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Edición N° 25 - otoņo 2002

Análisis sobre Entrevista realizada el 16 de Enero de 2001

Por:
Karina Somoza
*
(Datos sobre la autora)


Sr. Alberto Romàn V.
Contactado en Plaza Emilio Mitre: Av. Las Heras y Av. Pueyrredòn.

El motivo de elección para trabajar con Alberto, se debe a que en un relevamiento anterior, pude establecer un diálogo en el cual contó parte de una historia de vida muy interesante.

Por lo tanto me pareció oportuno indagar más en el caso, curiosamente el día 16 de Enero cuando volví a entablar un diálogo con Alberto, se encontraba con el mismo grupo de amigos “no muy amigables”, una pareja con sus dos menores. Siempre de buena predisposición para colaborar y protegiéndome de otros sin techo que reclamaban una u otra cosa.

Comienzo a contarle sobre el trabajo que me dispongo a realizar, y aceptó de inmediato, así comenzó la entrevista.

...Tengo 37 años, vine de Rosario cuando tenía 12 años, mi padre era golpeador, golpeaba a mi madre, yo estuve dos veces preso por defender a mi mamá, cuenta Alberto.

¿ Tenés familia en Rosario?

Sí está mi vieja y mi papá. Y en Uruguay vive una hermana.

¿ Los ves?

Sí, una vez al año viajo a Rosario, pero no me quedo porque con mi viejo está todo mal, no me banco que le pegue a mi vieja.

Yo soy hijo de gitanos, mi papá es jefe gitano. Viste como es la tradición que te comprometen de chicos entre los padres.

Yo me casé “ por mandato” con una gitana y tuve una hija , pero a mí no me gusta que me impongan nada.

Yo viajé por todos lados de mochilero, estuve en Misiones, Córdoba, Tucumán.

¿ Cómo se llama tu hija?

María Laura, tiene 18 años, vive en Merlo con la madre. También tengo otra hija de 16 años, Estela Beatriz, que también vive en Merlo, pero es de otra mujer.

¿ Cuándo te separaste?

Como te dije, me casé por convenio entre las dos familias, nació mi hija, pero yo me fui de casa, le dejé la casa a ellas y yo me fui.

¿ Y con tu segunda mujer que pasó?

Fue algo ocasional, estuvimos juntos 8 meses.

La conocí en un boliche, fue cosa de una noche, ella era cualquiera, estaba en la droga, en esa época yo también, pero salí.

¿ A tus hijas las ves?

Sí, yo las voy a visitar cuando quiero. Tengo una buena relación con ellas.

¿ Saben de tu situación?

No, yo no quiero que se enteren.

No las quiero preocupar, yo me baño, me cambio y las voy a ver.

¿ Cuándo viniste de Rosario?

Vine para acá, a los 12 años más o menos, a mí me internaron en un colegio cuando tenía 2 años y a los 12 me sacó mi papá para que lo ayude, porque ya estaba grande y lo podía ayudar a trabajar. Pero cuando salí me vine para acá.

También viví en Caracas un año y medio.

¿ Estudiaste?

Sí, mientras estaba internado hice la primaria. Después acá, empecé la carrera militar, estuve en el Ejército de los 14 a los 18 años más o menos, soy de la clase 63, soy ex combatiente de Malvinas.

Pero de eso no me quiero ni acordar.

Después a los 20 años, después de Malvinas, me metí en el Seminario, para estudiar de Cura, estuve 2 años y me fui.

No podía soportar todo lo que veía ahí dentro.

Los negocios que hacían los Curas, juegos, metían mujeres, por eso yo no creo en nada de eso, ahí te enseñaban a robar, es todo mentira.

Esto también es otro negocio. (señalando el móvil)

¿ Dónde estudiaste para Seminarista?

En San Nicolás.

Después me fui de ahí.

¿ Y que hiciste? ¿Dónde vivías?

Cuándo tenía trabajo me pagaba una pensión o un hotel y sino en la calle.

Yo fui el que construyó toda la ranchada en Facultad de Derecho, pero después vino gente pesada, te tenes que estar peleando, entonces me fui.

Ahora hace 7 años que estoy sólo.

¿ Qué recuerdos tenés de tu infancia?

No me acuerdo de nada. Y lo que me acuerdo es feo, prefiero no acordarme.

Tenía que pelear con gente más grande para comer. De eso prefiero no acordarme.

¿ y que te gustaría hacer ahora ?

Me gustaría tener un buen trabajo y no depender de nadie.

Haría cualquier trabajo, pero lo que más me gusta es trabajar la madera. Yo tengo un oficio, soy decorador.

¿ Qué cosas rescatas del haber estado en la calle?

Los amigos, la gente que está con vos, también cae gente mala, te tenés que pelear, acá los códigos son otros, drogas, vino, peleas.

Yo fui adicto, pero vi que me estaba destruyendo y por mi mismo salí y dejé, lo mismo voy a hacer con el alcohol, porque el alcohol es una forma de escape, acá no tenemos nada, no podemos vivir como queremos, no estamos acá porque nos gusta.

Un tiempo viví con amigos y no tomaba nada, pero cuando volvés a la calle no te importa nada.

También estuve preso en Devoto 3 años por robo.

¿ Cómo es tu relación con tus hijas?

Bien, todo bien, la mayor cobra mi pensión por Malvinas, porque ella está estudiando Abogacía, y con la menor todo bien, yo cuando quiero voy y las veo.

(Debido a una entrevista anterior yo sabía que era HIV +, le pregunto como estaba de salud, y si estaba tomando alguna medicación)

Responde: No, estoy re bien, no estoy tomando nada, tampoco me lo bancaria, hasta que de dé. Porque es un garrón todo el tema de conseguir la medicación. Prefiero no hacer nada.

...En el transcurso de la entrevista, Alberto comenta que después del

desalojo de la Facultad de Derecho, en Enero de este año, y aunque él ya no estaba allí, concurrió a la Subsecretaría de Promoción Social, oficina 16 en busca de alguna vacante y le dieron alojamiento en un Hotel.

Mientras que cuando fue relevado con anterioridad, en el invierno pasado, se le ofreció la posibilidad de ingresar a algún Hogar, propuesta que fue rechazada inmediatamente por Alberto.

En el presente trabajo trataré de corroborar las hipótesis trabajadas en la primera presentación.

¿ Un sin techo elige ser un sin techo? Se trataría de una elección de vida, de una circunstancia, de un predisponente social o tal vez psíquico?

¿ Cómo se constituiría el psiquismo humano a partir de la falta, de la no respuesta del Otro? Y qué efectos produciría a posteriori?

¿ El alcohol y las drogas, son objetos que taponan la falta?

Remitiéndome a Alberto, y según su historia de vida, existen sobrados elementos que justifican la constitución del aparato psíquico, basado en carencias de tipo afectiva que marcan un modo particular de relacionarse con el mundo y los objetos.

Alberto fue abandonado por sus padres cuando tenía 2 años, a partir de allí puede pensarse que lugar ocupó ese hijo en el deseo de sus padres?

Padre: golpeador

Madre: pasiva y abandónica

Existe un sentimiento de exclusión ya que no puede ocupar un lugar, en ningún lado ya que está de más en todas partes, dado que la necesidad de permanencia, necesidad primaria en todo ser humano permaneció insatisfecha desde la infancia.

Si nos remontamos a la constitución del aparato psíquico tenemos que pensar en un tiempo remoto y mítico donde existía un padre gozador de todos los beneficios. El padre de la horda primitiva, al cual sus hijos tuvieron que matar y devorar, para a través de identificarse con él adquirir “algunos” beneficios y mantener la prohibición de otros, por lo tanto los hijos acceden a las mujeres, con excepción de la madre y las hermanas. Dando lugar de esta manera a la creación de la Cultura que se sobrepone al Reino de la naturaleza. La cultura se edifica sobre la renuncia de lo pulsional, precisamente en la no satisfacción de estas. Se instaura de este modo una ley, un simbólico, una terceridad que viene a mediar entre la madre y el hijo. Constituyéndose esta en la función principal del padre.

En este caso podemos pensar que la separación ejercida por el padre fue absoluta y real, con esto quiero decir que no hubo espacio en Alberto para constituirse en el falo de la madre, objeto que colme su falta y convertirse en deseo de esta.

Por lo tanto remitiéndonos a la constitución psíquica en Alberto, no lo podemos pensar en falta (donde hay falta, hay deseo, deseo de objetos que la colme), en Alberto hay sobra, es él quien sobra en relación a sus padres que se transforma en sobra de goce, plus de gozar.

Es posible encontrar un deseo de darle muerte a su padre, un deseo de rivalidad que se contrapone con la necesidad de proteger a esa madre falica que de pequeño no pudo colmar.

El abandono sufrido afecta el carácter y el comportamiento de Alberto desde su infancia a la actualidad, pero se afirma particularmente cada vez que una circunstancia de la vida reactiva este sentimiento de frustración y abandono, siendo ahora él quien lo ejerce con sus hijas.

Se repite la misma vivencia de angustia, agresión y masoquismo. Esquema o modelo utilizado en aquel primer momento y que lo acompañará en su vida.

Lo que nosotros observamos, lo que se manifiesta en forma de síntoma es esta angustia, el daño que se causa (masoquismo), y la agresión producto de esta no valorización de sí mismo, debido a las privaciones de amor que sufrió durante toda su infancia.

Por lo tanto tenemos un sujeto que con sus “elecciones equivocadas”, sus actitudes patológicas, sus rechazos queda nuevamente privado de su deseo, acentuando una situación de inferioridad y dependencia que lo conduce al fracaso. Y para evitar el fracaso no se compromete con nada ni nadie como nadie se comprometió con él en sus primeros años.

Si pensamos en las elecciones de objeto en Alberto, no nos puede pasar por alto que su primera esposa le fuera impuesta por su padre (jefe gitano), líder de un clan, que no puede menos que ser admirado y venerado por todos como conductor de un grupo de gente.

Este padre que no cumple con su función, pero al cual se identifica, repitiendo una historia de abandono, ya que su relación con sus hijas según dice es buena “ las veo, me baño, me cambio y cuando quiero las veo”, donde nunca convivió con ellas y ellas no saben de su situación.

Hay en Alberto una constante búsqueda de ley, de padre protector que ponga orden, que regle y de sentido a una vida en comunidad. Hay un intento “ fallido” que lo busca en el Ejercito, luego en la Iglesia y también en la Justicia “... Estuve detenido 3 años en Devoto”...

Lo que encuentra es la separación del resto, el aislamiento que lo diferencia de los otros del adaptado “del normal”. Existiría una ficción de igualdad que no es tal, dado que el diferente genera peligro para la sociedad.

Tanto en la Iglesia como en el Ejercito estamos hablando de masas artificiales, donde necesitamos de cierta fuerza externa que impida su disolución. Esto lo impone un jefe, un líder que ama por igual a todos los miembros de la masa (de esta ilusión depende la unión del grupo) y precisamente esta ilusión fue la que calló e hizo estallar su permanencia en el Seminario. Su permanencia allí ya no tendría sentido, si el criterio que se usa no era para todos igual.

Igual que su padre la Iglesia está castrada, como así también el Estado que hasta días antes de la entrevista nunca había recibido ayuda ...” Es todo un negocio...”

Su segunda mujer también le fue impuesta, en esta ocasión por la droga ...”ella era cualquiera”..., aunque a él no le gusta que le impongan nada.

En esta no elección, encontramos un acto totalmente irresponsable donde otro, objeto (droga) o sujeto (padre) decide por él, y en ese mismo acto se deja de ser sujeto de pleno derecho y responsable que pueda dar cuenta de sí mismo y de sus propios actos.

Vía las adicciones ( droga alcohol), observamos en Alberto una posición de cobardía ante la falta (de la que hablábamos al comienzo), tal como lo plantea Freud, en la droga encontramos una respuesta al malestar en la cultura, una respuesta a los imperativos de renuncia que se le impone al individuo a diario. Con lo cual se resguarda y se siente a salvo de sus propios sentimientos, encapsulándose reforzando a diario con una nueva dosis esa cápsula que le permite no sentir.

Alberto es muy claro cuando cuenta su experiencia con las drogas, al igual que con el alcohol, que corrobora la hipótesis trabajada en la primera aproximación...” viví un tiempo con amigos y no tomaba nada, pero cuando volvés a la calle no te importa nada...”. Se trata de otra ley, de otro orden, en donde el que subsiste es el más fuerte. ( y él dio sobrados elementos para considerarlo un hombre fuerte), un sobreviviente. Sobreviviente de la infancia, de la que nada quiere saber ni recordar. De la guerra, que tampoco quiere recordar, de la droga y ahora le presenta batalla al SIDA,...” hasta donde de dé...”

Evidentemente impera una fantasía inconsciente de omnipotencia, de lo que ahora no se quiere acordar, porque del goce nada se quiere saber.

Podríamos pensar que Alberto sobrevivió preparándose para la muerte pero ahora tiene que preparse para la vida.

Se instaura de este modo un espacio creado entre dos muertes, una simbólica que la precede y una biológica real.

Es posible que el HIV, constituya en Alberto una reconciliación con la vida, y digo esto, porque el hecho de pensar en la muerte, saber que el tiempo está acotado produce un impacto, una herida a su omnipotencia e indestructibilidad.

Un real se añade a su vida e irremediablemente la modifica y la escande.

Con esto quiero decir que el HIV, altera el goce masoquista y puede producir cierta vacilación fantasmatica, en cuanto al destino de su enfermedad ...” hasta donde de dé...”

También puede que concentre en la muerte toda su esperanza de terminar allí con todo lo que la vida le negó. De este modo se le impone un coto a ese presente absoluto.

Por todo lo expuesto hasta aquí, podría pensar que el punto de quiebre en Alberto que lo llevó a permanecer en situación de calle, estaría dado en aquel abandono sufrido a los 2 años, que se resignifica a los 12 años momento en que su padre lo sacó del internado para que lo ayude con su trabajo. Allí decide volver a Buenos Aires, sin expectativas, sin recursos, comenzando con el circuito ya conocido y una búsqueda” siempre equivocada” de hallar un lugar para sí.

HIPÓTESIS EXTRAÍDAS:

  • Encontramos en Alberto manifestaciones masoquistas que pueden tener que ver no sólo con un retorno contra sí mismo de un sadismo dirigido primitivamente contra su padre y luego reprimido, sino que al dañarse, al negar sus propios valores, al discriminarse y por consiguiente autodestruirse Alberto podría estar queriendo dañar a sus padres culpándolos por la falta de amor.

  • Teniendo en cuenta que el padre de Alberto es un hombre golpeador, podemos pensar que existe en Alberto una fantasía inconciente masoquista de ser pegado por el padre, lo que a su vez conlleva a que ese padre no me ama por eso me pega.

  • Alberto por su estado de abandono y a raíz de la inseguridad afectiva a la que siempre estuvo sometido, espera siempre del Otro más que cualquiera, esto tiene que ver con las necesidades primarias insatisfechas adolecidas desde su infancia.

Esta falta de seguridad afectiva anula de alguna manera el sentido de lo posible, de lo real, con lo cual se instaura un sentimiento de omnipotencia y pensamiento mágico donde lo posible desaparece, desafiando de este modo a la muerte, a través del HIV, que ni siquiera se molesta en controlar vía la medicación.

  • Resulta curioso y no se puede pasar por alto, el hecho que nunca haya aceptado alojamiento en un Hogar,... de lo que careció siempre, de lo que no se quiere acordar...

Pero también implica el esbozo de algo que tiene que ver con los límites, las normas, la ley. en cambio, sí acepta el ingreso a un hotel, un lugar de tránsito, como todas sus elecciones donde no hay quien le imponga nada.

Podemos pensar que se le brindó a Alberto un lugar donde alojarlo, donde poder aliviar algo del dolor que le implica existir.

Podríamos pensar que por una vez encontró alojamiento en el Otro, en este caso en el Estado.

ESTRATEGIAS DE ABORDAJE:

  • Al pensar en el modo de intervención, que no coste sólo en brindar asistencialismo, se me ocurre que podría generar algún efecto positivo, si el alojamiento lo acompañamos de un trabajo, esto podría consistir en proporcionarle los medios para que pueda crear a través de su oficio con la madera, un bien de intercambio, ya que el trabajo implícitamente implica sublimación de las pulsiones. Este bien creado y la circulación del mismo que conlleva necesariamente la circulación de goce, y la pérdida de éste produce una apertura al deseo.

  • Mi propuesta consistiría en alentar a Alberto al inicio de una terapia donde pueda trabajar entre otras cosas, los roles y vínculos que se encuentran tergiversados e indiscriminados, dado que en el proceso de formación no pudo hallar una identidad, ni encontrar patrones a los cuales poder identificarse de un modo más sano. De lo cual se desprende que no hubo una maduración emocional adecuado. De este modo no quedaría condenado a una repetición constante.
    Para ello es necesario que exista por parte de Alberto una apertura al deseo y la participación comprometida, pasando de un sujeto irresponsable a alguien que comience a hacerse cargo de su presente y su destino.



* Datos sobre la autora:
* Karina Somoza

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