujeto, es decir, el movimiento de búsqueda de la ganancia privada de cada polo autónomo de acumulación.
Por tanto, la urbanización capitalista es, ante todo, una multitud de procesos privados de apropiación de espacio. Y cada uno de éstos está determinado por las propias reglas de valorización de cada capital particular, de cada fracción de capital. En consecuencia, la reproducción misma de esas condiciones generales urbanas de la producción capitalistaiii se transforma en un problema. No se la puede garantizar. De ahí, la contradicción entre el movimiento de socialización capitalista de las fuerzas productivas y las propias relaciones de producción capitalistaiv.

Esta contradicción es la fundamental, expresada en el espacio de ese modo de producción, pues va a producir históricamente formas siempre nuevas de socialización. Pero, al mismo tiempo, va a reproducir límites siempre nuevos a esta socialización de las fuerzas productivas. Estos límites se expresan en las luchas de clase, así como en las crisis urbanas de las metrópolis capitalistas (p.20-21)

Como de hombres y mujeres estamos hablando, la ciudad como producto de la producción humanav engloba la dimensión del proceso de reproducción de la vida humana en su plenitud, en sus luchas y conflictos (Carlos, 1994:259).
La ciudad es -repito- también un campo de lucha. La ciudad, la gente. Los procesos sociales que se desarrollan en ámbitos urbanos. Los procesos urbanos en los que actúa gente. Imposible una cosa sin la otra. A partir de esta dialéctica indisoluble entre el sujeto y lo social -en nuestro caso lo social urbano- arribaremos a la noción de espacio urbano como constructo, como construcción social.

Incorporemos la noción de espacio urbano desarrollada por el profesor Lobato Corrêa (1999) en Río de Janeiro,

He aquí el espacio urbano: fragmentado y articulado, reflejo y condicionante social, un conjunto de símbolos y campo de luchas. Es pues la propia sociedad en una de sus dimensiones, aquella más aparente, materializada en las formas espaciales. Es este nuestro objeto de estudio (p.9)vi

Detallemos estos seis momentos en los que podemos aprehender el espacio urbano:

  1. Es fragmentado porque el espacio de las ciudades capitalistas es un complejo conjunto de usos de la tierra yuxtapuestos entre sí (Ej. se definen diferentes áreas: centro, periferia, industrial, etc.).

  2. Es articulado porque cada una de sus partes mantiene relaciones espaciales con las demás, aunque de intensidad muy variable (Ej. Flujo de automóviles, de dinero, núcleo central, etc.)

  3. Es reflejo social porque esa división articulada (1 y 2) es la expresión espacial de procesos sociales tanto del presente como del pasado -pero que dejaron su marca en las formas espaciales actuales- (Ej. desigualdad espacial reflejo de la desigualdad en la estructura social)

  4. Es condicionante social por el papel que las obras fijadas por el hombre -las formas espaciales- desempeñan en la reproducción de las condiciones de producción (Ej. Ventaja de la localización cercana de las industrias), y en la reproducción de las relaciones de producción (Ej. Papel de la segregación residencial).

  5. Es una dimensión simbólica porque es el lugar donde las diversas clases sociales viven y se reproducen. Es decir, abarca el cotidiano y el futuro próximo con las creencias, valores y mitos proyectados en las formas espaciales (Ej. Monumentos, calle especial, etc.)

  6. Es un campo de lucha porque como estas vidas están en un contexto de fragmentación desigual del espacio se producen conflictos sociales. El espacio de la ciudad es entonces también escenario y objeto de las luchas sociales, pues se está apuntando, al final de cuentas, al derecho a la ciudad, a la ciudadanía plena e igual para todos. (Lobato Corrêa, 1999:7-10)

A través de los párrafos previos quise llevar al lector hacia la comprensión de la desigualdad como algo intrínseco a la constitución de la ciudad en el capitalismo; la desigualdad como característica propia del espacio urbano capitalista. Reforzaré aún más con una explicación de la geógrafa, también brasilera, Ana Fani Alessandri Carlos (1994),

La producción espacial es desigual en la medida en que el espacio es fruto de la producción social capitalista que se realiza y se reproduce desigualmente. En este sentido la unidad espacio-sociedad trae implícita una desigualdad que se materializa a través de la división del trabajo entre "parcelas" del espacio y en cada una de ellas.

Tal desigualdad se crea y se estructura a partir de la relación de dominación-subordinación centrada en el proceso de acumulación y centralización de la propiedad y del poder. Teóricamente esa acumulación es un proceso concentrado en determinados lugares, presuponiendo un proceso de aglomeración. Si, por un lado, la producción capitalista es posterior a la formación de la ciudad, por otro, genera una urbanización con características peculiares, con aspectos y significados diferentes.
El capitalismo sólo puede desarrollarse a partir de lo urbano una vez que tiene como presupuesto básico la producción industrial que se realiza a partir de dos tendencias fundamentales: la continuidad y la producción en escala.
La continuidad implica tornar el proceso cíclico en una unidad ininterrumpida de modo que las fases se sucedan sin pérdida de tiempo o paralizaciones. La producción en escala, presupone la venta también en escala, genera la aglomeración de los medios de producción y cambio; de los bancos y del comercio; de los trabajadores y del mercado consumidor; la concentración de los medios de circulación y de consumo colectivo. Ambas generan la aglomeración y la acumulación en puntos aislados del espacio y la consecuente centralización del aparato jurídico, político e institucional.

El proceso de concentración y centralización de la producción, en consecuencia del modo por el cual ocurre la reproducción ampliada del capital, está en la base de la discusión del proceso de urbanización del mundo actual. Parece no haber duda de que la metrópoli atrae para sí gran parte del excedente generado (plusvalía producida en otros locales del espacio) en vista del proceso de acumulación del capital; resta saber cómo ese proceso se va a desenvolver, va creando y acentuando el desarrollo desigual entre las "parcelas" que forman determinada totalidad espacial. (p.26)vii

Espero que haya quedado claro, para entonces pasar a entender qué es la segregación.

Utilicé este término en la página previa como ejemplo de las formas espaciales que adoptan las relaciones de producción, es decir, de la reproducción de los diferentes grupos sociales. A la sazón, la segregación urbana es un proceso social de carácter integral en el que podemos identificar, junto a los investigadores costarricenses Mora Salas y Solano Castro (1993), varias dimensiones:

  1. Como un producto del predominio de la lógica de organización capitalista de la ciudad. La segregación urbana remite así al problema de la renta urbana y los usos diferenciales y funcionales del espacio en aras de la valorización del capital.

  2. La forma de inserción de los diversos grupos sociales en la estructura productiva y la relación que de ahí se deriva con respecto a sus condiciones de reproducción. De esto se reconoce que no todos los sectores sociales tienen las mismas posibilidades de acceso al espacio urbano debido a la desigual distribución de la riqueza social.
    Esta desigual distribución de la riqueza social permite o impide el acceso a ciertos espacios, bienes y servicios públicos, regulando las calidades de estas mercancías en función de la capacidad de pago de los diferentes grupos sociales. Se pueden establecer así las relaciones entre organización económica de la sociedad, la inserción de los grupos sociales en la estructura productiva y su ubicación territorial en la ciudad.

  3. Es un hecho social histórico, y en tanto tal, como un producto social sujeto a formas conflictuales y dinámicas de relación entre las clases, estratos y grupos sociales existentes en una sociedad determinada. Esto abre las posibilidades para determinar la constitución de sujetos sociales en el proceso de reproducción del orden social.

  4. Hay una dimensión del papel del Estado como agente que promueve, por medio de sus acciones y omisiones, la segregación urbana al favorecer o consumar (regular e institucionalizar) los usos diferenciales del suelo urbano en función de la reproducción capitalista de la producción. Se debe considerar entonces el comportamiento de las políticas urbanas que impulsa el Estado.viii

  5. La consideración de los factores socioculturales en el estudio de la segregación urbana permite adentrarse en el mundo de la vida cotidiana de los pobladores, tratando de descubrir y determinar las principales formas de relación social que se establecen en los espacios urbanos segregados entre los pobladores, sus potencialidades y limitaciones políticas, las repercusiones socioculturales que genera entre los pobladores, el habitar espacios urbanos segregados y poner en discusión las formas de relación e interacción social existentes entre estos grupos sociales. Al mismo tiempo, posibilita profundizar el estudio de la construcción subjetiva de la realidad social, en particular de la ciudad.

De este modo

Es posible definir la segregación urbana como el proceso mediante el cual se da lugar a una reorganización de la ciudad en zonas de fuerte homogeneidad socioeconómica interna y de gran disparidad entre ellas.
Zonas que gozan de un acceso desigual a los medios de consumo colectivo, debido a las características socioeconómicas de sus miembros, y en las cuales se producen prácticas sociales que pueden conducir a la formación de estereotipos y estigmas de sus habitantes, tanto como a la profundización de las diferencias socioculturales existentes entre las clases y grupos sociales radicados en la ciudad. (Mora Salas y Solano Castro, 1993:25-26)ix.

Hemos visto hasta ahora la idea de ciudad como parte del proceso de producción capitalista, luego la concepción de las desigualdades en la ciudad, y finalmente la noción de segregación urbana; hablaremos ahora de un mecanismo en el que se articulan estas tres visiones y mediante el cual se genera una plusvalía absoluta urbana que impulsa la acumulación capitalistax.
Me estoy refiriendo a la expoliación urbana, concepto creado por Lúcio Kowarick en la década del ´70 a partir de sus estudios sobre Sâo Paulo y que define como,

La sumatoria de extorsiones que se opera por la inexistencia o precariedad de servicios de consumo colectivo, que juntamente con el acceso a la tierra y a la vivienda se presentan como socialmente necesarios para la reproducción de los trabajadores y agudizan aún más la dilapidaciónxi de la fuerza de trabajo o, lo que es peor, la falta de este.(Kowarick, 2000:22)

Como se ve en la cita, he tomado la definición reproducida en su último texto pero que es fiel a la original de 1979. En un texto posterior a éste rearma en una larga autocita el concepto, introduciendo la visión de los sujetos expoliados o mejor dicho, reforzando la noción de expoliación como privación de derechos.

[La expoliación urbana] refiere a la ausencia o precariedad de servicios de consumo colectivos que, conjuntamente con el acceso a la tierra, se muestran socialmente necesarios en la reproducción urbana de los trabajadores.
La idea allí contenida es que no existe necesidad de tener acceso al agua entubada, a calles pavimentadas, a clases de matemáticas, a exámenes cardiológico o endoscópicos: sino que se trata de una construcción histórica que resulta de las luchas sociales y, por lo tanto, trasciende a una lógica que sería inmanente a la expansión del capitalismo. En este sentido, la expoliación sólo puede ser entendida como producto histórico que, al alimentarse de un sentimiento colectivo de exclusión, produce una percepción de algo -un bien material o cultural- que está faltando, y que es socialmente necesario.
De esta forma, la noción contiene la idea de que el progreso expoliativo resulta de una sumatoria de distorsiones, esto es, despojar o dejar de proveer a un grupo, categoría o clase de lo que éstos consideran como sus derechos. No en la acepción propiamente dicha de legislación positiva, sino en el sentido de una percepción colectiva según la cual existe legitimidad en la reivindicación por un beneficio y que su negación constituye injusticia, indignación, carecimiento o inmoralidad: lo legítimo puede institucionalizarse y hasta transformarse en norma jurídica [...] Pero igualmente vital es el lento, oscilante y contradictorio proceso de desnaturalización de la violencia que impregna la banalidad del cotidiano en las metrópolis del subdesarrollo industrializado. (Kowarick, 1996:737)

Así es hoy la ciudad desigual: con residencias segregadas, con el habitar expoliado de los sectores que tienen, y/o que reciben, menos que otros. Incluyámonos aquí, porque no estoy hablando solamente de "otros": otros más pobres que nosotros, otros más ricos que nosotros. Todos estamos dentro de esta organización urbana: los "incluidos" y los "excluidos". Claro que a cada cual su parte, su fragmento.

Esta fragmentación,

es el producto del conflicto entre el proceso de producción socializado y su apropiación privada. Esta fragmentación que se profundiza divide el espacio en parcelas cada vez menores, que son compradas y vendidas en el mercado, como productos de actividades cada vez mas parceladas (Carlos, 1994:193)

Para entender mejor esta idea y no apabullarnos de términos, ejemplifiquemos cómo se está dando este proceso de fragmentación en la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA), a través del análisis realizado por el investigador argentino Horacio Torres (1998),

  1. puede afirmarse que la existencia previa en Buenos Aires de un importante proceso de suburbanización que tuvo por protagonistas a los sectores populares y que definió la estructura urbana durante varias décadas (entre la segunda mitad de la década de 1940 y la primera mitad de la de 1970) tuvo una influencia determinante en relación con las características específicas (urbanizaciones cerradas) que adoptan los nuevos procesos residenciales de suburbanización de las élites de la década de 1990.

  2. Esta vecindad territorial dramatizó los contrastes socioespaciales e impuso la lógica de la fragmentación urbana: enclaves de riqueza, cuyo nexo de unión con la ciudad son las autopistas y el automóvil privado, que se proveen a sí mismos los servicios básicos (agua, cloacas, seguridad) y que generan sus propios centros de compras, esparcimiento, educación y otros servicios (p. ej. cementerios privados), deben implantarse en zonas próximas a loteos económicos y villas miseria, con viviendas autoconstruidas y servicios básicos deficitarios y autoprovistos (un pozo ciego y un pozo de extracción de agua en el mismo lote) y comunicados con las actividades urbanas y los puestos de trabajo -generalmente distantes- mediante el transporte público (colectivos y ferrocarril suburbano) (pp.10-11)xii

Se advierte en esta explicación la relevancia de la ubicación histórica y geográfica -valga la redundancia- de los hechos urbanos para interpretar adecuadamente los procesos de fragmentación.

Es primordial desarrollar la mirada latinoamericana sobre los procesos urbanos porque nuestras ciudades, y aunque parezca obvio decirlo, no son iguales a las ciudades de otros países; porque, como forma espacial de organización del sistema capitalista, cada ciudad -cada país- ocupa una posición en el sistema capitalista y no otra.
Es decir, es imprescindible ubicar el análisis de las ciudades en el análisis del funcionamiento y estructuración del sistema capitalista a nivel regional, continental y mundial, o para hablar en términos más actuales, en el capitalismo de organización global.
No podemos pues dejar de lado la relación centro-periferia, las relaciones de dependencia o el análisis de este imperialismo (palabra ésta que ha entrado en desuso frente al término globalización y que, humildemente, creo que hay que recuperar para tener siempre presente la dimensión de conflicto y desigualdad que existe en la relación entre países, economías y regiones). Como nos dice la profesora paulista Lucrecia D´Alessio Ferrara,

La globalización del mundo es una contradicción: se globaliza a partir de una estrategia que emana de un centro de decisión económico, lo que supone considerar, como consecuencia, una periferia a ese centro; luego, no se globaliza el mundo, sino una parte privilegiada de él; una articulación renovada de la conocida estructura centro/periferia que es manifestación lógica del poder (1994:48)

Un aporte fundamental para construir esta mirada es, como se señaló previamente, la perspectiva histórica de los hechos urbanos. Así podremos explicar la particular forma que toma la ciudad en América Latina como resultado, como parte, de un proceso histórico singular. Ejemplo de este enfoque es el trabajo realizado por el investigador colombiano Samuel Jaramillo (1990), donde analiza la discusión sobre la urbanización latinoamericana y caracteriza lo que él denomina "la gran ciudad primada latinoamericana"xiii,

Encontramos cuatro elementos fundamentales que contribuyen a explicar la acentuada tendencia al crecimiento privilegiado de la gran ciudad en América Latina: A) Una combinación de "nuevos" y "tradicionales" factores de localización industrial que confluyen a centralizar de manera particularmente aguda la actividad industrial de la gran ciudad. B) El aumento de importancia de actividades "terciarias superiores", cuyo ámbito natural es la gran urbe. C) Una proletarización peculiar, que magnifica el impacto poblacional de la reproducción de la fuerza de trabajo. D) Las discrepancias en las condiciones de vida a favor de la gran ciudad, creadas por el movimiento del capital, que atraen sectores muy diversos, surgidos de la dinámica contradictoria del capitalismo periférico.
De esta forma, podríamos concluir a manera de hipótesis general de trabajo, que las "regiones metropolitanas" en los "países centrales" y la "gran ciudad primada" latinoamericana con su contenido social peculiar, son dos resultados espaciales derivados de las transformaciones sociales concomitantes a la etapa avanzada del capitalismo monopolista, cuyas diferencias básicas se desprenden de las distintas inserciones de las respectivas formaciones sociales en la red capitalista mundial. (pp.72-73)

Hasta aquí llegamos con este acápite donde hemos recuperado miradas sobre lo urbano. De esta manera pretendo promover las discusiones sobre su importancia y relevancia en la explicación de las ciencias sociales en general y del trabajo socialxiv en particular ya que nos permiten analizar las desigualdades en la ciudad contemporánea, capitalista y latinoamericana.

Para seguir profundizando y elaborando aportes veamos en la interpretación de un caso cómo pueden ser utilizados algunos de los conceptos vistos.

A modo de ejemplo: Nuevas desigualdades en la ciudad de La Plata ( o cómo profundizar las viejas)
Basándome en trabajos previos producidos en el marco de la investigación en cursoxv, ejemplificaré a partir del caso de la ciudad de La Plata en el contexto de su postulación a sitio patrimonio cultural de la humanidad ante UNESCOxvi.

En La Plata se está desarrollando un proceso de ennoblecimiento dirigido básicamente a contribuir a la "carrera" hacia la patrimonialización. Estas intervenciones sobre el casco urbano consisten básicamente en la preservación y recuperación de la traza fundacional (entre calles 122 a 31 y 72 a 32) y de las obras arquitectónicas del eje fundacional-monumental (calles 51 y 53, de 120 a 31). Por el momento no se está produciendo cambio de población en los sectores ennoblecidos, por ello no podemos hablar de un caso de gentrificación.
Sí encontramos en la región segregación urbana; esto como producto histórico de la división social del trabajo -como parte de la propia organización espacial del sistema capitalista-.

Dije que en La Plata no hay cambio de población en torno al ennoblecimiento, ahora plantearé que hay una profundización de la desigualdad, a partir de este emprendimiento de patrimonialización, entre los que residen dentro del casco urbano y los que tienen su casa fuera de élxvii.

Esta profundización de la desigualdad, o nueva desigualdad si se quiere, se genera básicamente por la valorización que adquiere el casco urbano -que se le imprime para ser más correctos- y que no se imprime fuera. Valorización material y valorización simbólica, más trabajo y más capital acumulado. Pero ¿cómo se produce esta valorización positiva?

Ennoblecer es cargar de valor, pero un valor relacionado con la `nobleza´. Es decir, cargar de `determinado´ valor. De un valor particular que está legitimado como positivo, así:

  • el carácter de valor positivo legitimado se lo dará la posición dominante que lo `noble´ ocupe dentro de la sociedad

  • el carácter de valor positivo se lo dará la hegemonía que ese grupo `noble´ tiene dentro de la cultura

  • el carácter de valor -como valor de uso ya que no tendrá equivalente de cambio- se lo dará la escasez de ese bien, o dicho de otro modo, la restricción de su producción (en sentido amplio: producción, circulación y consumo) a un sector social perteneciente a la clase burguesa -por hablar en términos marxianos-.

Harvey (1998) en su relato del posmodernismo en la arquitectura y el diseño urbano, expone las implicancias de este «intento de comunicar distinciones sociales a través de la adquisición de toda clase de símbolos de status», aplicando las proposiciones de Bourdieu

La búsqueda de dólares destinados al consumo por los ricos ha otorgado una mayor importancia a la diferenciación de producto en el diseño urbano. Al explorar los dominios de los gustos y preferencias estéticas diferentes (haciendo todo lo posible para estimularlos), los arquitectos y diseñadores urbanos han otorgado un nuevo énfasis a un aspecto potente de la acumulación de capital: la producción y el consumo de lo que Bourdieu (1977, 1984) llama «capital simbólico».
Este último puede definirse como «el acopio de bienes de lujo que garantizan el gusto y la distinción del propietario». Por supuesto, este capital es capital dinero transformado que «produce su efecto adecuado en cuanto y sólo en cuanto encubre el hecho de originarse en formas `materiales´ del capital».
El fetichismo (preocupación por las apariencias superficiales que ocultan los significados soterrados) es obvio, pero aquí se despliega en forma deliberada para ocultar, gracias a los ámbitos de la cultura y del gusto, la base real de las distinciones económicas. Como «los efectos ideológicos más logrados son aquellos que no tienen palabras y que solicitan sólo un silencio cómplice», la producción de capital simbólico cumple funciones ideológicas porque los mecanismos por los cuales contribuye «a la reproducción del orden establecido y a la perpetuación del dominio permanecen ocultos».(p.97)

Hasta aquí estuvimos principalmente refiriéndonos a la producción de la desigualdad justamente a partir de la esfera de la producciónxviii.
Faltan entonces tomar las esferas de la circulación y el consumo.

Este nuevo bien, la ciudad patrimonio, no es consumido por todos por igual. En primer lugar el consumo que realizará el habitante del casco es diferente al habitante de fuera (por simple diferencia en la cotidianeidad).
En segundo lugar, el habitante de fuera debe pagar para consumir, debe pagar el transporte para llegar a ellos. En tercer lugar, la oferta de estos bienes patrimoniales no es acorde a los gustos y hábitos de muchos grupos de fuera (tampoco de adentro), y aunque en la mayoría de los casos el acceso es `gratuito´ (cuando es pago se genera otra diferencia) es dificultoso tener acceso a la información de los programas.

Y si esto fuera poco la injusticia es más profunda aún, porque son todos los individuos de La Plata (y en algunas obras los habitantes de toda la provincia) los que financian la inversión en el casco urbano, el embellecimiento, las capas de pintura de la Municipalidad, las torres de la Catedral, el interminable Teatro Argentino, las flores y los árboles.
Y no es que esto en sí mismo esté mal o sea injusto. La injusticia se produce porque aquellos que aportan su dinero son excluidos de la producción y del consumo de esos bienes simbólicos patrimoniales. ¿Será que los más pobres no tienen derecho a `lo bello´? ¿Será que los más pobres no tienen derecho al disfrute, al placer? ¿Será que por ser pobres sus producciones simbólicas no son `dignas´ de patrimonializar?

Podríamos ejemplificar también con otras situaciones de desigualdad en la ciudad, podrían llegar a ser innumerables, y que pueden ser vistas con las herramientas conceptuales propuestas en las secciones anteriores. Sólo como comentario mencionaré la aprobación de la construcción de cocheras subterráneas bajo las plazas San Martín y Moreno, y para no ser tan coyunturales, la desigualdad existente entre las plazas del casco urbano y las de periferia (llamo a estas plazas respectivamente plazas verdes y plazas marrones, por el color que predomina en cada una). Sobre ambas situaciones hay muchos interrogantes, y no me estoy refiriendo sólo a las preguntas que se hacen los ciudadanos, sino a las preguntas que nos debemos hacer al tomar los casos como problemas de conocimiento.

Y para terminar este escrito, y sin dar respuestas, sino con la ambición de generar más dudas e interrogantes, citaré a un experimentado estudioso de las cuestiones urbanas en Argentina y particularmente en el conurbano bonaerense, quien describe un contexto donde ubicar el caso platense,

"los lugares también se distinguen entre sí por algo que es crucial en esta época de transición epocal: se diferencian por la existencia o inexistencia y por la calidad de un proyecto que oriente su rumbo y, sobre todo, por la influencia del contexto nacional y regional en que están insertas.
Podemos especular que, en el contexto de un Estado prebendario y una sociedad fragmentada, algunos centros urbanos pueden continuar siendo o surgir como enclaves poco seguros del sistema global, internamente duales, más integrados con el resto del mundo que con su propio país, atractivos apenas para la búsqueda de altas ganancias especulativas en el corto plazo.

El dominio del capital (global sobre la sociedad urbana) se manifiesta, entre otras formas, por la subordinación de las políticas urbanas a la lógica de la competencia entre lugares para atraer al capital global. En el contexto de una posición nacional de debilidad frente a la globalización, algunos lugares pueden sin duda atraer capitales manteniendo o facilitando unilateralmente el bajo costo de la mano de obra (por la vía de los bajos salarios y de los bajos costos de la seguridad social que busca el ajuste estructural), la irrestricta seguridad jurídica y política a los derechos de propiedad del capital, la "disciplina" laboral, un paraíso fiscal y otras ventajas que puedan hacer una diferencia significativa para la rentabilidad de las inversiones.
Minimizada la capacidad o voluntad de los Estados de crear diferencias "artificiales", las ventajas "reales" que se ofrecen en estos casos suelen ser verdaderas exacciones sobre el patrimonio público acumulado bajo el régimen anterior (privatizaciones a precios de liquidación, concesiones de virtuales monopolios en los servicios públicos, etc.) o significar la exclusión y pérdida brutal de derechos adquiridos por la clase trabajadora, incluyendo a amplios sectores medios. (Coraggio, 1997:33-34)

Los Hornos, agosto de 2000.

Bibliografía

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  • CASTELLS, Manuel. La era de la información. Vol.1 La sociedad red. Madrid, Alianza, 1997.

  • CASTELLS, Manuel y BORJA, Jordi. Local y global (la gestión de las ciudades en la era de la información). Barcelona, Taurus, 1998.

  • CHAVES, Mariana. "Imaginario y ciudad: estigma, opacidad, transparencia, postales y placeres" en Revista CIUDADES nº46, pp. 11-17, RNIU, Puebla-México, abril-junio 2000.

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NOTAS

i Justifico en este objetivo el uso extensivo de las citas textuales que se encontrarán en este artículo.

ii Un clásico a consultar es el texto de Manuel Castells La cuestión urbana, México, SXXI, 1997 (14ª ed.), a partir de la segunda edición de 1976 que contiene un agregado muy interesante. Un texto muy organizador es el de Marcella Delle Donne. Teorias sobre a cidade. Lisboa, Ed.70, 1990, originalmente publicado en Italia en 1979. Más centrados en la tradición antropológica cabe citar el texto de Ulf Hannerz Exploración de la ciudad (Hacia una antropología urbana) Madrid, FCE, 1986 y más recientemente Amalia Signorelli Antropología urbana Barcelona, Anthropos-UAM, 1999 (en el capítulo 5 se realiza un recorrido teórico). Más centrado en los estudios desde la ecología, la economía y la geografía encontramos el texto de Mark Gottdiener. A produçâo social do espaço urbano. Sâo Paulo, Edusp, 1997 (1985), otro texto que en varias secciones discute teorías previas de la geografía es Ana Fani Alessandri Carlos A (re)produçâo do espaço urbano. Sâo Paulo, Edusp, 1994. Por último desde el urbanismo y en Argentina hay una sintética revisión conceptual en Alberto Cignoli. La cuestión urbana en el posfordismo. Mar del Plata, Homo Sapiens, 1997.

iii "La urbanización produce y reproduce las condiciones generales (de la producción capitalista) que voy a enumerar. En primer término, hay un conjunto de infraestructuras físicas necesarias a la producción y a los transportes. En segundo, una reserva de mano de obra donde la fuerza de trabajo se reproduce con base en equipamientos colectivos de consumo. En tercer término, un conjunto de empresas capitalistas privadas, en el sector productivo o en el sector de la circulación, cuya cooperación en el espacio aumenta la productividad. Por último, y es esencialmente igual a los tres elementos ya citados, esas condiciones generales están constituidas por la articulación espacial de esos elementos, por el valor de uso complejo que se desprende del sistema de todos esos valores de uso simple." (Topalov, 1979:26) Habría que tener hoy en cuenta las discusiones sobre la idea de la fuerza de trabajo como reserva de mano de obra, recomiendo para ello, y siempre en relación a la ciudad, el texto de Samuel Jaramillo citado en la bibliografía de este escrito.

iv Las cursivas son mías.

v La redundancia es adrede con la intención de remarcar el carácter de producto.

vi Traducción propia.

vii Traducción propia.

viii Un muy interesante trabajo, en relación a esta dimensión en la Argentina del proceso militar es el libro de Oszlak citado en la bibliografía.

ix El trabajo de estos autores parece tener como imagen principal de segregación urbana a los sectores populares; hay que agregar entonces las investigaciones que se han venido desarrollando en los últimos años sobre la suburbanización de las elites y los procesos de segregación que conlleva. Ver por ejemplo Pires do Rio Caldeira, Teresa. "Enclaves fortificados: a nova segregaçâo urbana" en: Revista Novos Estudos CEBRAP nº 47, março 1997, pp.155-176.

x "y además se trata de un proceso político que produce una concepción de orden estrecha y excluyente, y al hacerlo, decreta una vasta condición de subciudadanía urbana. (...) Esa concepción de orden también es importante para fundamentar una forma de control social por la inspección de la vida privada de las personas". (Kowarick, 2000:54)

xi Estimo pertinente aclarar a qué se refiere cuando habla de dilapidación de la fuerza de trabajo, Kowarick (s/f) escribe "Si el transporte colectivo representa en la práctica una prolongación de la jornada de trabajo, pues las tres o cuatro horas empleadas diariamente representan de hecho el tiempo necesario para llegar al empleo, la autoconstrucción de viviendas conduce al aumento del día de trabajo (ya que el trabajador) tiene que emplear un tiempo adicional tanto en su lugar de empleo como en el lote donde realiza la construcción de la casa propia. (Todo esto sumado) revela el alto grado de dilapidación a que está sometido, traduciéndose en un intenso proceso de desgaste que compromete muchas veces su reproducción en cuanto asalariado en el mercado de trabajo. (...) La exacerbación de los procesos de explotación del trabajo y de expoliación urbana que se traducen en la prolongación del tiempo necesario para reproducirse en una metrópoli industrial, sumada entre otros factores a las pésimas condiciones de salud y nutrición; minan la energía física y mental de la fuerza de trabajo que contribuye a los engranajes productivos. El intercambio de trabajadores se produce sin mayores tensiones sociales ni problemas para la expansión del capitalismo en el Brasil, ya que puede basarse en la existencia de energía nueva para sustituir la mano de obra desgastada y en un aparato político de dominación que mantenga las condiciones políticas implícitas en este proceso de dilapidación." (pp.51-53)

xii Las cursivas son del texto original.

xiii Hay que efectuar además diferenciaciones con el proceso que viven las ciudades medias y pequeñas. Esta área es menos desarrollada y merece atención en sí misma y en su relación con los centros urbanos mayores y con la formación de regiones metropolitanas.

xiv Para la realización de este artículo se relevaron varias publicaciones nacionales y la bibliografía y los programas de la carrera de Trabajo Social de la UNLP con el fin de encontrar trabajos que abordaran lo urbano desde el trabajo social. Se encontraron muy pocos trabajos por lo que se puede decir que éste es un área de vacancia en la disciplina, tanto a nivel de producción en investigación y difusión como a nivel de formación.

xv Me refiero a la investigación "Los espacios urbanos de jóvenes en La Plata" que estoy llevando a cabo desde hace dos años primero como becaria de la CIC y ahora del CONICET enmarcada en la carrera de doctorado.

xvi He trabajado más profundamente esta problemática en otro artículo ("La Plata busca su lugar en el mundo. Un caso de ennoblecimiento y patrimonialización", 2000), aquí presentaré sólo algunas de sus conclusiones que facilitan ver la aplicación de conceptos -trabajados en la primer parte de este escrito- como herramientas para leer en las formas espaciales los procesos sociales contemporáneos.

xvii Vale aquí la aclaración de que no todo el Gran La Plata es lo mismo. Hay zonas más pobres al sur, este y oeste y zonas más ricas al norte, principalmente alineadas en el corredor La Plata - Buenos Aires.

xviii Distingo dentro de la producción en sentido amplio las esferas de la producción en sentido estricto, la circulación y el consumo.




* Datos sobre la autora:
* Verónica Guntin
Antropóloga. Docente - Becaria CONICET - Escuela Superior de Trabajo Social, UNLP. Directora Lic. Virginia Ceirano. Co-directora Lic. Marta Maffia. Enviar comentarios y sugerencias a: mchaves@museo.fcnym.unlp.edu.ar

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