LUNES ¤ 12 ¤ MARZO ¤ 2001

¤ Rebeldes, sí, pero serlo queremos sin la guerra como casa y camino, expresa

No somos quienes aspiran a hacerse en el poder, dice Marcos en el Zócalo

¤ Es la hora de que ''el Fox'' y a quien sirve, escuche y nos escuche, demanda

JESUS RAMIREZ CUEVAS Y RAMON VERA HERRERA

''Somos reflexión y grito'', exclamó Marcos ante la movilización más grande registrada en México. Fue casi al final de un discurso muy cuidadoso, a veces invocación, a veces reflexión. Las palabras del subcomandante ante la multitud que escuchaba respetuosa y casi en silencio, meditando cada frase, son una síntesis de lo pensado, discutido y expresado durante los siete años de zapatismo.

La llegada al corazón de México fue un momento emocionante. El EZLN aprovechó para mirar lo caminado, hacer un reconocimiento a los pueblos invisibles cuyo nombre es apenas pronunciado y que adquirió en las palabras de Marcos un peso y un sentido que no puede separarse del prisma que forma con los otros pueblos.

''Nosotros no deberíamos estar aquí'', dijo expresando así el sentido del mandato de las comunidades que resisten en Chiapas. Con ello se desmarcó de la dinámica publicitaria de los medios, que ha borrado a los pueblos zapatistas y ha enfatizado en su lógica la figura de un ''líder carismático''.

Quienes deberían estar aquí, continuó, ''son las comunidades indígenas zapatistas. Sus siete años de lucha y resistencia, su oído y su mirada, los pueblos zapatistas que son los pies que nos andan, la voz que nos habla, la mirada que nos hace visibles, el oído que oído nos hace''.

Quienes deberían estar aquí ''son las insurgentas y los insurgentes. Su persistente sombra, su callada fortaleza, su memoria levantada... Son ellas y ellos quienes merecen verlos y escucharlos, y hablarles. Nosotros no deberíamos estar aquí. Y sin embargo, estamos. Y estamos junto a ellas y ellos, los ellos y ellas que pueblan los pueblos indios de todo México. Los pueblos indios, nuestros más primeros. Los más primeros pobladores. Los más primeros palabreadores. Los primeros oidores. A los que siendo primeros, últimos parecen, y perecen''.

Espejo somos

Fiel a la visión comunitaria del mandar obedeciendo, los zapatista en voz de Marcos renunciaron al papel de vanguardia que muchos quisieran asignarles: ''No venimos a decirte qué hacer, ni a guiarte a ningún lado. Venimos a pedirte humildemente, respetuosamente, que nos ayudes. Que no permitas que vuelva a amanecer sin que esa bandera tenga un lugar digno para nosotros los que somos el color de la tierra''.

En todo este tiempo, el EZLN ha apelado a la sociedad civil. Una vez más le revierten a esta sociedad civil la responsabilidad de los cambios. ''El séptimo mensaje son ustedes'', dijo Marcos ante un Zócalo con más de 200 mil personas que abarrotaron la mayor parte de la plancha de la plaza mayor, pero que también cubrían unas cuadras de 20 de Noviembre, Pino Suárez y los portales, en búsqueda de sombra ante un sol y un cielo abiertos que calaban tanto como el retumbo de las voces de los oradores.

''Somos y seremos uno más en la marcha, la de la dignidad indígena, la del color de la tierra'', dijo Marcos. ''La que develó y desveló los muchos Méxicos que bajo México se esconden, y duelen. No somos su portavoz, somos una voz entre todas esas voces, un eco que dignidad repite entre todas las voces. A ellas nos sumamos. Nos multiplicamos con ellas. Seguiremos siendo eco, voz somos y seremos. Somos reflexión y grito. Siempre lo seremos. Podemos ser con o sin rostro. Armados o no con fuego. Pero zapatistas somos. Somos, y siempre seremos''.

Asumiendo un papel junto con los demás que están en resiste zocalo4 ncia, enfatizó: ''Hermano, hermana indígena, un espejo somos, aquí estamos para vernos y mostrarnos, para que tú nos mires, para que tú te mires, para que el otro se mire en la mirada de nosotros. Aquí estamos, y un espejo somos. No la realidad, sino apenas su reflejo. No la luz, sino apenas un destello. No el camino, sino apenas unos pasos. No la guía, sino apenas, uno de tantos rumbos que al mañana conducen''.

El discurso fue también una declaración de principios:

''Cuando decimos somos, también decimos no somos y no seremos. Por eso es bueno que, quienes allá arriba son el dinero y quien lo vocea, tome nota de la palabra, atento la escuche, y atento vea lo que ver no quiere.

''No somos quienes aspiran a hacerse en el poder y desde él imponer el paso y la palabra. No seremos. No somos quienes, ingenuos, esperamos que de arriba venga la justicia que sólo desde abajo se crece, la libertad que sólo con los todos se logra, la democracia que es de todos los pisos y todo el tiempo luchada. No seremos.

''No somos quienes ponen precio a la dignidad propia o a la ajena y convierten a la lucha en mercado, donde la política es quehacer de marchantes que disputan no poder sino clientes.

''No somos la paz simulada que anhela guerra eterna.

''No somos quien dice tres, y luego dos o cuatro o todo, o nada. No seremos''.

Sin embargo, advirtió:

''Rebeldes somos. Rebeldes seremos. Pero serlo queremos con los todos que somos. Sin la guerra como casa y camino. Porque así habla el color de la tierra: tiene la lucha muchos caminos''.

Esta manifestación tan grande es el punto final de una caravana que durante 16 días ha llenado plazas en toda su ruta, pero es también la expresión de un consenso que el gobierno no puede pasar por alto. Por esta razón, Marcos remachó:

''Es la hora de que el Fox y a quien sirve, escuche y nos escuche. Es la hora de que el Fox y quien lo manda, nos vea. Una sola cosa habla nuestra palabra. Una sola cosa mira nuestra mirada. El reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura indígenas. Es la hora de los pueblos indios, del color de la tierra, de todos los colores que abajo somos y que colores somos a pesar del color del dinero''.

México no es propiedad privada

Desde la noche del pasado sábado llegó gente a esperar a los zapatistas. Toda la mañana fue interminable el flujo hacia el Zócalo capitalino.

El acto comenzó a las 14:30, con un ritual mazahua que incluía copal y ofrendas que regalaron a los zapatistas. Después, un marakame limpió con un muvieri a toda la delegación.

El acto político se inició con las palabras de Ramiro Taboada, de la Alianza de Pueblos Indígenas Comunidades y Ejidos del Anáhuac, quien dio la bienvenida y reiteró el consenso en torno al reconocimiento constitucional de los derechos indígenas. ''Los zapatistas del centro les damos la bienvenida a los zapatistas del norte y del sur'', dijo.

Tomó la palabra Domitila Rosendo, del Consejo Guerrerense 500 Años de Resistencia, que llegó en marcha desde su estado para reclamar: ''No queremos violencia, pero el gobierno no acepta el derecho de petición, y acaban con protestas y marchas. Si nos rebelamos, somos perseguidos, encarcelados, desaparecidos. Queremos tomar la decisión de nuestro propio destino''.

A nombre del CNI habló Víctor Guzmán, quien aseveró: ''Este es el tiempo de los pueblos indios de México... Estamos aquí para que junto con todos ustedes podamos conseguir el lugar que merecemos. En nuestro propio país somos tratados como extranjeros, tan es así que tenemos que dirigirnos a ustedes en una lengua extraña, que no es nuestra lengua que nos enseñaron nuestros padres''.

Guzmán condensó el significado de esta movilización: ''Nunca antes una iniciativa de ley había tenido tanta legitimidad porque ésta no es sólo la iniciativa de la Cocopa. En Nurio fue voluntad de nuestros pueblos ratificar tal iniciativa como nuestra''.

El CNI demandó que ''se abran las puertas de la tribuna máxima del país para que el EZLN y la representación de nuestros pueblos puedan hacer uso de la palabra ante los legisladores. Esa tribuna es del pueblo mexicano, no de las fracciones parlamentarias''.

La comandanta Esther describió la situación de las mujeres indígenas:

''Han pasado muchos años que nos tienen en el olvido, despreciadas, discriminadas, marginadas y oprimidas. Nos han tratado como objetos. Siempre no nos han visto como seres humanos.

''Tomamos la decisión de organizarnos con rebeldía para pedir lo que nos hace falta: nuestros derechos. Y lo que encontramos como respuestas de nuestra demanda fue la persecución, la cárcel, la humillación. Pero no pudieron reir viéndonos rendidas. Por eso ahora que estamos aquí no es que venimos a ponernos de rodillas ni implorar ni que nos tengan lástima. No queremos changarro, vocho y tele''.

Zebedeo, comandante tzeltal, fue el encargado de hacer los reclamos más directos:

''Que los que luchamos durante muchos años, al gobierno le digamos todos: es nadie sin el pueblo. Si quiere ser mejor representante que se quite esa cerilla que tiene en los oídos y que se quite esa carnocidad que tiene en los ojos. México no es propiedad privada. México se habita aproximadamente con cien millones que en ella tienen derecho de gozar y vivir su riqueza con plenitud''.

El comandante Tacho defendió el reclamo central de los pueblos indios:

''Aquí estamos protegidos bajo la Bandera Nacional, que es amada y respetada. Somos mexicanos y, por lo tanto, la patria también es nuestra.

''Muy lejos nos fuimos para defendernos del gran opresor para no ser exterminados injustamente. Nuestros primeros abuelos pensaron con su inteligencia y su sabiduría. Se refugiaron en las montañas más lejanas paras enriquecer su resistencia y sobrevivir. En sus formas de gobernarse en lo político, en lo social, lo económico y en lo cultural''.

Dirigiéndose a las instituciones del Estado, les advirtió:

''Queremos decirles hoy a los que se dicen gobiernos que nos escuchen, que llegó a su fin el olvido racial y desprecios de los indios de México. No les permitiremos nunca jamás la burla y el desprecio. Que en cualquier rincón de la patria mexicana nos defenderemos y no nos quedaremos callados nunca jamás. No les permitiremos más de injusticia genocida con la muerte silenciosa''.

Tocó el turno al comandante David, quien preguntó:

''¿Qué la cuesta a Fox darle a los pueblos indígenas el reconocimiento de sus derechos?''

Finalmente, David se dirigió a los legisladores:

''No le pongan más candaditos a la ley de la Cocopa, porque si lo hacen le van a poner más de cien candados a la puerta de la paz, a la única posibilidad del diálogo''.