Terrorismo
Terrorismo

Por: Frei Beto
Publicado por: Servicio Informativo "alai-amlatina",
São Paulo. 13 de septiembre del 2001
El siglo XXI y el Tercer Milenio comenzaron el martes 11 de septiembre. Lo que ocurrió en los Estados Unidos sobrepasó todas las previsiones (¿dónde está el escudo antimisil de Bush?) y toda la imaginación de los guionistas de Hollywood. Nadie jamás podía suponer que el terrorismo secuestraría aviones domésticos y los llevaría a chocarse contra edificios que simbolizan el imperio yanqui. Una vez más, la realidad sobrepasó a la ficción.

El acto terrorista es execrable, aun cuando sea practicado por la izquierda, pues todo terrorismo sólo beneficia a un lado: la extrema derecha. Pero nadie en la vida cosecha lo que no planta. Eso vale para la vida personal y social. Si los Estados Unidos son hoy atacados de forma tan violenta e injusta es porque, de alguna forma, humillan pueblos y etnias. Desde hace años los Estados Unidos abusan de su poder, como es el caso de la ocupación de Puerto Rico, la base naval enclavada en Cuba, el bloque a Irak, la participación en las guerras de la Europa Central, la omisión frente a los conflictos africanos. Ya era tiempo de que los Estados Unidos hubieren inducido a los árabes e israelitas a llegar a un acuerdo de paz. Todo eso fue retardándose, en nombre de la hegemonía de Tío Sam en el planeta. De repente, el odio irrumpió de la forma más brutal, mostrando que el enemigo actual, también, fuera de toda ética, con la única diferencia de que el no dispone de foros internacionales para legitimar su acción criminal.

Quien conoce la historia de América Latina sabe muy bien como los Estados Unidos, en los últimos 200 años, interfirieron directamente en la soberanía de nuestros países, diseminando el terror. Maurice Bishop fue asesinado por los boinas verdes en Granada; los sandinistas fueron derrumbados por el terrorismo desencadenado por Reagan; los cubanos continúan bloqueados desde 1961, sin derecho a relaciones normales con los demás países del mundo. Dictaduras en Brasil, Argentina, Chile, Uruguay y Bolivia fueron instauradas con el patrocinio de la CIA y bajo la orientación de Henry Kissinger.

Violencia atrae violencia, decía Mons. Helder Camara. El terrorismo no lleva a nada: endurece a la derecha y suprime la democracia, reforzando en los poderosos la convicción de que el pueblo es incapaz de gobernarse a sí mismo. No se pueden sacrificar víctimas inocentes para satisfacer la ganancia de gobiernos imperiales y de conflictos de aquellos que se consideran dueños del mundo y quieren repartir el planeta como si fuese tajadas de un apetitoso pastel. Los atentados del 11 de septiembre demuestran que no hay ciencia o tecnología capaz de proteger personas o naciones. Inútil que los Estados Unidos gastaran US$ 400 mil millones de dólares este año en esquemas sofisticados de defensa. Mejor sería que esta fortuna fuese destinada para la paz mundial, que sólo irrumpirá el día en el que sea hija de la justicia.