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Edición N° 24 - verano 2002

EL SUJETO POLITICO EN LA ACTUAL COYUNTURA

Algunos pensamientos para volver a creer

Por:
Lic. Lilia Edith García
*
(Datos sobre la autora)


Desde la recuperación de la democracia en nuestro país, reaparecía también el proyecto, la necesidad de intentar una vez más construir esa nación que fue promesa y utopía, desde la misma sangre indígena que corre por las venas abiertas de América Latina. También fue la tierra prometida de abuelos inmigrantes, de obreros y campesinos, de jóvenes con esperanzas y convicciones de vida, de lucha, de proyecto.

Con treinta mil corazones menos, se debía recomenzar a construir una Argentina que era sueño y compromiso con el hoy, el ayer y el mañana. Había que levantar las banderas de los que no estaban para sostenerlas, era el momento de tomar la posta, de los que nos dejaron las ideas compartidas, las ilusiones a realizar por los que verían el después. Y es aquí donde comienzo a preguntarme ¿qué nos pasa?.

El proyecto nacional y popular, la esencia netamente política de movimientos sociales para la liberación del pueblo y la recuperación de la dignidad y soberanía, deben ser orientadas hacia una acción política organizada desde la ciudadanía, entendiendo al ciudadano “no solo desde los derechos sociales reconocidos por los aparatos estatales a quienes nacieron en un territorio, sino también reconociendo las prácticas sociales y culturales que dan sentido de pertenencia y hacen sentir diferentes a quienes poseen una misma lengua, semejantes formas de organizarse y de satisfacer sus necesidades.”(García Canclini).


No es la casta política la que llevará adelante un proyecto liberador, por el contrario, para volver a creer, es necesario retomar el lugar de participación activa del sujeto, que transforma y se transforma en el mismo acto de pensamiento, sentimiento y acción.

Retomando el pensamiento de Helio Gallardo, “el sujeto debe ser un sujeto autónomo, sujeto que produzca humanidad, porque no existe ningún régimen democrático sin autonomía del ciudadano, desde la potenciación en calidad de persona y el empoderar al sujeto humano en cada relación y situación humana.

El sujeto es la persona o los sectores sociales (clases, categorías, capas) que toma determinaciones desde sí mismo y que, al hacerlo, le da carácter a lo que hace y que por ello, es capaz de apropiarse del sentido de lo que produce y de comunicarlo. Por extensión, el sujeto puede aplicarse a lo que confiere carácter a una lógica de dominación o de liberación.”

Es en el desarrollo del sujeto, en el marco de estas lógicas, en el interjuego dominación – liberación donde la impronta del sujeto político se hace necesaria.


Volver al sujeto político de la transformación, es una de las claves para pensarnos en la actual coyuntura, comprendiendo el nuevo escenario nacional, latinoamericano y mundial que nos muestra un modelo agotado en sí mismo, donde la estocada final debe ser dada desde las bases, desde la gente, desde sujetos políticos que devolvamos el sentido a la acción política comprometida con un proyecto nacional, recuperando la capacidad de creer, -primero en nosotros mismos- en nuestro pueblo, en la nación y también en un Estado que muchos quieren hacer desaparecer como estrategia para legitimar la gobernabilidad inescrupulosa del mercado internacional.


El Sujeto Político, parte de un Sujeto Social que puede hacerse cargo de sí mismo, y de esta manera, comprometerse y responsabilizarse de los asuntos públicos, hacer presente la memoria individual y colectiva en la cotidianeidad de la construcción de un proyecto de sentido, arraigado desde la acción cotidiana, individual, social y comunitaria, señalando esta última como la acción pensada, sentida y actuada desde la recuperación de la identidad, del reencuentro con las aspiraciones más profundas de un “nosotros”, reconociendo la diversidad y la heterogeneidad, desde un horizonte de sentido.

Hugo Mujica expresa la idea de sentido como “horizonte y no lo recortado sobre él, es aquello que sin aparecer hace que todo lo que aparece tenga profundidad, que todo lo que se manifiesta tenga hondura, que cada parte manifieste al todo y el todo se abra en cada parte (...) Si el sentido en sí es como la desnudez que reviste aquello en lo que se manifiesta, la emoción, su conmovernos es la manera en que esa desnudez se encarna en nosotros.”

El sujeto político en la actual coyuntura debe potenciar esa voluntad política dentro de un proyecto que recupere desde la memoria la identidad del pueblo argentino, interpretando los nuevos escenarios, actores y estrategias de acción; contextualizando este “volver a las raíces” que no es más que volver al pueblo, mirarNOS, hacia adentro. Es adentrarnos en nuestra idiosincrasia, que nos distingue, diferencia y enriquece, que nos hermana en un contexto latinoamericano que necesita esta vuelta al sujeto político individual y colectivo para volver a creer, a intentar, a proyectar y a cumplir el sueño, el anhelo de ser un pueblo emancipado, reconociéndonos productores y producidos, transformadores y transformados desde un política hecha desde las bases, reivindicando y potencializando una voluntad política dormida, o lo que es peor en palabras de Piglia una política convertida “en la práctica que decide lo que una sociedad no puede hacer. Los políticos son los nuevos filósofos: dictaminan qué debe en entenderse por real, qué es lo posible, cuales son los límites de la verdad.”


Si va a existir la nación argentina tiene que estar caracterizada por el pueblo argentino como pueblo social y político, formado por los que luchan por apoderarse de sí mismos, por darle carácter al trabajo, a la familia, a la educación y a la política, creada, construida y caracterizada por su pueblo con una fuerte voluntad política como liberación particular de crecimiento en humanidad.” ( H. Gallardo)

Para muchos la Argentina no es “viable”, para otros en los que me incluyo, nuestro país tiene un desafío donde hay que tomar la posta, reencontrar los lazos de identidad, desde lo que nos une, reconociendo las diferencias sin caer en relativismos absurdos, y como expresaba Paulo Freire desde una tolerancia como “virtud revolucionaria que consiste en convivir con quienes son diferentes para poder luchar contra quienes son antagónicos.” pensando, sintiendo y actuando desde la convicción de que la utopía nos guíe para caminar, pero el compromiso llevado por el sujeto político organizado, comprometido y empapado en la cuestión social, la haga posible.


BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:


  1. GALLARDO, Helio. “Los Sujetos del Cambio Social frente al Neoliberalismo”. Colección Encuentro de Reflexión Mons. Angelelli. Ediciones Tiempo Latinoamericano. Córdoba, Argentina. 2001

  2. MUJICA, Hugo: “La palabra inicial”. Editorial Trotta Madrid. España 1995.

  3. FREIRE, Paulo: “Pedagogía de la Esperanza”. Editorial Siglo Veintiuno. Méjico. 1993

  4. PIGLIA, Ricardo “Crítica y Ficción” Edit. Siglo Veinte. Bs. As.1999.

  5. GARCÍA CANCLINI, Nestor “Consumidores y ciudadanos” Conflictos multiculturales de la globalización Edith Grijalbo. Méjico 1995



* Datos sobre la autora:
* Lic. Lilia Edith García
Licenciada en Trabajo Social – Auxiliar de la Cátedra Política Social (3° año de la Lic. en Trabajo Social, Fac. de Trabajo Social UNER, PARANA, ENTRE RIOS, ARGENTINA).

Colaboradora del Proyecto de Investigación sobre Representaciones Familiares de la Fac. de Trabajo Social de la UNER. E MAIL: liliagarciaar@yahoo.com.ar

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