Festival Mundial de la Digna Rabia
SIETE VIENTOS EN LOS CALENDARIOS Y GEOGRAFÍAS DE ABAJO

Por: Subcomandante Marcos
Séptimo Viento: unos muertos dignos y rabiosos.

Buenas noches.

Está con nosotros hoy, de nuestro lado, como lo ha estado desde hace 15 años, el compañero Don Pablo González Casanova.

De su capacidad intelectual, de la brillantez de sus análisis, de su posición del lado de los que luchan no vamos a hablar. Cualquiera que tenga un poco de memoria o la busque en el pasado, lo sabe. Lo sabemos nosotros.

A nosotros, nosotras, las zapatistas y los zapatistas, no ha dejado de asombrarnos su sencillez y modestia para con nosotros. Espero que no se ofenda, pero no parece un intelectual.

Este compañero ha estado con nosotros en las buenas, en las malas y en las peores. Estuvo en la Comisión Nacional de Intermediación (CONAI) que encabezó en su tiempo Don Samuel Ruiz García, y en ella pudo constatar, en vivo y en directo, los desprecios y racismos de los que hizo gala la delegación gubernamental en los llamados Diálogos de San Andrés. También pudo constatar, creo, la firmeza y dignidad de mis compañeros y compañeras mandos que formaron aquella que fue nuestra delegación a esos malogrados, por el gobierno, diálogos.

Se los decimos claramente, para nosotros este hombre es un sabio. Y como tal ha tenido, al menos con nosotros, una humildad y una sencillez que lo identifican más con los sabedores que hay en los pueblos indios, que con los soberbios “especialistas” que, desde la comodidad y privilegio de la academia, juzgan y condenan una realidad a la que siempre han sido ajenos.

A diferencia de muchos “cabezas grandes”, que es como nuestro Comandante Tacho llama a los de grandes ideas, Pablo González Casanova, Don Pablo, como le decimos nosotros, nunca ha pretendido decirnos qué debemos hacer, “tirarnos línea”, o darnos órdenes, o dirigirnos.

Nos ha dicho, en veces personalmente, en veces por escrito, lo que piensa de una u otra cosa. En muchas cosas hemos coincidido y su palabra ha enriquecido nuestro corazón. Ojalá y la nuestra algo le haya servido en su sabiduría.

En otras cosas hemos discrepado y hemos discutido. Y aún ahí nos ha asombrado su sencillez y el sentido del humor, a veces tan ácido como el nuestro, con que encaja críticas y señalamientos, nuestras y de otras, otros.

Tal vez porque una de las cosas en las que coincidimos es que el pensamiento no debe ser uno, solo, único y unánime, y que la crítica, la disidencia y la discusión no significan, las más de la veces, el pasarse al bando contrario.

He dicho antes que Don Pablo es un hombre sabio. Como expliqué hace unos días, la sabiduría, según nosotros los zapatistas, no consiste en una especialización del pensamiento, en saber mucho de una pequeña parte de la realidad. Tampoco, dicho sea de paso, lo es el conocer un poco de todo. Según nuestro pensamiento, la sabiduría consiste en saber leer lo que sigue e interpretar lo que antecede, para entender lo que ocurre. Y así conocer y respetar los mundos que en el mundo son.

Esto, que parece uno de esos juegos de palabras típicos de los zapatistas, es lo que, como contará el Viejo Antonio en el séptimo de los cuentos, nos enseñaron nuestros muertos. Así nos formaron.

No pretendemos decir que esta forma de pensar el mundo y de actuar en él y con él sea la mejor. Probablemente no lo sea. Lo que sí sabemos es que no es la única. Y que, así como nosotros hemos normado nuestros pasos y nuestros tropiezos con ese pensamiento, otros, otras, tienen y tendrán otros pensamientos y, en consecuencia, otros pasos y otros tropiezos.

Salud Don Pablo. Créanos que no le damos un pasamontañas porque nosotros, mejor que nadie, sabemos lo incómodos que han sido y son… y serán. Y sepa que no pocas veces sus palabras y pensamientos se han hecho palabra en nuestros labios y que su corazón, siempre.

Salud compañero neozapatista Don Pablo González Casanova.

En estos días hemos pedido respetuosamente a 3 pensadores, de los que han venido a compartirnos, aquí y en México, su oído y sus palabras, que se sienten entre nosotros para remarcar nuestro llamarlos “compañeros”. Queremos decir que no son los únicos. Hay otros, otras. A veces tímidamente, como pidiendo permiso, a veces con el desparpajo e impertinencia que suele darse entre camaradas de lucha, conocemos, reconocemos y llamamos “compañero”, “compañera”, a pensadoras y pensadores.

Tampoco son los únicos con los que ha habido, o hay, diferencias o francas discrepancias. Les hemos pedido a ellos, y ellos lo aceptaron, que nos ayudaran a dar este mensaje de que el mundo por el que luchamos las zapatistas, los zapatistas, loas zapatistoas, no es uno, único e indivisible. Que no es una la verdad, sino muchas. Y que, a pesar de todos y todas, nunca hemos descartado la posibilidad de estar equivocados en una cosa, en varias o en todas.

No estamos en territorio del EZLN. Iba a decir que no estamos en territorio zapatista, pero después de constatar este nuevo y gran esfuerzo de las compañeras y compañeros del CIDECI no estoy seguro de no estar en territorio zapatista. Gracias para estos compañeros y compañeras. Ojalá y el Doctor Raymundo pueda trasmitirles a todos y todas quienes trabajan aquí, esto que sentimos.


No estamos en territorio del EZLN, decía. El CIDECI nos ha ofrecido, generosa e incondicionalmente, este espacio para las actividades, así como los compañeros y compañeras del Frente Popular Francisco Villa Independiente-UNOPII y los compañeros y compañeras de la Asociación de Charros Los Reyes de Iztapalapa, a quienes nosotros llamamos “los otros charros” para diferenciarlos de los líderes corruptos que padecen los movimientos obrero y campesino, nos proporcionaron con la misma generosidad e incondicionalidad, y a quienes les manifestamos nuestra gratitud y reconocimiento.

En el calendario que nos convocó, no hay que olvidar la geografía en que nuestras rabias se encontraron: gracias Lienzo Charro de Iztapalapa, gracias CIDECI.

Ustedes han sido nuestros invitados, invitadas e invitadoas. Y en este Festival, a su vez, nosotros hemos sido huéspedes en el Lienzo y del CIDECI. Como tales, como huéspedes, debemos a quien nos recibe y atiende, no sólo agradecimiento y admiración, también y sobre todo respeto. Y por lo mismo no pudimos ni debimos hacer como si estuviéramos en nuestra cancha.

Uno de los espíritus que anima a la Sexta Declaración y a la Otra Campaña es el respeto a los “modos” de cada lucha en su territorio. Cuando salimos, en nuestros recorridos, a los lugares que llegamos no lo hicimos para criticar o juzgar a quien no sólo nos daba techo y comida, también la medicina de su lucha. Ofrecimos respeto y lo hemos cumplido.

Y también lo hemos recibido de nuestros compañeros y compañeras de La Otra. Quienes de ustedes estuvieron en la caravana y quienes nos acompañaron cuando los días más ominosos de la represión en Atenco, saben que se nos gritó y agredió en actos públicos y en reuniones, incluso en movimientos de nuestra delegación dentro de la Ciudad de México, por parte del movimiento lopezobradorista. Y saben que el “modo” en el que se nos hacían críticas y señalamientos por parte de compañeros y compañeras no siempre fue comedido, sino no pocas veces áspero y ácido, y algunas, las menos, como franca provocación.

Anoche el Comandante Zebedeo le contaba a un compañero sobre las agresiones de lopezobradoristas (a él y a la Comandanta Miriam les toco vivir personalmente algunas) y las diferenciaba de los “modos” de criticar de los compañeros y compañeras de la Otra Campaña. Le decía que los zapatistas, las zapatistas, tenemos la piel dura. No sólo por los 15 años de guerra de resistencia, también, y sobre todo, por más de 500 años de guerra de olvido. Le decía que escuchábamos todo lo que nos decían y que, dentro nuestro, se quedaba lo bueno en nuestro corazón, y lo demás se salía por el otro oído.

Como si las heridas recibidas en todo este tiempo hubieran cicatrizado y nos hubieran engrosado la piel haciéndola correosa, dura, resistente. Y sí, si hemos resistido 500 años de intentos de dominación y aniquilamiento, si hemos resistido 25 años en las montañas, si hemos resistido 15 años de asedio militar, no vemos por qué no podríamos resistir los gritos histéricos, las calumnias, las mentiras, las descalificaciones y los vetos periodísticos del “lopezobradorismo”.

Y, muy diferentes, son las que nos han hecho, hacen y harán nuestros compañeros y compañeras de la Otra en México y en el mundo.

Porque resulta que con la Sexta Declaración no los convocamos a seguirnos o a obedecernos, o a ser como nosotros, o a importar nuestros “modos”, o a subordinar sus luchas, proyectos, sueños, a los nuestros.

Los convocamos a conocernos y a conocerse entre sí, a saber que no estamos ni están solos, solas, soloas, a respetarnos, a echar trato para apoyarse, para que el silencio frente a nuestros dolores no fuera unánime, los invitamos a ser otros, otras, otroas.

No coincidimos con algunos de ellos, ellas, elloas… bueno, con varios… bueno, con muchos… bueno, en realidad no coincidimos con ninguno. Porque si así fuera, dejaríamos de ser EZLN y nos haríamos parte de ellos. Pero los reconocemos como de este lado y, creemos, ellas, ellos, elloas, también nos reconocen.

Y estamos muy orgullosos y admirados de que sean nuestros compañeros, compañeras y compañeroas.

Y tenemos esta ventaja, o desventaja, según, quienes estamos con la Sexta. A saber, que hay un lugar, un trabajo, un espacio, una lucha, donde se puede confrontar si lo que se dice es lo que se hace.

En estos días, y también a lo largo de estos 15 años, lo que hemos dicho sobre nosotros, nosotras mismas se puede corroborar. Todavía, tal vez no por mucho tiempo más, se puede ir a las comunidades indígenas zapatistas (si lo hacen, pidan permiso primero en la Junta de Buen Gobierno, es nuestro modo) y ver si es cierto que hay mujeres en los cargos o como educadoras o como promotoras de salud o como responsables locales y regionales. Como Comandantas tal vez no es necesario, porque a menos que se trate de un efecto virtual conseguido con rayos láser o a que comandantes varones hayan repetido la maravillosa transformación que Krishna nos enseñó ayer, algunas de las Comandantas están aquí.

Ir y ver si es cierto que hay escuelas y clínicas de salud, si las Juntas de Buen Gobierno realmente buscan el acuerdo entre las partes cuando hay conflictos y disputas, si es cierto que los maestros y maestras que les dan clases a la Lupita y a la Toñita se formaron en los sistemas de educación autónoma. En fin, se puede ver si hacemos lo que decimos.

Y lo mismo pasa con nuestros compañeros, compañeras y compañeroas de la Otra. Se puede ir al local de Brigada Callejera y constatar si hacen lo que ayer nos dijeron; se puede ir a los pequeños locales donde trabajan, ellos sí en condiciones heroicas, quienes hacen comunicación alternativa, o dicen tener mesas de información, u organizar colonos, campesinos, trabajadores de la ciudad, pueblos indios, o pintar, o cantar, o lo que cada quien dice que hace.

Hace algún tiempo, antes de venir a morir y nacer en estas montañas del sureste mexicano, estuve en la Universidad Nacional Autónoma de México y varias veces estuve en el auditorio de la Facultad de Filosofía y Letras, en el auditorio conocido como “El Che”. Entonces eran la rectoría y sus autoridades administrativas quienes se encargaban de “El Che”. No les miento, aquello era un muladar. Y un muladar descuidado, porque hay muladares atendidos.

Tiempo después, siendo ya quienes somos, como parte de nuestro recorrido de la Otra Campaña tuve la oportunidad de estar en dos ocasiones en el Che. La una sin conocer el tamaño de la disputa. La otra, conociéndolo y tomando posición. Tampoco ahora les miento: estaba impecable, limpio, ordenado, funcionando. Lo único que le faltaba eran las butacas que, creo, fueron quitadas precisamente por Rectoría. Se impartían ahí varios talleres, había un comedor, lamentablemente vegetariano para quienes somos carnívoros y taqueros sin salvación alguna. Había trabajo, lucha, vida. El Che no era el edificio gris que sólo se abría para cine clubes, asambleas y, muy escasos, actos culturales.

Tal vez, es un supositorio, los compañeros y compañeras del Okupache sólo lo limpiaron y arreglaron porque yo iba a ir y montaron una escenografía para aparentar que hacen lo que dicen. No lo creo. Creemos que sí es cierto que hacen lo que dicen, pero, en todo caso, es algo que ustedes pueden constatar visitando el local de estos nuestros compañeros y compañeras del Okupache. Seguramente, lo hemos constatado, tienen “modos” y posiciones que no compartimos. Y seguramente hay otros y otras, compañeros o no, que piensan lo contrario o tienen una imagen diametralmente opuesta a la que nosotros vimos. Está bien, ésa es la Universidad Nacional Autónoma de México. Y tiene razón quien dice que es a esa colectividad universitaria, es decir, universal, a quien le corresponde discutir, analizar, disentir, tomar posición, decidir. Y creemos que tal vez se podrá hacer sin gritos y sin descalificaciones fáciles, pero también sin amenazas de desalojo ni enfrentamientos. En fin, ahí lo vean. Pero no lo duden siquiera, nosotros estaremos del lado de nuestros compañeros y compañeras, del lado del agredido, como lo estuvimos aquí hace unos días.

Los partidos políticos de arriba pueden decir una cosa y hacer lo contrario. Uno puede constatar esto en cualquier lugar donde tienen el poder. Y es porque su criterio de congruencia es otro. Para ellos es la cantidad que pueden movilizar, sin importar los métodos a los que recurran, en una votación o en una movilización lo que les da el termómetro de si van bien o mal o regular.

Nosotras, nosotros, tenemos otro criterio: vamos bien si lo que decimos coincide con lo que hacemos, sea bueno o malo para los otros.

Dos personas a quienes queremos y respetamos, tal vez a su pesar, nos preguntan de qué le sirve al movimiento zapatista que Marcos descalifique al movimiento lopezobradorista, otra que por qué siempre que comparezco antes los medios lo hago, entre otras cosas, para denostar a AMLO.

Bueno, yo no estoy compareciendo ante los medios, ese tiempo ya pasó hace mucho. Nosotros estamos hablando y escuchando con nuestros compañeros, compañeras y compañeroas de la Otra en México y el mundo, y escuchando la palabra de personas que luchan y piensan en varios rincones del planeta.

Quisiera que me concedieran algo de tiempo para explicarles cómo estamos organizados en nuestro trabajo de CCRI-CG del EZLN. Miren, aquí en el EZLN convergen varios pueblos indios: tzeltales, tzotziles, tojolabales, choles, zoques, mames y mestizos.

Estos pueblos tienen comunidades indígenas que forman zonas. Cada zona tiene una estructura organizativa, ahora paralela a la de autoridad autónoma. Y en cada estructura de zona hay un mando colectivo organizativo. Cuando digo “mando colectivo organizativo” no sólo digo que es un colectivo, también digo que no es militar. Este mando de zona es lo que llamamos CCRI de zona. Y cada zona tiene su “modo”. Los tzotziles, los tzeltales, los tojolabales, los choles, los zoques, los mames y los mestizos tienen sus propios problemas y sus “modos” propios de enfrentarlos o resolverlos. El EZLN se encarga entonces de ser como el puente de enlace, el va y viene, entre las zonas. Cuando el EZLN como tal va a hacer algo debe tener el acuerdo de todas las zonas. Cuando una zona va a hacer algo, debe comunicarlo a las demás zonas, vía el EZLN, para que sepan y vean en qué se puede apoyar.

Además de eso, al EZLN le toca representar a todas las zonas como un todo frente al exterior, es decir, frente a los que no son zapatistas. Aunque es una Comandanta en Los Altos, Hortensia no habla ante ustedes de los Altos, por su voz habla la voz del EZLN. Y lo que cuenta de las mujeres no es sólo lo que pasa en Los Altos, sino la tendencia que ella saca de todas las comunidades zapatistas. Lo mismo es cuando hablo yo o el Teniente Coronel Moisés o Comandante Zebedeo o Comandante David o cualquiera de quienes son del CCRI-Comandancia General.

Entonces, cuando Marcos o cualquiera de nosotros habla en público como en esta ocasión, lo hace como EZLN, no a título personal.

Nosotros pensamos que cada quien debe hacerse responsable de lo que dice y hace, como individuo y como colectivo. Creo que el EZLN se ha hecho responsable siempre de lo que dice y hace, y que pone la vida en ello. La vida individual y la vida colectiva.

Entonces, ¿de qué le sirve a un movimiento decir lo que piensa y siente? Bueno, nosotros nos alzamos en armas también para eso, para recuperar nuestra palabra, para poder decir nosotros mismos lo que pensamos y sentimos.

Que nos digan quienes de nuestros “aliados” son perseguidores, discriminadores y asesinos de indígenas. Nosotros sí les hemos dicho quienes de sus dirigentes y “aliados” sí lo son. Quienes persiguen, hostigan y les cortan el agua a nuestros compañeros zapatistas de Zinacantán son los de la CND lopezobradorista. Quienes nos agreden dentro y fuera de nuestro territorio son simpatizantes de AMLO, claro además del gobierno federal estatal, municipal, los medios de comunicación (ahora todos), el ejército, la policía estatal, la AFI, el CISEN, la CIA y amigos que los acompañan.

Quienes metieron a los compañeros zapatistas desalojados de Montes Azules primero en un prostíbulo abandonado y luego en una bodega fueron lopezobradoristas. Funcionarios del gobierno del DF y miembros del movimiento de AMLO se trasladaron a Chiapas para “operar”, al lado del gobierno que AMLO apoyó para llegar al poder, el desalojo. Dije en una bodega. Los indígenas siempre han señalado que los dominadores nos tratan como animales. Ellos fueron más allá, nos trataron como cosas, como bultos. Ni los animales se meten a una bodega. Y como éstos hay más ejemplos, que hemos denunciado una y otra vez.

Yo sé que puede ser una vía de escape o un consuelo decir o decirse que es una onda de Marcos y que las bases zapatistas mueren de ganas por ser acarreadas a algún acto de AMLO, o que arden de deseos por hacer proselitismo para las próximas elecciones.

Pero no. Éste es el Festival de la Digna Rabia y, como todos, todas y todoas, hemos venido aquí a expresar nuestra rabia. No la rabia de Marcos, o Moisés, u Hortensia, o Zebedeo, o David. No, la rabia de las comunidades zapatistas que ya no son sólo agredidas por los malos gobiernos, también por quienes se dicen de izquierda y progresistas.

Y cuando hablamos sólo expresamos nuestra rabia. Si escucharan la rabia de los demás que no son del EZLN, la que cultivaron también con agresiones y persecuciones, tal vez entenderían algunas cosas.

Por otro lado, ¿Por qué no se le pregunta a AMLO la razón por la cual prefirió aliarse con perseguidores y asesinos de indígenas en general e indígenas zapatistas en particular?

¿Quién de ustedes vino acá a decirnos “compañeros, los vamos a madrear pero es por un proyecto alternativo de Nación, aguanten vara y no hagan bulla porque es por el bien de la Patria. Ustedes esperen mientras nosotros salvamos a la Nación”?

Y, ¿de qué le sirvió al movimiento lopezobradorista aliarse con los Nuñez, los Montreal, los Muñoz Ledo, los Sabines, los Albores, los Kanter, los Iruegas, los ex funcionarios indígenas de Fox, los que votaron en contra de los Acuerdo de San Andrés “para demostrar vocación de gobierno”, los que persiguen ambulantes, jóvenes, trabajador@s sexuales, trabajadores, campesinos, indígenas, los que, en los lugares donde son gobierno, desalojan, despojan, reprimen, explotan, discriminan, cortejan al poderoso y entregan riquezas naturales al extranjero?

Y, ¿de qué le sirvió al movimiento lopezobradorista, en lugar de responder con argumentos a nuestras críticas, el calumniarnos, tergiversarnos, mentir descaradamente, agredirnos verbalmente en nuestros actos, cerrarnos las páginas, editar su historia?

¿De qué le sirve al movimiento lopezobradorista decir una y otra vez que es el único que está luchando en este país, que es el único que se opone a Calderón, que tiene a “los mejores escritores y artistas” de su lado y que ninguna otra organización puede decir lo mismo? ¿De qué les sirve esa soberbia frente a los humildes y los de abajo?

¿De qué le sirve al movimiento lopezobradorista no vernos ni oírnos, ni ver ni oír a los muertos y muertas que son su responsabilidad?

Pueden decir que eso no es AMLO. Sí lo es. Lo ha sido siempre, y no lo ve quien no lo quiere ver. Y un dirigente debe hacerse responsable de lo que dicen y hacen él y su movimiento. Y los miembros de un movimiento también.

Así como los indígenas zapatistas se hacen responsables de ser indígenas y de ser zapatistas y por hacerse responsables de eso es que los desalojan, los hostigan y los atacan.

Hace unos meses llegó en nuestras tierras una caravana internacional para mostrar su apoyo a las comunidades zapatistas frente a las incursiones militares. Según recuerdo, venían de Grecia, Italia, Francia y del Estado Español, entre otros países del mundo. Nos llamó la atención que no viniera ningún vasco o vasca. Probablemente, pensamos, no se apuntaron o en la lista no los habían incluido. Fue el Teniente Coronel Insurgente Moisés, encargado de la Comisión Intergaláctica, a ver y, en efecto, venían vascos y vascas pero, dijeron palabras más, palabras menos, “que se habían apuntado junto con los españoles para no dar problemas”. Nosotros les dijimos que no nos habíamos peleado con medio mundo por hacer público nuestro reconocimiento al derecho de los vascos a su independencia, para luego terminar metiéndolos dentro de los españoles “para no tener problemas”. Que nos peleamos con medio mundo para poder decir: ¡Gora Euzkera! ¡Gora Euzkal Herria!

Si nos hicimos responsables de nuestro alzamiento, si nos hicimos responsables de nuestra palabra, si para ello desafiamos la fuerza del gobierno y sus ejércitos y policías, si nos hicimos responsables de nuestros muertos, no veo por qué no habríamos de hacernos responsables de nuestra rabia.


Compañeras y compañeros:

Esta madrugada con un pequeño grupo y esta tarde con toda la delegación nos hemos reunido las compañeras y compañeros para decidir cuál debe ser el mensaje principal de esta intervención.

Muchas y buenas palabras hemos escuchado en estos días aquí en San Cristóbal y antes en la Ciudad de México. Claro, también escuchamos algunas barbaridades.

Casi todas se han referido a la crisis mundial y nacional, y a los tiempos ominosos que se avecinan. Ha habido preocupación sincera. Pero también ha habido alegría. Como si cada uno, una, unoa, en individual y en colectivo, supiera que tiene algo con lo que hacer frente a esos temores y horrores. Como si no hubiéramos dejado de tener miedo y pena, pero éstos fueran diferentes. Como si tomáramos ese miedo y esa pena y las controláramos, les diéramos rumbo, destino. Como si de por sí pudiéramos hacer como nos platicaron Mariana, Italia y Norma. Como si supiéramos que va a pasar lo que va a pasar.

Algunos de quienes han expuesto en este Festival, en sus puestos o en sus intervenciones, han mostrado su preocupación por quién, o cómo, o con qué se va a dirigir ese movimiento. Se aventuran estructuras, modos, formas, para ese gran movimiento que seguro habrá de levantarse aún frente a lo más oscuro y perverso. Como seguro se levantará el pueblo Palestino frente al crimen que hoy se comete en sus tierras y contra su gente.

Como zapatistas que somos, pues claro les digo que tenemos mucho contento que las dudas y preguntas que los desvelan y develan ya no son del tipo “¿Será que se puede hacer algo?”, “¿Será que va a pasar algo?”

Ustedes y nosotros hemos visto y sentido esa rabia acumulada.

Pero a nosotros no nos preocupa quién, o cómo, o con qué se va a dirigir esa rabia. Tampoco con qué paso, velocidad, ritmo y compañía. No nos preocupa la velocidad del sueño.

Nosotros hemos aprendido a confiar en la gente, en el pueblo, en nuestro pueblo. Sabemos ya que no necesitan quién los dirija, que se dotan de sus propias estructuras para luchar y para triunfar. Que toman en sus manos sus propios destinos, y que lo hacen mejor que los gobiernos que se imponen desde fuera.

No, a nosotros no nos preocupa la dirección del movimiento. Escuchando ahora al compañero Carlos González, del Congreso Nacional Indígena, vemos que tenemos la misma inquietud.

A nosotros nos preocupa el rumbo y el destino. Nos preocupa lo que nos defina, el modo. Nos preocupa que el mundo que vaya a parir nuestra rabia se parezca al que hoy padecemos.

Permítanos contarles: El EZLN tuvo la tentación de la hegemonía y la homogeneidad. No sólo después del alzamiento, también antes. Hubo la tentación de imponer modos e identidades. De que el zapatismo fuera la única verdad. Y fueron los pueblos los que lo impidieron primero, y luego nos enseñaron que no es así, que no es por ahí. Que no podíamos suplir un dominio con otro y que debíamos convencer y no vencer a quienes eran y son como nosotros pero no son nosotros. Nos enseñaron que hay muchos mundos y que es posible y necesario el respeto mutuo.

Y no nos referimos al respeto que se nos exige que tengamos frente a quienes nos agreden, sino a quienes tienen otros modos pero el mismo empeño de libertad, de justicia, de democracia.

Y entonces lo que queremos decirles es que esta pluralidad tan la misma en la rabia, y tan diferente en sentirla, es el rumbo y el destino que nosotros queremos y les proponemos.

Porque unos pueden hacer declaraciones en contra de los partidos y organizaciones que, dicen, quieren hegemonizar y homogeneizar la Otra Campaña, y a la hora que se critica o se disiente de lo que hacen, entonces sacan los gritos y las descalificaciones.

No todos somos zapatistas (cosa que en algunos casos celebramos). Tampoco somos todos comunistas, socialistas, anarquistas, libertarios, punks, skatos, darks, y como cada quien nombre su diferencia.

Debe haber una palabra para lo que queremos decirles. Y se nos ha ocurrido que bien puede servir la que usó el compañero Jean Robert ayer: “proporcionalidad”.

Los zapatistas, las zapatistas, no nos propusimos con la Sexta Declaración organizar y dirigir a todo México, mucho menos a todo el mundo. En ella nosotros decimos: aquí estamos, esto somos, esto queremos y así pensamos que hay que hacerlo. Y en ella reconocemos nuestros límites, nuestras posibilidades, nuestra proporcionalidad.

En la Sexta no decimos que todos los pueblos indios se entren al EZLN, ni decimos que vamos a dirigir obreros, estudiantes, campesinos, jóvenes, mujeres, otros, otras, otroas. Decimos que cada quien tiene su espacio, su historia, su lucha, su sueño, su proporcionalidad. Y decimos que entonces echemos trato para luchar juntos por el todo y por lo de cada quien y cada cual. Por echar trato entre nuestras respectivas proporcionalidades y el país que resulte, el mundo que se logre esté formado por los sueños de todos y cada uno de los desposeídos.

Que ese mundo sea tan abigarrado, que no quepan las pesadillas que vivimos ninguno, ninguna, ningunoa, de abajo.

Nos preocupa que en ese mundo parido por tanta lucha y tanta rabia se siga viendo a la mujer con todas las variantes de desprecio que la sociedad patriarcal ha impuesto; que se siga viendo como raros o enfermos o enfermoas y raroas a las diversas preferencias sexuales; que se siga asumiendo que la juventud debe ser domesticada, es decir, obligada a “madurar”; que los indígenas sigamos siendo despreciados y humillados o, en el mejor de los casos, enfrentados como los buenos salvajes a los que hay que civilizar.

Vaya, nos preocupa que ese nuevo mundo no vaya a ser un clon del actual, o un transgénico o una fotocopia del que hoy nos horroriza y repudiamos. Nos preocupa, pues, que en ese mundo no haya democracia, ni justicia, ni libertad.

Entonces les queremos decir, pedir, que no hagamos de nuestra fuerza una debilidad. El ser tantos y tan diferentes nos permitirá sobrevivir a la catástrofe que se avecina, y nos permitirá levantar algo nuevo. Les queremos decir, pedir, que eso nuevo sea también diferente.

Éste es el mensaje que queríamos pasarles. Ésta es nuestra palabra.

Muchas gracias a todos, todas y todoas quienes nos hablaron y escucharon y, así, nos contagiaron y se contagiaron de la digna rabia.

¡Libertad y Justicia para Atenco! ¡Libertad, Justicia y Presentación de Presos, presas y desparecidos políticos!

Por los hombres, mujeres, niños y ancianos de
Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Subcomandante Insurgente Marcos.
México, 5 de enero del 2009.

P.D.- Siete cuentos para Nadie.

Cuento 7: “Cuenta el Viejo Antonio…”

Una madrugada fría, helada y silenciosa nos encuentra despiertos, como hace 15 años. Y como hace 25, el Viejo Antonio dibuja una lucecita entre las sombras que somos, al encender su cigarrillo hecho con doblador. Callamos. Nadie dice nada. Espera. El Viejo Antonio convoca entonces la tibieza de la palabra, la que alivia, la que consuela, la que da esperanza.

“Decían los más viejos de nuestros viejos, nuestros sabedores más anteriores, que los dioses más primeros, los que nacieron el mundo, parecía que lo habían hecho sin orden alguno. Que nomás habían ido aventando los pedazos hechos ónde quiera. Que el mundo creado no era uno, sino que eran muchos y muy otros cada uno. O sea que, como dicen ustedes, había muchas geografías.

Y cuentan nuestros sabedores que entonces se reunieron los tiempos, que sea el pasado, el presente y el futuro, y fueron a protestarlos a los dioses. “Así nomás no se puede. Que sea que no podemos hacer nuestro trabajo con ese desmadre de mundos que hay. Quiere que va a haber uno solo, para que los tiempos podamos caminar nuestro paso por un solo camino.” Así dijeron los tiempos estos. Entonces los dioses lo escucharon lo que dijeron el pasado, el presente y el futuro y dijeron: “Ta bueno, ahí lo vamos a ver”. Se reunieron entonces los dioses primeros, los que nacieron el mundo, y a saber lo que hablaron, pero sí se sabe que tardaron. Ya más después los primeros dioses los llamaron a los tiempos y así les dijeron: “Ya estuvimos pensando sus palabras que sacaron y queremos decirles que no está bueno su pensamiento”. Los tiempos empezaron a murmurar, que uta magre, que la chinga es pa´ nosotros porque no somos dioses, que esto y que lo otro.
Los dioses les dijeron que esperan, que todavía no han terminado de decirlo su palabra. “Ta bueno”, dijeron los tiempos y esperaron lo que seguía. Entonces los dioses más primeros les explicaron que iba a llegar el tiempo en que el Mandón iba a querer dominar todo el mundo y esclavizar todo lo que el mundo tenía, que iba a destruir y a matar. Que mucha y grande era la fuerza del Mandón y que en el mundo no iba a haber entonces una fuerza igual. Que la única forma de resistir y de luchar contra el Mandón era siendo muchos y diferentes, para que así el Mandón no agarra el modo de uno nomás y los derrota a todos. Que los dioses entendían que era mucha chinga para los tiempos el hacerse muchos y diferentes para hacer su trabajo y su paso en cada uno de los mundos que el mundo tenía, pero que ni modos, que así había llegado.
Y les dijeron que entonces no iba a haber un tiempo parejo para todos los mundos que había en el mundo, sino que iba a haber muchos tiempos. O sea que, como dicen ustedes, muchos calendarios. Y los dioses más primeros les dijeron a los tiempos: va a haber en cada uno de esos muchos mundos que forman el mundo unos o unas, según, que van a saber leer la mapa y los calendarios. Y que va a llegar el tiempo en que el pasado, el presente y el futuro se van juntar y entonces ya todos los mundos lo van a derrotar al Mandón. Así dijeron los dioses más primeros. Y los tiempos, nomás por mulas porque ya sabían la respuesta, preguntaron si cuando ya lo derrotan al Mandón entonces sí ya se van a juntar los mundos en uno solo. Y los dioses más primeros les dijeron que eso lo van a ver los hombres y mujeres de esos tiempos, que ahí lo van a ver si el ser diferentes los hace débiles o los hace fuertes para resistir y derrotar a los Mandones que van a seguir llegando”.

Se fue el Viejo Antonio. Seguía haciendo frío, pero una lucecita quedó, como para que la sombra no estuviera sola.

Tan-tan.

Muchas gracias compañeros y compañeras y compañeroas.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Enero 5 del 2009.