Frente a la pandemia de coronavirus por la que atraviesa y resiste el mundo entero, las escuelas no quedan exentas de los cambios que se han producido a nivel organizativo, social, económico, laboral, sanitario y educativo. Todes nos hemos visto obligados y obligadas a modificar nuestra rutina.

Bien sabemos que desde el Ministerio de Educación de nuestra Nación se gestionó el programa Seguimos Educando antes de la cuarentena obligatoria que llevamos a cabo todes les habitantes de Argentina, en el que se suman las estrategias de los y las docentes y profesores que se implementan para el acceso a los saberes curriculares a través de distintos medios virtuales, llámese redes sociales, grupos de WhatsApp, videoconferencias y programas televisivos y radiales.

Ahora bien, ¿cuál es el rol y función de los y las trabajadoras sociales en los tiempos que corren?
Podríamos resumirlos en:
Asesores, tanto para personal docente como en los equipos interdisciplinarios y/o familias para el cumplimiento de Derechos Básicos y Asistenciales (alimentos, medicamentos, coberturas de obra sociales, CDU, refuerzo en tarjetas alimentarias y AUH), implementación de regímenes comunicacionales de hijes, actualizaciones del Código Civil sobre responsabilidad de los grupos convivientes, disposiciones y decretos, implementación de protocolos de violencias familiares y hacia la mujer.

Sostenimiento de Redes en funcionamiento y construcción de nuevas, utilizando las tecnologías para mantener el contacto y socializar entre colegas compartiendo información sobre los beneficios y sus actualizaciones, el acceso a los mismos frente al aislamiento y la no circulación de las personas.

Interdisciplinariamente se llevan a cabo capacitaciones virtuales en las que se afrontan temas vigentes como los desastres que ocasiona la pandemia del coronavirus.

Escucha atenta en la iniciación de nuevos vínculos a través de grupos de difusión en los que participan la mayoría de las familias y que permiten que los aislamientos no nos encuentren sol@s, marcando presencia desde las instituciones y ofreciendo un ida y vuelta frente a las demandas y necesidades.

Pero como función, también debo agregar el lugar que sostienen lxs Trabajadorxs Sociales a lo largo de la historia fundacional de las instituciones educativas y es el de control social y familiar, interpelando a los grupos de estudiantes y a sus adultos responsables a que manifiesten sus necesidades y ofreciendo información sobre las mismas a los organismos pertinentes del Estado que deberían satisfacerlas. Obviamente que esta función comunicativa es realizada por el profesional del área social de los equipos de acompañamiento a las trayectorias.

Otra de las funciones que expone control sobre las familias de nuestros estudiantes es la obligación de que envíen continua y rigurosamente las actividades que recibieron, que resuelvan y que “manden fotos”, envíen respuestas, respondan mails, contesten mensajes, respondan llamados telefónicos; entendiendo que es la única forma que se ha encontrado para sostener al sistema educativo. Quienes no responden, por no tener los medios para hacerlo o porque deciden que no es oportuno realizar “tareas”, o quienes no cuentan con las posibilidades técnicas ni estratégicas para resolverlas, son informados a las autoridades y, en algunos casos, amenazados de que serán intervenidos por las Trabajadores Sociales de Educación, viéndose vulnerados sus derechos de intimidad y privacidad, de índole organizativo familiar.
Se señalan a les estudiantes que no responden, pensando en estrategias comunicacionales de logística o sancionatorias para fomentar la responsabilidad de cumplimentar los procesos escolares mientras que, a nivel mundial, atravesamos desazón, incertidumbre y desorientación, que en muches han logrado hacer que nos replanteemos este lugar de las educaciones sin escuelas.

Abril de 2020