SUMARIO Nº 9
Música de los '70: Manal
Los que luchan y los que lloran: Jorge R. Masetti
McCarthy, cazador de brujas
León Felipe
Leo Masliah
La América Juanita de Berni
Joe Hill
Dinero y poder en el Vaticano
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León Felipe

Como tú...

Así es mi vida,
piedra,
como tú. Como tú
piedra pequeña:
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde
de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego centelleas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una lonja,
ni piedra de una audiencia,
ni piedra de un palacio,
ni piedra de una iglesia...
como tú, piedra aventurera...
como tú,
que tal vez estás hecha
sólo para una honda...
piedra pequeña y ligera...



VENCIDOS...

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar...
va cargado de amargura...
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar...
va cargado de amargura
que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar...
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...
va cargado de amargura...
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.
Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar...
y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,

caballero derrotado,
hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar.
Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo
y llévame a ser contigo
pastor...

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...

Su vida y su obra
De: http://centros4.pntic.mec.es/cp.de.tabara/index.htm
Nació en Tábara (Zamora) el 11 de abril de 1.884. Su verdadero nombre era Felipe Camino Galicia.
Tras abandonar sus estudios de farmacia viajó por toda España y Portugal con una compañía de teatro. Tuvo varias farmacias en diversos puntos del territorio español, administró hospitales en Guinea, viajó a América (1922 ) y fue bibliotecario en Veracruz, agregado cultural de la embajada española republicana y profesor de literatura española en varias universidades de Latinoamérica.
Durante la guerra civil española regresó a España, ya que se encontraba en Panamá. Permanece en Madrid hasta que en 1938 inició una gira por América para dar a conocer la heroica lucha del pueblo español.
En 1940 se estableció junto con su mujer en México, donde murió el 18 de septiembre de 1968.

¿De qué habla en sus poesías?

De la justicia.
Cree que la poesía debe transformar el mundo y convertirlo en algo digno de ser cantado.

Del llanto.
Porque las lágrimas son necesarias para ganar la luz que redime el mundo.

De Dios.
Le molesta que se manipule a Dios de forma partidista, convirtiéndolo en el Dios de unos pocos.

Del poeta.
El poeta es el representante de Dios en la tierra tiene la sublime misión de cantar el amor y la justicia y de maldecir la violencia y la guerra.

De las dignidades eclesiásticas.
El poeta dice que muchas veces el poder religioso disfraza la tragedia del hombre con engaños.

Del viento.
Es "la voz antigua de la tierra", el eco y las resonancias de los poetas bíblicos y la sensibilidad para captar la multiforme realidad del mundo que le rodea.

Del hombre. Tras el primer pecado, el hombre vive en una condena inacabable y de ahí surge el impulso de escapar, la necesidad de viajar en soledad, de recorrer caminos en la vida y en la poesía.

De las circunstancias históricas.
Salpica toda su poesía con fechas, nombres propios y datos sobre la historia de los pueblos. Cree que la voz poética tiene que nacer manchada de acontecimientos reales para ayudar al hombre a salvarse de lo circunstancial.

De don Quijote.
El hombre debe ser un héroe como don Quijote, aunque éste lo es porque está asistido por la locura y la violencia de forma inconsciente, mientras que el hombre debe llegar a ser héroe consciente de su locura y de su violencia.

El Cristo... es el Hombre

¿Y si el Hombre, no Dios, se llamase Jesucristo?...
¿Si la sangre del Hombre... fuese la sangre divina del
Sol... la esencia luminosa de los astros?
¿Si con su sangre el Hombre pudiese salvar y redimir
a los Dioses?
Estoy preguntando... ¿No puedo yo preguntar?
¿No han arrojado sobre mí todas las sombras? ...
Y ¿no puedo yo levantar todas las preguntas?
Y... ¿si hubiese dos clases de hombres?
Y... ¿si hubiese dos Españas, por ejemplo?
¿La España del poeta doméstico y retórico... y la
España del poeta prometeico, heroico y revolucionario?...
¿La España de las formas que se desgastan y la de las
esencias eternas?
¿La de las formas que se mueren y la de las esencias
que comienzan a organizarse de nuevo?...
Y afirmo, ya no pregunto:
En la España de las formas desgastadas
están los símbolos obliterados...
los ritos sin sentido...
los uniformes inflados
las medallas sin leyenda
los hombres huecos
los cuerpos de serrín
el poeta doméstico y retórico,
la exégesis farisaica,
el verso vano
y la oración muerta que van contando las avellanas horadadas de los rosarios.
Dios, la fuerza original y creadora, se ha ido de este
mundo y todo se ha quedado sin sustancia.
En la España de las esencias que quieren organizarse
de nuevo
están las ráfagas primeras que mueven las entrañas de
la tierra,
los huracanes incontrolables que sacuden la sustancia
dormida,
la sustancia prístina de que está hecho el árbol y el
cuerpo del hombre.
Y están también los terremotos que rompen la tierra,
desgarran la carne
y desbordan los ríos y las arterias de nuestra anatomía
para dar salida al espíritu encadenado
y mostrarle su camino hacia la renovación y hacia la Luz.

Ésta es la España de los héroes. La España prometeica,
la España en que todo se deforma y se revuelve:
las exégesis se cambian del revés,
los presagios de los grandes poetas se hacen realidad.
Prometeo se liberta,
aparecen nuevos cristos...
y las viejas parábolas evangélicas se escapan
de la ingenua retórica de los versículos para venir a mover
y a organizar nuestra vida.
Ahí están,
ahí están en el aire todavía, temblando de emoción,
cruzando los cielos desde hace veinte siglos, en la
curva evangélica de una parábola poética,
estas palabras revolucionarias,
estas palabras prometeicas:
"Es más fácil que pase un camello por el ojo de una
aguja, que entre un rico en el reino de los cielos."
Esta parábola originó nuestra lucha, nuestra guerra,
nuestra revolución hace diez años...
Porque frente al poeta doméstico que venía diciendo
que estas palabras evangélicas no eran más que
retórica... una manera retórica de hablar, se levantó
el poeta prometeico
el hombre heroico y revolucionario que dijo: No hay retórica.
El verbo lírico de Cristo y de todos los grandes poetas del mundo no es retórica.
Es un índice luminoso que nos invita a la acción y al heroísmo.
Y esta parábola del camello y de la aguja, del pobre y del rico
tiene un sentido que desentrañado y realizado, puede llenar, si no de alegría ... de dignidad la vida del hombre.

Y esa es la exégesis heroica,
la exégesis prometeica, la exégesis revolucionaria. Escuchad:
Hay que salvar al rico, hay que salvarle de la dictadura
de su riqueza,
porque debajo de su riqueza hay un hombre que tiene
que entrar en el reino de los cielos,
en el reino de los héroes.
Pero también hay que salvar al pobre
porque debajo de la tiranía de su pobreza hay otro hombre
que ha nacido para héroe también.
Hay que salvar al rico y al pobre ...
Hay que matar al rico y al pobre, para que nazca el Hombre.
El Hombre, el Hombre es lo que importa.
Ni el rico
ni el pobre importan nada...
Ni el proletario
ni el diplomático
ni el industrial
ni el arzobispo
ni el comerciante
ni el soldado
ni el artista
ni el poeta en su sentido ordinario y doméstico
importan nada.
Nuestro oficio no es nuestro Destino.

"No hay otro oficio ni empleo que aquel que enseña
al hombre a ser un Hombre".
El Hombre es lo que importa.
El Hombre ahí,
desnudo bajo la noche y frente al misterio,
con su tragedia a cuestas,
con su verdadera tragedia,
con su única tragedia...
la que surge, la que se alza cuando preguntamos,
cuando gritamos en el viento.
¿Quién soy yo?
Y el viento no responde... Y no responde nadie.
¿Quién es el Hombre?...

Tal vez sea Cristo...
Por que el Cristo no ha muerto...
Y el Cristo no es el Rey, como quieren los cristeros
y los católicos políticos y tramposos...
El Cristo es ‚el Hombre...
La sangre del Hombre...
de cualquier Hombre.
Esto lo afirmo. No lo pregunto.
¿No puedo yo afirmar?...