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La Intervención en Lo Social en Tiempos de Pandemia


Líneas en tiempos de alteridad .
El estado contemporáneo de lo común y Trabajo Social en tiempos de pandemia de Covid-19

Por Matías Papa
Licenciado en Trabajo Social. Servicio de Salud Mental, Argentina

Cuando urge lo común, afectuosas distancias entre cercanías conjuran hostilidades que estallan en la confusión.
Marcelo Percia

Tiempos de cerraduras y armaduras, de fronteras simbólicas e imaginarios sociales, de pensamiento político coyuntural, circunstancial y oportuno, reciente y particular.

Lo transitorio e introductorio se torna esencial en la crisis que interpela en la actual realidad y que fija un acontecimiento inédito y dislocado.
Escribir en aislamiento es como desembarcar en una isla; el vínculo, el lugar, el tiempo y espacio, el pensamiento. Lo social que habita allí.
El tiempo del sujeto pasa sin regulación y hace perder un poco la noción, mientras el espacio se administra y representa como puede. Una cuestión de gestión.

Es el mundo, un lugar y el momento, un instante. Los instantes y la contingencia que produce un efecto de demanda, una distancia de deseo, una dimensión de sentido. Ocupar una nueva temporalidad, a ajustarse.

La vida cotidiana, las condiciones particulares de construcción de la cotidianidad y su alteración singular. Apostar a sostener la singularidad de lo social y lo socialmente singular.

Transitar la deslocalización como acción, efecto y ficción. Los reactivos, informes y ensayos de las biografías que tardan en registrar para relatar su historia e identidad.

Los medios de comunicación y la agenda pública mediática; el no atentado al secuestro del pensamiento ni tender a imaginar lo peor, que la experta información tenga sentido y función, no generación de caos, angustias e incertidumbres. Los números que ya no clasifican nada, como cifras desperdigadas, sin dirección ni coordenadas.

La pregunta nos interpela y demanda, constituye e integra. Cómo pensar que el aislamiento social no rompa los lazos. Pensar esos lazos sociales cuando la institución de soporte se recorta y expande a la vez, de un modo particular y diferente ante la situación que atraviesa el mundo de la vida hoy, personal y social; haciendo ese lazo al orden de la fragilidad e inestabilidad.

Tal escenario, un contexto complejo, una coyuntura particular, una situación de imprevisibilidad.

Se trata de sanidad y cuestión social, en un juego que ya se da, donde prima la responsabilidad para prevenir lo que vendrá. Lo económico corre atrás, –aunque siempre por delante sabe estar– con medidas que acompañan el aquí y ahora; mientras arde la pregunta qué es y qué será de la economía, que no sabe de cuarentena pero si de fragmentar.

El paradigma neoliberal, el cuestionamiento a la intervención del Estado y la defensa del individualismo, han sido puestos en crisis.
Se hacen escuchar voces y gritos que revalorizan el papel y rol del Estado. Papel donde se escribe la historia e inscribe el momento.
Estado y Sociedad, unidos. Sociedad e instituciones. Instituciones y sujetos. Sujetos, trama social, problemas sociales y vida cotidiana.

La sociedad se desconcierta, se altera, no tolera, se golpea. El sujeto se vulnera. La subjetividad se desorganiza. El soporte institucional se imprecisa, no soporta y el lazo social se resquebraja. La función social del lazo ya no oficia o lo hace de un modo frágil y con dificultad en sus oficios con otros.

El Estado y su presencia, entre formas y decisiones que gobiernan y administran, nos orienta. Una autoridad pública responsable que decida, informe y proteja. Expresar acción, existencia, estado y consecución como decisión política. Política sanitaria, seguridad social, economía en tiempos de pandemia; un cambio de época.

El Covid-19 pone de manifiesto el estado de las cosas, otras expresiones sociales de la cuestión y problemáticas que conviven y se profundizan con cierta textualidad y externalidad.

El estado contemporáneo de lo común, el Covid-19, su curso y las disputas por lo político, lo público y lo privado, lo común. Se necesitan. Se piensan de otro modo. Se afronta el desafío que impone este tiempo de lucha contra la pandemia.
Preguntas, pausas y respuestas ante problemas sociales y de la subjetividad, situaciones clínicas, signos clínicos y escollos institucionales.

Por qué quedarse en casa. Porque que se sanciona una medida en el marco de una emergencia. Porque quedarse en casa es la medida preventiva más efectiva -junto con otras- ante tal grave situación sanitaria.

El dilema habitar. Habitar es construir. Entonces, se ubica el sujeto como el lugar del habitar y la casa un territorio –la contraposición entre lo hogareño y lo inhóspito o extraño, en el mundo de la vida y la vida cotidiana- en el que se apropia para manifestarse y develarse. Y no pensarlo como una mera y simple ocupación del espacio.

Porque quedarse en casa a veces no es habitarla. Porque quedarse en casa y habitarla, a veces, se da en una soledad insoportablemente desesperante, que desborda y hasta desestabiliza. La posibilidad de encontrarse con la otredad en los discursos, con el silencio, que dicen y hacen algo. Porque habitar algunas casas se torna complejo... lo cotidiano, los recursos, la rutina, la convivencia, los vínculos relacionales, sumado a los determinantes y condiciones que lo condicionan todo.

El significante y significado de quédate en casa funda un nosotros y un cálculo de acción colectiva, como así también una identificación en la política del cuidado.
Problemas y malestares que afloran e incuban, en otoño. El aislamiento y lo que implica para la salud mental y la locura. Seres sociales y otras formas de sociabilidad.
El registro es otro y por el Otro. O el Otro que no existe. El sentido y su sinfín. Allí surge la necesidad de estar, de habitar, de la mirada, del abrazo, de la palabra, necesidad de un Otro. Una transferencia. El punto de partida es el Otro. Siempre y cada vez.
Lo psicosocial como apoyo, respuestas en salud mental y el modelo de intervención, lo dispensario que abordar y lo ambulatorio que tratar y bordear.
Estrategias de soporte y acceso remoto. Asistencia, servicios, atención e intervención de forma remota. La presencia física terapéutica, también, cumple su ahora.
La complejidad se hace habitable en relación a un tratamiento clínico-terapéutico continuo, lo ambulatorio queda lejano, el dispositivo a armar a contramano y el convivir con otros en sociedad exige una reforma radical difícil de transitar. La urgencia, una respuesta, y la organización de la espera; confinando en que vendrán tiempos mejores. Un devenir otro, a construir lo venidero.
Las condiciones habitacionales, socio-económicas, ambientales, materiales y la salud mental. Vaya relación como ordenadores continentes.

En situación y por el medio del camino se piensa en una casa para quedarse, o una casa de medio camino que poco se piensa.
Una casa, una estructura material y simbólica, donde y para estar con un Otro, donde el derecho a una vida digna tenga garantía y efectividad. Un dispositivo alternativo a la locura de un sistema que controla y peligra y no piensa en la dirección de la cura.
Diversas cuestiones se cuestionan hasta la tensión, como atención que tiende a ser llamada.
Se complica la cuestión. Y la preocupación sobrepasa la ocupación. La situación es crítica y la crítica se hace situación. Preguntar, hacer una pausa y respuestas por encontrar considerando el cómo en cada quien. La participación en los itinerarios de inserción.
El virus y un no-lugar, lo invisible y la virulencia, la transmisión y la influenza. Un modo particular de actuar y enfermar, desconocido.
El pánico no se vende, se vive. Cómo se ve. No se ve nada. Cómo se siente. Se siente todo. A flor de piel, con la incertidumbre de la temperatura ambiente y una desconfianza indefinida.
La demografía varía por habitante y la cartografía por escenario. Aislamiento domiciliario y/o territorial. Pensar el confinamiento geográfico y los dispositivos asistenciales, cómo y en territorio, donde a partir de allí se construyan diferentes posibilidades de respuesta frente a la demanda desde lo inmediato.
En esta circunstancia, aislar es integrar o integrar es aislar. Aislar es cuidar-se. Distanciar lo físico, los cuerpos y sus armaduras, vaya por la añadidura y su contexto. Dónde se delimitan los entre. Entre el exterior e interior, entre un adentro y afuera. Entre la inscripción a lo familiar y la inscripción a lo social. Entre lo íntimo y lo privado, entre lo privado y lo público. Hace a la complejidad de la accesibilidad y a la fragmentación, aparecen los márgenes y las orillas por andar.
Eso que se restringe, cuida, circunscribe, localiza y limita, también obtura.

Diferentes y diversos lugares. Porque otros lugares son y sean posibles de estar, de habitar, de contener. Buscar para encontrar, hacer y dar lugar al otro, a todos.
Problematizar las formas de lo social y el cotidiano, el lugar de lo público y lo privado, de lo institucional y los servicios de atención por usar.

En fin, una caracterización del malestar subjetivo en el mundo de la vida actual y social muestra que al sujeto en estos tiempos de alteridad en la emergencia, le resulta difícil tramitar subjetivamente sus modos de supervivencia y vivir en común. Las exigencias que la sociedad impone, transitarlas de un modo particular y como desafío colectivo.

Aun así y entonces la salud, la salud mental, lo social, también es esto.

Ubicar la inclusión de la dimensión de lo social en la conceptualización de la salud y sus determinantes, el Trabajo Social y la intervención en la emergencia sanitaria, jerarquizando la especificidad y ubicándolo en otro lugar a resignificar.

El Trabajo Social se hace necesidad. La función se basa en dialogar y tratar con la desigualdad, injusticia y el padecimiento. Un modo de pensar y obrar del Trabajo Social, desde una mirada reciente y singular, preservando lo particular y lo complejo. Intervenciones sociales que ejercitan proximidades, estancias y distancias que se autorizan en recibir, ante quien padece, lo que hace síntoma y el relato de lo que está pasando.

Lo social en tiempos de pandemia, la vida cotidiana y el común social.
En tiempos de emergencia y alteridad, un llamamiento urgente que se hace necesidad pensarnos en comunidad, actuar con responsabilidad social de regular y regularse, incorporar la dimensión epidemiológica y respetar las indicaciones y recomendaciones sanitarias.
En pleno aislamiento de pandemia, un modesto entender que se presenta. Una reflexión, en algunas líneas.

Abril de 2020