Edición primavera '98
(para el hemisferio sur)

Exclusión y Ciudadanía
Nuevos interrogantes para la práctica del Trabajo Social

Por:
Alfredo Juan Manuel Carballeda
*
(Datos sobre el autor)


1- La irrupción de las nuevas formas de la exclusión


Los acontecimientos ocurridos en los últimos años muestran una serie de nuevos interrogantes hacia las Ciencias Sociales y hacia el Trabajo Social.
Los nuevos debates, en especial dentro de la esfera de las Políticas Sociales y el Estado, se orientan en gran parte hacia la noción de Exclusión y de Ciudadanía. Los cambios ocurridos en la sociedad nos permiten observar también la aparición de nuevas problemáticas, relacionadas con la exclusión, los procesos de precarización y la vulnerabilidad. En pocas palabras, uno de los datos mas importantes relacionados con las prácticas profesionales que actúan dentro de la esfera del Estado, las ONG y hasta en el sector privado muestran que se está trabajando con una composición social fuertemente heterogénea y en un proceso de precarización y caída de tipo casi permanente, o con una fuerte presencia de la posibilidad de ésta.

Por ejemplo, en las prácticas de los trabajadores sociales en hospitales psiquiátricos, hoy es posible observar la relación entre precarización y las problemáticas de salud mental. La irrupción de estas nuevas cuestiones aún no ha sido estudiada a fondo, pero marca la existencia de nuevos impactos en la subjetividad de los procesos sociales. Estos generan nuevos interrogantes, hacia las diferentes disciplinas. La influencia de los modelos neoliberales, ha desfigurado la imagen del Estado benefactor, quedando poco claras las garantías para la ciudadanía.

La noción de ciudadanía se ubica también dentro del contexto de crisis, ante la aplicación de modelos económicos que se expresan en una creciente desocupación, existiría cierta dificultad conceptual, ya que la significación de la idea de ciudadanía en este siglo y en especial a partir de la aplicación de modelos de tipo keynessiano en la economía, se la puede relacionar con leyes sociales ligadas a la esfera del trabajo y se vinculan con el concepto que asocia al estado de bienestar con la necesidad de mejorar la calidad económica de sus habitantes en formas de producción con bajas tasas de desempleo. A su vez, es posible observar a partir de diferentes modalidades discursivas existentes en nuestra sociedad, una cierta tendencia a la naturalización de la exclusión, lo que implicaría un deterioro significativo para la noción de ciudadano. La exclusión, a partir de su naturalización significaría también la impronta de fuertes construcciones desde lo simbólico hacia los sujetos mas desposeídos, circunstancia que traería nuevas formas de estigmatización y construcción de «etiquetas sociales» a grupos y comunidades.

2- Trabajo Social y Comprensión-Explicación; algunos datos históricos

A partir de estos datos, surgen algunas preguntas en especial hacia la práctica del Trabajo Social. Una de ellos se refiere a las posibilidades de Comprensión-Explicación de esta práctica frente a los nuevos acontecimientos. En otras palabras: ¿es válido o útil el conocimiento acerca de las problemáticas sociales que el Trabajo Social viene construyendo en los últimos años?
Desde una perspectiva histórica, el Trabajo Social fue fundado a partir de miradas hacia lo macro-social, desde una perspectiva teórica vinculada con el pensamiento Durkheimniano. La visión de lo macro-social se puede relacionar con la necesidad de constituir poblaciones homogéneas en la perspectiva de aplicar acciones de «reparación», aplicadas desde el siglo pasado o más atrás en el tiempo. Siguiendo a P. Ronsanvallon, se podría plantear que el origen de las primeras acciones del Estado, en cuanto a la conformación de poblaciones homogéneas se da dentro del marco del nacimiento de la modernidad, a partir del pasaje de la sociedad tradicional a la sociedad moderna. En la primera, el vínculo social se percibía como natural.

En la idea de separarse de la naturaleza (estado de guerra permanente), la sociedad moderna busca conformar otras formas de relación que, a partir del Siglo XVII, se asentarán en el contrato, de ahí que el vínculo social será voluntario y artificial. Mirabeau, siguiendo a Adam Smith, planteará que la previsión es la segunda providencia del género humano, y a partir del siglo XVII, Leibnitz propone la necesidad del seguro social como mecanismo de justicia. (Ronsanvallon, P. pp17,18).

Hobbes dirá que el Estado es un regulador de la incertidumbre, ésta se desprende de lo divino o sobrenatural y debe ser por lo menos planteada en términos matemáticos o probabilísticos. El seguro sería casi un sustituto del contrato social «produce los mismos efectos de aglomeración y protección» (Ronsanvallon, P. op.cit.). De esta forma en la modernidad existirían tres formas de percibir el vínculo social: el contrato, el seguro y el mercado. Desde esas cuestiones comenzarán a construirse poblaciones homogéneas sobre las cuales se aplicarán las primeras acciones del Estado desde la perspectiva de la previsión o desde el enunciado de éstas.
Es conocido el texto de C. Marx que hace referencia a estas cuestiones desde una perspectiva crítica, pero percibiendo la existencia de un «movimiento» relacionado con «reformas sociales» desde la esfera del Estado, relacionando los antecedentes con Napoleón y el decreto de «supresión de la mendicidad». Más allá de la crítica, la constitución de los estados ya dentro de la modernidad se relacionará también con el surgimiento de diferentes dispositivos de tipo institucional y de prácticas que serán funcionales a éste. Es decir, a esas poblaciones era necesario constituirlas como tales, y posteriormente clasificarlas. Desde esta perspectiva, los trabajos de Michel Foucault, Jaques Donzelot y Robert Castel, referidos a la institución psiquiátrica, la minoridad y la «sociedad disciplinada», muestran la emergencia de nuevos saberes y prácticas acerca de lo «social-recientemente constituido», en el marco de la modernidad.

Ahora bien, esta «fundación de lo social» ahora como «dispositivo de reparación» previa clasificación de poblaciones, se apoya en una mirada a lo macro social , con una singularización en las poblaciones-problema, sobre las cuales se actuaría desde la esfera del Estado. La preocupación por la cohesión del todo, es un tema recurrente de las nacientes ciencias sociales del siglo XIX y de las ciencias políticas. Una mirada hacia la práctica del Trabajo Social, por ejemplo en relación a sus modalidades de registro, muestra la presencia de la idea de clasificación de poblaciones a fin de ubicarlas dentro de marcos homogéneos sobre los cuales se determina la administración de recursos.

Pero, esta homogeneidad «construida», inventada, diría Foucault, ya no es tal. Los procesos de precarización, empobrecimiento y vulnerabilidad, fuertemente relacionados con las formas de acumulación capitalista- es decir con lo macro económico- se singularizan en forma heterogénea. Desde esta perspectiva, el saber acumulado por la práctica del Trabajo Social desde la intervención centrada en una visión de poblaciones homogéneas, comienza a perder validez por lo menos desde una perspectiva práctica. Por otro lado el Trabajo Social ha acumulado conocimiento, que se podría relacionar con lo «micro no homogéneo» a partir de acercarse de la vida cotidiana de los sujetos sobre los cuales actúa, pero este «saber» no ha sido claramente sistematizado u organizado. Tal vez, la impronta del denominado «paradigma subjetivista» se relacione con la necesidad de organizar de alguna manera estas búsquedas.

Lo mismo puede observarse desde los nuevos aportes en el campo de las Ciencias Sociales; C. Geertz, en el texto «El estudio de lo local», plantea estos interrogantes en el campo de las ciencias sociales. Este autor denomina a estas cuestiones «La refiguración del pensamiento social» y trata de comprenderlo desde un giro que llama cultural.... «Así, los científicos sociales han empezado a comprender que no necesitaban emular a los físicos o a los humanistas de gabinete, ni siquiera inventar algún nuevo dominio del ser que sirviese como objeto de sus investigaciones. En cambio podían proceder según su vocación, intentando descubrir un orden de la vida colectiva y determinando las conexiones de lo que habían estado realizando con iniciativas afines».... «La explicación interpretativa -y se trata de una forma de explicación, no solo de glosografía exaltada- centra su atención en el significado que las instituciones, acciones, imágenes, expresiones, acontecimientos y costumbres» ......como resultado de ello, no se expresa mediante leyes como la de Boyle, o en fuerzas como las de Volta, o a través de mecanismos como el de Darwin, sino por medio de construcciones como las de Burckhart, Weber o Freud»; análisis sistemáticos del mundo conceptual en que viven los condotiere, los calvinistas o los paranoicos» (Geertz, C. pp.33,34)

Pero, esa aproximación a lo interpretativo-cualitativo implicaría algunos cambios en cuanto a paradigmas vigentes, matrices disciplinares, etc. Este fenómeno podría ser leído desde la perspectiva de «obstáculo epistemológico» que plantea Gastón Bachelard, en este punto los inconvenientes estarían en la adscripción a una u otra teoría social - en la visión de ésta de Guidens-, que impediría «reconocer» lo nuevo.

3- Trabajo Social y posibilidad de construcción de conocimiento

Otro interrogante, si se acepta que el Trabajo Social, posee cierto conocimiento acerca de la vida cotidiana, -relacionada con procesos donde se construyen y se realimentan simbolizaciones- de los sectores con los cuales actúa. Estaría centrado en la forma de aplicación de ese conocimiento, circunstancia que podría impactar fuertemente en la intervención.
De todas maneras, en determinados espacios institucionales dentro del sector salud, se presentan hoy esas cuestiones. Por ejemplo, en la práctica del Trabajo Social y la atención de pacientes drogadependientes, salud mental, minoridad o ante la irrupción de problemáticas relacionadas con la problemática del VIH (SIDA). En esos campos de intervención se puede observar en principio que las modalidades clásicas de registro e intervención no alcanzan para dar cuenta de lo que está ocurriendo en el sujeto, familia, etc. que se presenta demandando la intervención del Trabajador Social.

En este aspecto ya se comienzan a observar modalidades de registro, si se quiere novedosas. La mención al tema del registro, se relaciona con que éste se vincula directamente con la práctica. Es decir, determinada práctica va a corresponderse posiblemente con determinada forma de registro. En este aspecto es interesante el aporte de C. Geertz, en el libro «El antropólogo como autor» o el texto de M. Hammersley y P. Atkinson; «Etnografía» . Pero, más allá de la cuestión del registro, el Trabajo Social de hecho está interviniendo desde esas nuevas perspectivas, aún en transición con la perspectiva anterior, relacionada con la conformación de poblaciones homogéneas.

En este aspecto, Pierre Ronsanvallon, plantea los cambios ocurridos en el RMI francés, donde a partir de la necesidad de acceder a lo singular de los procesos de precarización dentro del tema del desempleo, se comenzó a trabajar con lo que este autor denomina «monografías sociales», y que apuntan a estudiar la trayectoria de cada sujeto en cuanto a su proceso de precarización. (Ronsanvallon, P.1995).
Esta perspectiva, que se presenta como novedosa, puede ser útil siempre y cuando no implique una pérdida de visión hacia lo macro y a los procesos económico-políticos que generan la exclusión. Pero, en este aspecto, el Trabajo Social tiene una tradición muy importante, así que esta cuestión más vinculada con lo microsocial -en lenguaje de Goffman- no impactaría en forma relevante dentro de esta práctica, sí podría hacerlo en otras como la psicología o la medicina, donde la tradición circula en un camino opuesto.

4- Crisis del Estado, crisis de las prácticas

Otra cuestión relevante se vincula también con el impacto de la crisis del Estado en la propia práctica del Trabajo Social, . Pero el problema en cuanto al impacto de la crisis del Estado en la esfera del Trabajo Social se relaciona también con los importantes cambios acerca de la «visión de problema social « desde las instituciones donde se actúa, ya que ésta se ha desprendido de los criterios del Estado Benefactor y sus enunciados universalistas, donde la administración de recursos ha comenzado a tener otras significaciones (vinculación con el clientelismo político, escasez de recursos, incertidumbre con respecto a su continuidad, dudas acerca de su calidad, etc.).

En este aspecto, la práctica del Trabajo Social se corre de sus postulados clásicos o fundacionales, ya que ha comenzado a ser resignificada de hecho, a partir de la propia crisis del Estado y de las Políticas Sociales. En otras palabras, ante la crisis del Estado benefactor, los recursos que se administraban no sólo han disminuido sino que han cambiado de sentido. Es posible pensar que ya no tienen la misma validez «contractual» para lo cual fueron creados.

En esta línea de análisis, el «recurso» pierde validez como tal, en especial desde el punto de vista simbólico y como instrumento de integración de lo social. Todo este proceso influye en forma significativa en la mirada que los sujetos hacen de las prácticas que actúan dentro de las instituciones de salud, es decir son visualizadas de diferente forma.

5- El problema de la validez

Este último punto nos ubica en un plano de análisis que puede ser interesante y que se relaciona con la posibilidad o validez de una práctica dentro del contexto social donde ésta se pone en marcha.
Algunos autores, provenientes del campo de la Filosofía, plantean la existencia de cierta desvalorización de éstas, ya que las características actuales de la sociedad cambiaron en cuanto a los dispositivos de control y de cohesión, o sea que estarían perdiendo validez desde la perspectiva clásica de la noción de «control social». G. Delleuze en un artículo interesante expone que ante la crisis de los dispositivos de control, otras formas están ocupando el sentido disciplinador de las prácticas e instituciones.

E. Finkielkraut, en «La derrota del pensamiento», plantea que la promesa iluminista de que la «educación traerá la libertad», al no cumplirse desprovee de sentido a las instituciones educativas.

G. Lipovetsky, en el «El crepúsculo del deber», plantea que los mecanismos clásicos de la acción social están siendo ocupados por la empresa, desde una perspectiva de marketing.
Todos estos nuevos fenómenos, impactan en las instituciones y en las prácticas que se desarrollan dentro de éstas.

Así, la Institución de salud, acción social, minoridad, educación, tiene dificultades para dar cuenta del mandato fundacional, sea éste interpretado en clave de «control social» o de búsqueda de bienestar. De esta forma estaríamos frente a una crisis de «validez» con respecto a las prácticas y las instituciones. Crisis que es visualizada desde la práctica del Trabajo Social en cuanto a la existencia de dificultades para intervenir frente a las nuevas demandas sociales y también en relación a dar cuenta de su papel dentro de la propia institución.

Todo esto sumado a un contexto de fuerte presencia de la lógica neo-liberal, ahora atravesando las relaciones sociales, lo que implica algo novedoso para el Trabajo Social, que se le discuta su papel dentro de la Institución o que se lo interrogue desde otras disciplinas acerca de ¿qué hace? o ¿para qué sirve?

Desde esta perspectiva, la cuestión del Trabajo Social en la actualidad pasa en gran parte por redefinir de alguna manera sus postulados básicos, ya que éstos se encuentran en crisis o por lo menos más diferenciados que hace 20 años.

6- Cuestiones Finales

A partir de lo expuesto surge una serie de interrogantes que se relacionan específicamente con el quehacer profesional del Trabajo Social desde la práctica; ¿deberá continuar comprendiendo y explicando lo social desde teorías sociales, relacionadas con su espíritu fundacional? o; ¿ intentará hacer una ruptura epistemológica que lo desprenda de esas cuestiones?

Si la opción pasa por lo segundo, ¿en que paradigma explicativo se apoyaría para la comprensión explicación de lo social? ¿A qué pensamiento social debería remitirse para tal fin?

Además; ¿ es suficiente el corpus de construcciones teóricas elaboradas en los últimos años? o también; estos cambios, ¿no implicarían obstáculos epistemológicos? (Bachelard) o ¿revoluciones dentro del propio campo disciplinar? (Althuser, L.) y ¿cuál sería la validez empírica de esas «nuevas» conceptualizaciones?

Por último, los cambios anteriores que vivió esta práctica; ¿se construyeron en forma similar?

Estos interrogantes se vinculan posiblemente con muchos otros que la práctica del Trabajo Social viene haciendo, muestran de alguna manera la existencia de saberes y prácticas en un contexto de crisis. Pero, también implican algunas cuestiones novedosas, en principio, todos estos interrogantes pueden ser compartidos por otras prácticas como la psicología o la medicina, y por otro lado, tal vez, la resolución de los mismos sirva como posibilidad de crecimiento de éstas ante la crisis de lo antiguo y de lo fundacional.

En definitiva, si las nuevas formas de la exclusión tienden a naturalizarse y a construir nuevos etiquetantes sociales, se hace necesario analizar la posibilidad de indagar acerca de éstos, quizás en la perspectiva de construirlos, estudiando su conformación histórica, su relación con una identidad «impuesta», que tal vez no deje ver la propia, la que se relaciona con la propia historia de esos «otros» que históricamente se presentaron en el lugar de la demanda hacia el Trabajo Social.



BIBLIOGRAFIA

* Ronsanvallon, Pierre. La nueva cuestión social. Ed. Manatial. Bs. As. 1996.

* Ronsanvallon, Pierre. La nueva era de las desigualdades. Ed. Manantial. 1997.

* Guidens, Antony. La Teoría Social Hoy. Edit. Alianza. Bs. As. 1992.

* Geertz, Cliford. El Conocimiento de lo local. Ed. Paidós. Bs.As. 1995.

* Díaz, Esther. Metodología en Ciencias Sociales. Ed. Biblos. Bs. As. 1997

* Furet, Francois. Marx y la Revolución Francesa. FCE. México 1986.

* Klimovsky, Gregorio. Las desventuras del conocimiento científico. AZ Editora. Bs. As. 1994.



* Datos sobre el autor:
* Licenciado Alfredo Carballeda
Trabajador Social. Docente Universitario Universidad Nacional de La Plata. Universidad Nacional de Entre Ríos. Universidad de Buenos Aires. Investigador.

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