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Edición N° 38 - junio 2005

Lo social de la Intervención
El proceso de análisis en Trabajo Social

Por:
Alfredo Juan Manuel Carballeda.
* (Datos sobre el autor)


(Reedición artículo publicado en la Revista Escenarios N° 1 ESTS Universidad Nacional de la Plata)

....."Cuáles son las verdaderas posibilidades de la intervención, los márgenes reales de maniobra de los maestros, los trabajadores de la salud mental, los trabajadores sociales?
Para determinarlo es necesario que se superpongan discursos de diferentes órdenes y no solamente discursos de teorización general, sino también "micro discursos" más o menos balbuceantes, en el nivel de las relaciones de la vida cotidiana, de las relaciones con el espacio, etc.
El análisis según yo, consiste en articular, en hacer coexistir -no sólo en homogeneizar ni en unificar- en disponer según un principio de transversalidad, en lograr que se comuniquen transversalmente estos diferentes discursos"....
Félix Guatari


1-Introducción:

Desde sus orígenes, la práctica del Trabajo Social, fue desarrollándose en torno a diferentes contextos y realidades históricas. La fundación de esta disciplina se relacionó con una idea de administración de recursos en relación a aquellos que estaban quedando afuera de las "posibilidades de desarrollo" dentro de la sociedad capitalista. Pero, esa disponibilidad de bienes, servicios o acciones implicaba un intercambio, con el sujeto de la práctica en relación a su vida cotidiana. Es decir, el contrato metodológico que signa la intervención de esta disciplina, está marcado, en especial desde mediados de este siglo, en una idea de que los recursos que se administran, son mas que eso, son una manera de que el "otro", comprenda la forma de ubicarse dentro de la sociedad moderna. De ahí, que la práctica del Trabajo Social se asocie rápidamente con la pedagogía.

Estas concepciones pueden ser ubicadas históricamente en los inicios de la modernidad y en especial en relación al Iluminismo tardío, que conlleva el nacimiento de la pedagogía, la psiquiatría y da forma a la clínica médica.

Todo este juego, con diferentes características, generalmente vinculadas con cuestiones contextuales, paradigmas explicativos vigentes, y la propia construcción simbólica de la disciplina, hacen al desarrollo del Trabajo Social durante casi todo este siglo. Si bien el Trabajo Social, se manejó y de hecho lo hace, con diferentes categorías analíticas, estas podrían solo circunscribirse dentro del terreno hoy denominado cuantitativo. O sea que el desenvolvimiento del Trabajo Social durante este siglo, se plantea como una serie de diferentes formas de aproximación a la vida cotidiana de los otros, con distintas formas de categorización, variables y registro. Estas, de todas maneras, muestran un común denominador: la descripción de la "situación social " de los otros en términos de pobreza, carencia, etc.

Las Ciencias Sociales, pueden ser entendidas o estudiadas como ciencias fácticas, dado que se ocupan de hechos. Los hechos configuran una realidad dada. Es decir las Ciencias Sociales se ocupan de hechos, de sus propios hechos (Schuster, F., 1992)...."Se puede afirmar que, la realidad propia de la ciencia que se trate, descubriéndola o construyéndola, lo que ha de permitir la confrontación entre las hipótesis o las teorías (como conjunto de hipótesis) que se formulen en cada ámbito y la realidad correspondiente".... (Schuster, F. 1992). En ese aspecto, la confrontación implica la contrastación entre lo que se sostiene y la realidad.

Dentro del proceso de análisis podemos pensar en un juego de contrastación -en relación a las categorías que sostenemos-y la realidad sobre la cual operamos. Dentro del campo del trabajo social, se requiere en principio la construcción de esas categorías -o su redefinición-, para luego hacerlas confrontar con la realidad. Este planteo, muestra la necesidad de definir con claridad cuales son las categorías analíticas que se utilizan, y cierta secuenciación dentro del proceso de análisis. En principio, podemos pensar en que esta construcción secuenciada, se da en tres áreas; Registro, Análisis, e Intervención. La separación de las mismas es solo a los fines de poder decodificarlas y estudiarlas con mayor precisión.

2- Elementos teórico-analíticos:

En principio, tratamos de explicar el juego análisis- registro- intervención dentro de un lugar. Este puede entenderse como local o microsocial. Esta perspectiva implica el reconocimiento de una singularidad de lo micro; conectada con lo macro. A su vez, esta singularidad posee una construcción histórica, un posicionamiento en el presente y si se quiere una perspectiva con respecto al futuro, que le otorgarán significados particulares. En otras palabras, la singularidad de lo micro social o local, implica un espacio-tiempo particular de la situación. Ahora, esta peculiaridad habla de una construcción previa. En este aspecto, entendemos a ésta como de tipo discursivo. Ese lugar delimitado con su carga de espacio-tiempo, posee una construcción previa que sugiere un orden -una gramática- y una sucesiva construcción de discursos que se encuentran o se separan dentro del juego de la particularidad del "lugar".

Todo este juego muestra la necesidad de contar con elementos interpretativos que den forma al proceso de análisis. En este aspecto nos encontramos con diferentes vías de entrada; las primeras las podemos ubicar en relación a la "Vida Cotidiana", esta puede ser estudiada de diferentes maneras no del todo excluyentes:

a) la lectura de la vida cotidiana en términos de significaciones (Geertz, Cl. 1994)

b) la lectura de la vida cotidiana entendida como procesos de producción reproducción del orden vigente ( Heller, A. 1987)

c) y por último la inserción del sujeto dentro de la vida cotidiana en términos de cultura de presentación (Goffman, E.1992).

Estas tres posibilidades nos hablan de construcciones previas de tipo discursivo, en cuanto a estructuración de la noción de "vida cotidiana".

Otra vía de entrada posible hacia el proceso de análisis pasa por la denominada "perspectiva del actor". Esta última presente en los textos de Malinovsky- en especial en "Los Argonautas del Pacífico Occidental"-, que llevó a una repetición metodológica de mas de setenta años, y que buscaba "ponerse en la piel del otro", para llegar así a entender las posibles diferentes determinaciones e interpretaciones.

Otra posibilidad pasa por incorporar al juego de lo interpretativo, tres nociones que han sido utilizadas por distintos autores dentro del campo del Psicoanálisis, la Sociología o la Antropología, que se refieren a ; Lo simbólico, Lo imaginario y Lo real.

En términos mas globales, el denominado paradigma interpretativo dentro de las ciencias sociales, muestra un recorrido que atraviesa a prácticamente todo el siglo, generándose teorías sociales (Shultz, A.) o referencia a otras que permitieron pensar un camino de apertura a la cuestión de la subjetividad (Weber, M.)

Dentro del campo del Trabajo Social, el proceso de análisis, está signado por la intervención. Esta característica es la que muestra la mayor singularidad de esta disciplina. Es decir, el Trabajo Social no solo trata de investigar, comprender y explicar los fenómenos sino que interviene sobre éstos en la búsqueda de transformaciones que plantean direccionalidades definidas en las diferentes etapas de la historia de este campo. En este aspecto, también se diferencia de otros campos o disciplinas, marcados por la cuestión de la intervención, pero que tuvieron y tienen direcciones mucho más definidas en cuanto al sentido de ésta como la Psicología o la Medicina.

3-La Intervención

La intervención implica una serie de cuestiones que es necesario estudiar y analizar desde diferentes aspectos. En principio, la intervención implica la generación de un tiempo-espacio artificial , es decir, un momento encuadrado desde la perspectiva de aquel que la recibe y del que la aplica. En este aspecto, la intervención puede ser entendida como dispositivo. La intervención es, desde esta perspectiva, una construcción que puede ser definida como discursiva y con una fuerte presencia en el imaginario social, como así también dentro del plano de lo simbólico.

En otras palabras, la intervención no es un episodio natural, sino que se haya construida y atravesada por discursos que se van construyendo a través del tiempo.

Por otra parte, la intervención se origina a partir de algún tipo de demanda, esta puede ser institucional o espontánea. Pero, esa demanda, se encuentra también atravesada por las diferentes construcciones discursivas que conllevan a una construcción simbólica de la profesión o disciplina que la esta llevando a la práctica.

Asimismo, la intervención implica temporalidad, en cuanto a que se da en un contexto que posee historicidad. Esta historicidad le da significaciones propias. En definitiva, la intervención forma parte de un devenir clínico, desde la perspectiva que “ hace actuar” a amabas partes contractuales. Clínico también porque, a partir de una lectura, análisis o estudio de lo que surge de ella, se pretende generar algún tipo de transformación en relación a la situación que es presentada.

De ahí que la intervención, especialmente desde una perspectiva contractual, se expresa como contrato metodológico, es decir, como un conjunto de reglas acordadas explícita o implícitamente, que regirán a ese proceso.

Es posible interrogar a la intervención desde la perspectiva de ¿Quién tiene el poder de originarla?, ¿a quién se le deben rendir cuentas?, lo que puede dar una aproximación a la inserción institucional de la misma, pero especialmente en cuanto a las características que va a tener ese contrato.

Por otro lado, dentro del sentido, si se quiere clínico de la intervención, se plantea como finalidad de esta, la posibilidad de producir modificaciones en relación a la demanda. Dentro del campo del Trabajo Social, esas modificaciones se encuadran alrededor de aquello que la sociedad, la institución, el trabajador social, otras disciplinas, o el actor, definen como problema social.

En otras palabras, la intervención en si misma, va modelando un objeto sobre el cual va a actuar. Pero, este objeto, está atravesado por “construcciones previas”,que aparecen y operan a través de datos, transformados en significaciones, que pueden provenir del sentido común o desde el saber científico.

Todo este proceso se conforma a partir de un eje predominante. Estos son los relatos, los cuales atraviesan preponderantemente, el espacio tiempo de la intervención.

De esta forma, el trabajo social analiza relatos encuadrados en el imaginario social, institucional o subjetivo de la idea de problemática social. Éstos forman parte del núcleo significativo del sujeto que se presenta en relación a la demanda de atención.

Los relatos hacen a la construcción simbólica de aquello que se ha presentado como problema. De ahí que dentro del dispositivo de la intervención, el proceso de análisis forma parte sustancial de la misma. Desde esta perspectiva, el proceso de análisis aparece como relevante, dentro del dispositivo de la intervención.

Incorporar, de esta manera, la idea de análisis implica, necesariamente, referenciarse dentro de un marco interpretativo, pero en especial, a partir de la construcción de categorías explicativas que sirvan a l mismo. Dentro de lo que en Ciencias Sociales se denomina el Paradigma Interpretativo, se plantea, desde diferentes autores, que el relato porta en sí mismo las claves para su interpretación. De ahí la necesidad de construcción de categorías analíticas que aproximen a esas claves.

El sujeto de la intervención es entendido como un actor, que a su vez, permanentemente interpreta situaciones, capta motivaciones e intenciones de los demás y adquiere entendimientos intersubjetivos. Es decir que dentro de un dispositivo de intervención planteado desde la perspectiva analítico-interpretativa, tratamos de entender a ese sujeto como alguien que a su vez interpreta dentro de un contexto, que va cobrando nuevas significaciones.
Desde esta idea, el contexto de ese sujeto es la vida cotidiana. Esos relatos, forman parte del núcleo significativo del sujeto ubicado dentro del marco de la intervención.
Ese núcleo significativo, hace a la construcción social y simbólica de aquello que es presentado como problema. Ese espacio tiempo que signa a la intervención, tampoco se construye en forma autónoma, se circunscribe alrededor de una demanda social concreta, que a su vez tiene su plano material y su plano simbólico. A su vez, este se construye en forma histórico-social, es mediatizado por una metodología y atravesado por categorías analíticas.

Ahora bien, es posible plantearse cuál es el sentido de esa intervención. Desde esta perspectiva, la intervención en Trabajo Social puede ser presentada como un dispositivo que va a interactuar en el orden de lo simbólico, lo imaginario y lo real, dentro de ese juego de atravesamientos que implican lo social, la institución, el trabajador social y el actor en contexto microsocial.

O sea, que la intervención se plantea como un dispositivo que va a articular lo “real” con lo subjetivo. De esa forma, la intervención se propone como algo que no transforma, ni agrega, sino como un dispositivo que “hace ver” aquello que ese otro tiene. Este accionar es planteado como una posibilidad de construcción de enunciación diferente a la que se presenta dentro del tiempo-espacio de la intervención.

No se trata entonces de una acción de sujeción o de control, sino de plantear la posibilidad de buscar puertas de salida o de líneas de fuga en relación a las estratificaciones sociales opresivas (Guatari,F. 1987). El punto de conexión entre lo subjetivo y lo colectivo en esta línea genera una resignificación del espacio-tiempo que puede plantear nuevas determinaciones.

Una aproximación a lo subjetivo dentro del campo del Trabajo Social, implica la necesidad de acercarse a ese otro: ¿cómo construye su mundo?, ¿cómo lo explica?, ¿cómo le da sentido?.

La explicación de la vida social se sitúa en ultimo término, en las experiencias vividas del individuo (Shultz, A. 1990)

Desde una perspectiva fenomenológica, la “verdad” se encuentra en la subjetividad de sus participantes. Este punto plantea una discusión acerca del sujeto, es decir, si lo comprendemos como una unidad racional, transparente y homogénea, o como una pluralidad de construcciones, con diferentes impactos.

De esta forma, lo real impacta en el sujeto de manera particular. Este impacto de lo real puede ser entendido desde diferentes explicaciones. Es posible comprender esta apropiación de lo real en términos de registro, es decir, una imagen es captada y relacionada con imágenes anteriores, es retomada y reconstruida (Godiño Cabas, A. 1990). En síntesis, una imagen es captada en relación a un complejo de imágenes que preceden y dan forma a una nueva impresión, lo que conforma un registro, ahora dentro del orden de lo simbólico. Según Shultz, nuestra relación con el mundo se denomina simbolización.
El individuo construye el mundo utilizando las simbolizaciones que le ha transmitido su grupo social, en una articulación de lo real, con lo imaginario y lo simbólico. En este juego, imaginario es una creación incesante e indeterminada porque está atravesada por lo psicológico, lo social y lo histórico. (Castoriadis, C. 1992). Pero ese imaginario social impacta en el orden de lo real a través de un cruce, mediación, decodificación y recodificación en el orden de lo simbólico.

Desde esta visión, los interrogantes en función de buscar una aproximación a lo subjetivo desde el campo de lo social, se corren hacia indagar acerca de: ¿dónde se construye ese orden?, ¿cómo se actualiza?, ¿cómo de transmite?, ¿cómo se mediatiza?. Nuevas explicaciones se construyen dentro de espacios de intercambios y reciprocidades, que implican de alguna manera una respuesta a los ámbitos donde se generan esos interrogantes. Así, lo social implica una comunidad que existe a través de símbolos mutuos.

Es así que la intervención, en cuanto a su sentido, implica comprenderla en cuanto a un contexto microsocial, que propone una posibilidad de cambio, modificación en cuanto al medio, o a la problemática donde es convocada a actuar, desde la generación de un espacio artificial. Pero, a su vez, inserto en lo macrosocial, en un contexto, determinado por funciones simbólicas y significaciones.

Por otra parte, puede tomarse el concepto de resemiotización que plantea Félix Guatari y que se relaciona con la intervención, es decir que en definitiva, ésta implica desde esta perspectiva, una alteración en la gramática del discurso del imaginario social dentro del plano de lo simbólico.

En otras palabras, la intervención así planteada supone una búsqueda en cuanto a la construcción de una modalidad discursiva distinta, signada ahora por el sujeto, elaborada en función de su vinculación con los otros. Produciéndose “líneas de fuga” que permitan reconstruir, recodificar el discurso hegemónico, logrando una resemiotización. Una manera nueva y diferente de enunciación de la realidad que se presenta como “dada”

BIBLIOGRAFIA

  • Castel, Robert. De la integración al estallido de lo social: emergencia, apogeo y retirada del control social. El Espacio Institucional 2. Lugar Editorial.1993

  • Geertz, Clifford. Conocimiento local. Editorial Paidós. Buenos Aires. 1994.

  • Godino Cabas, Antonio. Curso y discurso en la obra de J. Lacan. Helguero Editores. 1983.

  • Goffman, Erving. La presentación de la persona en la vida cotidiana. Amorrortu Edit. Buenos Aires 1992.

  • Guatari , Félix y otros. La intervención Institucional. Plaza y Valdés. Folios. México. 1981.

  • Shultz, Alfred. La construcción significativa del mundo social. Editorial Paidós. Buenos Aires 1993.



* Datos sobre el autor:
* Alfredo Juan Manuel Carballeda
Trabajador Social

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