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Edición N° 51 - primavera 2008

Pobrezas, voces silenciadas, trayectorias de vida en contextos de exclusion social

Por:
Claudia Inés Kaen
* (Datos sobre la autora)


Cátedra: Práctica Sistematizada II
Departamento de Trabajo Social. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional de Catamarca
Proyecto: “Pobres, pobreza y conflicto en Catamarca: producciones discursivas y acción colectiva. Su incidencia en la configuración del orden político local en el período 2001-2004”. SEDECYT.
Proyecto Complementario: “Los que viven al otro costado de la Ciudad. Trayectorias, estrategias cotidianas y sentidos de las familias pobres en S.F.V. de Catamarca” SEDECYT.

INTRODUCCION:

En una época como la nuestra en la que solo parece ser ciencia cifrable, de lo cuantificable, proponer un conocimiento que intente comprender las maneras en que los agentes sociales atribuyen sentido a su situación de pobreza, recuperando así, el proceso de su trayectoria de vida (Kaen, 2003), parece ser un desafío que abre nuevos horizontes en la construcción de conocimiento de lo social. Enfocar este problema desde esta perspectiva supone por un lado, desmitificar las construcciones del sentido común de ver a la pobreza como un dato, como un número, como una cuestión naturalizada a-histórica 1sino como un modo de conocer y recuperar “el proceso” y “las situaciones” (Rosanvallon, 1995) de los excluidos en los contextos específicos en que se desenvuelven sus trayectorias.

El interés de este artículo se centra en reconstruir las trayectorias vitales de un grupo de agentes 2 pobres de Catamarca. Para ello rescataré sus voces, sus puntos de vista acerca de sus experiencias de vida, sus resistencias y las luchas cotidianas y las distintas estrategias que construyen para sobrellevar y superar su situación de pobreza, su volumen de capital acumulado a lo largo de su experiencia vital.

En otras palabras el análisis intenta mirar a los pobres y sus situaciones desde sus propios esquemas de percepción y apreciación del mundo social, ver quiénes son y a qué aspiran, los diferentes condicionamientos (Vasilachis de Gialdino, 2003) y puntos de inflexión de sus trayectorias vitales (Sautu, 1999).

En este sentido, no busco comprender lo obvio, sino abrir un horizonte para discutir las reflexividades que ponen en juego los agentes, según su posición y condición en el espacio social, focalizando al “proceso” y las distintas rupturas, desfases, desplazamientos que marcan sus trayectorias vitales (de origen y de llegada), su situación de pobreza y exclusión social.

ALGUNAS ESTRATEGIAS TEORICAS PARA MIRAR EL PROBLEMA…

Contextos para pensar la pobreza y la exclusión social

Las problemática de la pobreza y el empleo constituyen unos de los temas recurrentes y pendientes de agenda política nacional y local de los últimos veinticuatro años. Con la vigencia del Estado de Bienestar en los años ’40 el trabajo era el eje central y directriz en la vida del sujeto (Feijoo, 2001). En efecto lo novedoso de este modelo socio-económico “fue convertir el empleo asalariado en un mecanismo de integración social, es decir, en la fuente de seguridad 3 de existencia y de reconocimiento y de identidad social” (Gaviria et al 1995:134).

Sin embargo esto no fue así en la década del ’70, momento en que el modelo comienza a erosionar y a dar un giro sustancial 4. Ya en los años ’90 asistimos a la profundización del modelo neoliberal donde el trabajo no constituye el motor que garantiza la inclusión social. Las estadísticas producidas tanto en la década del ’90 hasta la actualidad señalan que Catamarca sería una de las provincias con el mayor nivel de desocupación en el país, después del conurbano bonaerense (INDEC- Instituto Nacional de Estadísticas y Censos- medición de Mayo 2003). Lo interesante de este estudio es que recupera las voces de los excluidos que son silenciadas de las estadísticas oficiales y se centra en las biografías contadas por las personas que participan de los contextos de exclusión en Catamarca durante los años noventa, momento de plena vigencia del sistema neoliberal en el país.

Unos de los signos característicos que hacen visible el mapa social de la pobreza es el enorme contingente de personas que están expuestas a relaciones inestables de trabajo y de protección social, situación que traduce las marcas de la precariedad 5 y progresivo deterioro de la ciudadanía (Levín 1998). Como resultado de estos procesos, el mercado de trabajo ha tendido a configurarse en tres grandes franjas según Gaviria et al 1995:

  1. La franja de seguridad o estabilidad, formada por las personas que tienen un empleo asalariado estable, más o menos garantizado
  2. La franja de precariedad o inestabilidad, formada por aquellas personas que rotan entre empleos temporales, el trabajo sumergido y el desempleo (subsidiado a veces) (...)
  3. La franja de exclusión, en la que se incluirían las personas sin empleo de forma permanente o por lo menos duradera...” (ibid:139-140)

Pobres... ¿categorías o procesos?

Según Rosanvallon (1995) los estudios cuantitativos de la pobreza sirvieron en una época donde las poblaciones eran homogéneas. Hoy nos encontramos con una población heterogénea y en este sentido algunos autores (Murmis, M. y Feldman, S. 1993) prefieren hablar de “pobrezas” y no de pobreza en singular. Lo que debe describirse para comprender este problema son las situaciones y las trayectorias no las poblaciones (Rosanvallon, 1995).

Este autor plantea que para poder comprender a los excluidos debemos focalizar los procesos de exclusión. De allí que prefiere descartar los términos tales como “comunidad”, “grupo estadístico” o “categoría”. Se puede pensar según el autor “que las trayectorias presentan cierta homología: sucesión idéntica de rupturas sociales o familiares, mismo tipo de desencajes profesionales”. Pero, “son las formas de su historia y no sus características socio-profesionales las que los acercan” (1995:194).
Castel señala que uno de los rasgos mas perturbadores de la nueva cuestión social es el “<perfil de los trabajadores sin trabajo> 6 a los que se refirió Hannah Arendt, los cuales ocupan literalmente en la sociedad un lugar de supernumerarios, <de inútiles para el mundo>” (Castel1997:390). Por otra parte, “la dificultad de movilizar y representar a los excluidos se explica por el hecho de que en primer lugar se definen por los malogros de su existencia, por lo tanto por una negatividad” (Rosanvallon 1995:195).

Trayectorias: habitus y capitales en los agentes pobres

Según Rosanvallon(1995) para analizar las trayectorias de los agentes pobres es preciso enfocar las situaciones que los conduce a la exclusión, supone comprender las rupturas, desfases y las interrupciones que sufrieron a lo largo de sus trayectorias. En este sentido lo que los marcan son distancias y diferencias (ibid). Freidin (1999) plantea que “uno de los elementos analíticos centrales para analizar las trayectorias vitales es el concepto de interdependencia entre los recorridos parciales del sujeto en distintos campos de experiencias los que convergen o sincronizan para marcar transiciones y cambios”.
Cabe aquí enlazar el concepto de puntos de inflexión, ya que estas transiciones o eventos particulares “pueden ser percibidas por los agentes como momentos críticos, en tanto operan como marcas perceptuales a lo largo de su curso de vida y expresan juicios individuales de las continuidades y discontinuidades”. Denzin (citado por Freidin 1999) señala que en la vida de las personas existen marcas objetivas y subjetivas que tornan visible sus aspectos claves para su estudio interpretativo (Denzin:62-63).

Para este trabajo tomaré la noción de habitus 7 de Bourdieu (1993)para analizar el conjunto de esquemas de percepción y apreciación que el sujeto tiene incorporados y con los cuales construye su punto de vista (Kaen 2003 mm.) y da sentido a sus acciones. Tal como lo señala el mismo autor el punto de vista constituye una vista tomada desde un lugar y una posición ocupada por el agente en el espacio social. La estructura de posiciones de los agentes viene dada por la distribución de diversas formas de capitales, cuya propiedad les confiere poder en ese campo, les otorga fuerza, y por consiguiente provecho a sus poseedores (Bourdieu 2000).

De este modo, el capital puede presentarse de diversas formas. En primer lugar, el capital económico, en sus diversas especies: “… el capital económico es directa e inmediatamente convertible en dinero, y resulta especialmente indicado para la institucionalización en forma de derechos de propiedad” (ibid:135, citado por Kaen 2003 mm.).
En segundo lugar, el capital cultural o informacional, “que puede convertirse bajo ciertas condiciones en capital económico y resulta apropiado para la institucionalización, sobre todo, en forma de títulos académicos” (ibid). Y en tercer lugar, dos formas de capital que están fuertemente relacionadas, el capital social, que consiste en recursos basados en conexiones y pertenencia grupal. “El capital social, que es un capital de obligaciones y “relaciones” sociales, resulta igualmente convertible, bajo ciertas condiciones, en capital económico, y puede ser institucionalizado en forma de títulos nobiliarios”(Bourdieu 2000:135, citado por Kaen 2003 mm.).
Por último, el capital simbólico que es la forma que adoptan distintos tipos de capital una vez que son percibidos y reconocidos como legítimos (Bourdieu, 2000). De allí, que los agentes sociales se encuentran distribuidos en el espacio social, “en la primera dimensión según el volumen global de capital que poseen, en la segunda dimensión según la composición de su capital”, esto es según el peso relativo de las diversas formas de capital según el volumen global del capital que portan “y en la tercera dimensión según la evolución en el tiempo del volumen y la composición de su capital, esto es según su trayectoria en el espacio social” (Bourdieu 2000:106 citado por Kaen 2003 mm.).

Otro aspecto que problematizaré se relaciona con el concepto de agente 8:

ESTRATEGIA METODOLOGICA:

La estrategia metodológica es cualitativa, parte de los “supuestos de sentidos” para poder captar el universo simbólico de los entrevistados. A través del método biográfico 9 intento comprender la polifonía de sentidos que articulan los cursos de vida de los agentes pobres. La investigación biográfica constituye “en el despliegue de las experiencias de una persona a lo largo del tiempo, lo cual incluye la selección consciente e inconsciente de recuerdos, de sucesos o situaciones de las cuales participó” (Lomsky-Feder citado por Sautu 1999:22).
En este sentido es posible pensar que el relato que construye una persona “no es solo una descripción de sucesos sino también una selección y evaluación de la realidad” (ibid). El método biográfico apunta a “revelar las interpretaciones subjetivas de los protagonistas, tratando de descubrir como construyen su propio mundo, y se entreteje la experiencia individual con la realidad histórica” (Josselson citado por Sautu, 1999:23).

El énfasis está puesto en devolverle la voz a los excluidos focalizando los “procesos” les dieron forma a los cursos de vida y recuperar los testimonios que cada protagonista pone en escena y actualiza en sus relatos de vida. Desde este enfoque biográfico analizaré las experiencias de los agentes pobres, sus propias vivencias y saberes tal como ellos la procesan e interpretan. Estas interpretaciones están filtradas por las creencias y valores de las protagonistas (Sautu 1999).

La reconstrucción diacrónica y sincrónica de dicho proceso se llevó a cabo mediante entrevistas semi-estructuradas a tres agentes pobres (varones) que permitió hacer visibles los distintos tipos de relatos biográficos donde mis informantes re-centran sus experiencias tanto pasadas como presentes en un momento que transcurre en la década de los ’90 que marca un contexto histórico de plena profundización del modelo neoliberal en el país.
El análisis se sustenta en un enfoque del discurso social que apunta a recuperar los sentidos que los agentes sociales le atribuyen a su situación de pobreza, las huellas discursivas que dejan los relatos y los puntos de inflexión que (des)marcan los cursos de vida.

Partiendo de un corpus sistematizado intento rastrear las huellas que deja el discurso de dichos agentes en torno a: las categorías de percepción y apreciación impresas en las disposiciones, en sus habitus, el volumen acumulado en su trayectoria de origen y de llegada, los puntos de rupturas, {des}anclajes e hitos fundamentales que modificaron el curso de los acontecimientos e implicaron un cambio de posición y volumen de capital en la vida de los agentes y en su {des}articulación con el mundo del trabajo.

HACIA UN ANALISIS DE LAS TRAYECTORIAS VITALES

Víctor 10 [30 años] oriundo de la Capital de Catamarca, nació en el seno de una familia, cuyo padre era un trabajador de la construcción y su madre, ama de casa y también empleada en el servicio doméstico. Mientras que sus abuelos vivían de unas fincas que tenían en el Departamento Santa Rosa, de esta provincia. Víctor tiene seis hijos y al momento de entrevistarlo vivía con su mujer, quien se dedicaba a los quehaceres domésticos. En cuanto al desarrollo de su capital cultural, el mismo se ha visto interrumpido, al comenzar sus estudios primarios “por empezar a trabajar”.

Este agente ha mantenido una posición de vulnerabilidad y precariedad en el espacio social. En su pasado es posible evidenciar una trayectoria inestable, cuya marca está dada por las diferentes “formas particulares de empleo” (Castel 1999:404). Las inserciones laborales de Víctor han sido de baja calidad y sin cobertura social, e intermitentes: a los 17 años inicia su primer trabajo “limpiando latas y barras” en una panadería de un hermano, en 1.987 en los planes de empleos (PIT), contratos de trabajo por tiempo determinado y diferentes formas de empleos ayudados, es decir sostenidos por el poder público, en el marco de la lucha contra el desempleo” (ibid).

[Víctor] “-Y tenía 17 años cuando empecé ahí. - Bueno limpiaba las latas, limpiaba las barras, todo. Y empecé a laburar en el Plan ese del PIT, algo así de empresas de construcción. Y estuve dos años y después no... hacían nada... No se renovaba más el contrato porque eso pertenecía a Bs. As. En el....’87.”

El único dinero que recibía como desocupado venía de los planes de empleo y de algunas “changas” que realizaba en la construcción:

[Víctor] “- Y andaba así changueando en construcción.”

Sin embargo los agentes sociales en su itinerario marcado por los diversos desplazamientos y sus disposiciones impresas sus propios habitus les permiten construir estrategias de sobrevivencia en espacios cercanos a su grupo familiar. En el caso de Víctor, en un momento de su historia se insertó según la demanda del mercado en trabajos relacionados a la construcción de una empresa conocida del medio, mediante contratos temporarios. Este trabajo le demandaba una serie de desplazamientos hacia departamentos localizados en el noroeste de la provincia de Catamarca, circunstancias que lo llevaron a abandonarlo por cuestiones relacionadas al cuidado de sus hijos, lo que implicó un nuevo punto de inflexión en la trayectoria de Víctor:

[Víctor] “...Sí en una empresa. Capdevilla. Sí eran temporarios los contratos, porque salían para distintos departamentos y no podía yo ir porque tuve que atender los chicos acá...”

Los agentes se desplazan en el espacio social y adoptan posiciones, cuyo rasgo característico no es sólo la inestabilidad y la fragilidad de las formas particulares de empleo, sino la predisposición impresa en su habitus a estar en el mundo en una situación de “eterno itinerante”.

[Víctor] “- Y bueno changueaba así en la construcción, en construcción changueaba así...”

El haz de trayectorias de los agentes sin trabajo traza una serie de puntos en el espacio que dejan sus posiciones. La alternancia de los desplazamientos marca un pasaje que va de una “changa” al retorno de los planes de empleo. Las que parecen ser las únicas alternativas viables que los agentes encuentran en el proceso de sus trayectorias. La posición de itinerante permanente (Castel 1997) que adoptan en el espacio social les hace transitar una vez más por el laberinto de los planes de ayuda para desocupados que fluctúan según las disponibilidades de fondos estatales. Víctor comentaba su experiencia así:

-Y usted me había comentado que ingresó en los planes UPE ¿eso fue en qué año? [Víctor]- “En el ‘94 por ahí. ¿Qué era el gobierno, la municipalidad? [Víctor]- No del gobierno. Si anduve bien con los muchachos mas después se acabó de la provincia, no podía porque no alcanzaba porque el gobierno ya no le daba plata”. Y volví a la panadería y de ahí laburé en un corralón. Y ahí me pagaban $10 por día. Y ahora actualmente en el plan municipal.”

La posición objetivada y subjetivada que ocupan los desocupados de larga data se expresan en su historia hecha cuerpo- en su habitus de aquellos que han transitado por la inestabilidad, la inseguridad, de los que se “sienten mal, incómodos”.

[Víctor]- Uno se siente mal, incómodo porque no es un trabajo seguro.

Sin embargo el carácter de inestabilidad-duradera que marcan las trayectorias de los agentes desocupados de larga data los coloca en un estado de búsqueda y expectativa permanente de conseguir un empleo que les brinde la estabilidad propia del trabajador asalariado:

[Víctor]- Bueno busqué en distintos lados así, adonde laburé pensaba quedar en planta permanente pero no...”

Los trabajos que realizan los desocupados en los planes de empleo, como el caso de Víctor, es “llevar chapas en las casas de familias humildes”, “limpieza de los sitios baldíos desocupados.”

En las trayectorias de los agentes en su inserción al mundo de los planes de empleo aparecen relatos que dan cuenta de ciertos personajes relacionados con la política; de las formas que ingresan a los planes y de las redes clientelares que se tejen en se contexto:

[Víctor] “En eso anduve con un muchacho con la política, participaban en eso, que nos iban a renovar los contratos. Sí pintando paredes sí. Y después...sí, se terminó el plan. No, no nos renovaron.”

En este fragmento Víctor me cuenta de su experiencia como beneficiario de un programa de empleo y de su participación en la política:

- Bueno, salíamos a pegar afiches todo eso, salimos a limpiar los sitios baldíos...Y los políticos nos decían que nos iban a poner en un lugar mejor, que tengamos... Quedó en la nada.”

A pesar de que Víctor en su trayectoria había acumulado un capital social en su pasado militante, su condición de “inestable” no ha cambiado ni siquiera en contextos electorales por haber participado en política. Como dice el entrevistado la expectativa de ocupar “un lugar mejor (...) quedó en la nada”.


Otro de mis entrevistados es Gregorio [30 años], nacido en la Capital de esta Ciudad, proveniente de una familia de padres separados, que tuvieron inserción en empleos asalariados del sector público. Según recuerda el entrevistado uno de sus abuelos maternos también fue empleado público. Gregorio vivía con su madre, su abuela y su hijo. Este informante está desocupado desde el año 1.998, su trayectoria laboral está marcada por la alternancia entre el empleo- no empleo.
Los recorridos laborales de Gregorio dan cuenta del tránsito que tuvo este agente en su paso por el mercado formal e informal de trabajo (empleado de fábrica, en el comercio- “en negro”, pizzería, indemnización, negocio por cuenta propio, “changas” en la construcción). El informante comienza su trayectoria laboral a los 18 años, con una posición de asalariado:

[Gregorio]“-Claro a los 18 comencé en la fábrica y ahí trabajé hasta los 22 años y desde los 22 hasta los 26 trabajé en la distribuidora esa. (...) tenía amigos en la construcción y siempre necesitaban capacheros, ellos eran los que hacían la obra y yo era el que les hacía la mezcla ese tipo de cosas, como para dar solución al problema mío. Sí gracias a Dios he tenido otros empleos, el último que tuve fue una pizzería pero siempre ha sido mi idea estudiar poder llegar a ser algo, y bueno con lo que indemnizaron de la pizzería, porque cerró esa pizzería, porque la situación económica actualmente está muy fea...y él me indemnizó así que ahora me puse un negocio y digamos que va relativamente bien el tema y yo ahora estoy estudiando.”

La {des}articulación con el mundo del trabajo asalariado se da en este entrevistado por diversas circunstancias. En la década del ’80, Gregorio tenía 18 años se iniciaba su trayectoria en vinculación al mercado formal, en ese entonces, era trabajador en una fábrica. Si bien, allí gozaba de estabilidad laboral, los ingresos que recibía eran bajos, según la percepción de Gregorio. El trabajo mayor remunerado es visualizado como parte de un proyecto personal, como una forma de progresar necesariamente en el plano económico. A los fines de incrementar su capital económico Gregorio abandonó voluntariamente este trabajo e ingresó a otro trabajo “en negro” por el cual obtendría un capital económico mayor:

[Gregorio] “-Mi primer empleo fue en una fábrica “Calzados Catamarca” trabajé casi cuatro años en esa fábrica, he renunciado porque me salió otro trabajo mejor con la única diferencia es que en este trabajo estaba en negro, entonces ganaba más que en la fábrica. Sí resulta que era mejor paga que en la fábrica porque en la fábrica nos pagaban mensual y no llegaba a los $ 300,00 y el otro trabajo me ofrecían $ 350,00 y horario comercial era una distribuidora de bebidas, tenía que hacer trabajo de preventas y yo entraba a las 8,00 hs y salía a las 13,00, entraba a las 17,00 y salía a las 21,00 ahí trabajé cerca de cuatro años también, pero no me aumentaban el sueldo, seguía estando en negro aunque la promesa de ellos era que me iban a blanquear la situación y nunca lo hicieron; y yo me fui de ahí porque después empecé a entrar a las 8,00 de la mañana y volvía a casa a las 11,00 o 11,30 de la noche no venía a comer nada y seguía cobrando el mismo sueldo, una vez le planteé a la dueña mi situación y que necesitaba un aumento porque casi ya vivía ahí y se negó a dármelo y bueno me tuve que ir.”

Alrededor del año 1.998, un período marcado por una profunda recesión económica tanto a nivel nacional como provincial, muchos locales se cerraron, entre ellos, estaba la pizzería donde trabajaba Gregorio. La indemnización recibida le permitió a Gregorio acumular un capital económico que decidió invertir en una experiencia cuentapropista lo que posibilitó un trabajo a su madre para que “no tenga que andar trabajando afuera” y solventar algunos gastos de la familia:

[Gregorio] “-Sí con la indemnización de la pizzería pude poner el negocio que le conté pero eso es para que mamá no tenga que andar trabajando afuera, lo puse para que lo trabajara ella, y bueno ella lo está manejando. Sí o sea con eso se pagan los impuestos de la casa porque nosotros tenemos edificada la casa por el Banco Hipotecario y bueno nos prometieron que el tema de la cuota de la casa la iban a bajar porque está a nombre de mi abuela la casa y mi abuela tiene un sueldo de jubilada de unos $ 215 y la cuota de la casa es de $ 430, o sea que lo que mi mamá relativamente gana es para pagar la otra parte de la casa y todo lo que es luz, agua. Y entre el negocio y la jubilación serán unos $700 más no creo que sea, y somos cuatro, mi mamá, mi abuela, mi nene y yo.”

En la última parte del fragmento se evidencia que Gregorio cuenta con un volumen global de capitales que ha acumulado en su trayectoria laboral (capital económico) y un capital social (soporte familiar) que le permiten reproducir condiciones de vida. Para muchos desocupados, la propia estructura familiar se convierte en uno de los principales colchones frente al desempleo (Gaviria, et. al., 1995).

[Gregorio] “-Sí gracias a Dios he tenido otros empleos, el último que tuve fue una pizzería pero siempre ha sido mi idea estudiar para poder llegar a ser algo, y bueno con lo que indemnizaron de la pizzería, porque cerró esa pizzería, porque la situación económica actualmente está muy fea...y él me indemnizó así que ahora me puse un negocio y digamos que va relativamente bien el tema y yo ahora estoy estudiando.”

En el siguiente fragmento el informante cuenta las estrategias que ha realizado para buscar trabajo y percibe al hecho de estudiar “como una alternativa” para acceder a una beca de estudio:

[Gregorio] “-Yo estuve gestionando por los planes trabajar...eso pero no me ha salido nada hasta ahora y bueno yo creo que la facultad es una buena alternativa porque están dando becas de trabajo y yo recién ingreso éste año a la facultad y dicen que son cuatro materias para inscribirse en las Becas de trabajo así que no veo las horas de que termine este año y no veo las horas también de aprobar cuatro materias. Yo estoy estudiando el Profesorado de Geografía.”

Bruno [30 años] nacido en esta Ciudad, vive con su esposa que está embarazada y un hijo, también en un barrio periférico de la zona norte. Con respecto a la posición de la familia de origen, el padre de Bruno ha estado integrado a empleos estatales. Al igual que uno de sus abuelos que era un empleado ferroviario, quien logró jubilarse. La trayectoria de Bruno, a pesar de tener algunas propiedades comunes a sus orígenes familiares, está en una situación de mayor fragilidad y con menos posibilidades de prever su futuro. Los distintos recorridos laborales de Bruno trazan un “haz” de trayectoria descendente en el espacio social. Mantiene una posición signada por la precariedad e inestabilidad laboral, producto de las diversas ocupaciones y desplazamientos en el espacio social. Aunque en un determinado momento de su pasado tuvo vinculación con el mercado formal de trabajo, tal como se manifiesta en las palabras de Bruno:

[Bruno]- Mi primer trabajo fue ahí en la Despensa, ahí en la esquina de casa, y habré tenido unos..., va... yo digo trabajo porque yo siempre iba y ayudaba pero yo era muy chico, tenía unos 8 o 9 años y como estaba cerca de mi casa mi mamá me daba permiso, entonces iba y trabajaba ahí estuve como hasta los 13, y después comencé a trabajar en una verdulería también cerca de casa. […] estuve en carnicerías, bueno antes de esos trabajos, estee... no juntamos con los chicos del barrio y no íbamos al matadero […]de ahí traíamos hígado, corazón, o sea íbamos y ayudábamos y entonces en forma de pago de esa ayuda nos daban esas cosas, y eso servía y bueno, para el alimento de la familia. […] y a los 14 empecé a trabajar en el Colegio del Carmen como ayudante de albañil y ahí estuve 7 años, desde el año ’87 al ’94. Eh ... a partir del año ’90 sí, que fue cuando llegó la hermana Marta Pelloni, cuando fue todo el tema de María Soledad, bueno entonces ahí ella, como ella era Rectora y Superiora del Colegio entonces ahí sí ella me pone bajo libro pero a partir del ’90 al ’94 y yo en el año ’94 dejo para ingresar en el Seminario[…] o sea entonces quedaron los papeles así nomás porque yo pedí permiso para ir a hacer una experiencia, si me gustaba bueno me quedaba, […]entonces me quedé tres años estudiando en el seminario, o sea que entonces el tema ese del trabajo quedó, o sea en nada.”

En la última parte del fragmento aparece el punto de inflexión que señala un nuevo desplazamiento en la trayectoria laboral de Bruno. Su vocación por inclinarse a una trayectoria de estudios religiosos, cambia notablemente la posición de este informante. Sin embargo, en el año 1.997, luego de tres años de estudios, la carrera sacerdotal de Bruno se ve interrumpida por circunstancias económicas. Momento este, que lo re-posiciona en una condición de vulnerabilidad e inestabilidad laboral

[Bruno] “-... yo ingresé en el seminario, entonces ahí estuve tres años estudiando y después teóricamente tenía que pasar al mayor ya para, o sea son los estudios específicos para ser sacerdote y no los pude seguir porque pedí permiso ese año para trabajar porque como en casa estaba jodida la situación económica, entonces pedí permiso y bueno después seguí trabajando.
Después bueno, ahí en el mismo barrio nomás se hacían trabajos de pintura, de albañilería por ahí si había que cargar contenedores yo lo hacía y si había que ir a hacer cosecha a alguna finca yo lo hacía, o en fábricas. Sí, yo trabajé en una sola fábrica creo que es la fábrica Capayán S.A. creo que....era una fábrica que envasaba tomates, tomates al natural, pimientos al natural, así que ahí trabajé no mucho tiempo, creo que habrán sido unos 6 meses, como ahí se hacen trabajos por temporada porque el tomate no es de todo el año, cuando hay tomate ahí se trabaja y... bueno sí después sí hice otras cosas particulares. - Y, hago trabajos particulares que gracias a Dios ahora están saliendo, que son referidos al tema de la construcción en general, yo sé hacer plomería, electricidad...”

Los agentes sin trabajo que se mueven en el mercado informal transitan por un creciente proceso de vulnerabilidad social y resisten situaciones de riesgo con barreras en el sistema de cobertura de salud. En el siguiente relato, se puede vislumbrar las huellas que deja el “sufrimiento”, en las percepciones de quienes ocupan posición frágil en la el espacio social:

[Bruno] “Por ejemplo ahora tenemos un solo bebé y como no tenemos trabajo fijo, digamos o aunque sea el contrato, no tenemos obra social por ejemplo, sufrimos eso que hay que ir al hospital y hay veces que nos atienden mal o hay veces que lo medican mal, entonces ya tenemos dos malas experiencias en el hospital, entonces no volvemos más nosotros.”

El trabajo solidario, suele ser para algunos informantes, como el caso de Bruno, una forma de resolver las necesidades cotidianas que se les presentan a los agentes sin trabajo. Bruno porta un capital social acumulado, (proveniente de su inserción en redes religiosas) que le permiten poner en juego algunas estrategias de sobrevivencia e intercambios mutuos. En este fragmento Bruno me cuenta cómo era su inserción en las redes sociales de Caritas (una institución dependiente de la Iglesia) y las distintas acciones en las que participaba en el marco de las redes asistenciales de la Iglesia y los beneficios que obtenía por dichas acciones:

- ¿Y cómo es usted lleva algo, le retribuye este trabajo?

[Bruno]- Y bueno por ejemplo, en este trabajo de la inundación ahora hace poquito con la anterior ayudamos a la gente de Cáritas Internacional mandaban comida, alimentos, colchones, colchas esteee, leche algún medicamento,...era ir a descargar los camiones, acomodamos las cosas que mandaban de fábrica y bueno a nosotros y el Padre nos daba azúcar, leche, yerba. Siempre necesitamos, yo siempre necesito remedios y no tengo para comprar voy a Cáritas y ahí me dan o sea le dan a todo el mundo.”

Las redes familiares, constituyen otra de las formas de capital social, al cual los agentes apelan:

[Bruno] “…Uno se siente mal esteee es lógico porque bueno uno ya está pensando en que quizás mañana uno no tiene pa’ comer o una cosa así pero o sea no reniego porque hay mucha gente incluso que está peor que yo, yo por lo menos estoy en la casa de mi suegro.”

REFLEXIONES FINALES:

Las marcas de fugacidad, intermitencia atraviesan las trayectorias de los tres entrevistados analizados en este trabajo. Las pistas que dejan las voces de los protagonistas nos muestran sus esquemas de apreciación y sus disposiciones en sus habitus como historias hecha cuerpo. Los testimonios dan cuentan cómo estos agentes han vivido históricamente de inserciones efímeras, discontinuas. La transitoriedad de los múltiples desplazamientos que los agentes han trazado en el espacio social y la perdida relativa del volumen global de capitales en el tiempo histórico de su trayectoria constituye la nota común de enlace que satura el universo discursivo de mis informantes.
Dichos desplazamientos por el mercado de trabajo formal e informal están marcados por la heterogeneidad. Así las ocupaciones de los entrevistados han sido variadas. Las voces de los informantes ilustran las posiciones ocupacionales en diferentes puntos del espacio: en panaderías, en la construcción, verdulerías, pizzerías, fábricas, etc.

De este modo, es posible rastrear en las diferentes secuencias ocupacionales de los entrevistados, “que las actividades en el sector informal opera como un sector de refugio del desempleo y subempleo” (Abramovich y Sabaté 2002), de allí, que las “changas” en la construcción, es recurrente en las trayectorias laborales aquí analizadas. Al respecto Barbeito y Lo Vuolo (1993) señalan que el problema del mercado de trabajo argentino presenta una serie de distorsiones estructurales que no se reflejan en los indicadores tradicionales.
Podemos citar algunos fenómenos que definen una forma de ajuste, tales como el avance del cuentapropismo, baja tasa de asalarización, baja elasticidad del empleo del sector industrial, entre otros. Por otra parte, resulta llamativo, que la inserción al mercado formal de trabajo, en este grupo de agentes fue predominantemente en el sector de la construcción por tiempo parcial, en el comercio y en una escasa proporción en el sector fabril, no registrándose en los relatos de los informantes ningún indicio que sus desplazamientos ocupacionales hayan tenido vinculación con la condición de asalariados en el sector público estatal.
Por el contrario, y consecuentemente con los lineamientos de la política neoliberal de los años noventa, la mayoría de los informantes que entrevisté (2 de 3) se encuentran vinculados a los planes de empleo estatales. Sin embargo, en los relatos no se ha podido observar que estos planes hayan implicado un cambio sustantivo en su situación de pobreza y en la calidad de vida de los agentes.

El universo simbólico de los entrevistados pinta un panorama de exclusión, inseguridad e incertidumbre que anula todo posibilidad de prever el futuro. Aquí se observa la privación de condiciones mínimas de los derechos ciudadanos. En esta década, lejos de contar con el establecimiento de políticas que aseguren elementos básicos para que los grupos pobres cambien su situación, siendo para ello la cuestión de empleo productivo crucial. De lo contrario, no se ve alternativa a la eterna dependencia de algunos grupos sociales de la política asistencial (Barbeito y Lo Vuolo 1993:151).

La heterogeneidad de las ocupaciones y desplazamientos que los agentes han delineado en un tiempo histórico, da cuenta de la informalidad y precariedad de las posiciones ocupadas en el espacio social. Al respecto, hay autores que sostienen que “la precariedad laboral refleja la menor calidad de los puestos asalariados tanto en el empleo formal como en el informal. El punto común más llamativo del proceso de construcción de sus trayectorias, revela un mapa de la más variada gama de posiciones ocupadas en el espacio social (desempleo, inactividad, empleo estable, empleo precario, ayudas de planes subsidiados por el Estado).

En tanto examinamos con cuidado los testimonios de los informantes, desde una mirada contextualizada marcada por el neoliberalismo de la Argentina en la década de los noventa, es posible encontrar que los agentes excluidos y carenciados sobreviven inventando centenares de soluciones parciales, algunas improvisadas, pero originales a sus problemas. De este modo ponen en juego tácticas y estrategias ligadas a iniciativas individuales y comunitarias (Abramovich y Sabaté 2002).
En el diálogo con mis interlocutores es posible recuperar las reflexividades que traducen las múltiples estrategias que los agentes crean en el curso de sus historias. Algunos se pliegan a captar los recursos estatales, otros apelan a estrategias individuales que les permiten reproducir las condiciones materiales de existencias, en tiempos que dura su condición de estar desempleados o en otros casos para complementar los escasos recursos percibidos por el desarrollo de actividades precarias y ocasionales.

Su trayectoria en el campo los ha colocado en una posición de vulnerabilidad, con escasas posibilidades para acumular un volumen de capitales que implique un giro considerable en sus trayectorias. El único sostén en la vida de este grupo de agentes parece ser el capital social que articula una red de contención para la reproducción de condiciones de existencia. La trayectoria escolar de la mayoría de los informantes ha sido interrumpida a temprana edad, en algunos, por los imperativos y urgencias sociales que le imponía garantizar el sustento cotidiano. Algunos entrevistados, no tuvieron ni siquiera posibilidad de iniciar su trayectoria en el sistema educativo.
Excepto un solo caso, de los tres agentes que entrevisté, ha incursionado una carrera universitaria como vía para buscar una alternativa que le permita un cambio de posición en el mercado de trabajo. Las palabras pronunciadas expresan los cortes, rupturas e hitos fundamentales en que se producen los {des}anclajes de las trayectorias laborales.
El punto de vista de los agentes sobre sus historias laborales presenta descripciones y detalles de escenarios, contextos y los significados de los acontecimientos importantes que marcaron sus trayectorias laborales pasadas e imprimen sentidos en su perspectiva presente. Los diferentes relatos dejan la impronta de las condiciones objetivas y subjetivas que se imbricaron en cada una de las trayectorias laborales hasta aquí analizadas.

En los tiempos de crisis y recesión que marca el panorama de los ’90, en las zonas urbanas los agentes entran y salen del mercado según los vaivenes y las reglas de juego de la lógica que les impone el mismo. Los empleos por contratos temporarios según la demanda del mercado, en zonas alejadas del núcleo familiar, los magros salarios, son los elementos de sentido que median en las decisiones de los informantes para buscar otras estrategias más favorables que incremente un cambio en las condiciones materiales y volumen de capital económico disponible. En otros casos, las rupturas y des-anclajes se relacionan con intereses subjetivos de los propios agentes como por ejemplo el de iniciar una trayectoria religiosa.

Por otro lado, las posiciones ocupadas por los agentes en el espacio social marcan un contraste con la trayectoria de posición de origen que subyace en el devenir de los entrevistados nos revela que los padres de los entrevistados (2 de 3) han estado integrados al mundo de trabajo asalariado, en ocupaciones provenientes de empleos estatales. Mientras que en la trayectoria laboral de uno de los entrevistados no es posible rastrear signos de variabilidad, por el contrario mantienen similitudes con las ocupaciones de sus progenitores.

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NOTAS

1 Estas visiones se filtran en algunos discursos, los cuales tienen efectos específicos y sirven para justificar y legitimar las desigualdades sociales existentes.

2 La concepción de agente y no de sujeto se relaciona con mis supuestos y la construcción del problema, en tanto no entiendo a los agentes como sujetos que constituyen un simple producto de la estructura y se encuentran constreñidos por ésta, punto de partida de la tesis que defienden las posiciones estructuralistas. La idea de un “habitus generador”, nos lleva a presuponer que existe en los agentes “un sistema de disposiciones adquiridas por la experiencia variables según la situación, el momento y el lugar. Se trata, de “un sentido del juego, que “es lo que permite engendrar una infinidad de <golpes> adaptados a una infinidad de situaciones posibles, que ninguna regla, por compleja que sea, puede prever” (Bourdieu 1996:22, citado por Kaen, 2003).

3 Cursiva en original

4 Durante la dictadura de 1976-83 se comenzaron a perfilar las bases de lo que finalmente sería un nuevo régimen social de acumulación, principalmente desde el punto de vista político-social, por lo que significó en términos de disciplinamiento y desarticulación social, porque en ese entonces se crearon las condiciones de la desprotección laboral y la retracción del empleo asalariado (Grassi 2003). Los signos más evidentes de esta crisis política y económica de este momento tuvo su expresión en el proceso inflacionario, el estancamiento del PBI, las bajas de las tasas de actividad, la desindustrialización, la precarización, la desprotección laboral y el incremento de la deuda externa que llevaría al colapso del estado en la década siguiente (ibid).

5 “El empleo precario se define básicamente por el alejamiento de los principales rasgos del empleo típico. Y aparece como categoría predominante en el esquema post-fordista.” (Abramovich y Sabaté 2002:4).

6 Entrecomillado en original

7 Bourdieu (1993:92) señala que “El habitus constituye un sistema de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas predispuestas para funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como principios generadores y organizadores de prácticas y representaciones que pueden estar objetivamente adaptadas a su fin, sin suponer la búsqueda consciente de fines y el dominio expreso de las operaciones necesarias para alcanzarlos, objetivamente <reguladas> y <regulares> sin ser el producto de la obediencia a reglas, y, a la vez que todo esto, colectivamente orquestadas sin ser producto de la acción organizada de un director de orquesta”(ibid: citado por Kaen 2.003 mm.)

8 Bourdieu (1996:22) reintroduce el concepto de agente, que de alguna manera, “Lévi-Strauss y los estructuralistas, especialmente Althusser, tendían a abolir, haciendo de ellos epifenómenos de la estructura. Digo bien agentes y no sujetos. La acción no es una simple ejecución a una regla, la obediencia a una regla”. (…) “Los agentes sociales en las sociedades arcaicas como en las nuestras, no son más autómatas regulados como relojes, según las leyes mecánicas que les escapan. En los juegos más complejos, los intercambios matrimoniales por ej. o las prácticas rituales, comprometen los principios incorporados a un habitus generador: este sistema de disposiciones puede ser pensado por analogía con la gramática generativa de Chomsky, con la diferencia que se trata de disposiciones adquiridas por la experiencia, por lo tanto variables según los lugares y los momentos” (Bourdieu, citado por Kaen 2003).

9 El método biográfico constituye un dispositivo metodológico en la medida que posibilita al investigador o analista a situarse en ese punto crucial de convergencia entre el testimonio de un individuo a la luz de su trayectoria vital, de sus experiencias, de su visión particular, y la plasmación de una vida que es el reflejo de una época, de normas sociales y valores esencialmente compartidos con la comunidad de la que el sujeto forma parte (Pujadas 1992:44). Por otra parte Sautu lo define como “los procedimientos seguidos para organizar la investigación alrededor de un yo individual o colectivo que toma la forma narrativa incorporando las descripciones de sus experiencias y sucesos e interpretaciones”(1999:23)

10 A fin de preservar la identidad, privacidad y el anonimato de los testimonios de mis entrevistados, en este trabajo utilice para el análisis de los relatos nombres ficticios.



* Datos sobre la autora:
* Claudia Inés Kaen
Licenciada en Trabajo Social. Mgter. En Ciencias Sociales, Especialista en Metodología en Ciencias Social. Doctorando del Doctorado en Semiótica, CEAS, Córdoba. Co-Directora y Directora de los Proyectos enunciados en el encabezamiento del presente artículo. Profesora de las cátedras: Práctica Sistematizada II (abordaje personalizado y Familiar y Práctica Sistematizada III (abordaje grupal) de la Carrera Licenciatura en Trabajo Social, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Catamarca.

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