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La Intervención en Lo Social en Tiempos de Pandemia


Trabajo Social y el COVID-19: Perspectiva Política, Praxis Profesional y Posibilidad Comunitaria.

Por Carlos Hermenegildo Quispe Crispín
Carlos Hermenegildo Quispe Crispín. Licenciado en Trabajo Social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú. Autor del libro "La Promoción Social, una práctica desde el Trabajo Social". Correo: carlosquispecrispin@gmail.com

El Trabajo social, “clásica” profesión actuadora, que funciona como “contención” de las explosiones sociales que puede generar las cuestiones sociales que la interpela como profesión, tanto en lo teórico y práctico, de su cuerpo ontológico.
Su carácter “profesionalizante”, como diría Paulo Netto, Trabajador Social y docente del Brasil, consiste en su acomodo y flexibilidad en torno a la demanda de afrontar situaciones sociales conforme el contexto lo requiera. Entendemos esto como “estar a la altura de las circunstancias sociales, “poner el pecho y alma” haciendo hincapié en un “Trabajo Social de corte militante”, como nos lo diría la actual presidenta de la Federación Internacional del Trabajo Social – FITS, Silvana Martínez.

El COVID-19, virus de corte no solamente biológico sino político, devenido en pandemia mundial, ha trastocado los cimientos del modelo neoliberal y sistema capitalista que rige en los países del continente latinoamericano, haciendo brotar una serie de “cuestiones sociales” que desafían al Trabajador Social a ponerse enfrente para el “tratamiento y actuación” desde lo social, ético y político.

1. Algunos alcances desde lo político: ¿Cómo debemos entender el fenómeno del COVID-19? Más de 40 años desde vuestra consideración, se viene dando una pugna, lucha y controversia entre países potencia, “los desarrollados”, siendo China y Estados Unidos de Norteamérica las dos hegemónicas que han llevado al mundo a una suerte de destino final, hacia un nuevo panorama societario mundial repercutiendo ello en el contexto de la pandemia COVID-19, donde el papel de ambas se traduce en la pugna encarnizada por conseguir la vacuna.

En paralelo, las dos grandes economías en mención se responsabilizan y acusan de haber creado el COVID-19 para fortalecer sus espacios de poder geopolítico, mercados, etc.

En la publicación del periódico FRANCE 24 del 11 de abril, se señala que: “Para Donald Trump, el COVID-19 es el “virus chino”, algo que no sienta nada bien en el gigante asiático, en donde hay voces oficiales que cuestionan que la enfermedad se haya originado en su territorio. Es la traducción de la rivalidad entre Washington y Beijing en estos tiempos de pandemia”.
Se menciona esto en rasgos generales, a causa del impacto evidentemente mundial de la post cura y/o post pandemia, en los planos social y económico. La reconfiguración mundial -y el rol que juegan estas dos potencias- serán resultantes en la constitución de políticas públicas, culturales y principalmente sociales.

Actualmente el modelo neoliberal, hegemónico, determina al mercado como regulador principal de la economía y vida social, pero existe la posibilidad de ser desplazado por el Estado, durante y luego del fenómeno del COVID-19, objetivo que se viene trabajando psicológicamente en el colectivo social, principalmente por los medios de comunicación, planteado en el contexto presente de la lucha que afrontan los países del mundo contra el COVID-19, existiendo la demanda de la presencia del Estado para la regulación de los capitales privados –no el recorte de los derechos labores, sino principalmente la negativa a los despidos colectivos- y su presencia en el tejido social mediante las fuerzas policiales y militares para el cumplimiento de la cuarentena, “aislamiento social” y toque de queda, en una suerte de control y disciplinamiento social.

Luego de la pandemia, la presencia del Estado y/o Estados a nivel mundial, será fuerte en la regulación del mercado y vida social mediante sus instituciones e instancias públicas. No es casualidad la legitimidad que viene asumiendo su presencia en contextos políticos en los que ha estado ausente, una legitimidad social y popular, este último sustrato vigente a tomar en cuenta en la actuación profesional del Trabajo Social.

Por tanto, entendamos al COVID-19 detrás de un telón de fondo que es el modelo neoliberal y el sistema capitalista. Lo que es propio del neoliberalismo posiciona al mercado como actor principal y/o regular de la economía, en tanto las secuelas sociales que surjan de ella.

Sin embargo, en el neoliberalismo el Estado ha mostrado -y muestra- vacíos y contradicciones propios de su lógica. La ausencia, por ejemplo, de políticas sociales, educativas y culturales sale a luz bajo este contexto de lucha para paliar y contener los impactos de la pandemia.
Cuestiones sociales como la pobreza, desempleo, personas e infantes en situación de calle, sectores en riesgo social y vulnerables, saltan a luz y se visibilizan. Si bien la existencia de ellas era propia del paisaje del neoliberalismo, hoy interpela a la colectividad en este contexto del COVID-19.

“El embate del Covid 19 nos encontró en mal momento. Para el mundo, el año pasado 2019 había registrado el peor desempeño de la última década (2,5% PIB). Para América Latina y el Caribe el desempeño era aún más dramático. Para encontrar crecimientos peores a los que la región registró en los pasados siete años, hay que remontarse siete décadas” (CEPAL).
El reconocimiento de la ciudadanía como responsable de su existencia, el sentimiento de “tristeza y pena” frente a las personas víctimas directas, se convierten en sentir colectivo. No sería casualidad que se llevasen acciones sociales de corte caritativo y de filantropía emanadas de los sectores del pueblo.

Este telón de fondo en el que se desenvuelve la pandemia aumenta la incertidumbre del colectivo humano, tal como se dijo del reconocimiento y frustración de ser testigos de la infinidad de cuestiones sociales y de la situación de vulnerabilidad de sus otros. Casos como los de Italia, España y el Ecuador -donde los cuerpos de fallecidos por el COVID-19 manifiestan el colapso del sistema de salud pública- muestran el sacrificio casi heroico de profesionales del área de salud que interpela y pone en tensión una crisis existencial colectiva y humana.

La página virtual de LA, THE NEW WORD TIMES, señala: “El desastre que se desarrolla en Guayaquil, la capital comercial de Ecuador, ofrece una mirada ominosa sobre cómo la capacidad de los funcionarios para responder a la pandemia de coronavirus en América Latina puede verse peligrosamente afectada por la desigualdad, las debilidades de los servicios públicos y las economías frágiles que caracterizan a gran parte de la región”.

El COVID-19 reinserta en la práctica y en el imaginario colectivo el nuevo rol de Estado como necesidad urgente y consideramos que este dilema será una realidad durante –aunque ya lo es- y luego que pase la pandemia. Sin embargo, el choque traumático colectivo durará un largo tiempo y la dinámica social, las relaciones humanas, la configuración social, serán totalmente distintas con la presencia del Estado, la concepción neokeynesiana hecha una realidad política, cultural y económica.

La intervención del Estado hoy tiene el desafío primero de legitimarse, no solamente imponiendo presencia militar o regular a los capitales privados para que no violen los derechos labores, Sino de afrontar los vacíos evidentes en políticas estatales en los diferentes ámbitos de la vida social que estaban expuestos a la vista de la ciudadanía.
Por ejemplo, se plantea “educación a distancia-virtual”. Sin embargo, la gran mayoría de escolares y alumnos del territorio no cuentan con una computadora y/o el servicio de internet. Se plantea la “cuarentena obligatoria”, cuando en el caso de la realidad peruana -y lo mismo sucede en Latinoamericana- las personas de a pie, la gran mayoría, al pertenecer a países “dependientes y subdesarrollados”, su actividad económica se engloba dentro de la “informalidad”; en otras palabras, si no salen a trabajar no tienen qué comer.

Según el Diario “La Gestión”: “De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI, 2018) la tasa de empleo informal en el Perú fue de 65.7%, lo que implicó que la población ocupada con empleo informal creciera en alrededor de 190 000 personas”.

Hacen ver como héroes -lo son en gran medida- a los médicos; sin embargo, un gran porcentaje de estos profesionales ha salido a denunciar la falta de implementos de bioseguridad e infraestructura inadecuada para tratar a los pacientes infestados del COVID-19. La palabra de una enfermera peruana en las redes sociales es significativa: “nos mandan a la guerra sin armas”. En esta coyuntura, la lucha de profesionales -como los médicos- incluidos los Trabajadores Sociales como profesionales en lucha directa contra el avance del COVID-19, descubre los vacíos del sistema de salud pública y el abandono político del Estado en relación a este ámbito.

Mencionado ello como telón de fondo que debe tenerse en consideración para entender cómo se lucha contra el COVID-19, estos vacíos y contradicciones indignan a la ciudadanía; sin embargo también explican y consideran la perdida de horizonte político y crítico de la intelectualidad al no entender que tales vacíos en políticas educativas, sociales, culturales, etc., vienen de décadas atrás, del abandono y de la falta de inversión en potenciar esos ámbitos.

En otras palabras, el nivel de avance del contagio del COVID-19 no está determinado por la contención que realicen los Estados en este contexto actual, sino del nivel de abandono -o no- en las diversas políticas.
Por ejemplo, el gran dilema ¿por qué la gente no acata como debe ser el aislamiento social? Es que la educación, como instancia pedagógica y de aprendizaje, brinda las herramientas a los sujetos para orientarse en la vida social e integrase a las normas y convenciones sociales. En el caso del Perú, la educación pública idónea y de calidad estuvo ausente, vaciada de todo contenido científico y/o por lo menos de educación cívica y ética, lo que trajo como consecuencia la caída del nivel de discernimiento del actuar correcto o no, que se expresa hoy en el desacato al llamado del Estado para el cumplimiento de la cuarentena.

La ausencia por décadas del Estado en la sociedad conlleva a una falta de identificación frente a éste por parte de la ciudadanía. La falta del sentido de pertenencia es evidente; como consecuencia, tenemos la indiferencia de la gente a todo lo relacionado con el Estado.
Y esto se explica por lo que se mencionó, debido al modelo neoliberal en el que el capital privado rebasó y robó el rol protagónico del Estado en la configuración de lo social. Modelo neoliberal que no se hizo responsable de las cuestiones sociales, sino que se centró principalmente en la desiguale injusta distribución de la riqueza social, generando situaciones de pobreza, raíz de los problemas sociales que se derivan de ella. Problemas sociales que en el fondo tienen una causa política. Por tanto, lo correcto es señalarlos como problemas políticos. De aquí que se visibiliza el proceso de contención y lucha contra el COVID-19 desde una perspectiva política, concatenándolo como una expresión macro y estructural de cómo se ha ido edificando la sociedad en general, visibilizándose aquellas cuestiones sociales que deberemos afrontar desde el colectivo del Trabajo Social, situando e interpretando el contexto para incidir políticamente en su mejora y su transformación al largo plazo.

2. Praxis Profesional del Trabajo Social frente al COVID-19: dilemas ético-políticos
El colectivo profesional, entendido así, no traduce ningún sentido claro. Sólo cuando despliega actuaciones, acciones y prácticas profesionales es donde toma sentido, relevancia y direccionalidad. El colectivo profesional del Trabajo Social, como disciplina y profesión, es uno de los pocos en los que la relación entre la práctica y la teoría -bien entendida, empoderada, posicionada- se transforma en praxis profesional.

Y como lo dijimos en el apartado anterior, la praxis del Trabajador Social es “situada” y, “circunstancial”, en tanto política. La profesionalización en el Trabajo Social es direccionar su praxis profesional en función de la coyuntura histórica, a los problemas que surgen en un escenario histórico.
El contexto también genera las condiciones objetivas y subjetivas de los sujetos de la praxis. Estas condiciones pueden crear sinergia u obstaculizar los procesos de emancipación. Sin embargo condicionan, no determinan a los sujetos, puesto que éstos mantienen intacta su capacidad transformadora (Martínez y Agüero, 2015; pg.35)

Hoy frente a la COVID-19 se plasma la profesionalización del Trabajo Social, entendido este proceso de contención del COVID-19 como un hecho político. Su comprensión va en ese sentido, el que deberá asumir el Trabajador Social.
Una vez entendido ello, podemos decir que en los diversos países e incluso mundialmente, la legitimidad profesional es un hecho que no se puede negar, al posicionarse los Trabajadores Sociales al frente de la primera línea de lucha codo a codo con otros profesionales de la salud y de los sectores vulnerables. Manuel W. Mallardi, en el dossier del portal virtual del Colegio de Trabajadores Sociales de la provincia de Buenos Aires (Argentina), señala:

“Por las particularidades del COVID-19, se torna necesario reforzar los procesos de intervención vinculados a las estrategias asociadas a los procesos de salud-enfermedad, cuestión que no involucra exclusivamente a aquellxs profesionales que se desempeñan en el ámbito de la salud. Recuperando las nociones de salud-enfermedad como proceso social, es relevante poder intervenir en las determinaciones sociales de la salud-enfermedad, es decir, generar prácticas que garanticen las condiciones necesarias, sean habitacionales, alimentarias, entre otras, para que las personas tengan mejores condiciones para enfrentar la pandemia y, en caso de contagio, el tránsito por la enfermedad”.
Es de recalcar que el rol, si se podría decir protagónico, de los profesionales del Trabajo Social en el área de la salud es loable, sacrificado y merecedor de los aplausos y reconocimiento social y político de los sujetos que reciben la atención y, lo más importante, el de la sociedad en general.

En el diario de España “La voz del Tajo” se menciona:

"La consejera de Bienestar Social, Aurelia Sánchez, ha indicado que los Servicios Sociales de Atención Primaria están operativos en esta lucha contra la pandemia del COVID-19, precisamente porque “son servicios esenciales para atender las consecuencias sociales de la enfermedad y porque, en las actuales circunstancias, la atención a las personas y las familias más vulnerables hace imprescindible el trabajo de los profesionales de los Servicios Sociales de Atención Primaria que operan en todo el territorio de Castilla-La Mancha”.
De aquí podemos ir sacando algunos dilemas éticos y políticas, por ejemplo, ¿bajo qué condiciones labores se encuentra este sector de profesionales?, ¿hay condiciones dignas de trabajo?, ¿se respeta una adecuada retribución salarial?, ¿la jornada laboral es adecuada?

Consideramos necesaria hacer estas preguntas y/o abordar esta temática ligada directamente a la praxis profesional. Tal praxis no sólo podrá ser “eficiente” en la medida de la compresión “situada de la realidad”, sino también en la consideración de las condiciones laborales que permitan una praxis inminentemente orientada a los objetivos y metas.
Si encontramos obstáculos o situaciones que impidan enfocarnos en los objetivos, por ejemplo una mala remuneración, será motivo para centrar nuestra atención en ese aspecto también, desenfocando nuestra atención y llevando a nuestra praxis a no tener condiciones que viabilicen nuestra actuar.

En otras palabras, la praxis profesional no está atravesada solamente por el carácter “profesionalizante” del Trabajo Social. El factor humano, familiar y personal del Trabajador Social también lo atraviesa. En este contexto, la praxis profesional atraviesa el factor del miedo, incertidumbre y ansiedad de los sujetos, como también la del Trabajador Social.
Estas condiciones reales de existencia que rodean al Trabajador Social y a su praxis profesional influyen en una exigencia personal del profesional. No sólo es un desafío profesional, sino humano y personal.

La praxis profesional se entrecruza con el sentimiento de incertidumbre y miedo del Trabajador Social hacia el contagio, al estar desarrollando su praxis en los escenarios en los que se ubica.
La demanda de tener en cuenta al contexto y a las cuestiones sociales emanadas de él, el marco metodológico, político y técnico de su praxis profesional, se presenta como un desafío, cómo también un espacio de aprendizaje para estos profesionales. Esto los potencia, a diferencia de otros profesionales, debido al acercamiento humano social de las personas. Entendamos que la praxis profesional, en todo caso, la imagen que se proyecta en torno al Trabajador Social, es el de “ayuda”, “caridad” y “humanidad”, lo que caracteriza el sello del Trabajador Social frente al colectivo.

Ante una necesidad social -que es la más prioritaria y urgente- la gente acudirá a “pedir ayuda” al Trabajador Social. El sujeto piensa y proyecta su necesidad en este profesional debido a que, inconscientemente, reconoce que “humanamente” lo ayudará.
La praxis del Trabajador Social es rica, interpeladora y simbólica. Lo que emane el Trabajador Social frente al colectivo hoy es transcendental. Es importante referir a la capacidad de autoconfianza y mantener el equilibro de la calma. Como profesionales de lo social, nosotros debemos proyectar seguridad y confianza, nuestra imagen simbólica es importante en contextos como el de la pandemia COVID-19, en los que la desesperanza, la intranquilidad e incertidumbre salen a flote.

Las enfermedades atacan con mayor virulencia a las defensas bajas. Y muchas de éstas se deben al nivel del estado de ánimo de las personas. La incertidumbre, miedo y temor, son sentimientos que socavan las defensas de las personas. Por ejemplo en Psicología, la somatización se entiende como el proceso que nos hace creer que tenemos los síntomas físicos de una enfermedad, un proceso psicológico por un estado de miedo, temor y ansiedad.

“En el contexto clínico la somatización hace referencia a un complejo proceso cognitivo, afectivo y conductual, en el que los pacientes, en respuesta a situaciones vitales estresantes, experimentan y comunican diversos síntomas físicos, los atribuyen a una enfermedad médica y buscan ayuda para aliviarlos” (Muñoz, 2009, pg. 59)
Lo planteado exige al Trabajador Social -como un ente simbólico- poder demostrarle al sujeto lo contrario, desde su capacidad de praxis profesional, posibilitándole reconocer que estos sentimientos lo atraviesan en forma justificada desde que el COVID-19 es un fenómeno mundial, histórico y social nuevo para todos; poder reflexionar acerca del estancamiento del presente y de un futuro incierto para la colectividad atravesada por las necesidades que surgen, la crisis existencial personal y familiar, el sentimiento de agobio y frustración y la pérdida de proyectos personales, sueños truncados, etc.
En esta complejidad se mueve nuestra praxis profesional, chocante frente a una realidad perpleja, dinamizado dediversas formas y con rumbos, por ahora, difusos.
El reto está allí, posicionarnos y actuar, políticamente; esa es el llamado a los Trabajadores Sociales.

3. Lo comunitario como acción subversiva para afrontar el nuevo panorama social
Desde la academia se ha alzado la voz de que se tendrá que afrontar colectivamente la lucha contra el COVID-19, postura que consideramos correcta, honesta y oportuna. Sin embargo, en la realidad y las acciones espontáneas de las personas de a pie, se ha mostrado todo lo contrario. Como se ha mencionado, el neoliberalismo ha impregnado en la mentalidad de la gente un exacerbado individualismo y pragmatismo en sus acciones; el YO sobre lo demás es claro en la lucha por conseguir insumos para sus familias. A nuestro parecer, la lucha por la supervivencia se ampliará conforme las cosas empeoren.
Ello no marca una postura fatalista o pesimista. La realidad es siempre una. Habrá que mencionarlo, entendamos que las practicas comunitarias se irán construyendo poco a poco, desde la sociedad civil en acciones filantrópicas y de caridad. Frente a las manifiestas insuficiencias del Estado y, más aún, del mercado, las organizaciones de los movimientos sociales se constituyen -como sucede en todos los países afectados por la pandemia- en grupos de apoyo mutuo, promoviendo la acción social directa y ayudando a los más necesitados. Así pues, producen resistencia al responder a la necesidad de solidaridad (Della Porta, marzo 2009)

Esto se debe a una causa real, la cuarentena ha socavado la organización social, el movimiento popular y gestas colectivas, al fragmentar la interacción física. El movimiento colectivo social ha sufrido un golpe fuerte, sumado a la presencia en las calles de militares y policías que ejecutan una suerte de control social.
Lo colectivo o comunitario, entendido en este contexto, cobra otra configuración. Primero, la ayuda mutua será permitida por parte del Estado; esto lo prevemos, sobre todo luego de la pandemia. La ayuda social será permitida en el sentido en que el Estado no dará abasto para afrontar las necesidades que surjan. En segundo lugar mencionaríamos lo político de lo comunitario, que antes de la pandemia era fundamental para resquebrajar injusticias sociales y que luego de la pandemia será permitido, a nuestra consideración, en función de que sea válido para la legitimización del propio Estado.

Queremos decir que el reto principal de lo comunitario radica en romper con el control social establecido y que será vigente luego de la pandemia, de diferentes maneras, pero vigente al fin al cabo.
No queremos señalar las practicas comunitarias de solidaridad y caridad, porque es evidente que se evidenciarán mientras perdure el COVID-19.

La solución comunitaria y su objetivo subversivo se plantea en la reconfiguración en función al nuevo modelo de relaciones sociales que se viene estableciendo. Subvertir y/o voltear la página de lo impositivo es la tarea de lo comunitario. No basta que la solidaridad se manifieste brindando prácticas de asistencial social, lo que importa es que lo comunitario se convierta en posibilidad de propuesta de una nueva forma de vida; la integración social de los sujetos frente a este proceso de disciplinamiento social será su tarea primordial.

El cobijo, la integración y la unidad, lo comunitario en general, serán piezas claves para mantener la esperanza de cambio social que tiene la gente y la mejora de su vida.
La solución comunitaria subversiva se plantea en el sentido de ser una propuesta desde una fuerza colectiva, desde el grito de respuesta ciudadana hacia el modelo de sociedad que buscan imponernos. En Senegal por ejemplo, Y’en a Marre es un movimiento social que exige a su Estado revindicar los derechos de los sanitarios y una mejora del sistema de salud en general. Conformado por “raperos”, crearon la campaña Fagaru Ci Coronavirus [prevenir el coronavirus en wolof], una canción de sensibilización en la que informan sobre las medidas a adoptar contra el virus (Pagina virtual El Salto).

El fortalecimiento de lazos solidarios, de comunidad y fraternidad, será crucial para gestar procesos comunitarios emancipatorios y liberadores. Como diría Paulo Friere, la solución comunitaria pasa por reconocer que nos salvaremos todos o no se salva nadie.

4. Conclusiones
El proceso del COVID-19 vino, nos arriesgamos a decir, para quedarse. En el sentido en que la huella que dejará a nivel de la psiquis colectiva y del posicionamiento del Estado frente a la sociedad, configurará nuevas relaciones y dinámicas humanas.
Como proceso único e histórico fragmenta las bases de lo que se entiende hasta ahora por lo humano, la sociedad y el rol del Estado.
No es nada casual que el rol y papel del Estado será de carácter interventor, teniendo una mayor presencia en la sociedad e ingresando en las vidas sociales. Esto se dará mediante sus instrumentos e instancias como el ejército, policías, medios de comunicación, etc.
Se abre un nuevo panorama históricopara el que proponemos el cambio de horizonte de análisis del presente hacia el futuro, por una necesidad irremediable de afrontar las situaciones sociales que vienen surgiendo y que surgirán.
El Trabajo Social tiene que asumir una perspectiva amplia, política y critica, pero sobre todo de comunidad y comunitaria para aglutinar bajo esta visión sus acciones y visiones. El COVID-19 ha desnudado la importancia de posicionar las Ciencias Sociales y, en especial, el Trabajo Social. Lo social integra y atraviesa todas las dinámicas de la vida y hoy en especial la salud y lo económico de los sujetos. Cada día aprieta la necesidad y ellos responderán, ojalá sea así, con unidad y solidaridad con su otro. Es ahí donde los Trabajadores Sociales jugaremos como sujetos políticos, sociales e históricos.
Esperamos que este sea un momento de reflexión en colectivo para ir cuajando acciones también colectivas, fortalecer el instrumental metodológico, técnico y nuestro compromiso ético político.

5. Bibliografía
- Muñoz Harold (2009), Somatización: consideraciones diagnósticas, Revista Med, Bogotá- Colombia, pg. 55-64
- Quispe & Rosas (2019), La Promoción Social, una práctica desde el Trabajo Social, Editorial Arteidea. Lima – Perú.
- Alicia Bárcena (2020). Hora Cero: Nuestra región de cara a la pandemia. CEPAL: Recuperado de https://www.cepal.org/es/articulos/2020-hora-cero-nuestra-region-cara-la-pandemia
- Cabrera y Kurmanaev (2020). La crisis de Ecuador puede ser una advertencia para América Latina. The New Work Times: recuperado de https://www.nytimes.com/es/2020/04/09/espanol/america-latina/coronavirus-ecuador.html
- Della Porta (2020) Movimientos sociales en tiempos de COVID-19: otro mundo es necesario. Open Democracy: recuperado de https://www.opendemocracy.net/es/movimientos-sociales-en-tiempos-de-covid-29-otro-mundo-es-necesario/
- Manuel W. Mallardi (2020). El cotidiano en crisis: Algunas notas para repensar el Trabajo Social en tiempos de pandemia. Colegio de Trabajadores de la provincia de Buenos Aires: recuperado de https://catspba.org.ar/mallardi/
- Pepa Roselló (2020). Movimientos sociales africanos lideran la prevención contra el covid19. El Asalto: recuperado de https://www.elsaltodiario.com/coronavirus/movimientos-sociales-africanos-lideran-la-prevencion-contra-el-coronavirus

Abril de 2020