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Edición digital

Edición N° 39 - octubre 2005

"…Vos sos muy amable…"

Por:
Lic. Ana M. Biessy
* (Datos sobre la autora)


Quiero presentar la historia de Juan...

Una historia como tantas (en las que el abandono, el consumo de drogas, la "ambición", "el creer tenerlo TODO", la exclusión, la soledad, la cárcel, la incertidumbre...y después, la calle...) hizo, ¿una vez más?, que me replanteara "la intervención social", articulada con lo interdisciplinario de un Equipo de Internación, a fin de lograr "comprender" la historia de vida de Juan para lograr un acompañamiento a sus incertidumbres, angustias  y preguntas, y a partir de allí, dar una respuesta más "cercana a su momento actual de vida".
No sé si fue la "mejor respuesta"...Sí sé que fue la "respuesta posible", en el marco de su situación de salud actual.
Situación de salud íntimamente relacionada con su historia de vida.
Historia de vida marcada por "el abandono".
Quiero, a través de este trabajo, "quizá convencerme", de que hicimos lo mejor con y para él.
A lo mejor, por el poco tiempo de vida que imagino, le queda. 


Quiero comenzar aclarando que, por mi función en CENARESO (Jefa de Trabajo Social), ya no estoy en lo que llamamos “la asistencia” en el marco de los diferentes equipos interdisciplinarios (servicios).
Mi función es otra: la de supervisar la tarea de las profesionales de Trabajo Social, coordinar y articular programas de nuestra incumbencia con y entre los servicios institucionales, programar estrategias de intervención de lo social, para los diferentes dispositivos institucionales.

Uno de los Programas de Trabajo Social, es la “Atención de la demanda espontánea” (guardias) que implementamos a partir del año 2000, y que consiste en atender la demanda social de todas aquellas personas que “espontáneamente” lo requieren (dirigido fundamentalmente a las personas que acuden por primera vez a la institución). Estas guardias tienen un cronograma horario con un profesional responsable de cubrirla.

Juan concurre a la guardia de Trabajo Social (en el horario en que yo estaba a cargo de ella), derivado por la médica de Guardia de la institución, en octubre de 2002, por “requerimiento de ayuda social”.
Es ahí donde conozco a Juan, de 30 años de edad.
Me cuenta que desde hace dos años (momento en que salió de la cárcel) vive en la calle.
Que perdió todo… Estuvo preso cuatro años por robo. “Ahí mi mujer me dejó por otro…me derrumbé”.
Paciente VIH+ desde sus 15 años (sin tratamiento) y en el momento de esta entrevista consumía altas dosis de cocaína y alcohol

Me contó de sus cuatro hijos, a quienes no ve (“no me los dejan ver”) desde hace seis años.
“Quiero hacer un tratamiento, para, en algún momento, poder volver a verlos”.
Lo que en esta entrevista aparece como mayor “demanda” es la de ser internado en ese mismo momento.
Le explico los requisitos para poder internarse (considerando la necesidad de un control médico; por su estado de salud (Hepatitis A, B y C +). Lo derivo a entrevista clínica, de Admisión, y al “Dormi” Rawson para que evite dormir a la intemperie y pueda alimentarse.
Le aclaro que cada vez que necesite hablar conmigo, no dude en hacerlo.

A los dos días de esta entrevista, al llegar a CENARESO, encuentro a Juan durmiendo en la puerta de la institución.
Lo despierto y lo invito a seguir conversando.
Me dice que estuvo en el “dormi”….pero que sintió que estaría “más seguro”, durmiendo cerca de esta puerta.

Ya evaluado clínicamente, fue admitido para hacer tratamiento por internación.

SU HISTORIA…
(según datos de su HC, obtenidos en las entrevistas sociales, con la Trabajadora Social del Servicio donde inició su tratamiento).

La madre de Juan quizo abortar su embarazo; lo que no llevó a cabo.
A los dos años de edad de Juan, la madre (prostituta) lo abandonó, dejándolo en la calle.
Su padre biológico vivía en la calle; alcohólico. Falleció a principios del año 2002.
Luego del abandono de su madre, Juan fue adoptado por un matrimonio “de buena posición económica”.
Recuerda maltrato y discriminación por parte de sus padres adoptivos.

Inició su consumo de drogas a los 14 años (marihuana, psicofármacos y alcohol), después de haberse enterado que era “adoptado”.
Abandonó sus estudios secundarios (industrial) en 3º año.
A los 17 años, Juan se casó. Tienen 4 hijos ( 12, 11, 7 y 6 años de edad).

Cuando se casó, fueron sus suegros los que sostenían económicamente a su grupo familiar.
Fue a partir de las “amenazas” de sus suegros, de no seguir sosteniéndolos económicamente, que Juan comenzó a robar (siempre bajo efectos de droga) con lo que logró adquirir una vivienda y ser el sostén económico de su familia y sus suegros. “En ese momento tuve todo…vivíamos muy bien”.
A los 19 años, estuvo internado en dos oportunidades en Comunidades Terapéuticas, tratamientos que abandonó.
Tuvo varias causas judiciales por robo.
Cuando Juan tenía 24 años de edad, su madre adoptiva se fue a radicar a Europa, después del fallecimiento de su esposo.

En el año 1997 estuvo detenido en Olmos durante 4 años (por robo).
Cuando salió de la cárcel, fue a visitar a sus hijos a su casa y encontró a su mujer conviviendo con otro hombre en la misma.
Es en ese momento cuando su ex mujer, junto a su ex suegra, “le prohibieron” ver a sus hijos “por el resto de su vida”.
“…ahí dejé de ser el MEJOR…”
Su consumo fue aumentando.

SU TRATAMIENTO…

En el Servicio de internación (Residencia) consistió en:

  • terapia individual (dos veces por semana).


  • control psicofarmacológico (por su período de abstinencia).

  • control clínico – infectológico (por su VIH).

  • actividades socioterapéuticas

  • Taller literario – Huerta.

  • actividades grupales: asambleas, reuniones de convivencia.

  • Seguimiento social:

La Trabajadora Social del Servicio de Residencia, priorizó como primer estrategia de intervención, a partir de analizar los relatos del paciente, a partir de reconstruir su historia desde los mismos, para “intentar modificarla”… (necesidad expresada por Juan en las entrevistas sociales), “la reconstrucción de sus lazos sociales”.

Para ello, mantuvo reiteradas entrevistas con la ex -suegra del paciente, quien expresó, en casi todas las entrevistas, su decisión indeclinable de que, tanto su hija como ella misma, no se harían más cargo de nada que tenga que ver Juan”. Aclaró haber sido ella quien hizo la denuncia en Tribunales, por la que fue preso a Olmos (en tanto continuaban, ella, su hija y sus nietos) habitando la casa que era propiedad de Juan. Además manifestó haberle prohibido a su hija que recibiera a Juan, para que éste vea a sus hijos. Impidió cualquier tipo de comunicación entre el paciente, su ex esposa y sus hijos”.

Ante estos resultados, la Trabajadora Social se contactó con otras personas “relativamente cercanas” a Juan, de quienes recibió una contundente negativa para ayudarlo.

A pesar de esta situación de no contar con referentes que ayuden a la “reinscripción” de Juan; a inicios del mes de enero del 2003, según lo que consta en su HC, se observó un franco mejoramiento en la evolución de su tratamiento, centrado en las “posibilidades” de “construir lazos sociales” en esta “red institucional”.
Al mes siguiente, Juan abandona su tratamiento “….porque ya me sentía fuerte para volver a ser el MEJOR….”
En diciembre de ese mismo año, Juan vuelve a CENARESO (ya que volvió a consumir, aumentando la dosis y el tipo de drogas), solicitando tratamiento, y aclarando que no “quería internarse”. Se le plantea otro tipo de tratamiento, y se le indica que regrese al día siguiente.

No regresó….
El 3 de febrero de 2005, Juan vuelve a pasar la noche en la puerta de la institución…. Cuando despierta, pide hablar “con alguna Asistente Social”…
Es atendido por la guardia de Trabajo Social.
“…estuve tres meses internado en la Comunidad “El Shandai”. Me escapé porque no me gustaba la forma de tratamiento. Vivo en la calle. Nadie se acuerda de mí….nadie me quiere recibir. Extraño a mis hijos., pero ya no los puedo ver.

Empecé el tratamiento en el Hospital Muñiz por Consultorios Externos.

Estuve internado en el Hospital de San Isidro y en el Posadas, por mi infección.

Quiero volver a internarme acá….Creo que acá encontré un lugar….”

Posteriormente a una evaluación clínica – infectológica, se indica su reinternación inmediata en el Servicio de Crisis.
Internación signada por “malestares”, referidos a sus reiteradas derivaciones al hospital Muñiz, por las “complicaciones” producidas por enfermedades marcadoras.
Internación en la que realizó tratamiento psicoterapéutico (dos – tres veces por semana), seguimiento psicofarmacológico, seguimiento clínico-infectológico. En su tratamiento psicoterapéutico, “intentó”, dentro de sus posibilidades, deconstruir su historia de, también, “malestares”, reformularla, reafirmando sus deseos de “vivir de otra manera” (¿¿¿¿podrá????).

En sus reiteradas internaciones en el hospital Muñiz, su terapeuta individual, se acercó al hospital para sostener la contención que Juan necesitaba.
En una de estas internaciones, logra iniciar una relación amistosa con un matrimonio que realizaba allí tratamiento por Consultorios Externos.
Fue con este matrimonio con quienes realizó sus salidas de fin de semana, cuando reingresaba a nuestra institución.
El estado de salud de Juan fue decayendo cada vez más. Su consumo también.
Dado que la Trabajadora Social del Servicio estuvo con licencia por largo tratamiento, fui quien intervine según la demanda que se me realizó desde el Servicio.

Mantuve una primer entrevista con Juan, a partir de su deseo de volver a la Comunidad “el Shandai”, ubicada en Merlo, Pcia. de Bs. As., en la que se encuentran internados sujetos “sin hogar”.
“…. Allí conozco gente….tuve compañeros a quienes aprecio y de quienes recibí cariño….es un lugar afuera, tranquilo….allí hay mucha paz….”
Me comuniqué telefónicamente con los Coordinadores de dicha Comunidad, proponiéndoles articular una visita a la misma, junto con Juan y su terapeuta individual, para evaluar la posibilidad de que Juan retorne allí. En esa entrevista, observé que Juan fue recibido afectuosamente por algunos de sus ex compañeros, así como por los Coordinadores.
Mantuvimos junto con el terapeuta de Juan y los Coordinadores, una entrevista en la que conversamos sobre la situación social y de salud del paciente, y sobre su interés de retornar a esa Comunidad. Sobre la dificultad que se nos presenta como institución, dado que Juan ya no consumía más, referida a la continuidad de su internación.
Los Coordinadores entrevistaron a Juan, después de lo que nos informan que consideran “dificultoso” el reingreso de Juan, debido a su estado de salud. Me pidieron, a pesar de esto, que en el transcurso de la semana me comunicara telefónicamente con ellos para obtener una respuesta definitiva.
Durante el viaje de regreso a CENARESO, Juan nos decía: “…estoy seguro que voy a volver acá….no me pueden dejar afuera…. Me siento contento de haberme reencontrado con viejos compañeros….”

Le explicamos que la decisión nos sería comunicada y que nosotros se la retransmitiríamos a él.
Al comunicarme telefónicamente, me ratificaron lo dicho en la entrevista: “Juan no puede volver acá, por su delicado estado de salud”.
Recomenzaba para nosotros, sobre todo para mí, la difícil tarea de “encontrar un lugar” para Juan.
Muchos fueron los intentos….muchas también las negativas…: “porque no tiene familia”…, “porque no hay cama”…, “porque su situación de salud es delicada”…”porque no aceptamos personas que hayan sido consumidores”.
Una y otra vez, me pregunté: ¿Acaso es que las personas en situaciones similares a la de Juan, no tengan “un lugar”?. ¿Qué posibilidades tienen, en nuestra sociedad, “los excluidos”, más allá de la de profundizar su exclusión?.¿Será que el único lugar posible para estos “ciudadanos”, es la calle?. ¿Será que los “estigmas” hacen que la fragmentación se profundice cada día más?.
A pesar de todos estos interrogantes, continué la búsqueda….Además de volver a conversar con Juan.
En una de estas conversaciones, cuando fui al dormitorio, encontrándolo en su cama (hacía varios días que no quería levantarse), fue cuando me volvió a preguntar: “…cómo puede ser que no me quieran los de Shandai??..., “¿cómo puede ser que me dejen así, afuera???...”
Intenté “hacerle ver” que no era falta de afecto….ni abandono… Que la decisión de los Coordinadores tenía relación “con reconocer” que él necesitaba “ser cuidado”. Que necesitaba de una mejor atención de la que ellos le podían ofrecer. Que esto era exactamente lo contrario a “un abandono”.

“…ahora que me ayudás a pensarlo, lo entiendo…”, me contestó.
Le aclaré que continuaba buscando una institución acorde a los cuidados que necesita. “Un lugar para él”.
También me expresó, que, a veces, tenía ganas de bañarse, “pero que no se animaba a hacerlo sólo por temor a caerse”. En ese mismo momento fui a hablar con un enfermero, para solicitarle que lo ayude a bañarse diariamente.
Luego, le informé que el enfermero lo ayudaría.

Le pregunté además, si concurría al comedor. Me contestó que “no siempre tenía hambre…que cuando tenía ganas de comer, iba”. Le indiqué que “debía hacerlo”….”Vamos Juan….vamos al comedor” (era la hora de la merienda).
Cuando salíamos, caminando hacia el comedor, se detiene, me mira (con esa mirada débil), y me dice: “…vos sos muy amable…”
Volví del comedor tratando de resignificar el contenido de esa frase…. Desde su historia….desde sus abandonos….desde sus caídas….desde su situación de exclusión…
Allí comprendí, una vez más, “el encuentro inevitable” de excluídos-incluidos”…

Allí me pregunté acerca de “mi amabilidad”….
Allí entendí que, para Juan, “ser amable”, significaba lo que para mí representa uno de los ejes de nuestra intervención profesional: “escuchar para comprender”…”comprender para hacer ver”...”hacer ver para vincular su singularidad con la problemática de la integración, es decir, con el nivel de lazos sociales, reparando no sólo lo que la crisis fragmentó, sino también aquello que ésta construyó”.( 1)

El tiempo…las “cuestiones institucionales” (“Juan no puede seguir permaneciendo aquí, porque ya no consume”)… mi intervención iniciada en el momento en que el equipo lo decidió…no me permitieron “deconstruir” lo construido socialmente en la subjetividad de Juan.

Su “…vos sos muy amable…”, lo entendí como respuesta a ese “hacer ver”.
Pero había algo más importante, para el equipo: “la premura de encontrar un lugar para Juan, la imposibilidad de seguir trabajando con él desde la institución”.
Por su estado de salud cada vez más deteriorada…por su no consumo….por su falta de “redes” con quienes volver a construir una posibilidad de inscripción, de sostén.

La realidad (institucional, de “vida” de Juan, de sus posibilidades) hicieron que mi intervención se centrara en la continuidad de búsqueda de “un lugar”…
En esa continuidad de búsqueda, articulé con una ONG (La Posada; ubicada en San Miguel). Institución cuyo fin es “dar lugar” a personas que, como Juan, están en un avanzado estado de infección por VIH y que carecen de familia y de lazo social.
Inicié los trámites requeridos para hacer efectiva esta derivación.
Derivación que se realizó el 9 de junio último.

A los 15 días de esta derivación, me comuniqué telefónicamente con la Coordinadora de esa institución, para preguntar sobre el estado de Juan.
Me informó que se sentía bien en el lugar. Que había logrado “relacionarse” con otras personas que están internadas allí. A pesar de que su estado de salud, cada día más agravado, había requerido una nueva internación hospitalaria. Y…”que estaba cuidado”.
Le informé que volveríamos a comunicarnos telefónicamente.

Y me despedí, pidiéndole que le haga llegar nuestros cariños a Juan.

NOTAS

1 “La intervención en lo social” – Lic. Alfredo Carrballeda.



* Datos sobre la autora:
* Lic. Ana M. Biessy
Jefa de Trabajo Social. CENARESO

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