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Edición N° 28 - verano 2003

Reflexiones a cerca de la intervención en época de crisis

Por:
Rosana Goñi.
*
(Datos sobre la autora)


“Cuando se habla de confusión, lo que casi siempre hay es confusos, a veces basta un amor, una decisión, una hora fuera del reloj para que de golpe el azar y la voluntad fijen los cristales del calidoscopio”.

Julio Cortázar, “El Libro de Manuel”.


“A todo el mundo le hace falta transformación, dislocación interna, liquidación de lo existente y renovación; pero nadie ha de cargar el peso sobre sus conciudadanos bajo el hipócrita subterfugio del cristiano amor al prójimo o del sentimiento social de responsabilidad y otros oropeles que encubren el inconsciente afán personal de poderío. La meditación del individuo sobre sí mismo, la conversión del individuo hacia el fondo del ser humano, hacia su propio ser, hacia su destino individual y social, es el principio para la curación de la ceguera que padece la hora presente. ”

C. G. Jung “Lo Inconsciente”.


“Cuando la mentira a todo precio acapara la palabra verdad, para hacerla entrar en su óptica, el hombre verdaderamente verídico se encuentra designado con los peores nombres”

F. Nietzsche “Ecce Homo”.



INTRODUCCION.

INTERVENCION, CRISIS Y VIDA COTIDIANA:

Reflexionar a cerca de la intervención en esta época de crisis no me es posible sin pensar en una situación social cada día más compleja, con emergentes y acontecimientos que se desarrollan en forma vertiginosa, con una gran mediatización que nos informa y deforma la realidad cotidiana, magnificando y priorizando hoy problemáticas que al día siguiente, a las horas, son devoradas por otras (del tema de la seguridad se pasa a los piquetes y las protestas gremiales, luego a lo económico, el riesgo país y las negociaciones con el FMI, finalmente todo esto es devorado por el riesgo de una tercera guerra mundial).
Pero el panorama internacional pierde instantáneamente su primer plano ante la crisis del país, distintos presidentes van pasando al ritmo de “cacerolazos”, comentaristas televisivos de los multimedios explican y “defienden” planes económicos cuya duración es efímera.
La mediatización a su vez exhibe impúdicamente temáticas sin analizar sus causas y correlaciones y corre tras el rating. Es así que millones de televidentes participan “en directo” de conflictivas íntimas de personas cuyas problemáticas trascienden la privacidad para invadir los espacios públicos. Al ritmo de los reality shows se siguen relatos, conflictos y dramas humanos transformados en “miserias humanas” mientras el psicólogo de turno mediático ofrece las interpretaciones del caso.

Los noticieros tienen el privilegio de transmitir las 24 horas por lo que cada tanto en horario de almuerzo o cena podemos encontrarnos con intentos de suicidios de gente desesperada o pedidos de “socorro” de delincuentes que han visto en los medios “el medio” de esquivar el gatillo fácil policial y de acceder a la “presencia” de algún funcionario judicial que les garantice sus derechos. No comparten esa suerte los condenados a muerte del primer mundo (cuyas ejecuciones son exhibidas a todo el planeta ) ni las víctimas del tercer mundo: mujeres adúlteras condenadas al apedreo, civiles inocentes ejecutados en medio de las guerras, familias de refugiados agonizando en algún barco que ningún país acepta recibir , padecimientos éstos que causan horror a los “civilizados” televidentes de las principales cadenas mundiales.

Todo esto pone al desnudo un mundo donde la vida es poco tomada en cuenta y otros intereses parecen siempre anteponerse a ella. Podría decirse que son tiempos en que la muerte, la vida, la farándula, la política, la ecología, la desocupación, las manifestaciones, la represión, la corrupción en todos los niveles de los sectores sociales, “los piquetes”, atentados terroristas, el fundamentalismo religioso y otros dramas cotidianos transcurren “en directo” en un infinito carrusel. La escritora Viviane Forrester cuando describe esta situación mundial señala: “Esta indiferencia por las masas de los sacrificados en vida no nos impide sentir algunos minutos de emoción cuando la televisión difunde las imágenes de sus desplazamientos, sus tormentos. Entonces damos rienda suelta a nuestra magnánima indignación, a la generosidad de nuestras emociones, al estremecimiento de nuestro corazón, bajo el cual subyace la discreta satisfacción de no ser sino espectadores. Somos testigos, somos gente informada. Rostros y escenas, multitudes de hambrientos, de deportados, masacres que llegan a nuestros cómodos sillones y sofás, a veces en vivo y en directo, por intermedio de la pantalla, entre dos tandas de avisos publicitarios” 1

Alfredo Carballeda sostiene que una problemática social se construye cuando hay preocupación en la opinión pública por la misma, cuanto está en la agenda de las políticas sociales y cuando es visible y palpable para la sociedad. Viviane Forrester al hablar de la problemática del desempleo y la exclusión afirma: “El desastre ha comenzado, eso es concreto. Su arma principal es la rapidez de su inserción, su habilidad para no provocar inquietud, para aparecer como algo natural que va de suyo. Para convencer a todos de que no hay alternativa. Para no dejarse entrever sino cuando la lógica que podría oponerse a su avance ha sido desactivada y rechazada, e incluso para refutar esa lógica” 2.

En un artículo publicado en Le Monde Diplomatique, París, titulado “Oximoron” en agosto de 2000, el subcomandante Marcos compara al mundo globalizado con una gigantesca pantalla de cine en la que se proyectan simultáneamente numerosas imágenes que suceden en cualquier rincón del planeta, él afirma que no “todos” están ahí, ni sabemos a ciencia cierta quien hace la programación y quien maneja el control remoto. “Y no se debe a que falte espacio en la pantalla, sino que alguien ha seleccionado esas imágenes y no otras” 3.

Los trabajadores sociales estamos insertos y a su vez debemos operar sobre esta realidad. Fuimos formados universitariamente para ello. “El trabajo social no sólo trata de investigar, comprender y explicar los fenómenos sino que interviene sobre éstos en la búsqueda de transformaciones que plantean direccionalidades definidas. Esta característica es la que muestra la mayor singularidad de esta disciplina” 4.

Son tiempos de crisis, y es inevitable que el dolor, sufrimiento y penurias cada vez más generalizado nos atraviese desde lo personal y trascienda las técnicas profesionales aprendidas (como la “disociación instrumental”), identificándonos cada día más con los “otros” y sus problemáticas, viéndonos ya no en relaciones asimétricas sino en espejo.
A. Carballeda afirma: “Nuestra sola presencia en la institución hace visible lo social. ¿O estamos para tapar?”. Nuestras actitudes pueden ser pasivas, continuando inercialmente intervenciones normativas y tendientes a homogeinizar, o creativas, acordes a estos tiempos inciertos y de singularidad. Jorge Huergo dice “Asistimos a un espectáculo. Y todo espectáculo oculta lo inmostrable. Nuestro interés es iniciar una profanación: mostrar lo inmostrable, des-ocultar, des-encubrir ... En este anti-collage intentamos que entre en juego una suerte de “sensibilidad pensante” que llamamos conciencia estética, que -como dice Habermas- pone constantemente en escena un juego dialéctico entre ocultamiento y escándalo público” 5.

Aunque también es digno destacar que en este caos de acontecimientos, algunos hechos marcan el fin de determinados procesos y otros el comienzo. En este juego de extinción-nacimiento es muy difícil en la actualidad ubicar o definir una inserción profesional, dado que nos ha tocado ser testigos, protagonistas, hacedores de realidades nuevas. Las instituciones, las familias, el estado, están sufriendo transformaciones profundas. Hoy ya nada es lo que era, y el devenir es incierto.

La vida cotidiana de la mayoría de las personas, sus luchas por su sobrevivencia, sus dificultades, sus logros y sus fracasos, su “visión” de la realidad, se desarrolla en forma “a-sincrónica” con una realidad fabricada, “virtual”, mediática y transmitida desde los discursos políticos. Ramonet afirma “algo es verdad cuando todos los medios dicen que algo es verdad. Aunque sea mentira. Y una información verdadera puede ser pulverizada si varios medios importantes repiten al unísono que es falsa” 6.

Gran desafío para una intervención “verídica”: aportar verdades, ser verídicos aún cuando esto no sea lo que se pretenda desde las instituciones y esto nos coloca, sin lugar a dudas en un punto de reflexión constante a cerca de la “ética” de la intervención.

REFLEXIONES A CERCA DE LAS CUESTIONES ETICAS DE LA INTERVENCION.

No es posible abordar la temática de la intervención sin considerar el encuadre ético de la misma. Esto toma mayor relevancia si pensamos que la mayoría de los trabajadores sociales desempeñamos nuestras funciones en instituciones y/o organismos públicos (nacionales, provinciales o municipales). Nuestro empleador es el Estado, el Estado implementa las políticas sociales y provee los recursos.
En estos tiempos de crisis y de políticas destructoras del estado, la cuestión es qué actitud adoptamos, con qué mirada observamos la realidad y la institución en la que nos desempeñamos. Se supone que el Estado debe garantizar la salud, educación, justicia, trabajo, vivienda, es decir derechos esenciales de los ciudadanos, y que estos derechos están amparados por la Constitución Nacional. La realidad nos demuestra que esto es en la actualidad una utopía, que derechos básicos y vigentes son borrados de un plumazo por decretos y leyes de emergencia, que por lo general son sancionados para “garantizar” a sectores privados la no pérdida de sus ganancias, aún a costa de la mayoría de los ciudadanos y del bien común.

Paulo Freire dice “hay una relación indudable entre asombro y pregunta, riesgo y existencia. Radicalmente, la existencia humana implica asombro, pregunta y riesgo. Y, por todo esto, implica acción transformación. La burocratización implica la adaptación, por lo tanto, con un mínimo de riesgo, con ningún asombro y sin preguntas” 7. Creo que estos conceptos adquieren vigencia hoy día en que sería prácticamente imposible una actitud “burocrática”, la realidad, la demanda, las instituciones están en permanente cambio que exige de parte nuestra una movilidad y flexibilidad permanente para dar respuestas adecuadas.

También es importante considerar, citando a Isca Salzberger-Wittenberg “lo que necesitamos con el fin de comprender mejor a nuestros entrevistados, no es un dispositivo mecánico que nos ayude a observar y escuchar, sino la capacidad de captar mediante nuestra sensibilidad qué significa ser como esa persona que tenemos delante, esforzándonos por superar las limitaciones impuestas por el hecho de ser distintos y estar separados de ella” 8.

Pensar en la ética de la intervención hace a su vez remontarme a mis inicios en la profesión, época en que uno vislumbraba posibilidades de progreso de una sociedad. Lamentablemente veinte años después el panorama es que no hubo mejoras, las brechas se agravaron, las estadísticas señalan aumento de la pobreza, concentración de la riqueza cada vez en menos sectores y las problemáticas sociales que esto conlleva. Pensar en lo ético es por lo tanto pensar que hoy, más que nunca, nuestra actitud debe ser crítica, cuestionadora, revalorizadora de nuestros roles, denunciante y activa en cuanto a crear nuevos espacios de intervención.

La realidad nos marca que hemos perdido espacios de acción sobre todos en los niveles grupales y comunitarios, muchos de ellos fueron ocupados por un voluntariado o una militancia política que hasta manifiesta equipararse a nuestra profesión (es común en las “manzaneras” su presentación en las instituciones a las que acuden a solucionar problemas barriales como “asistentes sociales”). Espacios perdidos incluso y ocupados por otras profesiones que intentan adueñarse y monopolizar técnicas comunes a varias disciplinas, (por ejemplo la mediación), supeditando la intervención del trabajador social solamente a un rol de mero auxiliar de otras profesiones.

Citando nuevamente a Sonia Severini “somos trabajadores sociales (“trabajadores” en verdad, hoy más que nunca) andando nosotros mismos, por la cornisa que asoma al precipicio de la exclusión”. “Pero qué hacer ante la realidad que nos sopla al oído el canto del escepticismo, de la muerte y de la nada?”. “Con pertinacia, obstinadamente, desde el compromiso que nos cabe como profesionales del trabajo social, asistiendo y resistiendo, reconstruyendo los fragmentos de solidaridad (que los hay), con la conciencia de que somos responsables de nuestros actos, pero también, y fundamentalmente, del mundo en que vivimos” 9.

Como diría el Zarastruta de Nietszche: “allá donde acaba el Estado, empieza el hombre que no es superfluo; allí empieza el canto de los que son necesarios, la melodía única e insustituible” 10. Siguiendo este pensamiento, allí donde la institución no tenga respuestas, muestre su debilidad y su vacío tal vez podamos encontrar un espacio creador por excelencia.

REFLEXIONES SOBRE CUESTIONES METODOLOGICAS DE LA INTERVENCION PROFESIONAL.

Para que haya intervención debe haber una demanda, es importante considerar:

  1. Su origen (institucional o espontánea).

  2. Definirla y encuadrarla (qué se nos pide, para qué).

  3. Una vez definida analizarla a la luz de las competencia e incumbencias profesionales y también desde la perspectiva ética.

  4. Aceptar la intervención o hacer las derivaciones pertinentes en caso de ser necesario.

Aceptada la intervención debe planearse la estrategia del abordaje, la planificación de la intervención, ¿qué técnicas se usarán, cómo, en qué tiempos?.

“Definimos, por lo tanto, la investigación como el proceso metodológico de descubrir, describir, interpretar, explicar y valorar una realidad prediciendo su desarrollo futuro según se intervenga o no”. “La necesidad de investigar puede surgir en nosotros, de otras personas o a pedido de una institución, por un problema dado o como requerimiento de un programa. Es siempre indispensable conocer los motivos de una investigación para poder precisar los términos de la misma (¿qué se busca mediante la investigación?, ¿cuál es el objetivo de investigar?, ¿qué uso se darán a los datos proporcionados por la investigación?, a fin de no hacer preguntas inútiles a la realidad y no dejar de lado, los postulados éticos y principios que guían el quehacer profesional” 11.

Margarita Rozas Pagaza sostiene que la metodología debe ser pensada como “una estrategia flexible, crítica y dialéctica” en contraposición a los métodos clásicos que veían la metodología como un proceso por etapas. También sostiene “denominamos proceso metodológico a la secuencia de tres momentos: inserción, diagnóstico y planificación, que generalmente se dan en la intervención profesional. Esos momentos se pueden recrear en el nivel individual, grupal y comunitario” 12.

Alfredo Carballeda plantea la intervención como un “dispositivo que va a articular lo “real” con lo subjetivo. De esa forma, la intervención se propone como algo que no transforma ni agrega, sino como un dispositivo que “hace ver” aquello que ese otro tiene. Este accionar es planteado como una posibilidad de construcción diferente a la que se presenta dentro del tiempo-espacio de la intervención. No se trata entonces de una acción de sujeción, o de control sino plantear la posibilidad de buscar puertas de salida o de líneas de fuga en relación a estratificaciones sociales opresivas” 13.

Según este mismo autor es necesario tener en cuenta que la intervención no es un episodio “natural”, se desarrolla en un contexto que tiene historicidad y esa historicidad le da significaciones propias, “en definitiva la intervención forma parte de un devenir clínico que hace actuar a ambas partes contractuales. Clínico también porque, a partir de una lectura, análisis o estudio de lo que surge de ella, se pretende generar algún tipo de transformación en relación a la situación que es presentada” 14.

Este punto de vista me parece muy interesante ya que la intervención planteada en estos términos, presenta el desafío de poder lograr modificaciones de concepciones aún arraigadas en las instituciones que intentan asignar a los trabajadores sociales roles en cuanto a estratificar grupos familiares a fin de definir quienes recibirán determinados recursos (en instituciones o servicios sociales proveedores de recursos, por lo general surgidas de políticas asistenciales fragmentadas), normativos o de control de personas o grupos familiares de riesgo (instituciones de abordaje jurídico), auxiliares de otras profesiones (instituciones que cuentan con equipo interdisciplinario).
También la intervención pensada de este modo permite mayor posibilidad de evitar que los sujetos se estereotipen o cronifiquen en su demanda y las instituciones se burocraticen en sus funciones.

Ahora bien, así planteada la intervención profesional es innegable que exige un compromiso desde lo ético y una fundamentación desde lo teórico. A partir de lo cual se podrá lograr que la “mirada” de una problemática desde el trabajo social tenga el mismo reconocimiento que la del médico, psicólogo, sociólogo, o cualquier otro profesional de la institución.
Podría extenderse a mi entender a nuestra intervención y a la de otras profesiones los conceptos de Pierre Bourdieu respecto a la Sociología “La sociología no puede nunca ignorar que la característica específica de su punto de vista es ser un punto de vista sobre un punto de vista.
Ella sólo puede reproducir el punto de vista de su objeto y constituirlo como tal, resituándolo en el espacio social, si adopta ese punto de vista tan singular (y, en un sentido, muy privilegiado) en el cual es necesario ubicarse para ser capaz de tomar (en pensamiento) todos los puntos de vista posibles” 15.

Es nuestra tarea poder desentrañar los “puntos de vista” de los sujetos ante sus problemáticas, “los puntos de vista” de la institución a la que pertenecemos y nuestros puntos de “vista” surgidos desde el abordaje. De toda esta heterogeneidad de opiniones y formas de pensar pueden surgir “puntos de vistas” comunes que permitan encontrar soluciones .“La resolución de problemas, afirma Rogoff, no es una tarea cognitiva “fría” sino que involucra inherentemente la emoción, las relaciones sociales y la estructura social” 16.

Esta visión de la intervención, implica a su vez la inexistencia de posibilidad de que se establezcan relaciones asimétricas de dominio del otro. “Los dominados, como suele notar Bourdieu, están usualmente condenados a dichos dilemas, a elegir entre dos soluciones, las cuales, cada una desde cierta perspectiva, son igualmente malas” 17.

En cuanto a las técnicas de intervención, considero de importancia vital la entrevista (domiciliaria o en sede). También son útiles la incorporación y lectura de los antecedentes (expedientes, historias clínicas, legajos, etc.).

En determinados casos son muy útiles también las entrevistas con profesionales y/o instituciones que han trabajado o intervienen en la actualidad con la problemática. “El uso de las técnicas está orientado por el objetivo de conocer el ámbito espacial y social en el que se desarrolla la intervención profesional. Ese conocimiento está referido, sobre todo, al eje de la intervención formulada como la relación sujeto-necesidad, que se llenará de contenido a través de los datos que se obtengan de la realidad particular y que serán luego analizados para planificar las acciones futuras” 18.

La entrevista con los actores sociales nos permitirá desentrañar la trama de la problemática que los aqueja. Su importancia radica en que permitirá reflejar su “singularidad”, cómo se define el sujeto ante la intervención, cuáles son sus necesidades, sus deseos. Qué sentimientos emergen, qué motivaciones guían sus acciones.

Es importante para una intervención interpretativa la observación no sólo del discurso del “ otro” sino de cómo el sujeto se presenta: “Probablemente no sea un mero accidente histórico que el significado original de la palabra persona sea máscara. Es más bien un reconocimiento del hecho de que, más o menos conscientemente, siempre y por doquier, cada uno de nosotros desempeña un rol... Es en estos roles donde nos conocemos mutuamente; es en estos roles donde nos conocemos a nosotros mismos” 19. Es interesante señalar que esta visión aparece en la literatura clásica. En un texto de Shaskepeare, “El Mercader de Venecia”, un personaje afirma :“¡El mundo! Yo tomo al mundo, Graciano, tal cual es, como un teatro en el que cada uno ha de representar un papel, y el mío es estar triste”.

A. Carballeda plantea que para el proceso de análisis de la intervención es importante contar con elementos interpretativos y uno de las vías de entrada para el análisis de la vida cotidiana de los sujetos “es el de la inserción del sujeto dentro de la vida cotidiana en términos de cultura de presentación” 20.

CONSIDERACIONES A CERCA DE LA ENTREVISTA DOMICILIARIA:

En mi opinión la entrevista domiciliaria (y hago hincapié en la palabra entrevista, dado que se trata de una intervención profesional y es a menudo conceptualizada institucionalmente de manera peyorativa con el concepto de “visita”) es una técnica valiosa en nuestro quehacer, pero no el único medio de intervención, pese a la identificación del trabajo social con ésta.
Se trata de una técnica de mucha riqueza aunque invasiva de la intimidad de las personas. Por lo tanto, su instrumentación debe ser convenientemente evaluada y no debería abusarse de ella. Esto puede traer inconvenientes cuando la intervención está jurídica o administrativamente “ordenada”, pero no deja de ser un tema a reflexionar permanentemente y evitar actuar en forma automática.

Decidida su utilización considero importante definir correctamente el encuadre con los entrevistados. Esto implica presentación del profesional, motivos de intervención, acreditar pertenencia a la institución. En ocasiones es necesario trabajar ciertas ansiedades o resistencias.
También considero importante que, si a partir de la lectura de los antecedentes o si in situ se constata alguna posibilidad de riesgo físico para el profesional habrá que actuar en consecuencia .Hay un pensamiento generalizado que la profesión en sí entraña riesgos y el trabajador social debe tomar esto como algo inherente a su trabajo cuando, en realidad todas las instituciones deberían tomar los recaudos de protección necesarios. También es importante que no caigamos en actitudes de “negación” del riesgo.

En una investigación realizada por el Centro de Estudios de la Federación Judicial Argentina, en la que se analizó la incidencia de enfermedades nerviosas y accidentes de trabajo de trabajadores que realizan tareas en la calle en zonas de riesgo de la Provincia de Buenos Aires, se marca esta situación de falta de protección desde lo institucional, pero a su vez actitudes negadoras de los agentes “Los trabajadores minimizan el peligro de los accidentes, o de alguna manera lo consideran como parte del trabajo...
Podemos señalar que para los Notificadores y oficiales de Justicia hay riesgos que devienen en accidentes. Lo mismo ocurre con la actividad desarrollada por los Asistentes Sociales. El empeoramiento de las condiciones de vida, las altas tasas de desocupación generan fuertes tensiones sociales y familiares. El Asistente Social, el Notificador y el Oficial de Justicia que hace cumplir una orden se convierten en emisarios de malas noticias y por eso son agredidos. Se convierten ellos mismos en víctimas, y sin quererlo en victimarios” 21.

Ingresar al hogar de las personas, es encontrarnos con el escenario que da cuenta de su modo de vida, pautas, hábitos y costumbres, algunas veces condice con su situación social y otras no. Así como los sujetos “se presentan” en su vida cotidiana, su hábitat también tiene características propias “de presentación” interesantes de observar. Por ejemplo, en los casos de patologías mentales, es frecuente encontrar estados de gran desorden, falta de higiene, ventanas sin reparación que dan sensación de encierro, descuido personal y de la casa.

En intervenciones de violencia familiar, son frecuentes las observaciones de roturas de puertas, paredes, electrodomésticos, vidrios, ocurridos durante estos episodios, huellas materiales importantes que dan cuenta de la agresividad existente.
Estas observaciones son acompañadas de relatos que explicitan o describen sus causas “estas son las marcas de los balazos en las paredes”, “El agujero de la puerta lo hizo de una patada”, o “los muebles los rompió a puñetazos”. Muchas veces integrantes de estos grupos familiares en la sede de la institución intentarán sostener un relato que oculte este tipo de hechos o situaciones, que en entrevistas domiciliaras son develados.

Citando nuevamente a Goffman, este autor afirma que toda actuación se realiza en un espacio delimitado, o región. El señala la existencia de una región “anterior” en la que tienen lugar actuaciones regladas por el decoro, la cortesía, “modales” y una región posterior o trasfondo escénico el que puede definirse como “un lugar relativo a una actuación determinada, en el cual la impresión fomentada por la actuación es contradicha a sabiendas como algo natural” 22.

Estos conceptos son aplicables a entrevistas domiciliarias e informes institucionales, en los que como bien describe el autor, los actores intentan mostrar al profesional “lo mejor” de su hábitat y ocultar aquello que consideran que puede ser “cuestionado” por la mirada de éste.

Me ha ocurrido que en intervenciones institucionales, por ejemplo confeccionar un informe institucional de una clínica u hospital psiquiátrico, mientras los funcionarios judiciales mantienen entrevistas con médicos, director o pacientes, hay todo un movimiento de “trastienda” de limpieza, cambios de sábanas, frazadas, etc, cuando uno llega a las habitaciones todo está “demasiado” limpio, ordenado y oliendo a desinfectante.

También es habitual que grupos familiares con experiencias de intervenciones profesionales de “control” o “seguimiento” es decir típicamente normativas, se esfuerzan durante las entrevistas por demostrar un estado de orden, limpieza, cumplimiento de pautas ante el profesional, negación de problemáticas que la familia tiene por “temor” a respuestas “represivas” que ellos piensan que la institución tomaría en caso que el profesional tome conocimiento de las mismas.
Esto lleva a prestar especial atención, a las “disrupciones” que describe Goffman “en otras palabras, debemos estar preparados para ver que la impresión de realidad fomentada por una actuación es algo delicado, frágil, que puede ser destruido por accidentes muy pequeños”. 23 Detectar estos accidentes, plantearlos en la entrevista, pueden centrar la misma en un marco de mayor sinceridad y veracidad.

CONSIDERACIONES RESPECTO AL REGISTRO:

Todos los autores coinciden en la importancia que tiene el registro. Este tiene un aspecto formal innegable, en cuanto a que es un requerimiento de la institución efectuar informes y presentarlos ante el requirente.
Por lo general cada institución tiene modalidades de registro, llamado generalmente “informes socioambientales”, “Historia Social”, etc. Ahora bien, más allá de las cuestiones de forma que por lo general son bastante permanentes o estáticas hay un “contenido” que el profesional maneja o debería manejar sin interferencias. Y este contenido, basado en un accionar científico es el que puede permitir explayarse al trabajador social sobre sus puntos de vista, específicos y distintos a otras profesiones, sobre las realidades que aborda.

Registrar es el momento especial de la intervención en que , con toda una serie de informaciones recogidas ,a veces en un estado caótico en nuestra mente, se comienza a “armar el rompecabezas”, cada pieza suelta empieza a encajar, cada dato, gestos, relatos, actitudes, observaciones propias, antecedentes, comienzan a cobrar sentido puediendo plasmarse todo el trabajo realizado en un informe que da cuenta de las narraciones, análisis e interpretación, de la realidad estudiada. Esta realidad demuestra cada día que es necesario hacer hincapié en los datos cualitativos más que cuantitativos del registro.

A. Carballeda sostiene: “En la actualidad, las poblaciones sobre las que se aplican las políticas sociales dejaron de ser homogéneas, esta circunstancia muestra que por ejemplo, los datos cuantitativos que se utilizan en las historias sociales son cada vez menos relevantes”. “Se hace dificultoso comprender o dar cuenta de los acontecimientos actuales sin incluir la singularidad, es decir lo cualitativo”. “En otras palabras, aparece como necesario aproximarse a nuevas modalidades de comprender y explicar los hechos sociales, en cuanto a impacto de los mismos y sus posibles vías de resolución”. 24 Es así que este autor señala que esto implicaría pensar lo social desde una tradición sociológica compresivista (Weberiana), y a su vez esta visión cambiaría la noción de riesgo por la de vulnerabilidad 25

CONCLUSIONES.

En estos tiempos de individualismo, fragmentación social, de temor ante la inseguridad, de cuestionamientos de las instituciones en general por no dar respuestas adecuadas a las necesidades de la gente, creo importante destacar que no podemos hablar de intervención ideal sino posible.

Tal vez no puedan darse las respuestas esperadas, el diagnóstico al que arribemos en muchas ocasiones implicará el conocimiento de una realidad con una serie de necesidades imposibles de satisfacer sólo desde nuestra intervención. Entonces posiblemente esa sea la esencia de la intervención en esta época de crisis, echar luz desde nuestro accionar de esta imposibilidad de resolución ideal de problemáticas lo que no impide encontrar salidas alternativas o poder tener en claro el contexto que favorece su permanencia e inserción en la sociedad y esto hacerlo ver (mediante registros cada vez con mayor aporte de datos cualitativos) constantemente a la Institución en la que nos desenvolvemos.

Al decir del profesor Carballeda, el recurso más importante del trabajador social es “él mismo”, es decir que pese a las dificultades, las instituciones atiborradas de demandas, el crecimiento de la marginalidad, lo caótico que se presenta el escenario social, todavía podemos centrar nuestra esperanza en ese encuentro personal con los sujetos con los cuales trabajamos. “El trabajo social cuando aborda el tema de las necesidades como un aspecto de su campo problemático para la intervención, debe pensar que el objeto más elevado de la necesidad humana es el otro hombre” 26. Durkheim señala “la personalidad humana es algo sagrado, no se la viola ni se infringen sus límites, mientras que, al mismo tiempo, el mayor bien se encuentra en la comunión con otros” 27.

Por lo tanto podemos creer en esta época de transición en la utilidad de las redes solidarias, las cooperativas, el trabajo comunitario,o intervenciones relativas a la reducción del daño. Tal vez no podamos ayudar a resolver totalmente situaciones pero sí a encontrar alternativas que puedan hacer más humana la vida de personas que a lo mejor sientan que sus vidas ya no son dignas de ser vividas. “Es característico de culturas fragmentadas o en desintegración el ya no proporcionar satisfacción, el haber dejado de “hacer la vida llevadera”. 28

Es en este contexto, tan claramente descripto por V. Forrester, que estamos situados: “Sin embargo, en este sistema sobrenada una pregunta esencial, jamás formulada: “¿es necesario merecer el derecho de vivir?” Una ínfima minoría, provista de poderes excepcionales, propiedades y derechos considerados naturales, posee de oficio ese derecho.
En cambio el resto de la humanidad, para “merecer” el derecho de vivir, debe demostrar que es “útil” para la sociedad es decir, para aquello que la rige y la domina: la economía confundida más que nunca con los negocios, la economía de mercado. Para ella “útil” significa casi siempre “rentable”, es decir que le dé ganancias a las ganancias”. 29

Es nuestra mirada surgida de ese encuentro con el otro la que puede permitir ver con claridad, allí donde lo caótico, vertiginoso u homogéneo quiera confundir o crear “confusos” nuestra presencia pueda permitir “fijar los cristales del calidoscopio”, cristales que están en un continuo movimiento pero que podemos detener un instante desde la intervención, todas las veces que sea necesario para “hacer visible” sus formas, infinitas y singulares. Y esa “singularidad” del otro pueda ser sentida y conocida por ese otro, que seguramente se nos presenta en la vida cotidiana desde la homogeneidad “soy desocupado”, “enfermo mental”, “ madre abandónica”, “mujer golpeada”, “adicto”, “menor en riesgo” Identificado con rótulos que los profesionales de ciencias sociales hemos contribuido a crear. Deambulando de institución en institución en busca de respuestas que no llegan (y tal vez no lleguen)

Instituciones en donde es diagnosticado, registrado, “numerado” en las estadísticas y abordado de un modo profesional e interdisciplinario pero tal vez no muy “verídico” en estos tiempos donde su singularidad debería ser la puerta de entrada de la intervención.

Llegó el momento de aunar esfuerzos por poner la mirada en la lógica que pudo haber favorecido la inserción y creación de estas problemáticas, es la única forma de comenzar a crear con los sujetos posibilidades de desactivación de esta lógica. Porque hay una lógica que las ha instalado, más allá de la voluntad o elección de las personas.

No debemos olvidar el contexto perverso que no sólo favorece su inserción sino que no tiene políticas para su prevención ni para su tratamiento. “Contra ello no hay otra arma que la exatitud y la frialdad de la verificación. La crítica es más espectacular pero menos drástica porque entra en el juego propuesto y acepta sus reglas, les da legitimidad incluso al oponerse a ellas. Resulta así que “desbaratar” es la palabra clave.
Se trata de desbaratar la inmensa y febril partida planetaria cuyos premios nunca se conocen, ni la clase de espectáculo que nos brinda (o quien nos lo brinda) y detrás de la cual se jugaría otra” 30

Esto es muy importante, porque actualmente desde la intervención (no importa la institución desde donde se haga) sobrenada como problema esencial que trasciende y traspasa todo otra problemática la desocupación y esto hace que recobre importancia vital esta frase : “El mérito- mejor dicho, el derecho a la vida- pasa por el deber de trabajar, de estar empleado, que a partir de entonces se vuelve un derecho imprescriptible sin el cual el sistema social sería una vasta empresa de asesinato” 31

Los trabajadores sociales estamos constantemente padeciendo esta realidad con los sujetos que trabajamos, si bien es cierto que al abordar el tema del registro remarqué la importancia de consignar datos cualitativos, sin embargo hay un dato cuantitativo, que no escapa a nuestro accionar y que son las estadísticas oficiales del INDEC de desempleo y pobreza.
Los datos elaborados en dicho organismo, más la información que nosotros podemos recoger en las entrevistas, permiten hacer registros en los que se consigne en forma certera y científica si los grupos familiares con los que intervenimos están bajo la línea de pobreza o de indigencia . Con lo cual podremos verificar situaciones de “vulnerabilidad” o “riesgo” y hacerlas “visibles” ante la institución. 32

Resulta interesante la visión de Gattino-Aquín “La tarea a nuestro criterio, consiste en convertir ese desencanto en fructífero: asumir nuevas identidades en los “otros”, implicará –más tarde o más temprano- asumir que podemos y sabemos hacer y decir con ellos nuevas cosas sobre ellos, al mismo tiempo que podemos lograr resignificaciones acerca de los sujetos con los que trabajamos, en relación a sí mismos y a los otros. Nuestro lugar podría ser “un no lugar” en la intervención en la medida que no seamos capaces de articular nuevas lógicas a las nuestras y hacer florecer desde nuevas raíces discursos y actos diferentes” 33.

Este es el desafío de la intervención en épocas de crisis, la creatividad, la incertidumbre, la conciencia “de que todo nuestro ser está atravesado también por las contradicciones que vemos en los otros”. Conciencia a su vez de que los aspectos importantes a considerar en la intervención, “generan más preguntas que respuestas”. 34 Desde una mirada integradora de estas preguntas, las nuestras y las de los actores, del escenario social, las instituciones, la incertidumbre producida por la impredecibilidad del momento actual, tal vez puedan surgir la posibilidad del encuentro con el otro de “las líneas de fuga” de la intervención posible.

Y en este espacio creador de la intervención podemos hacer nuestras las palabras del escritor Mempo Giardinelli :“ ... a no engañarse, aunque las autoridades y los empresarios, los millonarios y los pragmáticos no lo sepan, o no quieran saberlo, es tarea de los intelectuales darles dimensión humana a nuestras sociedades. A ellos sólo les importa lo concreto; nosotros sabemos de abstracciones.

De ellos se esperan los hechos que prometen y no siempre producen; de nosotros sólo hay que esperar palabras que detonen ideas, torrentes de palabras que son tan necesarias para designar la vida, para celebrar lo que aparenta ser impráctico pero es vital . Como las mariposas , que sólo tienen peso y trascendencia como celebración de lo casi inútil, pero cuya existencia es fundamental porque le ponen contrahorror a la vida”. 35

NOTAS

1 Viviane Forrester, “El Horror Económico”. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, 1997.

2 Op. Cit.

3 Marcos La dignidad Rebelde. Conversaciones con Ignacio Ramonet. Ediciones Le Monde Diplomatique. Buenos Aires. Agosto, 2001.

4 Alfredo Carballeda. “Lo Social de la Intervención”. Revista Escenarios.

5 Jorge Huergo, Notas para un anti-collage. Revista Margen.

6 Ignacio Ramonet; “Una Ecología de la Información”. Revista En Marcha. Febrero, 2002.

7 Citado por Ander – Egg, Esequiel. “Historia del Servicio Social”. Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana. Quito, 1971.

8 Salzberger-Wittenberg, Isca. “La Relación Asistencial”. Amorrortu Editores. Buenos Aires, 1970.

9 Severini, Sonia. Op. Cit.

10 Friedrich Nietzsche, “Así Hablaba Zaratustra”. Editorial Fausto. Buenos Aires. Febrero, 1999.

11 Rozas Pagazas, Margarita. Op. Cit.

12 Op. Cit.

13 Carballeda, Alfredo. “Lo social de la intervención”. Revista Escenarios. Escuela Superior de Trabajo Social.Universidad Nacional de La Plata. La Plata, 1996.

14 OP. Cit.

15 Citado por Javier Auyero en “La Política de los Pobres. Las Prácticas Clientelisticas del Peronismo”. Editorial Manantial. Buenos Aires, 2001.

16 Op. Cit. (Auyero, pag. 188)

17 Op. Cit (Auyero, pag. 190)

18 Rozas Pagaza Op. Cit.

19 Erving Goffman, “La Presentación de la Persona en la Vida Cotidiana”. Amorrortu Editores. Buenos Aires, 1997.

20 Op. Cit. (Carballeda)

21 Salud y Condiciones de Trabajo de los Trabajadores Judiciales Centro de Estudios de la Federación Judicial Argentina. Fundación Judicial Bonaerense. Buenos Aires Marzo de 1999

22 Goffman, Op. Cit. Pág. 123.

23 Goffman, Op.Cit.

24 A. J. M . Carballeda “ Nuevas Formas de la pobreza: Crisis y Administración de Recursos”. Boletín Informativo. Práctica de Trabajo Social.Consejo Profesional de Graduados de Servicio Social.

25 Carballeda. Op. Cit.

26 Pagazza Margarita.Op. Cit


27 Goffman. Op. Cit.

28.Lewis, O. “Antropología de la Pobreza”. Prólogo de Olivier la Farge. Fondo de Cultura Económica.México. Julio de 1975.

29 V. Forrester. Op.Cit.

30 V.Forrester. op. cit.

31 V. Forrester. Op. Cit.

32 En forma semestral el INDEC publica un boletín informativo de pobreza, en el que figura una canasta básica de alimentos y necesidades consideradas esenciales, con los datos que allí figuran y la conformación del grupo familiar con el que trabajemos, más sus ingresos, se puede establecer si dicho grupo está bajo los umbrales de la línea de pobreza o indigencia y a su vez “cuánto” ingreso necesitaría para llegar a los índices para superar dicho umbral.

33 Silvia Gattino Nora Aquin. Las Familias de la Nueva Pobreza. Ed. Espacio. Buenos Aires. Marzo 1999

34 Ob.Cit.

35 Mempo Giardinelli “El país de las Maravillas” Los argentinos en el fin del milenio. El Planeta.BsAs 1998.



* Datos sobre la autora:
* Rosana Goñi.
Email: rosanago@sinectis.com.ar

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