Alfredo Juan Manuel Carballeda
Del desorden de los cuerpos al orden de la sociedad
Prólogo

¿Cómo decir algo lucido acerca de un trabajo de por sí lúcido?. En principio y en razón de que comprenden las generales de la ley por la entrañable amistad que nos une; mas allá de eso, debo decir que esta obra de Carballeda que intentamos presentar, tiene características singulares.
A partir de una creatividad poco común, logra articular un enfoque de la historia argentina de la intervención en lo social que, no por casualidad centrada en las prácticas de salud dada la vasta trayectoria del autor en ese campo, hilvana con maestría el moldeo de los cuerpos en el cuerpo de la nación, desnudando a los vencedores y otorgándole corporeidad a los vencidos, siempre presentes desde inexorables resistencias.

Entrelaza a Clausewitz, a Rousseau y a Foucault para dar cuenta de una génesis. Nos hace caminar por el borde del "hueco de las ánimas", oler los cadáveres insepultos a metros de la Plaza de Mayo, en exhibición bajo las arcadas del Cabildo, hasta el aula de una escuela donde le está prohibido al niño abrigarse con su poncho.

Este trabajo bucea en la historia Argentina de manera no esquemática, no ortodoxa, de manera tal que logra hacernos ver una totalidad desde un planteo absolutamente original. Alfredo nos hace ver como los discursos acerca del "otro" se las arreglan para permanecer casi inalterables hasta el presente: como fundamento para el disciplinamiento, por la necesidad del progreso y para crear sujetos, los sujetos necesarios para un orden; el se encarga de proporcionarnos hasta el deleite el detalle sobre los puentes entre las épocas y cómo la intervención en lo social, artificialmente construida, transcurre entre rupturas de órdenes y equilibrios, desde una mirada genética del Trabajo Social, como valioso instrumento para poder ver lo viejo inscripto en lo nuevo.

Quienes conocemos a Carballeda desde hace algunos años, podemos apreciar aquí conceptualizaciones inéditas que desarrolla sin abandonar posiciones ya históricas de y muy trabajadas por el autor en producciones anteriores, hoy aquí expresadas en una prosa sanguínea, visceral.

Como dice una conocida humorista uruguaya, si la plenitud de la vida se alcanza teniendo un hijo, plantando un árbol y escribiendo un libro, bueno Alfredo ya tuvo un hijo y escribió un libro, de modo que, independientemente de todo lo demás, seguramente seguirá poniendo esperanzas en el árbol.

Lic. Elena Riegelhaupt


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