Un nuevo acontecimiento impredecible y arrasador a escala mundial irrumpe en
la vida cotidiana de toda la humanidad. El Covid19 se expande a gran velocidad
y nos confronta con la eminente posibilidad del contagio y la muerte. En escasas
semanas, se ha modificado tanto la dinámica de la vida cotidiana familiar, como
los modos de estar con lxs otrxs en la Comunidad.
Esta pandemia nos encuentra como pueblo argentino, en los inicios de funciones
de un nuevo gobierno que ya ha dado fuertes señales de un posicionamiento
político soberano y popular, dictando rigurosas medidas a fin de garantizar la
inclusión social y el resguardo de la vida de la totalidad de argentinas y
argentinos.
Indudablemente vivimos un tiempo de urgencia y riesgos inconmensurables y es
justamente por eso, que este acontecimiento socio-sanitario extraordinario, viene
requiriendo, tanto de los funcionarios del gobierno, como de cada uno de lxs
trabajadorxs considerados esenciales, disponer de un tiempo para pensar y
reformular cada intervención que permitan arribar a decisiones y
determinaciones más acertadas, sabiendo no obstante, que podrían ser
insuficientes o hasta fallidas.
Enorme desafío, porque si bien en el campo de lo social, no tenemos total y
acabado conocimiento del impacto que pueda tener una intervención profesional
en relación a un otro, lo que si podemos afirmar es que algún efecto positivo o
negativo tendrá. De allí, la importancia en la rigurosidad para pensar y diseñar
una práctica profesional.
Gran dilema ético-político el de estos tiempos para los funcionarios del gobierno
que tienen la inmensa responsabilidad como conductores de los destinos de
nuestro país; para quienes ocupan un rol de conducción o coordinación de
equipos y programas y para cada profesional que interviene desde las
instituciones y/o el territorio procurando tomar decisiones que tengan como
premisa cuidar y cuidarnos la vida.
Algunas palabras y expresiones vienen circulando en estos días, resonando con
mayor potencia y persistencia. Son palabras que percibo con otras texturas y
sentidos y que en otros momentos tal vez, no me habría detenido a hilvanar.
Intentaré un ejercicio para rescatarlas y no perderlas de vista por su relevancia
al momento de analizar la época; la complejidad que presentan los problemas
sociales y la intervención que se demanda sobre ellos.
Con ellas, intentaré algunas reflexiones, que tal vez puedan permitirnos ser
incluidas en la formulación de algunos interrogantes como profesionales deTrabajo Social. O servir como disparadoras de próximos debates e intercambios
transdisciplinarios, en los “tiempos por venir”. Porque también se ha escuchado
por estos días que el tan deseado y esperado tiempo “post pandemia”, nos tiene
que encontrar al menos más advertidos, de que nada será igual.
¿Qué implica intervenir en la urgencia? ¿Cómo juega la noción de tiempo
en una urgencia? ¿Cómo es intervenir cuando aún no se sabe totalmente
sobre el problema a resolver?
Trabajo Colectivo- Interdisciplina
Una de las particularidades de esta Pandemia es que no se cuenta aún con
suficientes avances de investigación científica que permitan poner freno a los
contagios masivos mediante una vacuna. Frente a ello, se ha escuchado lo
siguiente:
“Actuamos e intervenimos al mismo tiempo en el que vamos aprendiendo algo
nuevo”.
Este “hacer” se pone en práctica en el contexto de un “no saber todo”. Me parece
un rasgo importante para pensar, el tiempo de una urgencia y la aproximación a
un conocimiento en simultaneo al transcurso de una intervención.
Encuentro relevante destacar la intervención macro política a través de las
medidas pensadas y consultadas previamente a diversos campos del
conocimiento, que el gobierno fue definiendo, reformulando y determinando.
Pero además resaltar, el modo en el que nuestro Pueblo viene respondiendo al
cuidado propio y de lxs otrxs, “quedándose en casa” pese a las diversas
condiciones de vida y la precariedad habitacional y de servicios básicos que
padecen extensas poblaciones.
El tratamiento de esta Pandemia va logrando producir verdaderos trabajos
colectivos, territoriales, interdisciplinarios e interinstitucionales. Modalidades que
suelen ser habituales para los trabajadores sociales en el campo micro social,
pero pocas veces visto de manera tan habitual como en la actualidad, en las
experiencias gubernamentales a nivel ministerial.
Podemos corroborar esta modalidad transdisciplinaria, puesta a disposición de
la ciudadanía, en los reportes diarios del Ministerio de Salud de La Nación, que
estimo, serán también a futuro, documentos de enorme valor a consultar, por la
rigurosidad de sus contenidos científicos multidisciplinarios, en un lenguaje claro
y accesible para todxs.
También podemos observar la centralidad de una conducción política que
“escucha” los diferentes saberes; que toma el tiempo necesario para
“comprender y pensar” aquellas decisiones que promuevan cuidados para la
totalidad de los habitantes. Con aciertos y posiblemente algunos errores; condeterminaciones y reformulaciones; pero fundamentalmente con una enorme
responsabilidad.
De eso trata la Ética. Ser responsables de las decisiones que se toman. Tener
capacidad para fundamentar por que se toman y por supuesto, hacerse cargo de
los efectos que pueden producir en lxs otrxs, las intervenciones elegidas.
De igual modo, ocurre en nuestro campo profesional inserto en lo micro social y
que también podemos definir como micro político, ya que el Trabajo Social, está
presente allí donde hay un derecho vulnerado, un problema complejo, un riesgo
vital, o una urgencia. En esas intervenciones también puede aparecer un “no
saber todo sobre el problema en cuestión” y por eso requiere entre otras
herramientas, la formación continua y el trabajo interdisciplinario, de modo de
poder tomar un posicionamiento ético frente a cada dilema que se nos presenta
en la práctica.
Urgencia- Tiempo
Otras expresiones que se reiteran en estos días y considero oportuno rescatar
son aquellas que se refieren al tiempo.
“Tenemos que tener un tiempo para prepararnos”... “Veremos cómo continúa la
curva en el tiempo de cuarentena fijado”... “En breve tiempo, llegarán insumos”...
“Estamos intentando, aún no sabemos con precisión, tenemos que esperar un
tiempo...”
La noción tiempo, es otro rasgo que podríamos ubicar, para ponerlo en tensión
y revisar, en el contexto de nuestras intervenciones profesionales con
situaciones de urgencias.
Observamos como una característica de la época, que las demandas de las
personas que asistimos suelen presentarse con un plus de exigencia de rapidez
en la respuesta. La que no siempre es tan sencilla de brindar.
Se tiende a vincular “urgencia” con “velocidad” es decir, con la rapidez en dar
una respuesta. Y podría ser una razón, entre otras, por la cual, al producir una
intervención, la prisa por “hacer” podría obturar el necesario tiempo de pensar y
comprender, previamente a dar una respuesta.
¿Podríamos pensar que intervenir en dispositivos asistenciales de
urgencia nos interpela en relación a diferentes tiempos de urgencias: la
urgencia propia, las que exige la institución y la del sujeto que demanda?
Poder ubicar, un tiempo para escuchar; otro tiempo para comprender y un tercer
momento para definir la intervención, puede ser un ejercicio oportuno en tiempos
cruciales como el actual.
En la práctica cotidiana estos tiempos de la intervención no están diferenciadas
como etapas estructuradas y delimitadas. Es un proceso que se va construyendo
de manera simultánea a medida que nos vamos aproximando a la dilucidacióndel problema, con el fin de poder precisar la demanda de un sujeto singular en
un contexto determinado.
Práctica aún más compleja y paradojal en este
momento que nos demanda mayor creatividad y atención debido a las
condiciones de aislamiento obligatorio evitando el contacto físico con un otrx. La
implementación de comunicación virtual como herramienta metodológica en
muchos dispositivos asistenciales, está siendo una suplencia importante, de la
que nos vamos sirviendo y aprendiendo a medida que la utilizamos.
Desde esta perspectiva, la urgencia requerirá despojarse de respuestas
mecánicas y automatizadas para producir un abordaje que considere la
singularidad del sujeto y el contexto en el que se produce el problema social a
abordar.
La pausa será entendida como el tiempo de la intervención, en el que podemos
recurrir a la interconsulta, a la lectura de algún material que amplíe un
conocimiento, a una segunda entrevista, a una observación en el ámbito
comunitario cuando es posible. Nos puede facilitar, tomar una determinación con
mayor cuidado y probablemente con más eficacia.
Algunas consideraciones finales...
Lxs trabajadorxs sociales estamos acostumbradxs a tener que abordar lo
incierto, lo impreciso, lo que aún no sabemos del todo. Suele ser uno de los
rasgos que presenta la complejidad de lo social. Por eso, el encuentro
interpersonal, el respeto a la singularidad del sujeto con quien intervenimos; la
escucha atenta que permitan identificar sus propias potencialidades y respuestas
frente a lo que desean o necesitan, en el contexto de su comunidad y en la
coyuntura actual, nos orientará para definir una intervención.
Intervención que hoy tiene modificaciones en sus metodologías, por los
condicionamientos propios de la pandemia, pero que no debe abandonar su
esencia, ni desvirtuarse en cuanto a las respuestas a las necesidades e intereses
de las personas que asistimos.
El deseo de un tiempo por venir, más equitativo, justo y saludable, nos alienta a
seguir pensando, intercambiando ideas y aportando propuestas desde el Trabajo
Social.
Porque si algo ya se presenta de manera evidente, es que tanto el Trabajo
Colectivo, como un Estado presente con políticas públicas inclusivas y de
cuidado, serán herramientas claves para enfrentar las adversidades pandémicas
mundiales, agudizadas por la devastación social que dejaron los gobiernos
neoliberales.
Abril de 2020