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Edición electrónica

Edición N° 21 - otoņo 2001

INTERVENCION ANTE LA VIOLENCIA:

Prácticas ciudadanas

Por:
Gabriela Rotondi
*
(Datos sobre la autora)

Síntesis:
El presente trabajo pretende recuperar el desarrollo de una experiencia de trabajo fundada en:
  • Los hallazgos obtenidos en relación a una investigación realizada en sectores urbano marginales (Feminización de la pobreza en Córdoba 1995/98).
  • La experiencia en relación a la pobreza y problemática de géneros de una institución, Servicio a la Acción Popular (1985/2000).

La temática en la cual se encuentra centrada la experiencia: Violencia social, institucional y familiar.
El tipo de tarea desarrollada: Formación de Educadoras de Salud Integral.
La estrategia Metodológica: Formación semi presencial, teórica y práctica, y con acción comunitaria.
Los sujetos principales: Mujeres de Villas, Barrios y del Interior de Córdoba.
El Problema que se aborda: Condiciones de violencia institucional y social ligadas a las dificultades para generar estrategias familiares y comunitarias ante la "violencia" que obstaculizan la salud integral en mujeres y niños de sectores de pobreza.
El Objetivo general del proyecto: Formar educadoras de salud integral desde una perspectiva de género que puedan aportar a la resolución de problemáticas de violencia fundamentalmente institucional y familiar, en sus familias y comunidades. Pretendemos exponer aciertos y puntos de tensión de la práctica desarrollada.

Intervención Socio educativa ante la Violencia.

Violencia: una cuestión ciudadana

1 - Introducción:

El presente trabajo pretende acercar algunas reflexiones acerca de una experiencia desarrollada en la ciudad de Córdoba, desde Servicio a la Acción Popular, en el marco de el PROYECTO SOCIO EDUCATIVO : “ FORMACIÓN DE EDUCADORAS DE SALUD INTEGRAL”. 1999/2001, el cual ha sido recientemente declarado de interés legislativo.

Se trata de un Proyecto de formación que involucra a mujeres de villas, barrios y del interior de Córdoba, centrado en el abordaje de un problema: las condiciones de violencia social, institucional,1 y familiar ligadas a las dificultades para generar estrategias familiares y comunitarias para la salud integral de los sectores de pobreza.

Dicho Proyecto se inicia en el año 1999, y se prevé por tres años consecutivos (hasta el 2001)

El Objetivo General apunta a: FORMAR “EDUCADORAS DE SALUD INTEGRAL“ DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO QUE PUEDAN APORTAR A LA RESOLUCION DE PROBLEMÁTICAS DE VIOLENCIA Y SALUD REPRODUCTIVA EN SUS FAMILIAS Y COMUNIDADES

Siendo sus objetivos específicos:

  • Realizar un acercamiento a las causas y explicaciones de la violencia hacia las mujeres y los niños.

  • Construir estrategias de resolución de éstas problemáticas que nos permitan aportar en las comunidades a la resolución de éstas problemáticas a través de la figura de la Educadora.

  • Aportar elementos para la formulación de estrategias de abordaje de la temática en ámbitos familiares y comunitarios.

  • Proveer de herramientas concretas a los/las Promotores y Educadoras/es Comunitarios /as para vincular a las personas y familias de las comunidades con los recursos locales en problemáticas específicas.

2 - Algunos elementos de la estrategia teórico metodológica:

a) La perspectiva o enfoque acerca de la violencia como una cuestión de ciudadanía y un problema de salud pública.

Esta perspectiva implica asumir que la violencia constituye un problema social, que requiere además un posicionamiento para realizar una lectura y abordaje del mismo.

Nos referimos a violencia como problema social, que nos remite a la constitución de la trama social y que tiene raíces “estructurales". Las causas del problema están vinculadas al “como está organizada nuestra sociedad” y por lo tanto no se trata de problemas individuales ni tampoco de instancia privada.

Acercarnos al problema de la violencia como problema social, nos lleva a interrogarnos acerca de ¿cómo está instalada la violencia en la trama social? ¿qué mecanismos actúan para sostener su permanencia en la sociedad? Estos interrogantes nos marcan la complejidad del problema que pretendemos abordar.

Estamos aludiendo en nuestra lectura, a sociedades donde la subordinación plantea una estrategia de organización social fundada en relaciones de poder, asimétricas, y " naturalizadas". Que se definen a partir del lugar que ocupan las personas en la sociedad (ubicación a nivel de sector social, a nivel de género, a nivel etáreo, etc), y que están sostenidas por las instituciones sociales de las que formamos parte, y en las que circulamos.

Estas relaciones sociales están internalizadas e incorporadas de manera tal que aparecen como:

  • Naturales : Pareciera que son así porque siempre fueron así y es natural que así sea.

  • Como inmodificables. Pareciera que No pueden cambiarse y además impiden el ejercicio de los derechos.

  • Con una idea de continuidad de generación en generación que plantean la reproducción social del problema.

  • Instaladas en diversos espacios sociales e institucionales planteando una “complicidad social” de diversos actores sociales.

  • Presentes en los espacios por los que circulamos y vivimos como algo reiterativo, con un rasgo: la “repetición“.

La violencia forma parte hoy de los problemas sociales tal vez más impactantes o contundentes. Y nos encontramos con diversas expresiones de la violencia que se manifiestan como, Violencia social, por ej. la pobreza (una forma concreta de impedir que el ciudadano /a concrete el ejercicio de sus derechos más básicos); Violencia institucional; Violencia familiar, dirigida a mujeres, niños, ancianos; Violencia de Género; Violencia física, emocional, sexual, negligencia en el cuidado, maltrato prenatal, niños testigos de violencia, etc.

Por otra parte afirmamos que el derecho a vivir sin violencia es una cuestión de salud. En primer lugar debemos señalar que la violencia, del tipo y forma que se presente, ocasiona daños. Daños a mujeres, niños, viejos o quien la padezca. Daños que tienen diversa entidad, diverso impacto y que siempre dejan huellas en la persona.

Sin embargo y pese a ello, desde hace muy poco tiempo (1993) y como resultado de acciones colectivas de mujeres, surge el tema/ problema en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos realizada en Viena.

Allí las mujeres revolucionaron el concepto de derechos humanos a partir de las experiencias que vivían muchas mujeres en diversos lugares del mundo. Hasta hace algunos años aún el sistema de derechos humanos trataba la violencia contra las mujeres como un hecho invisible, privado, natural, algo de poca trascendencia...Aun cuando habláramos de violencia sexual o aun cuando fuera una acción de Estado, la violencia era un problema social minusvalorado. Así terribles violaciones de derechos humanos, dirigidas hacia mujeres, fueron dejadas de lado, y obviamente quedaron impunes.

La Conferencia de Viena, planteó un hito histórico porque:

  • Permitió revisar la idea de violencia, rompiendo ésta idea de que la violencia es algo “privado” , y se reconoció el problema de la violencia de género como un atentado a los derechos humanos.

    La Violencia de Género, (y nosotros agregamos que también la violencia producto de situaciones ligadas a la edad como la de niños y viejos) podemos decir que tiene relación con diversas cuestiones :

    • Con la salud de las mujeres, niños y ancianos, (y de cualquier ser humano sin importar género, clase, étnia, etc.).

    • Con las condiciones de Igualdad y el desarrollo social.

    • Y con la posibilidad de la paz en el mundo.

    La denuncia de Género y sus relaciones fue uno de los temas tratados en la Conferencia de la Mujer en Pekín (1995). Por esto es que hoy podemos decir que la VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES ES UNA VIOLACIÓN A LOS DERECHOS HUMANOS INTERNACIONALES DE LAS MUJERES Y QUE AL MENOS EN PALABRA TODOS LOS PAÍSES ESTÁN OBLIGADOS A RECONOCERLA Y PREVENIRLA.

    Por otra parte contamos con herramientas muy concretas como son:

    - La CONVENCION INTERAMERICANA PARA PREVENIR, SANCIONAR Y ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER “BELEM DO PARA” suscripta el 9/6/1994 en Brasil en una Asamblea de la Organización de Estados Americanos. Ratificada con fuerza de ley en nuestro país, el 5/7/1996. La Convención definen expresamente la responsabilidad de los estados en cuanto a adoptar acciones específicas (oficiales y privadas) para eliminar la violencia. Y alude tanto a reformas legales como sociales, económicas y culturales.

    Urge además a prestar atención especial a mujeres que son especialmente vulnerables por su raza, condición étnica, por embarazo, por ser niñas, por ser ancianas, por su condición de pobreza, y otras. (Art. 9)

    Nuestro enfoque sobre la violencia de género y la violencia en general, es significativo para abordar la salud de las mujeres y de otras personas. La violencia en sí misma es una epidemia (si hablamos desde la salud) y es una de las principales causas de la mala salud y de la muerte de muchas mujeres. La violencia también es además el obstáculo principal para el logro de los derechos sexuales y reproductivos y PARA la salud en sí. Obviamente también es aun obstáculo para otros derechos, el derecho a la identidad, a la integridad, libertad, igualdad, etc. Por ello es que planteamos que:

    EL PROBLEMA DE LA VIOLENCIA ES UN PROBLEMA DE SALUD PUBLICA 2.

    Esto hace que toda acción de prevención de la violencia cobre fundamental importancia, por ello SEAP impulsa el proyecto de “Formación de educadoras de salud integral”.

    Ocuparse de la violencia, y en particular de la violencia familiar, es atribuirle la importancia pública que el problema merece. Durante siglos ha sido una problemática oculta. Autorizada por costumbres, por leyes, o por secretos de familia, la violencia está instalada en las familias, y en las sociedades. Por esto es que es fundamental romper con la idea de lo privado y hacer público un problema que afecta la salud de las personas.

    Abordarla en espacios colectivos implica hacerla pública, y tratar de que ingrese a las agendas de debate de la cuestión social.

    En diversos casos podemos aludir a los impactos en la salud en relación a la violencia. Este planteo hace que nuestra propuesta incluya analizar, estudiar, capacitarnos en el tema y buscar soluciones.

    INVOLUCRARNOS EN LA CUESTION PARA PODER HACER DE LA VIOLENCIA UNA CUESTION DE SALUD.

    Trabajar éstas temáticas, sin duda nos moviliza a todas y tods, pero particularmente a las mujeres. Todas hemos tenido en nuestra historia momentos donde nos hemos sentido violentadas...humilladas, agredidas. Hemos tenidos miedos, incertidumbres ante castigos familiares, inseguridades, recuperar éstos sentimientos y párrafos de nuestra historia, nos ayudará también a entender.

    Al respecto plantea Graciela Ferreira 3: “Cuando nos internamos en el campo de la violencia familiar, podemos hacerlo de manera distante, como si fuera un tema ajeno a nosotros. Necesitamos volver a repasar nuestra historia personal y reconocer las heridas emocionales que nos dejaron muchas situaciones. Esto nos va a ayudar a superar y mejorar algunos aspectos de nuestra vida y comprender mejor a quienes están viviendo algún cuadro de violencia familiar. Podemos aprovechar nuestro propio caudal de vida y tener presentes emociones que surgieron frente a las experiencias negativas en relación con la intolerancia, la discriminación, la arbitrariedad, la humillación, la manipulación, la culpabilización, el abuso de poder, etc. Para poder solidarizarnos en lugar de rechazar o juzgar a quien padece situaciones de violencia”.

    b) Una estrategia de formación socio educativa.

    Aludir a la construcción de estrategias en Trabajo Social nos remite a una construcción, histórico – social, que vertebra en su propio desarrollo un objeto de intervención como la expresión real de los actores, mediados por una metodología y categorías de análisis que posibilitan su elaboración intelectual como objeto pensado.

    Para elaborar la estrategia una primera cuestión en el caso de proyecto implicó realizar una lectura de los sujetos, sus intereses, necesidades, aptitudes, comportamientos, esperando desarrollar procesos, e incorporando contenidos útiles para la acción. En definitiva partir en primera instancia de la construcción de una estrategia partiendo de la realidad y perfil de un sujeto , en realidad una sujetas, ya conocida y que plantea determinados rasgos propios fundamentales de ser considerados en la formulación de la propuesta:

    • El sujeto /a que plantea la intervención desde un inicio ha sido la mujer popular. Una mujer que plantea experiencias previas en relación a la institución (SEAP) en un 50 % aproximadamente y experiencias en diversas formas de acción comunitaria como un rasgo propio (en un 40 % aproximadamente). Mujer que participa en organizaciones de base, y que en los caso que no participa está dispuesta a realizar su primera experiencia.

    • Por otra parte un rasgo central es la relación de ésta mujer y su interés por la educación en general, la educación no formal, y en particular y la búsqueda de espacios de capacitación.

    • Es una mujer que se ve afectada por la problemática de la violencia, en algún punto, ya sea por propia experiencia o por experiencias cercanas. Es decir que está sensibilizada por la temática.

    • En cuanto a su problemática social podemos aludir a una mujer que pertenece a sectores de pobreza urbana, fundamentalmente de sectores urbano marginales.

    El término urbano marginal hace referencia a los pobres históricos. Quienes viven situaciones de exclusión en el acceso a diferentes bienes y servicios necesarios para la vida en sociedad. En Córdoba, aproximadamente el 46% de ésta población es menor de 18 años. En cuanto a los sectores barriales en situación de pobreza de la ciudad de Córdoba, existen en la ciudad, 50 barrios con más de 1000 personas que viven debajo de la línea de la pobreza. De ese total, 17 barrios superan los dos mil vecinos que integran hogares cuyos recursos económicos mensuales no alcanzan a cubrir el costo de la canasta básica. Un primer aspecto central para analizar la pobreza en Córdoba en los sectores mencionados lo constituye el fenómeno denominado "Feminización de la pobreza".4

    El análisis de las condiciones de vida de la mujer, cobra especial importancia en el marco de un proyecto donde, además, apuntamos a ella como uno de los sujetos principales. Las familias de estas zonas (pobres estructurales) cuentan con un promedio de miembros por familia de 5,29 miembros. Estas familias tienen diversas características, completas, incompletas, familias con mujeres jefas de hogar, aproximadamente en el 35 % según datos de una investigación local5 y familias ensambladas. En el caso de los barrios, son familias que se encuentran empobrecidas fundamentalmente desde la última década, y que han caído debajo de la Línea de Pobreza rápidamente.

    En cuanto a la situación laboral de las mujeres, encontramos diferentes situaciones según se trate de barrios y de villas. Las mujeres que trabajan son constituyen el 46,43 % en las villas; mientras que en los barrios son el 34,7 %. Esta diferencia, de casi un 13 % superior en los sectores más pobres se diluye a la hora de analizar el tiempo que hace que trabajan ambos grupos de mujeres. La coincidencia apunta a señalar la última década, como la fase de inicio de trabajo de los diversos grupos. En el caso de los barrios este punto es contundente, ya que el 95 % de las mujeres que trabajan lo hacen desde la última década.

    Un rasgo fuertemente compartido por las mujeres, es la vulnerabilidad laboral, que se refleja en indicadores tales como la continuidad /discontinuidad en el trabajo, ausencia de obra social y de jubilación; de horarios fijos, etc. La precariedad del trabajo se plantea junto con la baja calificación, dejando expuesta a estas mujeres a la condición de ser mutuas competidoras entre sí.

    Son sin duda las mujeres las que mayoritariamente se hacen cargo del cuidado de la salud de todos los miembros de la unidad doméstica, respondiendo a necesidades y demandas de alimentación, cuidado y atención de enfermos, discapacitados y niños postergando siempre el cuidado de su propia salud. El cuidado de la salud se toma como un aspecto de la vida al cual se tiene que atender, cuando se esta enfermo, es decir se atiende, cuando se lo hace, ante la enfermedad y no se tiene incorporado el cuidado de la salud en tanto prevenir enfermedades o estar atenta a factores sociales, ambientales y económicos que atentan a la salud de las mujeres. La salud se instituye desde una mirada parcelada y biologisista, reduciendo a las personas a “pacientes” o “enfermos” ,como usuarios de servicios, a un síntomas , un diagnóstico o un número de historia clínica. Convengamos que esta situación no favorece el cuidado de nuestra salud

    En cuanto a la cobertura de salud: tanto las mujeres como sus niños, podemos mencionar que cuentan con una cobertura social sumamente endeble. En el caso de las villas el 49,28 % se atiende en dispensario, el 44,9 % en hospital y solo 3,62 en médico o clínica privada. Cabe destacar que solo el 5% de ellas plantea contar con mutual u obra social.

    Respecto de donde se atienden los problemas de salud en las mujeres barriales el 57% lo hace en dispensario, el 55% en hospital público y el 34% en médico o clínica privada.

    En las mujeres de villas el 49,28 % se atiende en dispensario, el 44,9 % en hospital y solo 3,62 en médico o clínica privada. Cabe destacar que solo el 5% de ellas plantea contar con mutual u obra social. Esto indica sin dudas una deficiente cobertura sanitaria para ellas y sus familias (los porcentajes son casi idénticos para el grupo corresidentes) llevándolas necesariamente a consultar en un hospital o servicio público.

    Las mujeres que habitan barrios, las empobrecidas, tienen por un lado mayor manejo en tanto conocimiento y acceso a los recursos institucionales de salud y por otro mayores posibilidades de cobertura social en el sistema de salud, a través de la medicina pre paga y/o mutual (a pesar de las semejanzas con las mujeres villeras en lo que hace a la inestabilidad laboral), que ante el grave deterioro de la cobertura de salud en hospitales públicos este recurso, termina definiendo las posibilidades de resolución de los problemas ligados a la salud de las mujeres y los demás miembros de la familia

    En cuanto a la salud sexual y reproductiva podemos menciona que usan anticonceptivos, en un 46% por las mujeres villeras, sobre un 52 % que no lo usan. En el caso de las mujeres que habitan los barrios lo utilizan en un 57,10 %, sobre un 42,90 % de mujeres que no usan ningún método.

    Cuando mencionan las razones por las que usan algún método anticonceptivo, todas las mujeres de villas y de barrios en un 42 % se refieren a que no quieren tener más hijos, en menor proporción por que les gusta cuidarse o por que con el marido o pareja lo han decidido aunque en un porcentaje menor (3% en las mujeres de los barrios y 10 % en las villas).

    Respecto de las razones por la que no usan M.A.C las mujeres villeras nos dicen en un 21 % por miedo o prejuicio, el 15 % por que no le gusta, el 13 % por que no sabía, y el 10 % por que al marido o pareja no le gusta. Si sumamos los miedos y prejuicios, más el desconocimiento más el que a mi marido no le gusta nos da que trabajando con información, reflexión sobre la particular situación de las mujeres y el autoestima e identidad, el porcentaje de por que no usan disminuirían significativamente

    Además de la realidad de los sujetos, otro elemento significativo de la estrategia se vincula a la modalidad de acción que define el proyecto teniendo en cuenta experiencias previas de capacitación de diverso tipo en SEAP.

    Es así que la propuesta que nos ocupa implica6:

    • Cumplimiento de ciertas pautas de formalidad en torno a la tarea que garanticen la continuidad y la calidad en la tarea: asistencia en un 80%, realización de actividades prácticas y teóricas, compromiso de las mujeres a realizar transferencias comunitarias; realización de trabajos colectivos, certificación. Es decir que se define un encuadre y se establece un acuerdo con las mujeres.

    • Un desarrollo de la acción que plantea un requisito: constituirse en una acción que necesariamente es reflexionada.

    • La inclusión en la tarea de dos criterios: ética (ligada fundamentalmente al enfoque y respeto en el tratamiento de cada temática y experiencia que se vierta en el colectivo por parte de cada una de las participantes) y estética (a través de la inclusión de elementos que vinculen al arte, y fundamentalmente a la poesía) y que permitan pensar la posibilidad de una vida sin violencia, un horizonte, una utopía.

    • Desarrollo de un programa temático que se conoce y define en el acuerdo, y que plantea una gradualidad y un nivel de complejidad en crecimiento a lo largo de cada año.

    • Un compromiso de seguimiento comunitario7 de la institución, que permite acompañar en sus propios lugares a quienes participan en el proyecto. Y que aporta fundamentalmente en la implementación de propuestas de sensibilización y acción comunitaria.

    • Un proceso de apropiación gradual de las mujeres de espacios públicos ligados a la resolución de la problemática.

    • Un proceso de conocimiento y apropiación de herramientas sociales y legales para la resolución del problema.

    • Una articulación de la temática con un calendario de fechas claves que nos remita y ubique a lo largo de todo el año en un marco mayor, las luchas del movimiento de mujeres.

    • Un proceso de articulación con referentes comunitarios (dirigentes de organizaciones, trabjadores sociales de dispensarios de cada zona, docentes o directivos de escuelas, etc.) que apoyen los procesos de legitimación de las educadoras en sus respectivas zonas.

    • Un rol dinámico que admita intervenir en las diversas aristas del objeto de intervención: necesidades, relaciones y saberes.

    Y un tercer elemento ligado a la formación de educadoras está vinculado a la perspectiva respecto de la salud integral.

    La noción de salud integral plantea para nosotros algunos elementos que si bien no desarrollaremos (por razones de espacio) queremos al menos dejar enunciados a los fines de nuestro encuadre. Se trata de ubicarnos en una perspectiva de la salud desde la perspectiva de género. Donde es un imperativo repensar la noción de formación o capacitación en torno a la salud y las mujeres, deconstruyendo el mandato que plantea “hacerse cargo al servicio de los otros”, donde la maternidad es el pilar básico en torno al cual se plantean las políticas, propuestas, y construcción de la identidad femenina.

    Implica abordar aquellas prácticas sociales que inciden en la salud de las mujeres, en sus malestares, y fundamentalmente en sus condiciones de vida, desde una noción donde la salud no implica la mera ausencia de enfermedad sino el bienestar que integra la mirada de la salud como una construcción social, histórica y con múltiples dimensiones. Donde se incluyen desde la perspectiva de género la nociones de salud sexual y reproductiva y de lucha contra la violencia de género como elementos básicos a abordar en nuestra región, fundamentalmente en los sectores de pobreza.

    3 – Obstáculos , facilitadores y hallazgos...

    Analizar una experiencia, sin duda requiere recortes, y referencias a la totalidad de la acción, nos centraremos entonces en aquellos aspectos que dan marco a la propuesta, y que señalamos en el párrafo anterior.

    Sin duda construir modelos de capacitación implica un ejercicio de permanente revisión colectiva, en torno a nuestras prácticas y a los impactos que ellas generan. No consideramos que en éste caso los aspectos referidos al encuadre, sean elementos generalizables, pero si podemos aludir a un marco sumamente eficaz a la hora de plantear el desafío de sostener un grupo en un programa como el planteado. Tal vez la relación entre la situación educativa de las mujeres y su interés en torno al fortalecimiento de sus potenciales en éste aspectos hayan sido un elemento que movilizó fuertemente a éstas mujeres. Proponer una instancia formalizada, donde se exigían pautas de cumplimiento y acciones de respaldo a lo que se trabaja es un elemento que consolidó sin duda a un grupo , que se constituye en núcleo duro del proceso.

    Corrernos de un rol permisivo y dejar escasas cuestiones sin planear consolidó sin duda un compromiso mutuo entre quienes coordinamos la tarea y las mujeres participantes. Un encuadre con escasas“concesiones” fue la constante.

    Este planteo sin embargo, nos interpeló a lo largo de todo el programa e inclusive nuestro perfil profesional. Se trata de “conducir” y no dejar librada la acción ni a azar ni tampoco solamente al tiempo grupal.

    Incentivación y exigencia se plantean como un par inseparable que permitió dar saltos cualitativos sumamente significativos en la acción colectiva. (Avances en contenidos, en la búsqueda de nuevos conocimientos, en jornadas de estudio, de preguntas, de búsquedas sobre el tema, de indagación en periódicos, bibliotecas, etc). Y en éste sentido tratándose de un proceso de formación vemos la importancia de dejar instaladas estrategias de búsqueda, habilidades para la indagación, así como hábitos de análisis y estudio en un sector donde las escasas posibilidades educativas han sido una constante.

    A modo de desafío éste tipo de acción requirió y requiere una vigilancia epistemológica permanente para poder sostener el encuadre sin caer en polos demasiado directivos.

    La idea de acción pensada, hace alusión a nuestra acción profesional y a las acciones de las participantes. Se trata de que la reflexión se concrete en los diversos ámbitos y espacios de trabajo y encuentro. Se confronte y colectivice. Es así que cada temática desarrollada en el programa plantea contenidos a debatir , pero también a reflexionar en relación a las propias experiencias, y vivencias. Una idea de conocimiento que involucra contenidos pero también emoción y acción. Contenido que interpela siempre desde algún costado personal y social a cada participante del proceso. Y que sigue un diálogo interno pero también un diálogo colectivo. Esta forma de entender la puesta del contenido en el grupo define también un lugar en la acción para nuestra disciplina y para las participantes... “nadie saca los pies del plato”, es decir nadie puede quedar indiferente ante la temática...en suma ... todos somos sujetos, o sujetas...Todas apostamos al la construcción de ciudadanía.

    Esta situación plantea obstáculos visibles porque conlleva un posicionamiento a sostener en todo el proceso. No hablamos solo de procesos diseñados técnicamente... sino también acordados teórica y políticamente, un compromiso con la acción más allá del programa...y una disposición a someter a revisión el propio proceso ante la problemática de que se trata...

    Este planteo se articula con una idea básica en torno a la lectura del problema que se trata... nadie puede decir que en éste contexto, en éste país y en ésta realidad no ha sufrido violencia alguna vez. El enfoque requiere entonces una posición ética clara y visible. Y un planteo estético que por momentos acerque el problema de manera velada, sutil, alejándonos de sus aristas de mayor crueldad8....recuperar la posibilidad de expresión de cada participante, son aspectos que se suman ampliando la visión. Obviamente si caer en superficialidades o en sensibilizaciones extremas.

    El Programa temático desagregado involucra la siguiente una secuencia donde se planta un eje transversal cual es la violencia de género y un tratamiento por módulos que permiten desarrollar a lo largo de un mes y en diferentes instancias de trabajo: talleres presenciales, prácticos grupales, y acción comunitaria, una temática compleja.

    Durante el Año 1999 se trabajó en torno a:

    Módulo 1: Acercamiento a las causas de la violencia, explicando el problema.

    Módulo 2: Violencia, sus diversas expresiones. Pobreza y Violencia.

    Módulo 3: La Violencia Doméstica y la complicidad del silencio. Género y Edad como variables de vulnerabilidad.

    Módulo 4: Salud Integral: un objetivo. Estrategias de detección y resolución. Límites de la problemática a través de la acción colectiva

    Módulo 5: Salud Integral. Salud reproductiva. Salud y Pobreza.

    Módulo 6: Salud de las Mujeres. La violencia del sida.

    Módulo 7: Controles génito mamarios. Violencia institucional y derechos.

    Módulo 8: Educación y Prevención de la Salud. Estrategias familiares y Comunitarios.

    Año: 2000.

    Módulo 1: El derecho a vivir sin violencia: una cuestión de salud. Violencia en mujeres, niños/as y ancianos.

    Módulo 2: Educar para la no violencia. Niñas y niños para una vida sin violencia. Estrategias comunitarias y herramientas.

    Módulo 3: Maltrato emocional. Maltrato en mujeres, y estrategias familiares y comunitarias.

    Módulo 4: Infancia y Violencia. La pobreza como agravante.

    Módulo 5: Vejéz y Violencia. Recursos locales ante la violencia.

    Módulo 6, Módulo 7 y Módulo 8: Salud Integral: un objetivo. Estrategias de detección y resolución. Límites de la problemática a través de la acción colectiva

    Estas temáticas a su vez se encuentran vinculadas a un calendario de fechas que son centrales en las prácticas de éstas mujeres. (8 de marzo, Día de la Mujer , 28 de mayo Jornada de lucha por la salud de la mujeres, 21 de junio Jornada de lucha por la educación no sexista, etc...). Esta articulación a temáticas de acción colectiva sin duda optimiza el tratamiento y el intercambio con otros actores sociales. A su vez facilitan la posibilidad de replicar acciones en las comunidades. Y fundamentalmente involucra la acción social con otras acciones sociales y políticas.

    Acción y seguimiento comunitario: la articulación de la propuesta de formación conlleva un elemento clave y una intencionalidad :potenciar la acción comunitaria de las educadoras para ejercer una acción mutiplicadora desarrollando una práctica preventivo /educativa.

    Instalar prácticas comunitarias, implica potenciar a quienes son referentes en sus escenarios poblacionales e incentivar a quienes aun no lo hacen, con acciones graduales que aporten a consolidar procesos de legitimación de las educadoras como “actoras comunitarias”.

    Obviamente éstas acciones requieren acción en terreno, planeación conjunta de cada grupo de educadoras en cada escenario (de acuerdo a los rasgos propios de la zona rasgos materiales y simbólicos y a las problemáticas posibles de abordar con cada grupo de educadoras) desarrollo de acciones y evaluación de la acción colectiva en un ámbito donde es posible confrontarla cual es el ámbito de formación.

    La tarea comunitaria, requiere formulaciones desde cada escenario poblacional, y una lectura desde los espacios comunitarios como escenarios públicos. El espacio comunitario en tanto espacio social, o en tanto trama de relaciones sociales es una producción cultural, histórica, e imprime huellas a las acciones que allí se desarrollan. Así el territorio es construido, apropiado y reapropiado simbólicamente.

    La idea de circulación por éstos espacios, permite analizar las prácticas que allí transcurren y constituirlas en asuntos públicos ampliando la idea de lo público, e introduciendo en ésta ámbito otras problemáticas que han estado recluidas a lo privado desde el discurso liberal. Estos escenarios públicos, objetivados pueden producir decisiones y políticas públicas con un grado mayor de democracia.

    La lectura de la realidad de cada zona demandan que tanto las educadoras en formación como el equipo de la institución desarrollen propuestas de conocimiento de las necesidades de los sujetos, estrategias de sensibilización y acción comunitaria concreta y compartida. Decimos esto porque los espacios comunitarios en sí mismos cuentan con un potencial específico, permiten desarrollar procesos de apropiación gradual de las mujeres de los espacios públicos (empezando por aquellos de mayor cercanía geográfica).

    Por otra parte éstas instancias permiten desarrollar la apropiación de herramientas para la acción social que podrán ser utilizadas por las educadoras en su acción social. Y además plantean un proceso de articulación con referentes comunitarios (dirigentes de organizaciones, trabajadores sociales de dispensarios de cada zona, docentes o directivos de escuelas, etc.) que apoyen los procesos de legitimación de las educadoras en sus respectivas zonas.

    4- Al cierre.

    Sin duda todo recorte sobre un proceso de intervención plantea los riesgos de parcialidad inevitables.

    La idea de poner en debate la propia práctica y el desarrollo de una estrategia institucional, conlleva no solo la expectativa de recibir aportes y confrontar la acción. Sino también la expectativa de poder exponer / debatir y acordar aspectos sobre problemáticas en las cuales es sumamente complejo plantear respuestas desde la disciplina de manera puntal.

    Donde es central debatir no solo aquellos elementos metodológicos, sino la perspectiva con la cual se lleva adelante una estrategia teórico metodológica, que la involucra como una construcción, histórico – social, que vertebra en su propio desarrollo un objeto de intervención como la expresión real de los actores, mediados por una metodología y categorías de análisis que posibilitan su elaboración intelectual como objeto pensado.

    Hemos intentado comunicar los diversos elementos presentes en la estrategia, que se plantea a su vez en el marco de una institución y su proyecto institucional, esto porque es fundamental para nosotros confrontar el planteo con otras experiencias y concretar un aporte en una temática donde nuestra intervención sin duda es sumamente compleja y desafiante.


    NOTAS

    1 Decimos violencia institucional y social apuntando a aquellas condiciones en que vive el sector de que se trata. Donde el acceso al conocimiento, a las instituciones, y a los recursos constituye en sí una expresión de la violencia. Donde las dificultades para acceder a los satisfactores para la resolución de las necesidades y el acceso a una calidad de vida diferente no solo pasa por los satisfactores materiales sino también simbólicos ( conocimientos, posibilidad de decidir , acceder por derecho a ,etc.)

    2 En diversos casos podemos aludir a los impactos en la salud en relación a la violencia. En 1994, la OPS, señaló como consecuencias de la violencia de género en la salud, las siguientes: enfermedades de transmisión sexual, lesiones, inflamación pélvica, embarazo no deseado, aborto espontáneo, dolor pélvico crónico, dolores de cabeza, problemas ginecológicos, abuso de drogas y alcohol, colon o intestino irritable, asma, discapacidad parcial o permanente, conductas de riesgo como sexo sin protección, estrés pos traumático, depresión, ansiedad, desorden de personalidad múltiple, disfunción sexual, etc. Y podríamos agregar: dificultades en la concentración y en el aprendizaje en las niñas /os, problemas de incontinencia urinaria, etc.

    3 Graciela Ferreira, especialista en la temática. En prólogo del Manual..... (1998)

    4 Para dar cuenta del fenómeno en lo particular trabajaremos sobre datos de un estudio realizado por profesionales de SEAP, en el marco del programa de Incentivos de la UNC. La feminización de la pobreza en Córdoba. Acevedo, Rotondi, Soldevila, Domínguez. (1995/1998)

    5 Mujer en cifras, (1994) Falú, Rainero, y otras. CICSA.

    6 Sobre éstos elementos que nos ligan de manera directa a la estrategia de intervención desarrollaremos hallazgos y obstáculos en el punto siguiente.

    7 En el seguimiento comunitario se trabaja en el equipo con alumnos de Trabajo Social Comunitario , del cuarto año de la carrera , a través de un Convenio entre la Escuela de Trabajo Social – UNC y SEAP que tiene más de 10 años de continuidad.

    8 Elementos que han contribuido de manera notable son las poesías, canciones, música , texto , imagen con contenido social.



* Datos sobre la autora:
* Gabriela Rotondi
Lic. en Trabajo Social, Magíster en Ciencias Sociales. Autora y coordinadora del Proyecto
·Profesora titular de la cátedra Trabajo Social V, Instituciones e intervención profesional. Con dedicación semi exclusiva. Escuela de Trabajo Social, Universidad Nacional de Córdoba.

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