Edición N° 14 - invierno '99
(para el hemisferio sur)

Contrato de Trabajo
Reconocimiento e impacto de su presencia en la ejecución de una política de vivienda por Autoconstrucción y Ayuda Mutua

Por:
Nicolás Rivas
*
(Datos sobre el autor)


Los distintos contextos sociales conforman de manera inacabada el escenario de nuestra intervención laboral en la realidad. Es a partir del señalamiento y la descripción de algunas variaciones y transformaciones de éste escenario que articularé el presente artículo. Para este desarrollo, tomo como horizonte estratégico el proceso de desnaturalización de la intervención profesional y como movimiento táctico la implementación de una política social habitacional en el marco de la ejecución de un programa de autoconstrucción de viviendas.

1) Auge de los Programas de Autoconstrucción y Ayuda Mutua y "Trabajo Social"

El término "Trabajo Social" -en referencia a la disciplina- fue utilizado por primera vez en el año 1959 cuando se crea el Instituto de Servicio Social del Ministerio de Asistencia Social y Salud Pública de la Nación. Según distintos autores, ésta creación hizo eje en la crítica a los planes de estudio vigentes en los cursos de Servicio Social y se centraba en la escasez de actividades prácticas en detrimento de contenidos teóricos y se daba mayor importancia a disciplinas afines al Servicio Social que a las específicas de la disciplina.

Los programas estatales sectoriales vinculados al hábitat adquieren fuerte impacto como política social en ésta etapa denominada "desarrolista" bajo la concepción del estado planificador. También es en ese momento de las décadas del 50 y 60 dónde distintas disciplinas sociales -el Trabajo Social entre ellas- , adquieren nuevos conocimientos y tecnologías y se incorporan desde una renovada posición en el espacio de diseño y ejecución de políticas públicas.

Existen distintos cuestionamientos ideológicos, conceptuales y metodológicos al modelo desarrollista; para éste trabajo sólo haga referencia a aquellos que intentarían priorizar la mirada sobre distintos aspectos históricos-culturales constitutivos de identidad y de la idea de futuro: "...la crítica habitual a la teoría de la modernización fue que recogió como patrón normal de evolución la experiencia de las naciones desarrolladas, lo cual no era trasladable automáticamente al Sur". Al interior de la relación Trabajo Social-Desarrollismo también se encontraban concepcepciones divergentes y ubicadas también en el marco anterior (que, con diferencias, en la actualidad subsisten, se evidencian y se re-elaboran). Algunas son objeto de debate en los espacios académicos, otras todavía no se han constituido como tal. Dentro de éstas últimas podemos ubicar a aquellas que señalaban la necesidad de hacer eje en la identidad cultural, la defensa de los proyectos políticos nacionales y populares de desarrollo y liberación, el valor de la participación ligada al proceso de decisión y la presencia de la solidaridad entendiendo que no hay realización personal sin realización comunitaria. La crítica al "desarrollo de la comunidad" se centraría en la necesidad de desenmascarar la responsabilidad culpógena del subdesarrollo que habilitaba instrucciones, normas y saber superior y, de ésta manera, contribuir al debate sobre las condiciones colectivas de posibilidad de éste desarrollo.

2)Construcciones metodológicas y conceptuales que sustentaron (¿sustentan?) la intervención.

En el "Informe Nacional sobre Desarrollo de Comunidades (1971)" se expresan con claridad los distintos componentes que acompañan la metodología de intervención: "El concepto de `desarrollo de comunidades´ se incorpora al proceso global de desarrollo, como una política para el cambio y una metodología concreta de acción. Este concepto es multidimensional, ya que engloba otros que determinan su esencia y se complementan para definirlo. Estos elementos esenciales son: participación, educación, organización de la comunidad y solidaridad"

Intentando aproximarnos al impacto de lo anterior al interior de los "programas de autoconstrucción" de la etapa desarrollista, podremos encontrarnos con "pautas generales" y " tareas principales" que corresponderían al Trabajo social: pauta general: " los resultados tangibles y materiales -construir y suministrar viviendas- no son un fin en el proceso total del programa, sino un medio para desarrollar las virtualidades latentes..."; las tareas principales comprenderían tres aspectos: "el proceso educativo de los grupos de autoconstrucción, el proceso educativo de las familias y las tareas de consolidación del proyecto..."

Sintetizando lo anterior en términos de intervención, se podría señalar que la misma no se agotaría en el uso y organización del recurso. Junto a éste, al mismo tiempo, se evidenciaría la presencia de otros intereses menos tangibles, en apariencia "naturales", pero sustentados en aspectos normativos y, sobre todo, condicionantes del recurso. De diferentes maneras e invitando al debate, se podría señalar que "...no se trataba sólo de administrar recursos que restablecieran la integración,(se refiere a la fundación del Trabajo Social discutida desde la modernidad), la intervención también se relacionaba con una apuesta a la pedagogía de ese otro que había quedado relegado de la civilización. De ahí que la intervención del Trabajo Social, como en el caso de las otras disciplinas construidas o reconstruidas por la Modernidad, implique una fuerte relación con la pedagogía de los otros, pero tal vez mas rotundamente como una modalidad contractual".

3)Algunos aspectos contextuales de la concepción anterior

Si bien se podría enumerar y describir una vasta cantidad de elementos constitutivos de contexto, me limitaré sólo a señalar aquellos que tienen un impacto más tangible en términos comparativos con el presente.

  • El trabajo como categoría articuladora

    Tomando como referencia a la categoría Trabajo, su proceso de universalización y consolidación en el período de sustitución de importaciones (mediados de siglo aproximadamente) se puede señalar que, al menos en Argentina, tuvo un fuerte protagonismo en todo el período de conformación de la llamada "cuestión social"

    En el momento de mayor auge del Estado de Bienestar, la posibilidad de participar y estar incluido en una comunidad estaba garantizado, por lo general, por la seguridad en el trabajo. De ésta situación surgía mecánicamente la seguridad en el ingreso. Estos ingresos, basados en el derecho laboral, constituían el puente principal para el acceso a derechos sociales más amplias. En otras palabras, el ingreso constituía el elemento esencial que posibilitaba la inclusión social entendida en el acceso a satisfactores necesarios al desarrollo para una vida digna. Y, éste ingreso, estaba dado fundamentalmente por el trabajo. El concepto central se resume teniendo en cuenta que la seguridad en el ingreso no constituía un fin en sí mismo y éste era resultado de uno anterior: la seguridad en el trabajo. Rubén Lo Vuolo afirma que: "El consenso social del Estado de Bienestar se asentaba sobre un acuerdo distributivo que tenía como eje la relación de trabajo." Siguiendo éste pensamiento, los derechos llamados sociales eran un derivado de los derechos laborales.

    De lo anterior, resulta evidente la centralidad del "trabajo" en la organización de la vida cotidiana de los sujetos, incluyendo en ésta organización a las políticas de vivienda por intermedio de la metodología de autoconstrucción. En la bibliografía citada anteriormente "Autoconstrucción y Desarrollo de la Comunidad", se señala que para asegurar "el buen funcionamiento del grupo autoconstructor es necesario que los miembros del mismo tengan una cierta homogeneidad...: modos de vida y pautas culturales similares, problemas e intereses comunes, condiciones económicas semejantes, pertenencia a un mismo gremio, etc".

  • Esquema conceptual de política social

    Si intentásemos rastrear los antecedentes que fundamentaron en términos metodológicos el diseño de políticas sociales en la formación de los Estados-Nación, nos encontraríamos con diferentes modelos de acuerdo a los distintos escenarios políticos-culturales. Al mismo tiempo, se podría distinguir una constante en ésta construcción que Rosanvallon resume de la siguiente manera: "...el Estado providencia superpuso históricamente tres elementos: poblaciones objetivo, conjuntos de reglas y prestaciones adaptadas y cuerpos de trabajadores sociales especializados" . El abanico de distintas propuestas metodológicas en cuanto a la ejecución de políticas sociales estatales sería amplio (focalizadas, restringidas, pero variadas), aunque con pretensiones de no reconocer aspectos singulares de las poblaciones a las cuáles son dirigidas. Aquí podríamos ubicar la típica frase de funcionario burocrático liberal (sin, si quiera, alguna dosis de creatividad) cuando el escaso recursos existente no se adapta a la realidad: "encima que le damos algo, se quejan".

Aclaración: Doy por supuesto como marco general de este artículo -y por eso su ausencia- el señalamiento a las consecuencias económicas, sociales y culturales de la última dictadura militar, la primera transición democrática y la crisis hiperinflacionaria, y el auge -ubicando sus inicios en el golpe de 1976- de las políticas conservadoras -neoliberales para algunos- en el marco de la creciente desocupación y la regresión en la distribución de la riqueza nacional.

4) ¿Y ahora?

  • Trabajo como categoría

    No señalaré las cifras cuantitaivas que den cuenta de la situación del desempleo en la actualidad, ya que todos conocemos estos datos o tenemos conocidos o nosotros mismos, lo estamos padeciendo. Sólo quiero introducir la necesidad de tener presente esta situación en el momento de planificar y ejecutar una política de vivienda por la metodología de Autoconstrucción y Ayuda Mutua.

    ¿Cómo tendremos que direccionar nuestra intervención profesional si nos encontramos con sujetos sin vivienda pero en situaciones laborales muy distintas? ¿Alcanza solamente la ausencia de vivienda en sí misma como matriz organizadadora de un programa de autoconstrucción?

  • Esquema conceptual

    Anteriormente señalé que existiría -como tradición en el Trabajo Social en el campo de los programas de Autoconstrucción y Ayuda Mutua- un sentido de la intervención que privilegiaría la metodología y sus objetivos en contraposición de la construcción de la vivienda. No creo que sea un buen camino por recorrer la discusión sobre lo que estaría primero. La pregunta inicial y desarticuladora que podría guiar esta discusión, estaría orientada al reconocimiento de los "contratos" que realizamos en la intervención y las características constitutivas de los mismos. En este sentido es oportuno el siguiente interrogante: qué sucede cuando algún vecino que está en el Programa de Autoconstrucción de Viviendas nos dice: "no quiero trabajar en grupo; quiero que me den los materiales y yo construyo, y si quieren le doy una mano al que necesite". ¿Condicionamos el recurso a la apuesta de otros objetivos? ¿Tenemos que educar al grupo y a la familia para que trabajen todos juntos?, en definitiva: ¿que características tiene y de que clase es el contrato de intervención que establecemos en el marco de una política social?.

5) A modo de síntesis

La creciente pérdida de centralidad del trabajo como articulador de la vida cotidiana de los sujetos impactaría de variadas formas y sentidos. Estos impactos posicionarían de manera heterogénea a los destinatarios de la política social habitacional –por Autoconstrucción y Ayuda Mutua - y obligarían a tener en cuenta estas situaciones en función de una necesidad creciente de democratizar del escaso recurso material existente.

Existiría una tradición desarrollista en el Trabajo Social vinculado a los programas de Vivienda –y actuaría, también, como posibilitador de "lo esparable" y "el deber ser"- que centraría su intervención en el privilegio de las normas por sobre otros legítimos intereses. El posicionamiento estratégico que parta del necesario reconocimiento de la "desnaturalización" de la intervención, podría constituirse en un camino a recorrer para constituir y construir desde otro lado los contratos de la intervención.




* Datos sobre el autor:
* Nicolás Rivas
Licenciado en Servicio Social. Profesor en la facultad de Ciencias Sociales de la U.B.A. (Universidad Nacional de Buenos Aires).

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