TLC
Premisas para comprender el ALCA y los TLC

Por René Báez
Mundialización capitalista

- La tendencia de la economía internacional es la mundialización capitalista de los procesos productivos, comerciales, financieros, así como de sus pautas de consumo. El fenómeno involucra tanto a los países centrales del sistema como a los periféricos, incluidos en estos últimos las naciones del ex campo socialista europeo.

- La mundialización capitalista en curso ha configurado tres grandes bloques económicos: el presidido por Estados Unidos, con hegemonía sobre América Latina; la Unión Europea, encabezada por Alemania y Francia, en proceso de expansión hacia Europa Central y Oriental; y Japón, cuya influencia se despliega en el Sudeste asiático y el Pacífico, y según algunos analistas, establecerá en un futuro próximo un entendimiento militar-político y económico con China. Esos bloques apuntan a desenvolverse en un contexto de creciente interpenetración de capitales que, dado el carácter violento del capitalismo, no excluye las confrontaciones militares entre los Estados imperialistas y, menos aún, el fomento de guerras periféricas de distinta índole (religiosas, contra el «narcoterrorismo», tribales).

- Las actuales propuestas integracionistas de los Estados Unidos para el continente, como el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y los Tratados de Libre Comercio (TLC), se engranan con concepciones y políticas de corte colonialista o neocolonialista impulsadas en distintos momentos de su historia. La más notoria es la Doctrina Monroe («América para los americanos»), sustento del expansionismo territorial de Washington a lo largo del siglo XIX.

- Las fórmulas unionistas de la Casa Blanca del ALCA y los TLC, lejos de inspirarse en el fomento de la producción y el progreso en las naciones sureñas, buscan consolidar la hegemonía de la potencia unipolar en las esferas productiva, comercial, financiera, científica, tecnológica, ambiental, ideológica, cultural, legal e institucional, en la perspectiva de contrarrestar la superioridad tecnológica de los europeos y asiáticos en la producción de bienes de consumo civil. A la luz de esta urgencia, no resulta casual que el ALCA y los TLC pretendan asegurar la libertad de movimiento y las máximas ganancias a las corporaciones estadounidenses y, en contrapartida, enajenar aún más la soberanía de nuestras naciones, liquidar a los mini-Estados sociales existentes, profundizar la expoliación de su fuerza laboral y el saqueo de sus recursos naturales, apropiarse de conocimientos ancestrales, eliminar competidores y extender el antidesarrollo neoliberal.

- La integración-“anexión” de América Latina se ha tornado más necesaria para Estados Unidos en el marco del reciente debilitamiento de su poder económico y financiero. ¿A qué aludimos? El auge de la economía de la potencia unipolar durante la era Clinton colapsó a fines del 2000 envuelto en la debacle de la Nueva Economía. Esta inflexión del ciclo económico norteamericano se expresó en la caída de las inversiones y las exportaciones, y en el crecimiento del déficit presupuestario y el endeudamiento externo. Factores de este orden son los que están detrás de la decisión de George W. Bush de impulsar un plan completo de recolonización de América Latina, inicialmente bajo el formato del ALCA, y a partir de noviembre de 2003 bajo el molde de los TLC.

- El proyecto del ALCA y los TLC con Estados Unidos, ya suscritos por México, Chile y Centroamérica, y en proceso de negociación con los países andinos, tienen además del contenido económico un ingrediente bélico importante. En el caso de los países andinos, cuyas negociaciones oficiales se iniciaron en mayo, el contenido bélico-militar aparece explícito desde 2000 en la militarización del conflicto civil colombiano con el Plan Colombia, la Iniciativa Regional Andina y el Plan Patriota.

- Los TLC suponen un abandono del multilateralismo y la imposición del bilateralismo como mecánica para las negociaciones comerciales, con lo que las asimetrías entre la superpotencia y nuestras naciones cobran más relevancia.

- El horizonte que dibujan los TLC y el ALCA no agota el futuro probable de América Latina, porque la ofensiva totalizante y totalitaria del capital monopólico norteamericano genera resistencia en los sectores sociales víctimas de la oleada recolonizadora.

Por René Báez (9 de agosto de 2004)
Economista, investigador y escritor ecuatoriano. Profesor universitario. Premio Nacional de Economía. Pertenece a la International Writers Association