Margen N° 12
(verano de 1999)

Argentina 1809-1999,
190 años al servicio del capital

* Crisis de 1890


En 1886, durante el gobierno de Miguel Juarez Célman, la Argentina vivió una de sus mayores crisis financieras. Con el gobierno de su concuñado Julio Roca -tristemente célebre por la matanza de indígenas para lograr la apropiación para la "civilización" de un millón de kilómetros cuadrados de territorio- se creó el fundamento de la Argentina moderna, basada en los principios del Positivismo.

Se pensaba entonces en un futuro de desarrollo económico sin límites. Los capitales ingleses invertían en la compra de tierras y miles de empresas se creaban de la noche a la mañana para habilitar a los ahorristas europeos a colocar sus fondos y obtener rápidas ganancias.

Con Juarez Célman, la especulación financiera creció hasta límites nunca vistos. En Argentina no se veían las inversiones, se trataba de pases mágicos de papeles por los bancos y las bolsas de valores, mientras que Inglaterra seguía aprovechando las riquezas naturales y se llevaba a precios irrisorios la materia prima para hacer funcionar su maquinaria industrial y devolver a sus satélites las mercancías elaboradas.

Un párrafo aparte merecería el tratamiento de las formas de explotación de los recursos, que dio lugar a la tala indiscriminada de bosques, a los cambios en el clima de las zonas taladas, a la destrucción de las economías nativas, etc.

FRENO AL PROGRESO

El progreso indefinido se frenó hacia 1889, creció la especulación y la salida de oro del país. Los bancos prestaban a créditos siderales, la tierra subía de valor y sus propietarios se endeudaban ante los bancos hipotecándo sus propiedades. Se fundaban sociedades anónimas que entraban al sistema de transacciones bursátiles movilizando mayores masas de papeles financieros, sin base concreta en el sistema de producción.

Las rentas ofrecían más atracción que las actividades industriales o agropecuarias. Por último, el oro subió y el gobierno debió desprenderse de sus reservas para pagar sus "obligaciones".

En la medida que se desató la crisis, el gobierno respondió avalando con sus reservas la emisión de papel moneda, haciendo suyas las obligaciones de pago de oro al exterior. La crisis se trasladó entonces -tal como ahora- a los trabajadores y a los sectores de bajos recursos.

PRIVATIZACIONES

Siguiendo el modelo spenceriano introducido por Inglaterra, comenzó una carrera desenfrenada de privatizaciones, aduciendo la "mala administración que hacen los Estados". Un ejemplo de ello puede verse en la venta de los Ferrocarriles que poseía el Estado nacional o algunas provincias como la de Buenos Aires.

La entrega del patrimonio nacional se realizó a pesar de algunas voces de oposición que se alzaron sin éxito, como la del ex gobernador de la provincia de Buenos Aires, Carlos D'Amico, quien señaló: "...Ese ferrocarril es el chiche, la gloria de los porteños. Después del Banco, era el Ferrocarril del Oeste. Se justificaba porque es línea férrea había llevado la riqueza a la vasta zona que servía; porque era el esfuerzo de los argentinos: construido por ingenieros argentinos, por brazos argentinos, administrada por argentinos; porque en la línea no se hablaba inglés, porque los pasaejros eran tratados con la cortesía afectuosa que no necesita la brutalidad de modales exóticos; porque su tarifa era la más baja de todas; porque tenía una escuela práctica de mecánica para hijos del país, y vastos talleres que mantenían miles de familias; y sobre todo porque era la administración modelo de todo ferrocarril de la República, tanto por su exactitud proverbial como por la honradez escrupulosa con que se hacía". -4-

MONEDA IRREAL

El mismo D'Amico analizó la cuestión de la salida del país de sus reservas: "...La República Argentina debe al extranjero muchísimo más de lo que tiene, de manera que toda su producción actual no le basta para pagar las cantidades que tiene que remitir anualmente por esas deudas.

[...]Para pagar este enorme déficit anual, la Repúlica tiene que echar mano de todos sus ahorros, y como éstos no alcanzan, devuelve al extranjero todos los años el mismo oro que le ha tomado prestado, o le entrega papeles de comercio o sus ferrocarriles, o sus tierras, y así va aumentando el déficit anual, hundiéndose cada vez más en esa situación financiera que la lleva a una crisis periódicamente.

[...]Después del abuso del crédito y de la necesidad de enviar los ahorros del país a Europa, la causa que más poderosamente ha influido en la crisis es el mal empleo de los capitales de los Bancos..." -5-

PATRIA FINANCIERA

La fiebre por la "inversión" en papeles ficticios determinó la caída del presidente Juárez Célman en 1890, pero la sed privatista continuó cada vez que el Estado podía desprenderse de empresas públicas. Cuando el negocio no convenía más a sus nuevos propietarios, el Estado volvía a hacerse cargo licuando sus pasivos y haciéndose cargo de sus deudas. Y luego, nuevamente a privatizar.

Este es el caso de los Ferrocarriles. De manos del Estado argentino pasaron a poder de los ingleses a fines del siglo pasado. A mediados de este siglo fueron comprados por el Estado argentino y no hace mucho fueron reprivatizados por el gobierno de Carlos Menem.

DEUDAS ETERNAS

Sobre las deudas externas, ya en 1884 el diario "El Nacional" (29-11-1884) señalaba: "La provincia de Buenos Aires pasó en 1880 su deuda externa a la Nación, pero desde esa fecha hasta hoy se ha formado una nueva deuda exterior cuatro veces mayor que la que tenía entonces y que le exige en oro, en relación con su renta, mayor suma que la que tiene que pagar la Nación".


CASO PILOTO: LOS FERROCARRILES

El mismo periódico editorializaba pocos años después (20-7-1887):

"hace muchos años que la Nación está viviendo fuera de sus recursos, y en medio del desorden espera un plan siempre prometido, y que no llega... El primer plan fue no tener ninguno: se gastaba alegremente, se tomaba el dinero donde se hallaba, y cuando faltaba el dinero se firmaban Vales de Tesorería, sin autorización de nadie y amparándose en le fórmula 'uso del crédito'. Pero todo se acaba, y el segundo expediente es vivir de prestado; prestado a los Bancos Nacionales y privados, al crédito externo por medio de empréstitos, al crédito interno por medio de los Fondos Públicos, de los vales de Tesorería, los expedientes impagos, etc. Pero todo tiene su término: ¿a qué invención recurrir? He aquí la tercera fórmula en la que nos encontramos actualmente: ¡vender los bienes de familia! ¿Qué no se ha dicho de los ferrocarriles? Todo empréstito era poco para construirlos y ahora, de la Casa Rosada sale la voz de que hay que desprenderse de ellos..."


NOTAS

-4- D'Amico, Carlos. "Buenos Aires, sus hombres, su política (1860-1890) CEAL, Bs. As., 1977, pág 169.

-5- Ibídem.


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